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Ayakashi Ghost Guild por Kurenai Mido

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Notas del fanfic:

Este fic es el fruto de siete meses de inspiración divina jugando a un juego maravilloso, que con su trama y estilo animé me han cautivado profundamente. Disfrutenlo!

(Excepto Serenity, todos los hechos y personajes de AYAKASHI GHOST GUILD pertenecen a la empresa Zynga)

Notas del capitulo:

No se me ocurre nada que decir. Excepto que al final del capítulo incluí unos cuantos párrafos explicativos tanto para las que conocen el juego y las que no. Ah, para las que no lo conocen, les aclaro que los primeros capítulos están carentes de fanservice, pero les aseguro que eso lo arreglo pronto ^^)

La mañana de su cumpleaños número 17, Serenity Kirkland supo apenas abrió los ojos que aquel día iba a sucederle algo extraordinario. Algo que iba más allá de cumplir años, por supuesto.


Había vivido las últimas semanas de un modo muy intenso, con extrañas premoniciones y visiones sobre su futuro inmediato. Seguramente se debía a toda la energía espiritual que había en su casa y de la cual siempre estuviera consciente, a pesar de no tener el don como sus antepasados; pero, tal vez, y eso creía, su espera había terminado, llegando el momento de entrar en contacto con el enorme y vasto mundo de los fantasmas al que siempre anhelara pertenecer.


Los fantasmas no eran, como uno pensaría, simplemente espíritus de gente difunta: se trataban de toda clase de humanos, animales, plantas e incluso objetos, que renacían como espíritus con forma humana, independientemente de su forma original. Serenity sabía, por ejemplo, que la ama de llaves que trabajaba en su casa, la señorita Sylvia Spoon, era en realidad el espíritu de una antigua cuchara victoriana. Y como todos en la ciudad había oído de los problemas que causaban los miembros del Clan de las Ratas, un grupo de espíritus roedores que habían constituido su propia pandilla. A él le fascinaba oír las historias de los fantasmas, sus orígenes, como se transformaban en “demonios” al entrar al servicio de un humano, pero siempre se había sentido incompleto al no poder interactuar libremente con ellos. Su poder espiritual le permitía oírlos, y si se chocaba con ellos los sentía, pero no podía verlos ni sentir sus auras, y mucho menos invocarlos para el combate. Esos privilegios, como bien sabía, solo los tenían los Agentes Fantasmas.


Los Agentes Fantasmas eran básicamente seres humanos, pero con una capacidad espiritual cien veces superior a la de las personas corrientes. Su altísimo rango les permitía usar su propia energía espiritual para purificar a los fantasmas y convertirlos en demonios, y una vez que eran demonios se volvían fieles servidores del agente que los hubiera vencido, creando un profundo vinculo entre ellos que duraba toda la vida. Naturalmente no era tan sencillo. Los fantasmas errantes eran muy fuertes y generalmente estaban de malas, por lo cual se resistían a la purificación y presentaban combate. Para evitar salir herido y gastar energías inútilmente el agente usaba a sus propios demonios primero para que debilitaran al fantasma. Serenity hubiera dado cualquier cosa por ver a su padre en uno de esos fabulosos encuentros, sabiendo como sabía que era uno de los mejores agentes fantasma. Julian Kirkland, de hecho, había sido conocido en su tiempo como el Maestro de las Ánimas, título que honraba a la familia y que él anhelaba emular con todo su corazón, pese a no poseer su mismo talento. Al menos, que no había poseído hasta ese día.


