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¿Una Multa? por Dashi Schwarzung

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Notas del fanfic:

Oh bueno, éstos dos días me he dedicado a subir actualizaciones, pero hoy quise hacer algo diferente... me dieron muchas ganas de escribir este fic que he traído en mente durante quién sabe cuánto tiempo XD 

En realidad este fic estaba planeado para mi serie, sin embargo, de aquí a que llegue hasta esa parte... faltará mucho! Por ese motivo decidí subirlo antes, ya en su debido tiempo (si es que llego tan lejos con mi serie) le pondré la nota de que este fic pertenece a dicha serie.

Advertencia: éste fic contiene lemmon y en realidad... creo que es un PWP, o sea, un fic sin trama y puro porno XD no sé... no suelo escribir este tipo de fics, pero la idea me pareció buena. Así que mejor ustedes juzguen.

Notas del capitulo:

Nuevamente hago la menció de que podría haber algún error ortográfico, y si así fuera, siéntanse libres de recalcármelo, para corregirlo c: 

 

...:::¿Una multa?:::…

..::::..

.::.

.

 

Por fin había terminado su turno, había sido un día demasiado pesado, muchos problemas de todo tipo por toda la ciudad, el ser bombero definitivamente era una tarea muy ardua, pero era un trabajo muy satisfactorio después de todo, y la paga que recibía por arriesgar el pellejo vaya que era mucha.

Lo primero que hizo al llegar al cuartel de bomberos fue despojarse de su gruesa chaqueta inflamable, la dejó aventada junto a su casillero y se dispuso a caminar hacia la regadera y tomar un baño. Después de ese día tan largo, no pensaba esperar hasta llegar a casa y darse un buen regaderazo, así que prefirió hacerlo en ese momento.

Se metió a la ducha después de haberse despojado de toda su ropa, abrió la llave de la regadera, sintiendo inmediatamente cómo el agua tibia recorría todo su cuerpo y sus músculos rápidamente se deshacían de la tensión; podría decir que lo mejor del día era pasar varios minutos debajo de la regadera, con el agua despejando su mente y relajando su cuerpo.

Después de 15 minutos salió de la regadera, con una toalla a su cintura y una en su cabeza, notó que el lugar se encontraba vacío… y era lógico, pues sus compañeros también se encontraban sumamente cansados y lo único que querían era ir a sus casas,  Kagami no los culpaba. Sin tardanza se vistió lo más rápido que pudo, teniendo en mente un único propósito: ir a su casa y dormir hasta el día siguiente.

Salió de ese lugar, en dirección al estacionamiento, con su infinita maleta en mano, sacó de ésta las llaves de su auto y sin tardanza entró en su vehículo, prendiéndolo de inmediato y ajustando el espejo retrovisor. Sacó el auto del estacionamiento y lo condujo por la gran avenida; miró el reloj que se mostraba en el tablero del auto… casi la  1 de la mañana. Chasqueó la lengua al saber que era demasiado tarde, podría jugar que era más temprano, pero al no ver ni un alma por las calles, ni ningún auto transitando, supuso que ese reloj no estaba averiado.

 

No faltaba mucho para que llegara por fin a casa, unas cuántas calles y por fin podría descansar. Dio vuelta en una intersección, sin embargo, un par de luces de colores rojo y azul llamó su atención, luego escuchó el claxon de una motocicleta y miró por su espejo retrovisor, notando que una patrulla de policía lo seguía. La motocicleta se puso a su altura y el oficial, a base de señas, le indicó que se detuviera, y con un gruñido en molestia, el pelirrojo hizo caso, orillándose y bajando el vidrio para hablar bien con el oficial.

El policía bajó de la motocicleta y se quitó su casco. Kagami pudo notar aquel lindo cabello azul marino que se confundía con la oscuridad de la noche, también podía notar la piel morena del oficial, no sabía por qué de repente se había quedado embelesado mirando al chico que se encontraba a poca distancia de él; pero no quería parecer tonto, así que trató de despejar su mente.

 

—¿Ocurre algo, oficial?— Preguntó Kagami, mirando aquellos ojos oscuros del otro chico.

—Tu luz es muy tenue.— Musitó el moreno, recargándose sobre el auto y mirando aquellos orbes rubíes como el fuego.

