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SAKURA GAKUEN por Karenlauren

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Me levanté temprano, aunque en la carpeta ponía que debía llegar a segunda hora. Me puse el uniforme, era una camisa blanca con una corbata dorada y unos pantalones azul marino con una americana negra con el escudo dorado de la preparatoria en la parte superior derecha. De zapatos, llevaba unos mocasines reglamentarios negros con unos calcetines blancos que en la parte superior llevaban dos franjas: una azul marino y la otra dorada.

Baje a la cocina y me preparé el desayuno con tranquilidad y lo comí.

Está delicioso para haberlo hecho yo.

Hice un par de huevos revueltos y dos tiras de bacon, lo puse en un bol y se lo llevé a Hiro. Él se lo comió en un santiamén. Lavé el bol y lo rellené con agua y se lo dejé al lado de la caseta.

Ya era la hora de irme, así que cogí la mochila con los libros y me dirigí tranquilamente a la preparatoria.

El camino tan solo fueron veinte minutos caminando. Al llegar, vi que era impresionante, tenía unos jardines gigantes preciosos y el edificio era enorme. Me dirigí hacia la Dirección, allí me dijeron que el director estaba dando clase y que tenía que ir a buscarlo al aula 2-A.

Me dijeron que la escuela estaba organizada por cursos: 1er piso estaba la recepción, 2ndo piso estaban los de primer año, 3er piso estaban los de segundo año y la sala de música, 4t piso los de tercer año y en el 5t piso los de cuarto año y, por último, en el 6t piso los clubes que no eran de deporte. Los clubes de deporte estaban en el gimnasio, el edificio secundario situado al lado del principal.

Me dirigí a las escaleras blancas, cuando conseguí llegar al primer piso ya que me perdí varias veces, me encontré con un profesor muy amable que se llamaba Kakashi-sensei, le expliqué que era nuevo y tenía que ir al aula 2-A para encontrarme con el director. Él me acompañó muy amablemente.

Me sentí muy aliviado, tenía el presentimiento que si no me hubiera perdido… otra vez.

Llegamos, la puerta era de madera y tenía un grabado dorado muy lujoso que ponía: “Aula 2-A”, el profesor se giró hacia mí y me dijo:

- Esta es el aula 2-A, ahí está el director dando clase de Japonés, creo. Llama y entra.- se estaba a punto de ir en cuanto se giró y me dijo con una sonrisa- ¡Buena suerte!

Y se fue. De repente me di cuenta de que estaba muy nervioso, respiré hondo, tomé aire y me tranquilicé. Llamé a la puerta y esperé a que me dieran permiso para entrar. Abrí la puerta y entré:

La clase era muy amplia, des de mi punto de vista, en la derecha había una pizarra en la pared del fondo unas cuatro ventanas y había unos treinta alumnos y tan solo quedaba un pupitre vacío. Miré al profesor que estaba dando la lección, me hizo un gesto para que me acercara. Caminé hacia su lado  mientras notaba que todos los alumnos me miraban con curiosidad mientras yo bajaba mi mirada al suelo avergonzado. Nunca me había gustado ser el centro de atención.

Me situé a su lado y miré a la clase con curiosidad:

- Éste es vuestro nuevo compañero: - Ante ese comentario los chicos me miraron más atentamente, mientras que las chicas parecía que me quisieran fulminar con la mirada.- Naruto Uzumaki. Su tío es Minato, el viudo de Madara, de la multimillonaria Sede de Empresas Sharingan. Por favor, tratadlo bien y haced que se sienta integrado en clase.

Una vez dicho eso se giró hacia mí y me entregó el horario, junto con otra carpeta negra con el escudo del colegio en tono dorado dibujado en el centro de la carpeta y una agenda de tonos azul y amarillo.

-Puedes sentarte en ese pupitre - dijo el director señalando el único pupitre libre que quedaba. Fui para allá, todos los de la clase me miraban y estaba cada vez más nervioso.