(…)


-Señorito Serenity, hora de levantarse- dijo una conocida voz al entrar a su habitación.- Le traje un desayuno especial para celebrar su cumpleaños… ¡Arriba! Estoy segura que le encantará…


-Mmh… huele muy bien, Yuno…- musitó con una sonrisa desde su cama, bostezando para desperezarse mientras la chica depositaba una bandeja con patitas en la mesa de luz y luego corría las cortinas.- Gracias…


-El maestro Julian quiere que hoy esté todo perfecto para usted, señorito. Está en su escritorio esperándolo.- Yuno había sido una de las primeras demonios de Julian y como tal seguía refiriéndose a él como Maestro, a pesar de que ya no combatía y prefería dedicarse a su otro talento, la cocina. Si bien no podía verla Serenity la apreciaba mucho, en parte por sus deliciosos desayunos y en parte por sus excelentes consejos y apoyo, ya que Yuno tenía un carácter muy tierno y maternal. Según se la imaginaba, debía ser una mujer de la edad de su padre, al menos en apariencia…


-Arriba, señorito- dijo ella otra vez junto a su cabecera. Parpadeó un poco y abrió los ojos despacio para no cegarse con la luz. Y entonces la vio.


-¡Wahhh!


-¿Qué, qué? ¿Qué pasa, señorito?


-¡Estás…! ¡Estás en camisa, Yuno!- tartamudeó él.


-¿Eh? ¿Puede verme?- inquirió la bellísima chica de pelo violeta con cara de asombro, mirando alternativamente a su joven amo y a sí misma: Serenity se había levantado de golpe y la señalaba con la boca abierta, incapaz de articular palabra ante el hecho de que estaba viéndola por primera vez, en el sentido más literal de la palabra. Alta, de pelo largo y lacio, ojos amarillos como los de un gato y una figura que se destacaba por su sensualidad. Iba vestida solo con una camisa blanca y bragas. Desde luego, no se parecía en nada a la mujer de mediana edad que él creía; de hecho, no aparentaba tener más de dieciocho o diecinueve años.


-Puedo verte- repitió tragando saliva- has estado cerca de mí cada día de mi vida pero nunca te había visto ni sentido tu presencia. ¡Y sin embargo ahora te estoy viendo!


El profundo significado que tenían esas palabras hizo que de repente notara más cosas a su alrededor, tan repentinas como lo había sido la aparición de Yuno: corrientes de energía espiritual que rondaban la casa de forma constante, como el cauce de un río invisible que no paraba de fluir y que impregnaba la mansión Kirkland de poder. Cerró los ojos con el corazón aún palpitante y la sensación se acrecentó, distinguiendo así el origen de tales corrientes energéticas. Espíritus. Docenas de ellos, distribuidos por todos los rincones de la casa y cada uno con su propia aura, a juzgar por los altibajos que presentaba aquella marea. Pudo sentir con claridad un aura poderosa en el estudio de su padre, que casi con seguridad era la de él, y otra aún más densa cuyo fulgor verde le indicó que era la de Arko, el poderoso demonio ánima que le servía de guardaespaldas. Abrió los ojos y su nuevo sentido de percepción le dejó ver con claridad el aura espiritual de Yuno, de un llamativo azul violáceo que no cesaba de parpadear, probablemente a causa de la emoción que sentía su dueño en ese momento. Era un aura más débil que las otras pero igual de brillante.


-¡Señorito Serenity, es maravilloso! ¿Se da cuenta de lo que significa esto? ¡Ha despertado usted sus poderes de agente fantasma!


-¿Mis poderes? ¿Yo?


-¡Sí!- exclamó Yuno contenta, acercándosele y tomándolo de las manos con entusiasmo.- No solo puede verme, sino que su aura se ha incrementado de forma considerable tan solo de ayer a hoy… ¡apuesto a que puede sentir y ver nuestras auras espirituales también!


-Pues… sí, eso creo…- balbuceó el chico, aún impactado y sacudiendo la cabeza para asegurarse que estaba despierto.- ¿Pero cómo puede ser, Yuno?


-Estoy segura que su padre se lo explicará todo, ¡vamos! Oh, no, no- cambió de opinión de repente, obligándolo prácticamente a sentarse en la cama de nuevo.- Usted aún tiene que desayunar, es muy importante para comenzar bien el día, así que quédese aquí. Yo iré a buscar al maestro Julian y le contaré…


-No hace falta, Yuno. Ya lo he notado yo- interrumpió una voz profunda desde la puerta. Julian Kirkland estaba allí y miraba a su hijo con incontenible orgullo, como si hubiera sabido de antemano que aquel día llegaría. Serenity se sintió abrumado al sentir la energía de su padre tan de cerca por primera vez, pero al mismo tiempo le produjo un gran sosiego en medio de aquella confusión, como si ahora las cosas fueran a solucionarse por sí solas. Yuno se retiró respetuosamente y su padre ocupó su lugar junto a la cabecera de la cama, sonriéndole con benevolencia y señalándole la bandeja repleta de manjares.


