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Los dias pasan por aleii

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Notas del capitulo:

Espero les guste (:

 

 

                                  1-¿El final?

 

-Quiero que entiendas, y también quiero que no te enojes- hablaba en serio; todo en él reflejaba una enorme seriedad, los músculos contraídos, la mandíbula tensa, pero lo peor, su mirada, tan lejana, tan ajena, que me hacía saber de antemano que todo estaba perdido.

Baje el rostro, anteponiéndome a él, a lo que estaba por decir. Quería crear la máscara perfecta para cuando escuchara aquellas palabras que terminaran por destruir mi mundo. Lo haría por él, porque era lo que se merecía de mi parte. Un último esfuerzo.

-Esto… se terminó, yo… no puedo Diego, lo siento

Había sido peor de lo que me había imaginado. Esta vez no era una imagen creada por mi cabeza, apareciendo noche tras noche, mientras esperaba por su decisión. Esta vez era real. Demasiado real. Podía sentir como me iba hundiendo poco a poco, cada vez más profundo; me faltaba el aire y quería llorar.

Tenía tantas ganas de llorar como nunca antes había sentido en mi vida, quería tirarme al suelo, y suplicar, quería gritar e intentar llenar aquel vacío que comenzaba a abrirse paso en mi interior.

Pero no lo hice.

En cambio, hice una de las mejores actuaciones de mi vida. Y le sonreí.

-No te disculpes-murmuré, aun siendo imposible alzar el rostro-dije que respetaría tu decisión y así será

-Yo… Diego…

-De verdad-involuntariamente dirigí mis ojos hacía los de él, y verlo fue como un puñalada directa en el corazón. Estaba ahí, justo frente a mí, pero al mismo tiempo lo sentía a kilómetros de distancia… no podía desearlo, amarlo, tocarlo… ya no más. –Todo estará bien ¿ok?-reteniendo la respiración, alce mi brazo, rozando ligeramente su hombro en un signo de camaradería.

Luego no pude más.

 

 

 

 

ACTUALIDAD

Sus manos tomaron de mis hombros con fuerza, y su rostro reflejo aquella expresión de solidaridad que tanto me gustaba. Tenerlo cerca ayudaba a calmar mis nervios, siempre inoportunos.

-¿Te das cuenta de que es una gran oportunidad?-preguntó emocionado

Sonreí

-Pero, ¿lo hare bien?

-Diego, por favor, eso ni se pregunta, ¡pues claro que lo harás bien!

Sus ojos y los míos conectaron por un breve momento en el cual pude sentir que aún existía aquello que alguna vez nos unió, pero entonces, un molesto tono de celular interrumpió aquel instante, captando su atención.

-¿Me disculpas?-preguntó, pero ya tenía el teléfono en la mano

No hizo falta contestar, porque en un segundo él se giró, hablando animadamente.

Al instante, toda la confianza y la felicidad se vinieron abajo de golpe. Una vez más me sentí atrapado en arenas movedizas. ¿Cuándo podría olvidarlo?

Sentía que era imposible. Con cada minuto que pasaba lo amaba un poco más ¿Acaso eso era probable? Aun al verlo salir del baño por las mañanas, podía notar como se aceleraba mi corazón. Y me continuaba pareciendo irremediablemente guapo.

¿Debería sabotear su belleza?

Pero ni así podría alejar aquellos sentimientos. En el fondo, sabía que no me quedaba más que esperar, “el tiempo lo cura todo”, quería creer que así era.

-Era Mía- comentó, al regresar junto a mí.

Quise poner los ojos en blanco. Ya lo sabía. Aquel brillo en sus ojos y la idiota sonrisa en el rostro lo delataban. Por un breve momento tuve el impulso de pisotear su celular contra el suelo; pero me reprimí. En cambio, sonreí.

En los últimos meses me había vuelto un maestro del engaño. Incluso ahora él me creía.

-Que linda chica ¿no?-ladeé el rostro, con aire soñador

-No lo sé, un poco-se encogió de hombros y desvió los ojos hacía otro lado, evitando mirarme.

En mi interior, lo maldije. Tom era pésimo mintiendo.

-Oh, vamos, pero si ella te encanta

-Pues es guapa

-¿Y?

-Pero no me siento listo para una relación, al menos no todavía

-¿Ah? ¿De qué hablas?

Por un momento, sentí que el aire se estancaba en mi interior.

-Pues ya sabes, siento que es muy pronto

-Pero… entonces ¿te gusta enserio?

Una vez más se encogió de hombros

-Es muy pronto para decirlo

-¡Diego, puedes pasar!-me llamaron desde la oficina y no pude más que dejar en paz la conversación.

O eso quise creer. En cuanto puse un pie dentro del lugar donde sería la entrevista no tuve ganas más que dar media vuelta y regresar con él. Con Tom. Debía saber si hablaba enserio sobre Mía.

¿Acaso ya me había olvidado?

Podía sentir como cada pequeña fibra de mi cuerpo se encontraba en alerta.

¿Había sido olvidado?

Por un breve instante maldije a la vida, ser hermano de Tom era un terrible castigo. Siempre estaría atado a él quisiera o no. Y en estos momentos lo único que quería era escapar, muy, muy lejos. Y no verlo nunca más.

Al menos así podía fingir que todavía me amaba tanto como la primera vez.

-Entonces, ¿Qué es lo que busca de esta empresa, señor… Castilla?

Al sentir la inquisitiva mirada de ojos pequeños del hombre que se encontraba frente a mí, recordé que es lo que hacía en aquel lugar. Una entrevista de trabajo. Si había alguna opción para alejarme de Tom, esa era esta oportunidad.

Un buen trabajo, donde ganara el dinero suficiente como para mudarme. Vivir lejos de Tom sería un gran comienzo.

Así que tomando todo el valor que sentí se había perdido en algún momento de mi vida, jale aire profundamente, y mire fijamente al señor de anteojos que continuaba esperando mi respuesta.


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