De golpe, me fijé en que la mayoría de las chicas y donceles llevaban un pañuelo en el cuello. Que extraño, no me habían dicho que se tenía que llevar uno, pensé. Aunque había traído puesto un pañuelo de color verde claro a juego con el uniforme, porque  ya empezaba a refrescar.

Me senté tranquilamente dejando el pañuelo dentro del cajón de la mesa y miré mi horario:podría ser peor, pensé al ver las clases que me tocaban.

La siguiente era música, pero no sabía dónde estaba el aula.

De pronto, empecé a sentirme incómodo. Giré la cabeza hacia la derecha y vi a un chico muy guapo de pelo oscuro y ojos…

¡No puede ser!, pensé sorprendido. ¡Ese chico era el vivo retrato de Sai! La misma forma de la cara, el mismo pelo azabache y ojos oscuros… Él también me estaba mirando, o más bien dicho, estaba mirando mi cuello y con mucho interés, demasiado. Cogí el pañuelo de dentro del cajón que había traído y me lo puse alrededor del cuello para que aquel chico extraño dejara de mirarme. Me dedicó una extraña sonrisa al ver mi reacción. Decidí que era mejor no preguntarle donde estaba el aula de música, demasiado arriesgado.

Me giré hacia el otro lado, había una chica monísima: tenía el pelo rubio ondulado y recogido en dos coletas, unas pestañas muy largas y unos ojos grandes color claro. Era poco más alta que yo pero parecía muy amable. Al fijarse que la estaba mirando me sonrió. Al principio, me sorprendió, después le devolví la sonrisa.

Ella volvió a girarse para atender a la lección que estaba dando el profesor.

De pronto el profesor gritó:

- ¡Uzumaki!- Me levanté del asiento para responder a la pregunta que me iba a hacer, pero, me sorprendió diciendo- Casi se me olvidaba, yo soy el director Iruka e imparto las clases de Japonés e Historia Japonesa. Otra cosa antes de que se me olvide, ¿usted no ha estado en las instalaciones escolares anteriormente, verdad?- abrí la boca para contestarle, pero, siguió hablando antes de que lo hiciera- Le voy a asignar una pareja que tenga su mismo horario y la ayude y enseñe la escuela. Esa persona va a ser…- Hubo un momento de tensión por toda la clase mientras los ojos del profesor, perdón, director examinaban a los alumnos. Mientras, yo rezaba interiormente para pedir que me tocara a alguien normal.- Sasuke, tú te ocuparás de él.

Hubo una gran conmoción en la clase, no lo entendía. Así que seguí la mirada del director y me encontré con el chico raro que me había estado mirando el cuello y se parecía mucho a Sai.

Me quedé de piedra. ¿Porque yo?, pensé para mí mismo.

De repente, una chica de la primera fila se levantó precipitadamente tirando la silla al suelo y casi gritó muy alterada:

- Como Presidenta Del Club De Fans de Sasuke, señor director, le pido que retire la petición de emparejar a Natsume con el nuevo.- dijo enfadada y con un tono de desprecio dirigido hacia mí.

Ella era una chica de rostro más bien feo, tenía el pelo súper rizado teñido de rosa y los ojos grandes y saltones aguamarina.

De repente, un chico de pelo peli rojo y ojos azul claro se levantó más tranquilamente y dijo:

- Y yo como Kaichou, apoyo la petición de retirar la petición de emparejamiento.

El director se giró hacia Sasuke y le dijo muy serio:

- La decisión es tuya. Tendrás que pasar todo el año con él si aceptas.

Él se levantó y se colocó una mano en la barbilla. Me dio un repaso de arriba abajo con la mirada:

- Date la vuelta- me ordenó.

-¿Tengo pinta de maniquí?- Le respondí cruzando los brazos en mi pecho claramente molesto.

Todas las chicas de la clase se quedaron calladas como si hubiera cometido un terrible error.

- Acepto.- dijo él de pronto, sobresaltándome. No pensaba que fuera aceptar.