-No hay motivo para que no comas mientras esté caliente, hijo. Adelante.


-Pero… pero… ¿lo has notado…? ¿De verdad son mis poderes de agente fantasma?- En su ansiedad hacia una pregunta tras otra, sin darle tiempo a Julian a responder.- ¿Cómo puede ser eso si hasta ayer apenas era capaz de saber si había un demonio en la habitación? Y ahora de repente puedo sentirlos a todos al mismo tiempo… corre tanta energía por la casa que casi me cuesta respirar, e inclusive tú emanas un aura enorme…


-Cálmate, Serenity- dijo Julian con voz suave, revolviendo el cabello de su hijo con ternura.- Todo tiene una explicación y no debes asustarte, pues estaba escrito que este día llegaría y se cumpliría tu destino.


-¿Mi destino?


-Hijo mío: sabes de sobra que tanto yo como tu abuelo, y todos los primogénitos de la familia Kirkland, nos hemos convertido en agentes fantasma antes de cumplir la mayoría de edad; dicen incluso que el bisabuelo de tu bisabuelo ya nació emitiendo una gran aura espiritual. Por eso, cuando hablo de destino es porque estaba seguro que el día de hoy no pasaría sin que tus poderes despertaran. Era algo que tenía que suceder, Serenity, de modo que no tengas miedo y confía, que vas a hacerlo muy bien. Vas a ser un gran agente fantasma.


-Si tú lo dices…- su voz no sonaba nada convencida.- Pero aunque tú has trabajado de eso toda la vida yo no sé hacerlo, papá, ya lo sabes. No sé invocar demonios, ni purificar, ni tampoco sincronizarme con ellos para pelear. ¿Cómo podría?- preguntó con la boca llena, apresurándose a tragar.- Para hacer esas cosas hay que entenderlos, y para entenderlos hay que conocerlos. Y hasta hace veinte minutos jamás había visto uno en persona. ¿Cómo me obedecerán si no sé nada de ellos?


-Créeme, tu visión de la realidad está distorsionada por el miedo. Ni estás tan mal preparado ni te será tan difícil relacionarte con los demonios. ¿Acaso no te llevas bien con los que viven bajo nuestro techo, aún sin haberlos visto nunca?- Su hijo asintió, reconociendo que así era.- Eres capaz de oír sus problemas y ayudarlos, y ellos te respetan aún cuando no eres su maestro. Y las cosas que te faltan saber las aprenderás rápido, porque lo llevas en la sangre y porque tendrás la mejor de las guías a tu lado para enseñarte todo sobre el Ayakashi.


-¿Guía?- repitió Serenity desconcertado.- ¿Cómo es eso?


-En cuanto termines de desayunar y te vistas, baja a mi escritorio y lo sabrás.


(…)


En el corto trayecto desde su habitación, en el piso alto, hasta el estudio de su padre, en la planta baja, Serenity se cruzó con al menos una docena de demonios, a los que siempre había oído pero nunca visto; todos se habían enterado de la gran noticia y querían felicitarlo, tan orgullosos de él como su propio padre lo estaba, lo cual comenzó a gustarle. La sorpresa inicial que lo había paralizado se fue convirtiendo en una inmensa alegría con cada paso que daba, con cada felicitación, convenciéndose que aquello no era un sueño si no al fin la llamada del destino, como dijera su padre. Su mayor anhelo estaba cumpliéndose y no cabía en sí de gozo, queriendo salir ya mismo a la calle para buscar espíritus y purificarlos, tener aventuras, conocer a otros agentes, entrar a un gremio. Su poder espiritual se encendió ante su entusiasmo, literalmente: al llegar al despacho la puerta se abrió sola como impulsada por un viento invisible, que no era más que energía desprendida de su aura, color ámbar brillante. Su padre estaba ahí y sonrió al verlo, lo mismo que la bella joven que estaba a su lado. Llevaba el cabello castaño corto con dos hebillas triangulares de las cuales pendían cintas rojas, y dos largos mechones sueltos que le caían con perfecta gracia sobre la ropa; un extraño atuendo, a decir verdad, compuesto de un tradicional kimono rojo y negro de Kioto con piezas superpuestas que parecían de la armadura de un guerrero imperial (aún así era un estilo bastante bonito). La chica parecía más entusiasmada que él y lo saludó agitando la mano como si fueran viejos amigos.