Kagami enarcó una ceja, no entendiendo el reciente comentario del policía.

—¿Disculpe?— Preguntó, para que el peliazul dejara bien en claras sus intenciones.

—La luz de tu faro trasero izquierdo es muy tenue… apenas puedo verla…— Habló con un poco más de volumen sin poder despegar sus ojos de los del pelirrojo, quien se sintió un poco incómodo con aquél hecho —Además… manejabas a exceso de velocidad.—

El pelirrojo frunció el ceño… ¡Por supuesto que no iba a exceso de velocidad!

—Perdón oficial, pero creo que está equivocado… mi velocidad era la adecuada.— Contradijo, aún con el ceño fruncido un poco a la defensiva.

—Manejabas a 60 kilómetros por hora en una zona residencial, donde el límite es de 40 kilómetros por hora.— El moreno denotó superioridad en su mirada —Además… ¿por qué alguien como tú debería estar en estas calles a altas horas de la noche?—

 El pelirrojo apretó sus manos en puños ¿Qué demonios le importaba a ese oficial si él estaba deambulando por la calle a esa hora? No era como que le importara su vida personal.

—Soy bombero.— Fue lo único que mencionó en ese momento, esperando que al revelar su ocupación, el policía por fin lo dejara ir.

—Bueno, señor bombero, la única razón por la que creo que podrías ir a una velocidad excesiva en una calle como esta sería para acudir a algún incendio… así que dime… ¿Te dirigías a algún incendio?—

¿Qué más le costaba al pelirrojo decir una pequeña mentira? Pero… también tenía muy en claro que el cuartel de policía trabajaba en conjunto con el de los bomberos, así que mentir sería algo innecesario, además de que estaba totalmente seguro de que aquél oficial sabía la respuesta.

—No, oficial.—

El policía entrecerró los ojos al ver al pelirrojo tan a la defensiva. Se le hacía muy raro que un bombero manejara por esas calles a esas horas de la madrugada.

—Necesito ver su licencia de conducir.— Pidió el moreno, mirando hacia ambos lados de la calle por si alguien los estaba observando, y aquél hecho dejó muy pensativo al pelirrojo.

Kagami suspiró resignado, y no tuvo otra opción que hacer lo que el policía le pedía. Tomó su cartera y de ésta sacó su licencia de conducir, para dársela al chico moreno.

—Kagami Taiga…— Musitó leyendo el nombre que se mostraba en aquella licencia. Sus ojos pasaron del objeto de plástico hacia el chico pelirrojo enfrente de él, como escaneándolo para saber si eran la misma persona, pero no pudo dudar más al ver la foto y notar las cejas partidas; no pudo evitar mostrar una pequeña sonrisa ante tal visión.

—Ahora que todo está bien…. ¿Puedo irme? Quiero llegar a casa a descansar— Pidió casi como una súplica, mirando nuevamente el reloj en el tablero del auto, cómo los minutos pasaban y él seguía en la calle, perdiendo su valioso tiempo.

—Le voy a pedir que salga del auto, señor bombero.—

—¿QUÉ?— Dijo casi en un grito al escuchar la petición del oficial. No podía entender por qué el moreno quería que saliera de su propio vehículo, no es como si Kagami hubiera cometido una falta muy grave, además de que no había necesidad para eso.

—¿Quiere que se lo vuelva a repetir?—Denotó seriedad en su voz, y una mirada fría, esperando por el siguiente movimiento del pelirrojo.

Kagami se mostró sorprendido, pero después de unos segundos hizo lo que el oficial le había pedido: abrió la puerta del auto y lentamente bajó de éste, con una mueca de molestia y sus ojos irradiaban furia.

—Necesito saber su nombre, oficial.— Pidió ahora el pelirrojo, y como ciudadano tenía derecho a saber por lo menos el nombre del policía que prácticamente lo estaba hostigando.

—Aomine Daiki, patrulla número 32, número de placa 235— Dio sus datos específicos, dándole a entender al bombero que podía saber más sobre él con esos simples datos.

Kagami se encontró frente a frente con el moreno, y pudo notar el momento exacto en el que los ojos azules del oficial lo recorrieron de arriba a abajo, mirándolo descaradamente, como si lo desnudase simplemente con esa mirada.