Mientras, la Presidenta Del Club De Fans De Sasuke me lanzó una mirada mortal, y el Kaichou se sentaba sin darse la vuelta claramente molesto. – Va a ser divertido.- añadió Sasuke.

- Muy bien- dijo el director visiblemente complacido.

Me giré hacia él, me miraba de una manera extraña y con la misma sonrisa de antes, que no me gustaba nada.

Que mala suerte tengo, siempre me pasan a mí estas cosas, pensé molesto.

Sonó la campana que indicaba el final de la clase. Recogí mis cosas, y me puse en frente del pupitre de Natsume. Que estaba cogiendo las cosas para el aula de música.

- Vamos.- dijo él yéndose a toda prisa. Le seguí torpemente. Había mucha gente en el pasillo. Y rápidamente desapareció de mi campo de visión.

¿Y ahora qué hago?, pensé preocupado. Cuando, de pronto, una mano pasó alrededor de mi cintura. Miré a mi derecha, y ahí estaba Natsume, me había venido a buscar. Me guió hasta el fondo del pasillo hasta que llegamos a una elegante puerta de madera que tenía grabada la palabra: “Música” elegantemente grabado al mismo estilo que la puerta de mi clase. Me dejó ir demorándose en la parte baja de mi espalda sin que me diera cuenta. Le dije agradecido:

- Gracias por ayudarme- y le sonreí de todo corazón, después de todo me había salvado de una buena bronca por llegar tarde. Él acercó su cara a la mía mientras me sonrojaba y me susurró al oído:

- Ya me lo pagarás, ahora entremos.

¿Pagar? ¿A qué se refería?, pensé, Que tipo tan raro. 

Entré en la sala de música y vi que era bastante amplia, había veinte pupitres, dos pianos, y otros instrumentos a parte de un par de armarios y la mesa de la profesora.

Natsume pasó por mi lado y me cogió la mano sin pararse, me arrastró hasta la segunda fila, él se sentó en el segundo asiento y me indicó con un gesto que me sentara en el primero. Me senté y saqué el libro a la vez que entraba la profesora de música. Era una mujer mayor, probablemente unos cuarenta años, tenía el pelo recogido en un moño bajo y un par de mechones se le caían a la cara, vestía muy elegante y llevaba gafas. Empezó:

- Soy Yacuma-sensei, y este año os impartiré música. Hoy, al ser la primera clase comprobaré vuestro nivel cultural con una prueba de canto.- hubo un murmullo de quejas general.- la primera en empezar serás tú.- Dijo señalándome a mí. 

 

 

O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O

 

 

Me levanté en mi habitación la gran mansión de mis padres. Fui lentamente hasta el espejo de mí habitación y allí me observé:

Me llamo Sasuke Uchiha. Tengo ojos negros, la gente dice que son ‘’increíbles’’ y que ‘’parece que te atraviesan con la mirada’’. Tengo un rostro bonito y el pelo azabache. Además, trabajo para una compañía de modelos muy famosa.

Mis padres biológicos se casaron de jóvenes y tuvieron dos hijos: yo y mi hermano mediano, Itachi. Al cabo de los años mis padres empezaron a pelearse hasta que un día mi padre le pidió el divorcio a mi madre. Su divorcio fue un gran golpe para mi hermano y para mí, ya que nos habían estado escondiendo sus peleas para no preocuparnos.

Su divorcio duró una semana ya que no soportaban verse. Después de eso, mi padre se volvió a casar con otra mujer y adoptaron a un niño. Yo tan sólo le veía en las fiestas de la alta sociedad acompañado por su hijo adoptivo. Al cabo de diez años se fue a Inglaterra por motivos de trabajo.

Yo y mi hermano nos fuimos a vivir con mi madre, que se volvió a casar con otro hombre rico que nos mantenía.

Jamás mostré ningún interés por ese hombre, ni él por mí, así que se podría decir que éramos desconocidos viviendo bajo el mismo techo.