-Pasa, hijo, por favor, no te quedes allí parado y pasa. Siéntate que te quiero presentar a…


-¡Oh, al fin nos volvemos a ver, señorito Serenity!- interrumpió la chica, abrazándolo y dejando a ambos hombres estupefactos.- ¡Estoy tan contenta que no se lo puedo decir!


-Perdona, ¿nos conocemos?- inquirió él con amabilidad.


-¡Pero claro que sí! Bueno, usted no se debe acordar porque era muy pequeño, pero yo estuve presente cuando nació y hasta que cumplió los tres años, en esta misma casa. ¡Me parece mentira que ya tenga edad para ser un agente fantasma! Todavía lo recuerdo cuando jugábamos juntos, yo me cubría con una sábana para que usted pudiera ver donde estaba…


-Entonces, ¿qué edad tienes?- preguntó él, y enseguida lo captó.- ¡Ya lo tengo, eres un espíritu! ¿No es así? Por eso te ves de mi edad pero me conociste de bebé.


-Así es, Serenity- intervino Julian, parándose y poniendo una mano sobre el hombro de la joven.- Te presento a Mira, una de las demonios más antiguas de la familia Kirkland.


-Mucho gusto- dijo ella con repentina formalidad, haciendo una pequeña reverencia a Serenity.


-Mira, hijo, ha sido una excelente instructora y mentora de muchos agentes de la familia, entre los que me incluyo. Sabe todo lo que hay que saber sobre Ayakashi y tiene un increíble poder espiritual, además de ser leal y paciente. De a partir de hoy ella será tu guía y tu ayuda en todo momento, te enseñará a canalizar tu poder para combatir y manejar a los demonios, a invocarlos y purificar fantasmas errantes, y en general a todo lo que hace a un Agente Fantasma. Puedes depositar toda tu confianza en Mira porque nunca te decepcionará, te lo aseguro. Si tienes dudas, ella te las despejará. Si tus fuerzas flaquean, ella te prestará las suyas. Es la mejor guardiana que existe en el mundo.


-Será un honor estar a tu servicio… sensei Serenity- completó Mira con profundo respeto, haciendo una nueva reverencia y sonriendo a continuación a su nuevo maestro.- Siempre supe que un día regresaría a Tokio y trabajaría contigo tal y como lo hice con el sensei Julian. Es un sueño hecho realidad.


-No sé que decir- balbuceó Serenity, conmovido- es demasiado a la vez… o sea, recién hoy descubro mis poderes, pero por lo que veo mi padre ya te había pedido que vinieras hace mucho… ¿Cómo podían estar seguros de que despertaría?


-Te lo dije hace un rato- repitió su padre, confiado- las cosas sucederían porque estaba escrito que tenían que suceder. Con los años aprendí a respetar esa creencia, de modo que no dudé en llamar a Mira para que estuviera aquí hoy.


-En ese caso… estaré muy contento de tener a Mira como compañera- aceptó Serenity con una risa nerviosa, tendiéndole la mano a la muchacha; más Mira, llevada por su efusiva personalidad, volvió a arrojarse sobre él y le dio un abrazo que lo levantó un segundo del suelo, lo cual nadie asociaría con una chica de su tamaño.


-¡Y yo estoy contenta, más que contenta, sensei! Te prometo que no te decepcionaré.


-¡Mira, vamos, un poco de recato!- pidió Julian tapando una sonrisa.- Creo que tú y mi hijo tienen mucho que conversar. ¿Por qué no van a los jardines a dar un paseo? Yo tengo que hacer unos trabajos, pero volveré más tarde para verlos.