—Ponga sus manos sobre el auto.— Ordenó el peliazul, mirando los ojos abiertos de par en par del pelirrojo.

—¿Qué? ¿Por qué debería hacer eso?— La actitud del oficial definitivamente lo estaba sacando de sus casillas, no podía soportar la forma en la que éste lo trataba y ordenaba. No había necesidad de tanto teatro, pero si el oficial lo que quería era molestarlo, lo estaba logrando, y con creces.

—Han habido muchos reportes de venta de droga… así que pienso inspeccionar sus ropas.—

 

Kagami estuvo a punto de gritar un ‘¿Qué?’ audible, pero no lo pudo hacer, pues el oficial lo tomó del brazo y lo hizo girar sobre su propio sitio, quedando el bombero con ambas manos sobre el auto. Aomine prosiguió a golpear los zapatos del pelirrojo para que éste separara las piernas, cosa que Kagami entendió de inmediato y no hizo más que lo que el oficial le pidió.

El moreno prosiguió a mirar nuevamente ambos lados de la calle, tratando de no hallar a nadie. ¡Éxito! Pasó sus manos morenas por los hombros de Kagami, luego por sus costados, por su cintura, hasta llegar a su cadera, donde se detuvo.

Kagami podía sentir cómo la inspección de Aomine iba cambiado en cada segundo… podía decir que más que una inspección rutinaria de un oficial, aquello eran como caricias por todo su cuerpo y por obvias razones le incomodaba con demasía.

Fue hasta que Aomine coló sus manos debajo de la chaqueta de Kagami que éste protestó.

 

—Hey idiota ¿Qué rayos crees que haces? ¡Eso es hostigamiento oficial!— Sintió cómo las manos del moreno llegaban hasta su pecho. Podía sentir perfectamente las cálidas manos tocar sus pezones por encima de su camiseta; en ese mismo momento trató de escapar, pero Aomine fue más rápido y atrapó ambas muñecas con las esposas que todo oficial cargaba.

—¿Hostigamiento? Vaya, creo que esa palabra no está en mi diccionario.— Susurró muy cerca del oído del pelirrojo, sonriendo por haber logrado con éxito inmovilizarlo.

—Oficial… Sabe que puedo demandarlo por esto ¿cierto?— Mostraba los dientes y forcejeaba ante las esposas, pero era en vano.

—No cuando la víctima lo disfruta…—

 

¿Qué? ¡Por supuesto que no lo estaba disfrutando! Es decir… ¿Quién disfrutaría el ser acosado sexualmente por un completo extraño? Esas palabras eran una tontería. Los pensamientos dentro de la mente de Kagami tuvieron que disiparse al sentir cómo la mano del oficial recorría su espalda; desde su cuello y se detenía en su trasero. Dio un respingo al sentir ambas manos del moreno tocar sus glúteos.

—Vaya… se nota que haces ejercicio.— Su tono juguetón no se hizo esperar, pero debía confesar que le gustó sentir el trasero del pelirrojo entre sus manos.

El bombero sintió cómo las traviesas manos de Aomine dejaban su trasero, y ahora vagaban por su entrepierna, con movimientos lentos; podía sentir perfectamente detrás de él cómo el miembro del policía poco a poco iba adquiriendo más fuerza.

Soltó un gemido ahogado cuando las manos del oficial se situaron sobre su miembro, por encima de su pantalón. Se supone que aquello era acoso sexual, no se suponía que el pelirrojo lo estuviera disfrutando, pero el no poderse mover lo dejaba a merced del peliazul. Admitía que las manos del oficial eran muy diestras, y las caricias quemaban, debía decir algo… de su boca debía salir un ‘Detente’, sin embargo su cuerpo no lo quería así… su cuerpo quería que el moreno siguiera y que no parara.

Y parecía que Aomine entendía el lenguaje corporal, pues rápidamente desabrochó el cinturón y el pantalón, y bajó el cierre, sintiendo la virilidad semi-erecta de Kagami por arriba de su ropa interior.

El bombero pudo sentir cómo las manos de Aomine hacían a un lado su ropa interior y tomaban descaradamente su miembro, dándole el suficiente placer para soltar un gemido, pero ésta vez, ese sonido se pudo escuchar.

 

—¿Qué clase de oficial de policía eres tú?­— Una pregunta tonta, pero en ese momento el cerebro de Kagami no daba para formular más palabras.