Mi vida es aburridamente rutinaria. Siempre es lo mismo: que me levante la criada, el mayordomo me ayuda a vestirme para el desayuno. Bajar a desayunar, desayunar tranquilamente en el comedor principal, atender en las clases de piano, hípica, defensa personal…etc. Aburridamente interminable.

Sin embargo, todo cambia cuando estoy en la escuela: siempre procuro que mi vida personal y privada siga en la ignorancia. De ahí viene mi carácter frío y distante. Sobre todo con las chicas y donceles, los mayores cotillas del mundo.

Este año iba a hacer segundo año en la Preparatoria Sakura, una preparatoria privada para ricos y multimillonarios.

Además, había una razón muy especial por la que había entrado: había oído rumores que decían que esa preparatoria se dirigía por ciertas normas entre los alumnos. En primer año te asignaban una pareja, y los hombres decidían si aceptarla o no. Si la aceptabas, estarías con ella o él hasta la graduación sino tenías que esperar a que te volvieran a emparejar. Cuando te emparejaban, tenías un límite de tiempo para marcar a tu chica o doncel, pasado ese tiempo si no lo habías hecho, el primero en marcarla/o se lo/a quedaba. La marca consistía en un chupetón en el cuello.

A mí me asignaron una chica millonaria, pero era muy fea, así que la rechacé. No me dieron otra. Estuve sin pareja todo el año, a causa de eso, se formaron varios rumores que me acusaban de robar a novias ajenas. A lo mejor lo hice un par de veces, pero no tantas cómo decían los rumores además que siempre las devolvía. Yo estaba buscando a mi chica especial… o doncel, ¿Quién sabía?

Hoy, empezaba el primer día del segundo año. No estaba para nada nervioso.

Me aparté del espejo y llamé al mayordomo para que me ayudara a ponerme el uniforme del colegio: unos pantalones azul marino, una camisa blanca, una corbata dorada y una americana negra con el escudo del colegio en la parte derecha. Me puse los calcetines y los zapatos.

Bajé a almorzar al primer comedor, que estaba en el piso de abajo, justo debajo de mí habitación. Al llegar, vi que no había nadie. Tomé el desayuno rápidamente y fui al recibidor: era de unos 120 m², al fondo habían unas escaleras de madera de abeto importada de España. El suelo estaba recubierto de moqueta roja. A los lados de la puerta me esperaban dos filas de criadas a cada lado, la que estaba más cerca de la puerta sostenía mi cartera, cuando me la dio me dijo:

- Que pase un buen día, señor- al terminar, hizo una reverencia y se retiró.

Salí a las escaleras exteriores, y bajé por el lado derecho. A bajo me esperaba el chófer con un todoterreno ya en marcha. Abrí la puerta de atrás y lancé la cartera al asiento del medio y subí.

Viajamos todo el trayecto en silencio. Al llegar, cogí la cartera y bajé. Cerré la puerta de un golpe y ni tan siquiera le dije adiós al conductor.

Miré a mí alrededor: el coche me había dejado delante de las puertas de la preparatoria.

Entré y me paré a observar los extensos jardines, había todo tipo de flores, y había un lado en que habían hecho un laberinto.

Seguí andando hasta que llegué al edificio principal. En la Dirección me encontré con la misma secretaria- la señora Karin, la mujer del director- del año pasado. Le di mi nombre y ella me entregó el horario, una carpeta negra con el escudo del colegio en el centro de la carpeta y, por último, una agenda en tonos azul y amarillo.

Miré mi horario:

Iba a la clase 2-A.

Espero que no me toque con el monstruo que fundó un club para mí, pensé mientras andaba hacia la clase. 

Al llegar vi que la puerta era diferente a la del año pasado: este año era de madera y tenía un grabado en una placa dorada que ponía: “Aula 2-A”. Abrí y entré. Vi que ya estaba casi toda la clase, sólo quedaban dos pupitres libres juntos al fondo del aula. Me iba a sentar en el que estaba al lado de la ventana cuando de pronto alguien gritó:

-¡SASUKEEEEEEEEEE!- la chica que lo gritó, tenía la voz muy aguda y me era muy familiar. Miré de dónde provenía la voz y vi que estaba la chica murciélago. Intentó lanzarse encima de mí, pero lo tenía previsto así que me hice a un lado y ella se dio de morros con el suelo.