-¿Te vas otra vez?- preguntó Serenity sin poder disimular la cara larga. Pensó que, por ser su cumpleaños, su padre variaría su rutina de trabajo, pero por lo visto no. Julian era un hombre muy ocupado y en los últimos tiempos no estaba casi nunca en su casa. Éste pareció darse cuenta de la decepción de su hijo, porque se le acercó con paso ágil y lo abrazó aún más fuerte que Mira, haciéndolo sonrojar de forma notoria.


-¡Serenity, no te pongas triste, vamos! Sabes que eres más importante que nadie para mí, lo sabes. Procuraré volver y traerte un regalo que te gustará mucho.


-¿Un regalo? ¿Tendrá algo que ver con los agentes fantasmas?


-Ahh, si te digo no será una sorpresa- respondió con aire misterioso Julian, satisfecho al ver que su hijo sonreía nuevamente. Junto a ellos, Mira los observaba con aire de admiración. ¡Qué parecidos eran Julian y Serenity! El hijo casi tan alto como el padre; ambos tenían el cabello de un precioso  color rubio maíz, ojos celestes, figuras delgadas y atléticas. Podía comprenderse fácil que ambos tuvieran tras de sí numerosas mujeres, siendo el padre viudo y el hijo soltero. Serenity era ligeramente más femenino que otros jóvenes, sí, pero eso no hacía si no resaltar su belleza: el pelo por los hombros, la ropa informal, la sonrisa confiada. Julian era más conservador y vestía trajes de marca, y Mira recordaba que desde muy joven había sido una persona astuta y calculadora, en el buen sentido. Desgraciadamente la muerte de su esposa había levantado un muro infranqueable a su alrededor, volviéndolo aún más dedicado a su trabajo y a la vez más responsable con su familia, es decir, Serenity, quien se volvió lo más importante para él. Mira no había vuelto a Tokio desde el funeral de la señora Mary Katherine, pero estaba enterada de todo igual. Julian Kirkland, de 39 años, estaba dedicado por completo al bienestar de su hijo y a su labor en el Gremio. Tenía la seguridad que ese día sería tan inolvidable para ambos por igual y quizá un poco más para el padre, que vería al fin a su hijo convirtiéndose el adulto.


-Está bien, papá, no tienes que disculparte más. En serio- lo tranquilizó Serenity con renovado optimismo.- Sé que preferirías acompañarme hoy, ¿pero qué se puede hacer? Como miembro del Gremio Fantasma tienes que cumplir con tus obligaciones, yo sé eso y no pienso reprochártelo. Después de todo, supongo que tendrás que informarles de mí…


-Ellos ya lo saben, te lo aseguro- interrumpió el mayor- no hay manera que no hayan notado la tremenda perturbación espiritual que soltaste al despertar hoy, de modo que lo único que tengo que hacer es ir y registrarte… provienes de un antiguo linaje de agentes, de modo que no serán necesarias las formalidades habituales. Bastará con que mañana por la mañana te presentes con Mira a recoger tu credencial y listo.


-¿Así de fácil?- se extrañó Serenity, nervioso.


-Así de fácil. Claro que antes que el Gremio te considere para sus misiones deberás aprender por ti mismo a actuar y luchar como agente, pero no hay prisa. Mira te buscará un par de encargos privados para que practiques y te enseñará cómo hacerlo, y en poco tiempo ya podrás ir a por premios mayores- aseguró con orgullo.- No tengo la menor duda de ello, Serenity. Eres mi hijo y tienes todo lo necesario para convertirte en el mejor agente del mundo.


-Gracias… gracias por tu confianza, papá- respondió Serenity emocionado. Luego se volvió hacia su nueva compañera.- ¿Nos vamos, Mira?


-¡Sí! ¡Hasta pronto, sensei Julian!- se despidió ella de su antiguo maestro.


