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Amor ciego sordomudo por PJ Brown

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Notas del fanfic:

Tres pequeños One Shots, que se relacionan entre sí por una única palabra: Amor.

 

KaiSoo, HunHan, BaekYeol.

 

Ojalá sean de su agrado.


 
 
 

     

     

Notas del capitulo:

Recomendación musical: Scream de D.O Kyungsoo


 
 
 

Kim Jongin ingresó en un café que muchas veces había visto de paso hacia su casa, pero nunca se había detenido a entrar y darle su veredicto. El sitio era pequeño, pero agradable; tenía mesas en el exterior con sombrillas, mientras que en el interior habían bancas de madera que le daban un estilo bastante original al lugar, el cual estaba iluminado por pequeños focos de un tenue color oro.

 

Cuando se sentó, un chico de baja estatura se acercó a él para atenderle; para ser asiático tenía los ojos demasiado grandes. El nombre que alcanzó a leer en su placa era Kyungsoo.

 

-Un capuccino, por favor-  pidió con una ligera sonrisa.

 

El chico preguntó si se le ofrecía algo más.

 

-No. Muchas gracias.

 

Haciendo una pequeña reverencia, haciendo gala de la educación que le exigían tanto en su empleo como en su hogar, el joven de nombre Kyungsoo se retiró para encargar la orden de Jongin, quien se colocó unos auriculares, extrajo una pluma del bolsillo de su pantalón –siempre solía cargar con una- y empezó a hacer garabatos en una servilleta.

 

De pronto, notó que hubo mucho movimiento a unas cuantas bancas delante de él, en donde parecían estar felicitando a alguien por su cumpleaños dándole varios abrazos. Y justo frente a la caja registradora, estaba el mesero que le había atendido, Kyungsoo, delante de un micrófono, cantando.

 

Jongin esbozó una sonrisa. Las miradas de ambos se cruzaron y Kyungsoo se sonrojó avergonzado, buscando otro punto en el cual poder centrar la vista; sin embargo, podía sentir la mirada de Jongin sobre él.

 

Minutos después, Kyungsoo se acercó a la mesa de aquel joven que escuchaba música con sus auriculares puestos, para hacerle entrega de su café.

 

-Gracias-  le agradeció Jongin amablemente.

 

Y luego de que Kyungsoo diera una reverencia antes de dar media vuelta, Jongin se dijo que volvería para tener la oportunidad de conocer a aquel chico, al cual no podía quitarle los ojos de encima.

 

Aquel fue su primer encuentro. Kyungsoo lo recordaba hoy en día al pie de la letra, desde lo curioso que le resultó que el chico se pusiera a dibujar en una servilleta, hasta lo incómodo que se sintió cuando tuvieron un contacto visual durante unos segundos. Luego, se llevó una enorme sorpresa con respecto a Jongin.

 

En la tercera ocasión que se encontraron, el moreno leía un libro con auriculares puestos, así que no pudo percatarse de que Kyungsoo volvía a cantar para alguien que festejaba algo en especial.

 

Una servilleta se deslizó silenciosamente sobre la página que Jongin leía.

 

¿No te gusta cómo canto?

 

Jongin arqueó las cejas con sorpresa y alzó la vista para mirar a Kyungsoo, quien se hallaba sentado justo frente a él; aparentemente su medio tiempo había terminado por aquel día.

 

El moreno cerró el libro y se dispuso a escribirle una respuesta.

 

No es eso. Me encanta verte cantar.

 

Kyungsoo frunció un poco el ceño al leer aquellas palabras. Había algo raro que no lograba comprender.

 

Siempre estás escuchando música cuando canto…

 

Jongin sonrió y meneó la cabeza lentamente.

 

No lo hago.

 

De pronto, Jongin le mostró que sus auriculares no estaban conectados, provocando la confusión de Kyungsoo, que incluso se sintió un tanto enfadado ¿Había estado fingiendo todo aquel tiempo? ¿Con qué intención? ¿Quería hacerlo sentir mal porque era el único que se atrevía a ponerse auriculares e ignorarlo al cantar?

 

¿Entonces? No te entiendo.

 

Las siguientes dos palabras que Jongin escribió, cambiaron la perspectiva de Kyungsoo completamente.

 

Soy sordo.

 

Jongin aprendió a leer los labios desde que era muy joven y practicó durante años para poder hablar. No obstante, la vía más sencilla para comunicarse era a través del lenguaje de señas, el cual Kyungsoo decidió estudiar para que Jongin no se esforzara demasiado para comprenderlo al momento de hablar.

 

Pero desde esa vez en que ambos escribieron sobre una servilleta, empezaron a hacerlo constantemente, hasta que se convirtió en una forma especial de comunicarse que sólo ellos compartían.

 

No había necesidad de hablar, pues Jongin ya podía escuchar la voz de Kyungsoo en su cabeza perfectamente cada vez que leía sus palabras en un pequeño trozo de papel.

 

En cuanto Jongin escribía algo…

 

Me gustan tus ojos.

 

…Kyungsoo le respondía al instante.

 

A mí me gusta tu sonrisa.

 

Sin embargo, cada vez que salían juntos a alguna parte, luego de que el turno de Kyungsoo finalizaba, Jongin recurría al habla.

 

-¿Te gusta mi voz?-  preguntó el moreno de manera inesperada, mientras ambos caminaban tomados de la mano por un parque.