Me volví a girar y anduve con paso tranquilo hasta el pupitre en el que me quería sentar. Por desgracia, la chica se puso delante de mí y me dijo con voz melosa:

- Sasuke, querido que bien que este año estemos en la misma clase…

- Ya te rechacé una vez, ¿tengo que volver a hacerlo?- dije mirándola fríamente.

Ella me miró desafiante y me dijo haciendo teatro:

- Algún día, Sasuke, algún día te arrepentirás de esto.

- Fea.

Todos los de nuestro alrededor se quedaron de piedra. Ella hizo cómo si no me hubiera oído y dijo:

- Este año he sobornado a muchos profesores para que nos pongan de pareja.

- No.

-¿Por qué?

- Porque eres F-E-A.- le deletreé de manera arrogante.

Ella me miró con rabia y gritó:

-¡¡¡NO ME LLAMES FEA!!!

- Tonta.

Ella se enfadó aún más. Se giró y se fue dando pisadas fuertes. Por fin pude seguir mi camino hacia mi asiento. Me senté tranquilamente y dejé la mente en blanco.

Sonó la campana de la primera hora, el director Iruka entró por la puerta enérgico y se dirigió hacia la mesa del profesor del centro. Dejó sus cosas encima de la mesa y dijo:

- Saquen sus libros de Historia Japonesa.

Saqué el libro y miré por la ventana: hacía muy buen día. Me pasé la clase mirando a los pollitos de colibrí que había en la rama que tenía más cerca.

Pasó el tiempo y sonó la campana que indicaba la siguiente clase. Guardé el libro de historia japonesa y saqué el de japonés.

Seguí mirando, aburrido, los pájaros.

Cuando ya estábamos, más o menos, por la mitad de la clase, llamaron a la puerta. Miré hacía allí. Cuando el profesor Iruka le dio permiso para entrar abrió la puerta un doncel de estatura mediana hacia baja, pelo rubio y ojos azul intenso como el mar más claro.

Todos los de la clase se le quedaron mirando mientras él andaba hacia la mesa del profesor.

Se puso a su lado y nos miró con curiosidad mientras el profesor decía:

- Éste es vuestro nuevo compañero: - Ante ese comentario le miramos más atentamente. El uniforme le resaltaba mucho el cuerpo bien formado.- Naruto Uzumaki. Su tío es Minato Sharingan, el viudo de Madara Sharingan de la multimillonaria Sede de Empresas Sharingan. Por favor, tratadle bien y haced que se sienta integrado en clase.

Dicho eso el director le entregó el horario, junto con una carpeta negra con el escudo del colegio en tono dorado dibujado en el centro de la carpeta y una agenda de tonos azul y amarillo.

-Puedes sentarte en ese pupitre.- dijo el director señalando el único pupitre libre que quedaba. A mí lado. Sonreí para mí mismo, iba a ser un año divertido.

Le seguí con la mirada. Él iba andando tranquilamente hasta su pupitre. Cuando llegó se quitó el pañuelo que tenía en el cuello y lo dejó en su cajón.

Craso error amor, pensé mirándole el cuello.

De repente, me fijé en que él también me estaba mirando a mí. Miré con mucho interés su cuello, demasiado para él, supongo. Pues se puso de nuevo el pañuelo. Le dediqué una sonrisa juguetona, punto para ti.

Él se giró para el otro lado y pasó de mí. Volví a mirar los pájaros.