—Un oficial de policía que te hará gozar esta noche….— Respondió sin pensarlo mucho, y la pasión en su voz podía hacerse visible.

Kagami sintió que todo su cuerpo temblaba al escuchar aquella voz gruesa y sexy, no quería pensar mucho sobre la situación, ni menos sobre el lugar en el que estaban. Las calles permanecían desiertas, y ningún auto se mostraba a la vista, ninguna casa tenía las luces encendidas, y lo único que alumbraba el lugar era una lámpara con una luz no muy intensa. Era el lugar perfecto como para ser atacado sexualmente y no ser escuchado ni notado por nadie. Pero parecía que el oficial tenía razón después de todo… pues lo estaba disfrutando, y obvio que no lo admitiría.

 

La mano de Aomine se movía diestramente sobre la virilidad del pelirrojo, con movimientos de mano sutiles y delicados, uno de sus dedos se situó en el glande, sintiendo cómo el líquido pre-seminal empezaba a salir del cuerpo del bombero.

Los suspiros de Kagami no se hicieron esperar al sentirse tocado de esa forma por el peliazul, sentía cómo una mano morena se situaba sobre su miembro y otra sobre su pecho, pellizcando levemente cada uno de sus pezones, para luego hacer movimientos en círculos sobre esa zona. Podía sentir también cómo los labios del policía recorrían toda la parte trasera de su cuello, mordiendo levemente la piel expuesta; no quería admitirlo pero aquello le estaba encantando.

 

Aomine, lentamente fue quitando la mano que mantenía sobre el pecho de Kagami, sólo para llevarla a su propia boca y lamer dos dedos, luego, fue lentamente descendiendo hasta llegar a su trasero, donde lentamente bajó el pantalón y ropa interior de Kagami; sin permiso adentró uno de sus dedos en Kagami.

—Espera… ¡Idiota!  Qué demonios crees qu—Tuvo que callar sus quejas al sentir cómo el moreno movía el dedo dentro de él, chocándolo contra sus paredes, un gemido escapó nuevamente de su boca, y el policía comprendió que podía proseguir.

Ingresó ahora dos dedos en aquella estrecha cavidad, haciendo movimientos en tijera, tratando de expandir aquella entrada, a la que estaba totalmente dispuesto a entrar. Detuvo un poco sus movimientos al notar un brillo extraño, un resplandor que provenía de la mano del pelirrojo, específicamente de su dedo anular de la mano izquierda, enfocó su visión y pudo observar un anillo de oro blanco.

—Con que tienes dueño ¿Eh?—Musitó nuevamente cerca del oído del pelirrojo, sin dejar de mover sus dedos dentro de él —¿Cómo es él? ¿Es atractivo igual que yo?—

Kagami no podía negarlo, por supuesto que el policía era muy atractivo, tanto que no pudo evitar notarlo cuando recién le pidió que detuviera el auto.

—Es un idiota… Nnngh…igual que tú.— Respondió sin vacilar, pero nuevamente sus palabras siguientes murieron en su boca cuando el oficial chocó sus dedos contra su próstata, enviando descargas de placer a todos su cuerpo, y se lo dejó saber al moreno con sus gemidos que iban acrecentando cada vez en volumen.

 

El oficial de policía chasqueó la lengua, mirando por décima ocasión hacia ambos lados de la  calle, dejó el miembro de Kagami y esa mano ahora libre la puso sobre la boca del pelirrojo, intentando callar sus gemidos, pues no era una buena idea que alguien llegara y los viera teniendo sexo en plena calle; decidió mejor sacar sus dedos y esperar a que Kagami se recompusiera un poco.

—Tu esposo debe ser feliz contigo en la cama… pues esos gemidos son música.—Sonrió lujuriosamente al haber dicho aquella frase.

—Idiota…—

El insulto de Kagami sólo había hecho que al moreno le dieran más ganas de tomarlo en ese mismo lugar, y sin contenerse más tiempo, desabrochó rápidamente su pantalón, y dejó su miembro al aire, acercándose nuevamente hacia Kagami y rozando su miembro entre los glúteos del pelirrojo, quien sintió un escalofrío recorrer de arriba a abajo su cuerpo. Podía claramente sentir el líquido pre-seminal que el miembro de Aomine dejaba sobre su piel, notó cómo una mano morena nuevamente se colocaba sobre su virilidad, bombeando lentamente su miembro, mientras que la virilidad del peliazul se movía lentamente entre sus glúteos.

