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Pierrot por MallowSJ

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Notas del capitulo:

Hola :3 espero que no se hayan aburrido de mi

Las personas nunca deberían quedarse solas. Yo estaba evitando eso desde hace mucho tiempo, desde la época que me  que me parecía tan lejana ahora, hablo de mi primer año como estudiante en la universidad. Luego de romper con KyuHyun pensé que moriría de soledad. Y eso fue precisamente lo que más dolor me causó.

Quedarme solo  en una ciudad extraña, luego de tantos y tantos planes que teníamos para vivir acompañándonos por siempre. O al menos eso creí.

En fin.

Yo no podía estar solo emocionalmente y lo descubrí solo en el momento en que Amber y yo comenzamos a ahondar en las emociones del otro. La verdad de todo era que solo ella se estaba metiendo en mí, de tal forma que me conocía las emociones inexplicablemente. Pero yo a ella no, tampoco me esforzaba por ello. Solo dejaba el reloj correr esperando un mañana mejor. Era un nuevo punto de partida que no prometía nada, pero que, en cierta forma, me tranquilizaba la mente.

Tal vez también me tranquilizaba el alma.

Amber era buena chica si, se dejaba llevar por mi ritmo y era casual, más bien como una amiga-amigo en quien podía apoyarme por muy retorcidas que fueran las circunstancias. Ella conocía bien a HyukJae y yo cada día que transcurría lo nombraba menos en nuestras conversaciones típicas compartiendo una botella de cerveza.

Un día Amber estaba ocupada con los chicos de los Desgraciados (¿) o como se llamaran. Y para evitarme la tensión  de tener que estar con el puto GD en una misma sala, fui a por las cervezas.

Hace mucho que no salía de casa sin ninguna preocupación en mi mente, feliz de vivir y de tener un nuevo comienzo. Mientras caminaba tarareé una canción de Orange caramel y veía los colores más vivos, las calles más anchas y la gente menos triste que siempre.

De pronto todo el mundo me pareció un poco más bello. De pronto todo se volvía un poco mejor.

Solo un poco. Alto. Nada es tan pleno como lo fue un día, el mar está calmo pero a decir verdad no me sentía navegando ni disfrutando de la brisa, acariciado por los rayos de un hermoso sol ni mucho menos.

Solo estaba moviendo el timón sin problemas, y ni siquiera yo, porque Amber lo hacía por mí.

Regresé abrumado por mis pensamientos nuevamente, con preguntas en la punta de mi lengua pero que no querían salir para no hacerme daño a mí ni hacerle daño a Amber. Le debía un enorme respeto y consideración, por ende, haría lo que fuera por mantener la promesa que le hice hace meses.

“Haremos un nuevo comienzo juntos, Amber te prometo que te haré feliz algún día…”

El conserje me saludó animadamente una vez estuve de vuelta al edificio, traspasé tranquilamente le umbral con cinco botellas a cuestas. Así que, tras haber llamado la atención del amable señor, me tendió la correspondencia.

 

Abrí la puerta fuertemente, no podía calmarme teniendo en manos una carta si remitente, no podía hacerlo. Tampoco podía levantar sospechas de Amber quien inmediatamente me miró cuando entré. Hice lo imposible por calmarme y pasar inadvertido, pero me era muy difícil escabullirme e ir directo a la pieza a revisar el puto correo que tenía estrangulando en mis manos.

Cuando por fin estaba por lograr desaparecer por el pasillo, GD los hizo callar a todos con solemnidad, una mayor a la de siempre. Y se me crisparon todos y cada uno de los bellos del cuerpo.

-Los he convocado para algo sumamente importante, por eso celebraremos

-Esto es una celebración, el triunfo de todos estos años en la miseria, en la inmundicia mientas este pijo de mierda disfrutaba de lujos y buena educación. Señores, La compañía Lee se ha declarado en quiebra hace dos semanas.

Un vaso de los que servía resbaló de mis manos al escuchar esa noticia. Mientras todos festejaban mis manos se hicieron temblorosas y mi pulso frenético.

En el último tiempo, había soñado despierto más de lo habitual, lo había visto en el súper mercado, en la calle mientras caminaba a la sombra de los árboles, en el parque un día que Amber me había convencido para ir de picnic...

Todos mis pensamientos eran HyukJae, sin embargo, comenzaba a creer que podía vivir con eso, pensé que podría soportarlo. Pero no.

Porque un día como cualquier otro, la cotidianeidad se rompió. GD soltó con una carcajada que la Compañía más grande de Corea estaba en quiebra, que ahora todas las empresas le pertenecían a Samsung. Él decía que era justicia divina, 

 

Y luego de eso todos brindaron y se dieron abrazos.