Pasó un rato y el profesor hizo una especie de mueca, como si se hubiera olvidado de decir algo importante. Gritó:

- ¡Uzumaki!- el chico nuevo que se sentaba a mi lado se levantó del asiento, nervioso porque no había estado atendiendo en clase. Ahora que le miraba de cerca, parecía más joven que nosotros.- Casi se me olvidaba, yo soy el director Iruka e imparto las clases de japonés e Historia Japonesa. Otra cosa antes de que se me olvide, ¿usted no ha estado en las instalaciones escolares anteriormente, verdad?- él abrió la boca para contestarle pero el director siguió hablando antes de que lo hiciera- Le voy a asignar una pareja que tenga su mismo horario y la ayude y enseñe la escuela. Esa persona va a ser…- Hubo un momento de tensión por toda la clase mientras los ojos del profesor examinaban a los alumnos. Sus ojos se pararon en mí: - Sasuke, tú te ocuparás de él.

Hubo una gran conmoción por toda la clase.

La Presidenta Del Club De Fans De Sasuke se levantó precipitadamente tirando la silla al suelo y dijo:

- Como La Presidenta Del Club De Fans De Sasuke, señor director, le pido que retire la petición de emparejar a Natsume con la nueva.- exigió alterada.

Para mi sorpresa el Kaichou también se levantó, aunque más tranquilamente y dijo de manera educada:

- Y yo, cómo Kaichou, apoyo la petición de retirar la petición de emparejamiento.

Después de escuchar las propuestas, el director se giró hacia mí y me dijo.

- La decisión es tuya. Tendrás que pasar todo el año con ella si aceptas.

Me levanté y miré al doncel de arriba abajo: era muy atractivo y su pelo parecía suave cómo la seda, sus ojos eran grandes y azules, sus rasgos delicados y bien definidos. Aunque era bajito, tenía buen cuerpo... tendría buenos sueños con él…

- Date la vuelta- le ordené para poder verle de espaldas, mejor dicho poder ver la forma de su trasero.

-¿Tengo pinta de maniquí?- Me respondió cruzando los brazos en su pecho claramente molesto.

Iba a ser un año muy divertido.

Miré a los ojos al director y dije:

-Acepto-. Él era el candidato perfecto: guapa, familia rica y carácter. – Va a ser divertido.- dije.

Todos los de clase se quedaron de piedra, nadie pensaba que fuera a aceptar. Todos los que estábamos de pié nos sentamos mientras el director decía complacido:

- Muy bien.

Sonó la campana que indicaba el final de la clase. Recogí mis cosas de Japonés y cogí las de música. Cuando levanté la cabeza vi que él me estaba esperando ya preparado con sus cosas para música.

Que rápido. - pensé sorprendido pero sin dejar que se me notara- Comprobemos cuán rápido eres.

Cogí mis cosas y caminé rápidamente hasta la puerta mientras él me seguía a duras penas, le había cogido desprevenido.

Salí al pasillo sin esperarlo y me dirigí a la sala de música.

Me giré para mirarlo y vi que estaba desorientado, de espaldas. Aproveché para acercarme a él, me puse a su  lado pasándole mi brazo derecho por la espalda y colocándolo en su cintura. Le conduje hasta la sala de música, para mi sorpresa él era muy ligero.

Al llegar a la puerta la solté demorando mi mano en la parte baja de su espalda.

Él no se dio cuenta, se giró hacia mí y me dijo con una sonrisa tan inocente que cautivó mi corazón:

- Gracias por ayudarme.

Reaccioné rápidamente acercando mi cara a la suya para que no viera mi cara de sorpresa y le susurré al oído:

- Ya me lo pagarás, ahora entremos.

Me giré y abrí la puerta, le hice un gesto para que entrara él primero. Iba muy distraído, por qué me hizo caso y entró primero, aproveché la ocasión para mirarle el culo: era totalmente mi tipo, tenía forma de corazón y estaba rellenito a diferencia de las demás chicas y donceles anoréxicos con sus dietas y tonterías (sin ánimo de ofender a nadie).

Entré detrás de él y me dirigí a la filera de en medio. Me senté en el segundo lugar tirando mis cosas despreocupadamente sobre la mesa, y le indiqué que se sentara en el primer lugar.

La profesora llegó casi al mismo tiempo que él se sentaba.

 


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