 

—Entonces… señor bombero… ¿prefiere una multa por exceso de velocidad o que te folle?—

“¿Qué demonios le pasa a ese idiota?” Se preguntó mentalmente, pues hacerle una pregunta como esa… era tan estúpido… y más en la situación en la que se encontraba. Si esperaba que el pelirrojo le rogara… definitivamente debía estar loco.

—La maldita multa… o te tomo completo… tú elige.— Nuevamente el moreno le dio a elegir.

Éste estúpido…”  Sintió como la virilidad de Aomine se situaba justo en su entrada,  y fue el momento en el que ya no quiso esperar más.

—¡¡Sólo fóllame, carajo!!— No podía creer las palabras que habían salido de su boca, y más que una petición aquello había sido una orden.

—Como desees…—

 

Con movimientos agresivos, Aomine tomó al pelirrojo y lo arrastró sólo un poco, para abrir la puerta trasera del auto del bombero, haciendo que éste entrara y se pusiera cómodo. Kagami simplemente se quedó en la entrada, con las manos aún esposadas, poniendo su rostro sobre el asiento y levantando el trasero, a lo que el moreno tomó aquello como una muy grata invitación.

—Apresúrate…—

El rostro de Aomine denotó sorpresa al escuchar las palabras del pelirrojo, vaya que el bombero estaba impaciente, y aquello lo había encendido como nunca.

Se posicionó detrás del pelirrojo, escupió en su propia mano y usó su saliva como lubricante. Poco a poco fue abriéndose paso en el cuerpo del pelirrojo, sentía cómo las paredes del bombero se abrían gustosamente a su paso, para su deleite y placer.

Kagami soltó un par de gemidos al notar cómo el policía lo penetraba tan lenta y tortuosamente, hasta que Aomine paró sus movimientos, llenando a Kagami con su virilidad. No esperó a que el pelirrojo se adecuara a su tamaño, sino que empezó a moverse lentamente, deteniéndose de las caderas ajenas y escuchando los jadeos quedos que llenaban el vehículo.

—Nngh… eres muy estrecho…— Mencionó el policía, agotado en placer,  sin detener sus movimientos. Kagami no respondió, pues simplemente no podía hacerlo.

Las embestidas fueron cambiando de intensidad, la fuerza en los movimientos de cadera iba en aumento, mientras los gemidos de Kagami subían en tono; no había mucho que el pelirrojo pudiera hacer, pues las esposas le impedían hacer cualquier otro movimiento.

A esas alturas el lubricante ya no era necesario, pues el líquido blanco que salía del miembro de Aomine hacía muy bien el trabajo. Sacaba su miembro y lo volvía a meter en aquella zona que lo estaba mandando a ver estrellas, además de que los gemidos del pelirrojo eran su motor.

 

Kagami dejó que sus gemidos fluyeran cuando sintió cómo el miembro de Aomine golpeaba su próstata una y otra vez con fuerza devastadora que incluso hacía que de sus ojos salieran un par de lágrimas de placer.

—Así.. así… dame más… ahhh… — Pedía el pelirrojo, pero ni siquiera estaba seguro de lo que de sus labios salía.

—Así es… gime por más… pídeme más.— El moreno daba un par de nalgadas al otro, para luego, nuevamente dirigir una mano hacia el miembro expuesto del bombero, dándole más placer del que ya tenía.

—Aomine… no duraré.. — Apenas pudo pronunciar, pues su mente se había nublado con demasía ante el infinito placer que el policía le estaba dando.

El peliazul sabía que tampoco dudaría mucho tiempo, pero aun así, trató de moverse más dentro del bombero, asegurándose de golpear aquel ‘punto dulce’ que hacía gritar y llorar al pelirrojo de placer.

Kagami empezó a sentir un espasmo en su vientre, sin duda estaba por soltar su orgasmo, y parecía que Aomine se había dado cuenta de aquello, pues se aferró con fuerza a la cadera del pelirrojo y embistió fuertemente escuchando cómo del choque de los dos cuerpos emanaba un sonido por demás obsceno, pero que era totalmente placentero para él.