 

Yo veía todo en cámara lenta, Amber se acercó a mí y me dio un pico en los labios, se notaba que estaba feliz, y ella notó que yo estaba raro. Pero me ignoró, solo repetía una y otra vez que ya podría gastar todo el puto dinero que había ahorrado durante estos cuatro meses, para el día en que a GD se le ocurriera que tenían que ir a China a matar al pobre diablo de HyukJae.

 

Y yo aún no podía creer nada.

En la quiebra, en la calle.

HyukJae era pobre ahora, el chico multimillonario del que torpemente me vi enredado y de alguna manera inevitable, amarrado a su vida.

 

No soporté demasiado y corrí fuera, Sentí los gritos de Amber y los chicos tras mi espalda, llamándome, preocupados o qué se yo, no me importaba ahora que mi cuerpo iba rápido por los estrechos y sucios pasillos, el estómago se me revolvía y la cabeza daba vueltas sin ninguna dirección. Un estado de profunda impresión.

Corrí por la acera hacia algún lugar  desconocido, al centro, a un parque, quería estar solo otra vez, quería pensar y responderme la única pregunta que cabía en mi golpeada mente: ¿Qué mierda significaba mi existencia ahora, sabiendo que HyukJae probablemente estuviera pasando el peor momento de su puta vida? Igual que yo. ¿Tenía sentido todo esto?

Y no podría soportar mucho más porque yo... yo necesito verlo.

NECESITO SABER DE ÉL.

 

Esa fue la cocaína que se esnifa el drogadicto justo antes de ser dado de alta, es la botella de wisky que encuentra por casualidad el alcohólico rehabilitado. No hay control, mierda ¡No hay control!. Algo que te hace daño, recuerdos que aparecen una vez tu vida se ha aparentemente reordenado, cuando todo parece ir en orden ¡Paf! sin compasión, HyukJae queda en la calle y yo no puedo hacer nada por él.

 

Pasaron dos horas dando vueltas y por fin me decidí a descansar cerca del río Han, para poder mirarlo, para poder calmarme. Por esta vez no lloré, no podía hacerlo porque era una emergencia y yo tenía que pensar qué hacer, pero realmente no podía hacer nada a corto plazo, HyukJae era probablemente inubicable ahora que no es rico, y un viaje a China me costaría unos cuantos meses de salario que no tengo. Y HyukJae... él probablemente no querría verme, de hecho hace tiempo que no quiere verme y ahora no sería el momento en que el cambiara de opinión. Estaba todo tan nublado, tan difícil... que pensé un instante en rendirme ¿Qué pasaría si simplemente sigo mi vida? ¿Viviría en este estado de ansiedad siempre?

 

Estaba a punto de planear algo, a punto de pensar algo que realmente fuera a funcionar para solucionar mi dilema, pero sentí una mano cálida sobre mi hombro que me heló el pensamiento. Una mano que yo conocía recientemente muy bien. Amber.

Me vio a los ojos, con esa mirada que indica que una mujer está muy dolida. Aunque ella se veía fuerte, siempre fue la chica genial que no le importaba nada, ni nadie. Pero cada vez que yo me ponía mal por HyukJae, ella ponía esa cara que me partía el alma. Porque no era su culpa, no. Y yo le estaba haciendo daño severo.

De verdad que no quería. Y no podía hacerlo y no podría hacerlo nunca más si ella siguiese abrazándome como lo hace ahora, sin ningún reproche más que esos ojos oscuros y nebulosos.

 

-Cómo supiste...

-Te he seguido durante dos horas, maldito bastardo. Vamos a comprar más cervezas y si quieres no volvemos y nos vamos a otro lado.

- ¿y dónde?

- A donde tú quieras

 

Trague saliva  casi dolorosamente, no podía verle el rostro porque estábamos abrazados, pero me lo imaginaba muy bien.

-Y si... ¿y si quiero ir a China?- Fue lo más cruel que me salió del fondo de las putas entrañas.

Pero con Amber era inútil mentir, con ella decir la verdad era más fácil aunque paradójicamente siempre terminara yo más dolido gracias a mi imbecilidad.

-Si eso es lo que quieres podemos hacerlo. Pero si me dejarás no tiene sentido. Estoy harta, pero te acompañaría hasta el fin del mundo si decides que soy yo con quien quieres estar finalmente.

 

Fue tan al grano, tan directa que vislumbré el aclamado orden dentro de mis pensamientos.

 

Luego de esa frase pensé que realmente la quería, que era todo lo que necesitaba que me dijeran, pero las palabras siempre provienen de alguien y es ese alguien quien nos ata con los hilos invisibles del destino. Y yo no sentía que Amber me tuviera atado, aunque sentía un profundo cariño y apego hacia ella. No era lo mismo, nunca podría ser lo mismo.

