Me encontraba en un sitio el cual todo se veía oscuro, no había ni un solo rayo de luz. Miré hacia ambos lados fijándome en que todo era oscuro, me empecé a agobiar y corrí hacia una dirección, aunque ninguna en particular.
Entonces sentí como una suave voz me llamaba. Se me hacía muy familiar, mas cuanto más trataba de saber de quién era esa voz, sentía que estaba más lejos de la respuesta.
La voz siguió llamándome y me dirigí hacia ella. Entonces una luz blanquecina apareció delante de mí y corrí lo más rápido que pude hacia ella queriendo desear ir a ese lugar, del cual desprendía mucha calidez.
Desperté enseguida bañado en sudor, y dándome cuenta de que estaba en mi habitación.
-Otra vez ese sueño.-pensé y miré el despertador, marcaban las 8:02.
Me levanté rápidamente de la cama. ¡Dentro de una hora tendría que estar en mi nuevo instituto! O más bien internado. Mis tíos no tenían tiempo a penas para hacerse cargo de mí por su trabajo, así que decidieron en este nuevo curso mandarme allí.
Ah, qué fastidio. Tendría que dejar a mis amigos.
Me vestí poniéndome una camiseta de mangar cortas de cuadros azules y blancos, con unos pantalones vaqueros, unas deportivas y una chaqueta de cuero negra.
Por último me miré al espejo. Tenía los pelos revueltos y los peiné, pude observar como el flequillo era mucho más largo que antes y caía más o menos sobre mi ojo izquierdo. Mi pelo era corto y negro. Mis ojos eran de un color celeste claro, y tenía unas enormes ojeras, últimamente no dormía muy bien.
Cogí mi maleta ya hecha y bajé corriendo por las escaleras para desayunar, donde se encontraban mis tíos tranquilamente desayunando.
-Buenos días.-los saludé amablemente y me senté a la mesa a desayunar. Había tostadas y cola cao.
-Buenos días.-me devolvieron ambos el saludo con una sonrisa.
-¿Estás preparado para ir a tu nuevo instituto?-preguntó mi tío manteniendo la sonrisa y mirando el periódico.
-Claro.
Durante el desayuno no hablamos mucho, ya que no llevaba una fuerte relación con ellos, y desde que mis padres y mi hermano tuvieron aquel accidente ellos y yo habíamos cambiado bastante, deprimidos por sus muertes. Cada día intentaba ser fuerte y no estar deprimido, mas a veces era demasiado complicado.
Tras terminar de desayunar, me despedí de ellos con un gran abrazo y me fui a la parada del autobús que me llevaba directo al internado.
Mientras esperaba escuchaba música con mi móvil para evitar aburrirme en el trayecto, también miraba las infinitas calles de mi vecindario y como después salimos de este.
Tras unos 20 minutos llegamos a este y me bajé.
Era mucho más grande de lo que esperé, tenía dos edificios de color blanco, supongo que uno sería el de las habitaciones y otro el de las clases. Uno de los dos tenía como seis pisos y me impresionaba.
-Aquí me voy a perder.-pensé algo desanimado. Todo esto era un fastidio para mí.
Me dirigí al edificio de en frente, y pude comprobar que en la primera planta estaba secretaría. Caminé hacia la dependienta que era bastante joven, tenía el pelo castaño con este recogido en un moño, y los ojos del mismo color, y llevaba unas gafas.
-Perdone.-dije haciendo que captara mi atención.- ¿Me podría decir dónde está mi habitación?
-Claro.-me sonrió mientras me miraba y buscaba una libreta.- Tu nombre.
-Kuro Taisei.-le respondí mientras ella buscaba mi habitación.
-Es la habitación 198, y está en el otro edificio.-cogió algo de su cajón y me lo entregó lo que parecía ser una llave.-Ten.
Me iba a ir cuando justamente la secretaria me volvió a llamar.