Kagami se entregó al orgasmo sobre el asiento de su auto, con un grito de placer, y las contracciones de las paredes de su cuerpo le dieron a Aomine la fricción necesaria para también entregarse al placer junto al pelirrojo; dejando el líquido blanco, producto de su orgasmo dentro del cuerpo del otro. Antes de salir completamente del cuerpo del bombero, dejó un par de besos en su cuello, y un par de caricias tiernas.

 

Ambos trataban de normalizar su respiración, Aomine fue el primero en vestirse correctamente, para después empezar a buscar entre toda su ropa las llaves que abrían las esposas, hasta que finalmente la encontró y pudo quitarle al pelirrojo aquél objeto de metal entre sus muñecas.

 

—Daiki… eres un idiota… ésta vez te excediste.—Kagami se había limpiado rápidamente, y no había podido evitar ver la mancha blanca que yacía en el asiento trasero del auto; aunado a eso, sus muñecas dolían bastante por el forcejeo de la situación.

—Vamos, Taiga… no digas que no te gustó.— Una sonrisa coqueta se aparecía en su rostro. Kagami salía del auto con cara de pocos amigos, y obvio que ese gesto iba dedicado al moreno.

—Serás tú el que lave el asiento del auto.— Gruñó en molestia, mientras Aomine se acercaba a él y posaba sus manos sobre la cintura del pelirrojo, para luego juntar sus labios en un beso tierno, que le confirmaba a Kagami cuánto lo amaba.

—Deberíamos dejar de hacer estas cosas…— Nuevamente fue Kagami quien habló, mirando a su alrededor, esperando que ningún mirón estuviera al acecho.

—No prometo nada… tú sabes… la adrenalina le imprime un poco más de placer.—

 

Kagami y Aomine llevaban 3 años de casados, y desde hacía un par de meses que venían intentando hacer cosas nuevas en su relación… y esas cosas nuevas, claro, eran referenciadas al sexo. Habían estado enamorados desde hacía mucho tiempo, sin embargo, ambos estuvieron de acuerdo en hacer cosas más interesantes cuando se trataba del tema del sexo; pero había situaciones que se salían de control, y aun así debían confesar que eso era lo mejor.

 

—Daiki, debo ir a descansar… así que deja de molestar.— La queja de Kagami pudo ser escuchada por el moreno.

Aquella semana había sido muy difícil para Aomine, pues un compañero de trabajo del turno nocturno se había accidentado, y él era el encargado de suplirlo, no le gustaba nada deambular por  la noche en la ciudad, y mucho menos dejar a Kagami solo en casa, pero aquello no podía evitarse, sólo sería por unos días y regresaría a su vida normal.

Kagami por su parte no trabajaba hasta tan tarde, pero justo durante ese día se habían suscitado varios incendios y problemas comunes, y no había podido regresar a casa temprano como lo tenía contemplado, pero… viéndolo de alguna forma, aquello no había sido tan malo, pues el momento de pasión con Aomine recompensaba cualquier cosa.

—Claro, claro… mañana tienes que regresar al trabajo.— Estaba un poco decepcionado de no poder regresar a casa y dormir con su esposo pelirrojo.

—Te esperaré por la mañana… y prepárate para otra ronda.— Kagami guiñó un ojo, travieso y dejó un beso fugaz en los labios de su moreno esposo. Abrió la puerta del auto y subió a éste para encenderlo y así seguir con su trayecto, no sin antes regalarle una sonrisa a Aomine.

 

El moreno miró cómo el auto de Kagami se alejaba lentamente, totalmente satisfecho y feliz abordó su motocicleta, aún le faltaban algunas horas de trabajo, en las que se dedicaría a patrullar los alrededores, pero al menos el haber estado con Kagami le haría el trabajo más fácil, por lo menos hasta en la mañana, que cambiara el turno y tuviera que regresar a casa para volver a hacer suyo al pelirrojo que tanto amaba.

 

 

Notas finales:

 

Yo sé que no se esperaban el final :v pero este tipo de tramas se me hacen muy interesantes. Como dije, no suelo hacer fics PWP, pero me vi tentada a llevar a cabo esta idea.

Gracias por sus lecturas, reviews y críticas c: Sus comentarios siempre son bienvenidos! <3


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