 

-Amber, has sido de gran ayuda para mí, pero estoy algo sensible ahora, verás…

-Shhh… calla, no me respondas ahora. Yo te esperaré hasta que estés seguro- Me sonrió evadiendo la respuesta que ya sabíamos los dos. Como siempre, dejando mi cobardía florecer esplendorosamente, dejándomelo todo tan fácil y cómodo. Aunque se lo agradeciera en cierta forma, siempre iba a existir ese vacío de miles de kilómetros entre los dos.

 

Sin embargo callé y la abracé más fuerte con mi corazón hecho un tremendo lío.

 

 

-Ya vámonos a casa, me sorprende que no estés llorando- Me dio un golpe juguetón y salió corriendo, yo bufé malhumorado pero en seguida seguí su juego y la seguí por toda la orilla del río. La atrapé en seguida, risas, chistes, cosquillas.

 

Una pareja común y corriente paseando como si no existiera un mundo.

*~

 

 

Dos días después todo parecía ir viento en popa. Amber me había conseguido un curro en el taller mecánico de su padre y aunque yo no supiera ni poner una rueda, el señor (que era un musculín de proporciones, con mucha barba y todo lo demás) me dejó a cargo de limpiar los vehículos que ya estaban listos para la entrega. Un trabajo fácil que me dejaba agotado, ¡el aceite es muy difícil de quitar!

 

Amber venía a veces al taller molestando que le hubiera robado su trabajo. Entre risas a veces me robaba besos que yo cortaba con humor, puesto  que su padre nos miraba como militar y a mí me daba un miedo…

 

Ese día había carga extra de vehículos y ya no había espacio para estacionar más automóviles, Amber se pasó por el taller a eso de las cuatro para verificar que yo no hubiera perdido un brazo, bromeaba.

 

-¡Ash, está haciendo un frío de mierda!-

-Cuándo aprenderás a hablar como las chicas, aprende de Sulli, ella si que es una dama. ¡Tan mona que es!-

-Si supieras lo perr…

-¡Amber!-

-Ya, está bien. A mi padre no le agrada su hija, mejor me voy. Te veo luego Donghae, cuidado con las herramientas.

-No sé cómo te has podido echar un novio, ¡si mira ese corte de pelo que traes!

-Bla bla bla, dije “Adios”- Amber optó por ignorar a su padre y dejar toda su atención en Donghae, quien se encontraba revisando  el motor de un auto bajo el capó, poniendo cara como de entendido en la materia.

-Hey, será mejor que te abrigues, este local es un puto iglú-

-No bajé la chaqueta porque será un poco incómodo trabajar con ella.

-Nada que ver, el viejo ha trabajado hasta en pijamas.

-Bueno, entonces cúbreme un rato ¿vale?- Dongahe se apresuró por limpiar sus manos llenas del líquido negro e ir a buscar su chaqueta. Poralgun desconocido motivo se apresuró mas de la cuenta. Sin pensarlo dos veces dejó todo y corrió por las escaleras a buscarla.

“Para entrar en calor”, tomaba sus brazos desnudos, los sobaba, temblaba. Todo producto de una reacción natural. Pero no pudo explicar jamás, como todo aquel frío le caló las vertebras una vez levantara la chaqueta que había tirado por algún rincón hace días y que nadie se había tomado la molestia de levantar. Estaba la carta dentro, sin remitente, esos no podía ser otra cosa, no podía tratarse de alguien más que…

 

Para Lee Donghae.

 

Cuando leas esta carta probablemente ya te habrás enterado que estoy en la ruina. Las palabras no son suficientes para transmitirse todo lo abatido que me siento. Si solo estuvieras aquí yo podría calmarme, pero eso es imposible Donghae-ssi ¿Me odias ahora? ¿Quieres romper esta carta en mil pedazos?

Es inútil que me des una respuesta asertiva, porque nada puede borrar de nuestras memorias y de nuestra piel la del otro. Donghae-ssi, si me has querido, olvídame. Esto es lo último que sabrás de mí, porque me cambiaré el nombre para comenzar de nuevo, o tal vez dejar atrás todo. No lo sé con certeza. De lo único que estoy seguro es del arrepentimiento que siento al nunca haberte dicho lo que siento en verdad. El hecho que

Que te he querido más que a nadie.

 

Perdoname.

 

Lee HyukJae.

 

 

                                                                    ***

Los días habías transcurrido con normalidad, pero el cielo se volvió gris. Los colores se apagaron, mis ojos se arquearon. Ah, todo era tan triste.

¿Cómo encontrarlo? 

Después de leer aquella carta decidí que no podía seguir viviendo ahí, en esa mentira. Así que hui como un cobarde, sin decir ninguna palabra, sin dejar una nota si quiera.

Pero no me arrepentía de ello, no. 

Notas finales:

ñeñe si les ha gustado ¿me dejan comentario?


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