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El cabello rosa de la seduccion por JDFics

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Notas del capitulo:

(º-º)(º-º)(º-º)(-.-)(º-º)(º-º)(º-º)(º-º)

POV Sting

Mientras tomaba a Natsu de la cintura le besaba todo el cuello y acariciaba con mis dedos la suave piel que tenía, era irresistible a mis ojos, no podía contenerme mucho, era como si me tuviera completamente hechizado, era una pena ya que no ponía ni un poco de resistencia a su hechizo.

Poco a poco me desvestí quedando solo en ropa interior, sin control deshice mi forma humana un poco y con mis cinco colas lo tome de manos y piernas.

-          Espera Sting, esto es vergonzoso – dijo sonrojado

-          Vamos que sé que te gusta mucho – decía mirándolo a la cara

-          Si me gusta, pero a veces me duele un poco, además no podemos ir más lejos

-          ¿Por qué no? – pregunte – podríamos hacerlo sin parar, te nutrirías mucho más que con lo de siempre

Tenía en mente no parar, pero a veces veía a Natsu y algo dentro de mí me decía “DETENTE”, no entendía que era pero me preocupaba por Natsu, no quería que pensara mal de mí así que solo terminábamos jugando un poco.

-          ¿Sting? – dijo de repente

-          ¿Qué pasa? – pregunte

-          Otra vez te pierdes en tus pensamientos – dijo preocupado – ¿pasa algo?

-          Nada – dije de nuevo acariciándolo – sigamos

Lo tome de la barbilla y a punto de darle un beso me detuvo de nuevo, por lo que veía no quería besar a nadie pero en sus ojos notaba que lo deseaba, si no quería hacerlo nunca lo obligaba, siempre hacia lo que él me permitía hacer, aunque no me gustaba del todo era lo mejor, prefería no obligarlo a nada, eso sí, siempre permitía mis jueguitos en la cama para darle algo de placer, le gustaba un poco, incluso la última vez me pidió que le diera de nalgadas para reprenderle un poco, no sabía que era algo masoquista, yo encantado como siempre.

Lo solté y en la cama juntos lo acariciaba sin parar mientras besaba cada parte de su cuerpo, sabia tan dulce que era una adicción lo que tenía, siempre estaba ansioso por tenerlo, era algo que necesitaba siempre, a veces le pedía que me dejara hacerlo en la escuela, pero fueron unas cuantas veces, hasta que me acostumbre a esperar mi turno.

-          A ti te pasa algo – dijo interrumpiéndome

-          No es nada – respondí bajando la mirada

-          No mientas, no puedo leer tu mente pero cuando lo intento siento una enorme tristeza y me preocupa

No es que me sintiera triste, pero a veces recordaba la vida con mi familia, era algo de nostalgia tal vez, nada más.

Quería evitar que Natsu se preocupara por cosas innecesarias, solo sonreí diciéndole que no era nada importante.

-          Sigamos – dije tomándolo de nuevo

Acaricie cada rincón de su cuerpo suavemente, no podía resistirlo, su piel era tan suave y su aroma me atraía cada vez más a él, era algo imposible resistirme a su encanto.

Sin pensarlo me le lance y lo tome por sorpresa, lo deje bajo la cama y con mis colas lo sujete para que no pudiera moverse.

-          Sting te dije que no…espe…aaahh

Lo acaricie con ambas manos haciendo que poco a poco soltara gemidos cada vez más fuertes, mordía sus labios y se retorcía sin parar mientras mis dedos jugaban en su cuerpo.

-          Natsu – dije de repente

-          ¿Qué pasa Sting? – me pregunto al escucharme

-          Quiero hacerlo contigo – dije serio

De pronto el ambiente cambio, paso a un silencio total, solo veía la cara de Natsu avergonzada intentando evitar el contacto directo, me le quede viendo fijamente hasta que me respondió.

-          Lo…lo siento Sting pero no puede ser

-          Lo sabía – pensé

Solo baje la mirada para evitar que se diera cuenta, en ese mismo momento seguí tocándolo para que no se diera cuenta de la expresión de mi rostro, de seguro era la peor.

-          ¿Qué puedo hacer ahora? – pensaba

Sin querer comencé a recordar un poco de mi pasado, como solía vivir con mi familia, como era siempre mí día a día.

Vivía en las montañas, desde pequeño sabía que era especial, mi familia ha pasado de generación en generación siendo venerada por los humanos, siempre fue así, hasta que cumplí los diez años, fue entonces cuando todo paso, fue tan rápido que apenas pude darme cuenta.

Solo recordaba como mis padres eran asesinados por espíritus negros, mire claramente cómo eran poseídos por demonios que los destrozaron poco a poco por dentro hasta dejarlos irreconocibles, de toda mi familia solo yo escape, de cinco hermanos solo quedo yo y de aquel templo al cual iban a rendirnos tributo solo quedan unas cuantas piedras levantadas, nadie recuerda nada ya por esas zonas, nadie si quiera sabe quién soy, despues de todo nos olvidaron mucho antes de que todo eso pasara.

Desde entonces me dedique a entrenar hasta ser el más fuerte, siempre en mi mente era atormentado, la única forma de evitar esos recuerdos era matando a los malditos demonios que encontraba.

Cuando llegue aquí, supe de inmediato que Natsu era uno de ellos y no solo eso, incluso la escuela tenía un poder que podía percibir desde varios kilómetros, por esa razón entre en el instituto, pero las cosas terminaron tomando otro curso.

-          ¿Sting…? – escuche de repente

-          Perdón – dijo poniendo su mano en mi hombro – no es que no quiera, pero aun no me siento listo

-          Está bien – dije con una sonrisa fingida – esperare hasta entonces

Sus manos eran tan cálidas que no sabía cómo explicarlo, me recordó a mi familia, mis ojos no se pudieron contener y una pequeña lagrima cayo, al momento hice un gesto para evitar que Natsu lo notara y continuamos, esta vez sentí que Natsu fue más cuidadoso, incluso me acaricio varias veces de manera suave, como si me intentara consolar.

No me di cuenta de cuando, solo desperté al sentir una calidez a mí alrededor, era Natsu el cual me abrazaba fuerte, solo sonreí y me acosté abrazándolo también.

-          Los quiero – escuche que dijo ente sueños

-          Nosotros también te queremos mucho – le susurre al oído y lo bese

Me acosté para quedarme dormido de nuevo, soñé entonces con mi familia de nuevo, como me abrazaban cuando era pequeño y solo sonreía disfrutando el momento.

Este había sido el mejor día desde que lo conocí…


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