(…)


Un rato después que se hubieran ido, Julian se puso de pie y se asomó por la ventana de su despacho. Daba a los jardines de su hermosa residencia privada en el sector más exclusivo de Shibuya, que en aquella época del año estaban florecidos a pleno y pletóricos de color y aromas. Pudo distinguir a su hijo y a Mira, que se sentaban a la sombra de un rústico cenador inglés, con toda seguridad para tener una larga y exhaustiva charla. Al fin y al cabo necesitaban conocerse a fondo si iban a ser compañeros, conocerse de verdad y no con tenues fragmentos de memoria que databan de trece años atrás, de modo que se estarían allí un largo rato.


-Arko- llamó con voz segura a su guardaespaldas, quien no tardó en materializarse junto a él.


-Sensei.- El demonio era tan directo como su maestro.


-Tengo que ir al Gremio ahora. Pero quiero que tú te quedes en la casa y vigiles que esté todo en orden.- Entrecerró los ojos.- Y ya sabes que con todo me refiero a mi hijo, así que asegúrate que tanto él como Mira no se metan en problemas.


-Por supuesto, sensei. Me haré cargo.- Si bien Arko no expresó dudas ni vacilaciones, Julian creyó útil dar una explicación.


-Muchas personas, aparte de los miembros del Gremio, deben haber notado el despertar repentino de Serenity. No sería extraño que vinieran por él, ya sea en busca de problemas o ayuda, por ser un Kirkland; así que quiero la certeza absoluta de que estará bien. Y no es que no confíe en Mira- se adelantó a la pregunta que el demonio no había hecho.- Pero para que ella pueda desplegar todo su poder como guerrera debe estar perfectamente sincronizada con Serenity y él debe retransmitirle la misma cantidad de energía, cosa que por supuesto no podrá hacer porque es un principiante, de modo que por el momento quiero un poco de protección extra para ambos.- Arko apenas sonrió, pero lo hizo con orgullo.


-Yo seré ese extra.


-Exacto. No les dije nada para no ofender a Mira o preocupar a mi hijo, pero es necesario por el momento. Hasta que Serenity suba de categoría en el Gremio y sepa controlar su energía espiritual.


-¿Quiere que haga algo más, sensei?


-No, no. No te muestres ante ellos a menos que sea necesario, nada más. A Serenity no le gustaría saber que lo estoy sobreprotegiendo tanto.- Julian terminó de ponerse su saco y despidió a Arko, invocando a continuación a otro de sus demonios guardianes.- ¡Kotetsu!


-¿Sensei? ¿Qué precisa de mí?- preguntó con respeto el joven que apareció a su lado.


-Me acompañarás al Gremio hoy. Reemplazarás a Arko.


-Sí, sensei.


-Y después tendremos que ir a lo de Dora- agregó torciendo la boca, como si no supiera si eso era bueno o malo.- Le prometí a mi hijo un regalo y le conseguiré el mejor.


-Sí, sensei. Supe que recibió nueva mercancía ayer.


Julian volvió a hacer un gesto de irritación. Por más que pasaran los años no se acostumbraba a ciertas cosas, aunque por su hijo podía cerrar los ojos un momento.


(…)


-…entonces es verdad que mi padre invocó a su primer demonio de cinco estrellas tres meses después de convertirse en Agente? Yo creí que era imposible hacerlo tan pronto, que precisabas un entrenamiento muy estricto antes de llegar a eso.


-¡Es que Julian siempre tuvo mucho talento, sensei! Era increíble las cosas que podía hacer ya de joven, antes de convertirse en agente fantasma. Siempre supimos que llegaría lejos y ya lo ves: es un miembro prominente del Gremio Fantasma de Tokio.


-Lo sé- suspiró el rubio, mirando hacia la casa.- Mi padre es una meta muy difícil de alcanzar, especialmente para mí que he crecido bajo su ala. Si fracaso, será mucho más evidente que si no lo conociera.


-Sensei, ¡tú no fracasarás, no pienses eso! Tienes talento de verdad, seas o no su hijo vas a llegar a la grandeza. Lo digo sin temor a equivocarme.


