Teach me more (Dear Teacher)
Había un sinfín de cosas que Oh Sehun había planeado para su nuevo puesto de profesor. Sabía que no sería tan difícil de tratar con los alumnos de secundaria puesto que él era uno de los profesores más nuevos y jóvenes que la escuela había reclutado.
Sería fácil, pero él, como la persona precavida y dedica que era, hizo un organigrama con todo lo que pensaba hacer en sus clases con aquellos pequeños alumnos. Sehun se había creado una imagen mental de unos pequeños niños llenos de ternura y bien portados.
Lo habían recibido con sonrisas alegres, con susurros de las niñas diciendo oh Dios mío, el profesor Oh está buenísimo y él sonreía porque estaba realmente feliz. Los niños eran tranquilos y, además, él ya tenía un grupo de fans.
Era divertido. Toda esta situación le parecía divertido.
En su clase de historia coreana estaba un pequeño alumno; cuerpo menudito, ojos inocentes, rostro con facciones delicadas, como si hubiese sido cincelada por manos de Dioses. El niño era realmente bonito, todos lo notaba y Sehun no había sido la excepción.
Luhan. Ese era su nombre. Luhan siempre corría a buscar a Sehun cada vez que tenía dudas sobre cosas que quedaban sueltas durante las clases y Sehun, como el bueno profesor que era, le explicaba con parsimonia.
De las simples sonrisas, surgieron pláticas de horas y horas. De esas pláticas, los encuentros fuera y dentro de la escuela aumentaron y, entonces, ocurrió lo impensable. Sehun deseaba de una manera tan carnal a su alumno que al tenerlo cerca le había sido imposible mantenerse calmado. Así que lo besó.
—Profesor Oh —chilló —. Eso no está bien —protesto aún sorprendido.
— ¿Te gusto, Luhan? —preguntó, observando cada centímetro de piel expuesta del otro —. Tu respuesta es muy importante.
Sehun no sabía que mal había hecho en su vida pasada para que él estuviese en vuelto en esa situación. ¿Cuándo se había vuelto un pedófilo?, Luhan tan sólo tenía catorce años y él, en cambio, pasaba de los veinte.
—Me gustas mucho —confirmó. La convivencia que había tenido con Sehun día con día había resultado de esta manera. Con los momentos vividos, las pláticas por teléfonos y las salidas a parque de diversiones hicieron que, inevitablemente, se enamorara de su profesor. Porque sí, lo que Luhan sentía era amor —, pero está mal.
—Lo sé —susurró, acercándose más y más a Luhan —, pero no voy a lamentarlo si eres tú.
Luhan sonrió, y enredó sus pequeños y delgados dedos las hebras del cabello de su querido profesor.
El beso inició tanto como las caricias para luego pasar y convertirse en deseo y lujuria. El cuerpo de Luhan fue marcado por besos y chupetones que él repartía en cada centímetro de piel, y sus manos traviesas viajaban del bulto en los pantalones de su alumno a su entrada, donde hacía presión y el resultado lo ponía más caliente.
Toda prenda fue deshecha casi al instante y cuerpo con cuerpo habían quedado vistos. Los ojos lujuriosos de Luhan recorrieron todo el esculpido cuerpo de su profesor, devorándolo con los ojos y deseando, como jamás lo había deseado, tener ese miembro dentro de él.
Besó, lamió, marcó a Luhan de todas maneras posibles y luego llegó su parte favorita. Desvirgó a Luhan. El sexo había sido ardiente y lujurioso, los gemidos de su alumno lo habían confirmado. Las uñas de Luhan se hundían en su piel y mientras tanto él arremataba más dentro del hombre más joven, llevándolo al cielo. Cuando ambos habían llegado al orgasmo, Luhan chilló al sentir todo el semen caliente de su profesor, y Sehun mordió con fuerza la tierna y delicada piel de su alumno.
—Debería enseñarme más de esto, querido profesor —dijo Luhan y soltó una risita divertida que, inevitablemente, había contagiado a Sehun.