-Taisei, antes de que se me olvide, a las 11 tienes que estar en tu clase, ya que el tutor de la clase dará la charla sobre las normas de aquí y demás. Si no sabes dónde está tu clase, puedes mirarlo en el tablón de allí.-lo señaló mientras hablaba y miré hacia donde me indicaba percatándome de que muchos estudiantes se agrupaban mirándolo.
-Gracias.-dicho esto me fui por fin a mi habitación. Observándolo todo a mí alrededor, como si fuera un niño pequeño.
Los pasillos estaban pintados de un azul claro, aunque se notaba que la pintura estaba algo desconchada. Tras un buen rato encontré mi habitación. En la puerta a parte del número de habitación indicaba los integrantes que estarían en el curso en ella. Ponía dos el mío y el de otro chico llamado Haru Asai.
Toqué la puerta antes de entrar algo nervioso, ya que no acostumbraba a conocer gente nueva y en ocasiones solía ser muy tímido. Al no recibir respuesta entré, y no había nadie en la habitación. Era muy espaciosa, tenía dos escritorios para estudiar, dos camas por supuesto. Una TV de plasma con un pequeño sofá y además un baño en la propia habitación.
No era tan malo como esperaba de momento.
Dejé la maleta a un lado y empecé a sacar mi ropa para meterla en el armario.
Tras eso salí a dar una vuelta por el internado ya que aún me quedaba unas dos horas para ir a mi clase.
Primero decidí irme al edificio donde estaban las clases, había desde secundaria hasta bachillerato, y después aulas para los clubs.
Todo estaba muy bien organizado.
Caminé algo más hasta encontrarme una clase abierta, y me asomé curioso, pude ver como un chico muy alto, de cabellos rubios y largos el flequillo hacia un lado, y los ojos de un color dorado. Vestía una camiseta simple con un dibujo de una estrella en el medio y unos pantalones vaqueros. Tocaba la batería, mientras otro no tan alto como el anterior, pelo rizado albino con mechas azules en las puntas y largo hasta los hombros, con una camiseta azul de tirantes, unos guantes sin dedos y unos pantalones también negros algo ajustados. Tocaba la guitarra, parecía que estaban ensayando para algo.
Entonces se percataron de que yo estaba allí y ambos me miraron algo sorprendidos.
-No esperaba encontrarme a alguien por aquí-me dijo el de los pelos blancos que parecía un viejo pero con mechas azules.
-Lo siento estaba echando un vistazo al internado y entonces escuché un ruido procedente de aquí y me paré a observar de qué se trataba, pero ya me iba-me excusé ya que pude haberlos molestado.
-Eres nuevo, ¿no?-me preguntó el otro serio, me intimidó un poco pero yo me mantuve igual de serio.
-Sí, ¿cómo lo sabes?-pensé que era adivino o algo por haberlo sabido.
-Llevamos aquí desde primero de ESO y conocemos todas las caras, así que sabemos cuando uno es nuevo o no, pero tú no tienes pinta de ser de primero.-respondió el otro con una sonrisa.
Me entraron ganas de pegarle, ¿estaba ciego o qué? Claro que no lo era, O ¿es que me veía realmente enano?
-Claro que no.-le dije molesto.
-Jajaja, venga no te enfades, solo era una broma-me decía mientras intentaba tranquilizarme.-Me llamo Dereck Morgan y este es, mi mejor amigo Kaoru Minami, ¿y tú?
Por el nombre supuse que era extranjero.
-Kuro Taisei.-me presenté con una leve sonrisa, y Dereck se acercó a mí tendiéndome la mano la cual estreché y Kaoru hizo lo mismo.
-¿En qué curso estás?-preguntó el rubio después de haber estado un largo rato sin decir nada.
-En primero bachillerato, ¿y vosotros?
Escuché como Dereck soltaba una leve risa, ¿de qué se reía este idiota? Me ponía de los nervios.
-No lo parece.-se burló de mí, inmediatamente lo miré con mala cara.
-Puedo ser un enano, pero tú eres un viejo.-le respondí y después me marché de allí dejándolos a los dos solos.
¿Qué se creía el viejo ese? Sufría de retraso.