Estaban aún en el jardín de la mansión Kirkland, conversando con suma facilidad de un montón de cosas, como si fueran viejos amigos poniéndose al día. Solo fueron interrumpidos por Almuer (hermana menor de Yuno) para avisarles que el almuerzo estaba servido, pero en cuanto terminaron volvieron a salir y se sentaron sobre el césped a seguir hablando. En un principio, ninguno de los dos notó el cúmulo de nubes negras que se iban cerniendo sobre la casa y los alrededores; el que si lo notó fue Arko, quien inmediatamente tomó su arco y se quedó rígido en una postura que no lo delatara, en completo silencio, tratando de descubrir a quien pertenecía esa presencia espiritual tan pesada. No movió un músculo, pero pareció notar algo porque en una fracción de segundo apuntó al cielo oscuro y disparó una larga flecha espiritual que atravesó las nubes. El grito que se oyó sacó a Mira y a Serenity de su charla en un santiamén, conscientes al fin que no estaban solos ni mucho menos. Mientras resonaba el eco de aquel grito, las nubes se fueron disipando como volutas de humo hasta formar una figura humana hecha de sombras.

Notas finales:

Aclaraciones para los que no conocen Ayakashi

El AGG es, como dije antes, un juego de cartas de fantasía lanzado en 2013 para smartphones y tablets. El objetivo del jugador es, básicamente, armar un mazo de cartas con los mejores demonios posibles para avanzar en la historia, completar eventos especiales, enfrentarse a otros jugadores y a diversos demonios aleatorios.

Diferencia entre Demonios y Fantasmas: estos términos fueron tomados caprichosamente para el juego y no tienen nada que ver con sábanas blancas voladoras o esperpentos rojos con cuernos y tridentes. Los “Fantasmas” son espíritus con forma humana que representan distintos tipos de seres, ya sean humanos, animales, plantas, objetos, o incluso espíritus de cosas tan absurdas y abstractas como El Pelo de Rapunzel en Verano, La Carta de la Lujuria o la versión joven y rubia de Santa Claus. También hay fantasmas que representan seres de la mitología- japonesa, griega, romana, etc- y seres de cuentos de hadas, como Blancanieves o La Bella Durmiente. Los “Demonios” son estos mismos Fantasmas una vez que entran al servicio de un Agente Fantasma, o sea, un jugador; no sufren ningún tipo de alteración física al cambiar de estado, excepto que al convertirse en demonios están en un nivel de energía de 0%, cuando supuestamente de fantasmas ya tienen sus niveles al máximo (es el jugador el que debe entonces aumentar todos sus niveles lo máximo posible).

Tipos de Demonios: todos los demonios, individualmente de cuál sea su apariencia y poder, están clasificados en tres tipos: Espectros, Deidades y Ánimas. Los Espectros son fantasmas que tienen una fuerte encarnación al odio o sienten que tienen que hacer algo malo, o se les ha hecho algo malo; esta clase incluye criaturas tales como brujas, demonios y divinidades menores. Dentro de las Deidades se pueden encontrar dioses, deidades y héroes legendarios; están relacionadas con el reino celestial, los océanos y los mares, y son seres muy protectores con su Agente. Por último las Ánimas; son la encarnación de objetos y armas de toda clase, desde espadas antiguas hasta tanques. A veces se olvidan que volvieron a la vida, pero pueden transformarse en Tsukumogami si tienen fuertes sentimientos a través de sus maestros (ya sea amor u odio).

Clasificación por Estrellas: todos los demonios, sean del tipo que sean, tienen un rango de poder que va desde 1 a 5 estrellas (como los hoteles XD). Los de una estrella son los más débiles y comunes, los de cinco son los más raros y poderosos.

Serenity Kirkland: Mi personaje en Ayakashi se llama Serenity, en honor a la princesa de la Luna, la insuperable Sailor Moon. Sin embargo, el juego hace caso omiso de los apodos y toma a todos los jugadores pro hombres, así te hayas puesto de nick María Helena. Esa discrepancia de géneros me dio la idea de hacer un fic yaoi (bueno, eso y que los personajes tienen un marcadísimo estilo animé). El apellido, en cambio, lo inventé solo para el fic.