 

Kyungsoo se sonrojó un poco, sonrió y se volvió hacia Jongin para otorgarle una respuesta. Los subtítulos imaginarios saltaron a la vista del moreno, siendo capaz de leer “Por supuesto, tienes una voz preciosa”.

 

La mirada de Jongin se entristeció un poco al volver a centrar su mirada al frente.

 

-Ojalá pudiera escuchar la tuya…

 

Kyungsoo sintió una dolorosa punzada en el corazón. Todo el mundo lo halagaba por su grandiosa habilidad al cantar, muchos le habían dicho en varias ocasiones que tenía una voz maravillosa, pero jamás se comportó arrogante con respecto a ello. Sin embargo, en esos momentos deseó con todas sus fuerzas que Jongin pudiera escucharlo, aunque sea un poco para alejar su tristeza.

 

El chico le dio un pequeño apretón en la mano al moreno, indicándole que quería decirle algo.

 

“Puedes hacerlo”

 

Jongin negó con la cabeza.

 

-No puedo. No escucho absolutamente nada.

 

Kyungsoo lo ignoró y ante la confusión de Jongin, lo sentó sobre una banca.

 

“Voy a cantar y quiero que imagines mi voz”.

 

Lo que sucedió a continuación, dejó a Jongin anonadado.

 

Kyungsoo comenzó a cantar, pero no sólo estaba recurriendo a su voz para transmitirle lo que decía, sino que además utilizaba el lenguaje de señas para que le resultara más sencillo entenderlo. Jongin notaba que ponía sentimiento al momento de cantar, lo veía en la expresión de su rostro, fue por eso que trató de otorgarle tales sentimientos a sus palabras para que no fueran sólo eso: palabras.

 

La letra de su canción era triste, pero tenía un fuerte sentimiento de esperanza que tocó lo más profundo del alma de Jongin, quien sintió que iba dirigida hacia él o que de alguna manera estaba cantando por ambos. Sus ojos se cristalizaron.

 

En cuanto Kyungsoo terminó de cantar, luego de hacer un sobreesfuerzo para no cometer ningún error por medio de las señas –había estado practicando bastante en casa-, Jongin se puso de pie y lo estrechó entre sus brazos.

 

-Me encanta. Tu voz me encanta.

 

A continuación, el moreno se separó un poco de él y lo miró fijamente a los ojos.

 

-Tal vez no la escuché aquí-  apuntó su oído con su índice-, pero la escuché fuerte y claro, justo aquí.

 

Se llevó la mano al corazón.

 

Fui ahí, en ese preciso momento, cuando Kyungsoo se dio cuenta de que quería proteger a Jongin de cualquier cosa y hacerlo sentir como cualquier otra persona. Quería hacerlo sentir especial. Él se encargaría de hacer oídos sordos a los comentarios de la gente que pudiera juzgar mal al moreno, e ignoraría a cualquiera que le dijera que estar junto a él era una pérdida de tiempo.

 

Tomó el rostro de Jongin entre sus manos y le sonrió con ternura.

 

“Deja que me quede a tu lado”.

 

Así lo hizo.

 

Y un día, cuando ambos salieron a uno de sus restaurantes favoritos, Jongin escribió algo inesperado en una servilleta y se la entregó a Kyungsoo, quien se sonrojó al leerla.

 

Me gustas mucho.

 

Kyungsoo miró al moreno avergonzado y éste simplemente le sonrió, mostrándole aquella perfecta sonrisa que provocaba cosquillas en su estómago.

 

Tú también me gustas.

 

Su primer beso fue en el cumpleaños número diecinueve de Jongin. Kyungsoo llegó al departamento del moreno antes de que éste regresara del instituto, pegó notas por todas partes deseándole un feliz día, mientras que en la caja del pastel que había comprado para él, se leía “Cómeme” y en el vaso de leche “Bébeme”.

 

En cuanto Jongin llegó a su hogar, sus ojos brillaron de la alegría y la emoción. Las paredes estaban repletas de notas con la letra de su querido Kyungsoo y éste le esperaba pacientemente en el comedor. No pudo evitar echarse a reír cuando leyó lo escrito en su pastel y en el vaso.

 

Lo mejor de todo fue cuando Kyungsoo le cantó deseándole feliz cumpleaños por medio de señas. Mejoró bastante en aquella habilidad durante el paso del tiempo.

 

“No te compré nada porque quiero que tú elijas tu regalo ¿qué es lo que quieres?”

 

Ante el cuestionamiento que le hizo su ahora novio, Jongin se limitó a escribir una nota que pegó en su propia frente.

 

Bésame.

 

Kyungsoo se puso colorado, pero se armó de valor, tomó el rostro de Jongin entre sus manos, y le plantó un dulce beso en los labios con un poco de timidez.

 

Al final, no importaba si Jongin no podía escucharlo cantar, no importaba si la gente le interrogaba la razón por la que estaba con alguien que no podía disfrutar de la música tanto como él. Lo importante era que se amaban y que estaban juntos.

 

El amor es sordo, pues muchas personas podrán decirte que amar a cierta persona no es lo correcto, o tratarán de engañarte para hacerte creer que quien amas no te quiere de verdad, pero el amor sólo te hace escuchar tu corazón.

           
Notas finales:

Es la primera vez que escribo KaiSoo, así que no sé si estén confromes con el resulado. Por mi parte, creo que estuvo bien :3


 
 
 

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