Si iba a encontrarme con gente así de idiota aquí, no lo soportaría.
Después de eso seguí deambulando por el lugar, hasta que llegó la hora y me fui a mi clase.
Entré y me di cuenta de que el idiota de Dereck estaba en mi misma clase. Esto no podía ser, si no soportaba al viejo ese, menos en la clase. Me quedé unos minutos mirándole, percatándome de que estaban rodeados de más gente. Una chica de baja estatura más o menos como yo, de pelo ondulado y largo hasta el trasero o más (que exageración) y negro como el mío. Otra chica de pelo rubio corto y el flequillo recto y ojos dorados como los de Kaoru, más baja que yo, de inmediato se fue de clase.
A lo mejor no era de esa, qué se yo.
Otra chica más de pelo rubio largo como el de Kaoru con flequillo recto también ojos dorados, y llevaba unas gafas grandes de color negras. Y por último un chico pelirrojo con el flequillo hacia un lado que le ocupaba toda la frente y pelo corto. Sus ojos de un color verde claro, y también me fijé en que tenía pecas. Su estatura era como la mía más o menos.
Me percaté de que en ese momento llegó el profesor, y que también el único sitio libre que había era al lado de Dereck.
Me quería morir en esos precisos momentos, y sin más remedio me tuve que sentar a su lado. A su izquierda se encontraba Kaoru.
-Nos volvemos a encontrar.-me dijo mientras sonreía. ¿Tan contento se encontraba de verme? Porque yo no.- No creía que te encontrabas en el bachillerato de ciencias. Espero que no llevemos bien.
-Por haberme llamado enano indirectamente, ya no nos llevaremos bien.-le sonreí de manera pícara, y no pude evitar reírme por la cara que puso.
-Muy buenas a todos, soy vuestro nuevo tutor y profesor de física y química, espero que nos llevemos todos bien y que no haya ningún problema. Mi nombre es Albert Doi.-explicó con una sonrisa.
Por alguna razón su nombre y apellido me resultaban muy familiares, tal vez los escuché en algún sitio, mas no logro acordarme.
Antes de todo empezó a pasar lista.
-Taisei Kuro.-dijo mi nombre y levanté la mano, el profesor me miró con una cara que no pude bien cómo identificar. ¿Enfado tal vez? Esto me parecía muy raro.
-Con qué cara más rara te ha mirado Albert.-me comentó Dereck susurrándome. Tal vez me lo dijo para picarme un poco, pero él tenía toda la verdad.
Después de pasar lista, y conocer nuestras caras empezó explicando las reglas.
-Como todos los años es obligatorio que expliquemos las reglas, aunque supongo que ya todos os lo sabéis. Las clases son de 8:15 a 14:45. La tarde la tenéis libre, a menos que un profesor os diga que asistáis a sus clases de refuerzo. El comedor está abierto desde las 7:00 hasta las 8:15, después se cierra, y se vuelve a abrir al finalizar las clases. Se cierra a las 21:30 se vuelve a cerrar hasta la mañana siguiente. A esa misma hora todos deben de estar en sus respectivas habitaciones o se les castigarán y por supuesto a esa hora tampoco se puede estar en el cuarto de las chicas. Está prohibido salir entre semana del internado, y para salir los fines de semanas hay que pedir un permiso, si no también se les castigará.-después de todo aquello siguió explicando cómo iría el curso y demás.
Lo demás a penas lo escuché, me fui a mi mundo. ¿Por qué ese profesor se me hacía tan familiar? ¿Por qué me miró con esa cara? Yo no le había hecho nada de nada. Mis pensamientos fueron interrumpidos por Dereck.
-Taisei, ya es hora de irnos, parece como si no estuvieras atendiendo en nada a lo que dijo.
-Es que no he atendido a penas. Ese profesor me suena de algo, pero al mismo tiempo no le conozco.
-No te preocupes, anda, vamos, te voy a presentar a mis amigos-antes de que pudiera reprocharle Dereck me abrazó por los hombros arrastrándome con él.