Reales o Inventados: todos los demonios aparecidos y/o mencionados en este capítulo son reales y pertenecen al juego, pero no descarto que salgan algunos demonios inventados por mí. Cuando ese sea el caso lo dejaré bien explicados en esta misma sección.

Cualquier duda o pregunta que tengan sobre el juego es bienvenida y pueden hacerla, en una de esas terminan jugándolo y nos volvemos compañeras ^^

Aclaraciones para los que sí conocen Ayakashi

Por forzosa necesidad muchos aspectos del juego van a ser modificados. Ejemplos:

1)    El hecho de que haya diez mil copias del mismo demonio, como Kaede o Dartz, cosa que quedaría un poco rara en el contexto de un fic. No tiene sentido decir que son clones si son demonios comunes y no viene al cuento, como en la historia de Halloween (La Reina de la Repostería) o los Ciber-Osos Asesinos, creados masivamente por la Patrulla del Tiempo.

2)    En el juego, a la hora de un combate aparecen las cartas de nuestro mazo y brillan para mostrar que están atacando. Eso llevado a una historia quedaría medio pedorro (ni que fuera Yu-Gi-Oh), así que inventé un nuevo método en el cual agente y demonio se prestan mutuamente energía espiritual para combatir (lo cual no dejaría de ser útil en el juego, ya que nunca se explica que carajo hace el sensei a la hora de la pelea si él que va al frente en su demonio en forma de carta XD).

3)    Con toda probabilidad habrá OOC, que para los que no saben es Out Of Character, expresión utilizada en un fic cuando los personajes tienen una personalidad diferente a la de la historia original. No me imagino a Eisuke Yuki poniéndose celoso o a Yukimura Sanada actuando como un acosador, pero al ser un relato yaoi es obvio que ese tipo de cosas pasarán y es mejor que desde ya lo sepan, para que no me hagan reclamos del tipo “es imposible que pase eso, Fulano jamás diría algo así!... etc. Además, la información que trae cada carta es limitada y necesito rellenar los huecos para que quede bien, sin mencionar que a muchos demonios apenas los conozco y es posible que me olvide sus características a la hora de narrarlos.

4)    Cada demonio tiene su técnica especial. Bien. Si la técnica en cuestión se llama Rayo Láser, no hay problema, es fácil de imaginar y fácil de describir. Ahora, si la citada técnica tiene un nombre delirante como Desayuno de Enamorados, La Venganza es Mía o Invitación a un Viaje, ¿cómo se supone que lo describa en la historia? ¿Yuno le arrojó huevos fritos hirviendo en la cara a su adversario? (de hecho eso en particular me hace gracia ^^) Así que es muy probable que cambie el nombre de algunas habilidades para allanar el relato, claro que con coherencia en lo que respecta al demonio de turno.

5)    En el juego, no todos los demonios tienen habilidades (cito de nuevo a Kaede y Dartz). Son los que sirven de relleno para fusionárselos a otros más fuertes, pero en el fic todos tendrán su técnica, por más que no sea fuerte o no sirva para pelear. Es una cuestión de igualdad.

6)    En alguno de los capítulos del juego (no recuerdo cual), Dora sale como enemiga por el hecho de comprar y vender demonios, contraviniendo así las leyes del Gremio, que estipulan que debe negociarse con ellos y no “cazarlos”. Sin embargo, ¡después todos los jugadores terminamos yendo a su tienda a comprar objetos y demonios! Esa doble moral es mantenida en el fic, pero la razón primordial es diferente. En el juego, porque hacía falta una Tienda y Dora encajaba perfecta en el perfil de comerciante inescrupulosa. En mi historia la razón es más compleja, pero eso lo explicaré mejor más adelante cuando aparezca Dora.

 

 Bueno, por ahora eso es todo. Para mis compañeros de gremio, espero recuperarme pronto del cataclismo de los últimos días y servir de algo en el próximo evento, aunque para serles honesta me importa más el siguiente evento torre y recuperar mi honor ganando a quien sea que toque esta vez (no, si cada vez que me acuerdo me quiero matar, debo ser demasiado obse pero que le vamos a hacer  u___u)


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