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Lady Takao por Terashima San

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Notas del fanfic:

Hola!!!

bueno esta historia se divide en dos partes 

la primera la subire hoy  y mañana pondre el resto.

Sin más gracias por leer

 

 

Notas del capitulo:

Los personajes de Kuroko no me pertenecen, son propiedad de:

Tadatoshi‏ Fujimaki‏

Usados en esta historia para fines de entretenimiento

1

 

Lady Takao

 

En el muro quedaron los tatuajes del juego,
el tiempo me conmina pero no me doblego,

 

Midorima bajo las escaleras con parsimonia. Su papá le había mandado a hablar y eso no pronosticaba nada bueno.  Toco la puerta del despacho y espero que se le concediera permiso para pasar. Su padre le miro unos momentos antes de hablar.  Sus ojos verdes se toparon con los propios indicándole con la mirada que tomara asiento.

—Hijo, ya tienes 17 años. — Dijo su padre, poniéndolo tenso al instante. — En natural que a estas alturas exista una jovencita que te guste, y tengas una novia. — Shintarou levanta la ceja no es la primera vez que tienen esta platica, pero le resulta igual de incomoda que las veces anteriores. Este tipo de situaciones lo estresan.—  A pesar de eso no has traído a nadie a la casa, ni hemos tenido que ir a la casa de los padres de alguna para pedirles permiso para que pretendas a su hija.

Midorima suspira con pesadez, siempre son las mismas palabras, él siempre dará la misma respuesta.

—Papá, eso ya no se usa — Le recuerda, aunque está dispuesto a ir a pedir el permiso de los padres de Takao para pretender a su hijo, aun cuando no está dispuesto a admitirlo en voz alta. Primera porque no sabe cómo su padre tomara el hecho de que él este enamorado de un hombre y segunda porque ni siquiera ha reunido el valor suficiente para confesársele a Kazunari.

—Ya lo sé hijo, pero puede darse el caso, en fin, no es eso lo que quería decirte. — Shintarou se tensa de nuevo, no es así como debe avanzar la conversación; su padre debería darle un sermón sobre los deberes que tiene un verdadero caballero en nuestra sociedad actual y dejarlo ir sin más. Pero las cosas son diferentes, y cáncer está en el último puesto de ranking eso no pronostica buenos resultados. — Mañana tu madre y yo daremos una fiesta, ira por supuesto la familia y las familias de algunos de mis socios. Estoy seguro de que encontraras alguna jovencita que…

—No quiero — Interrumpe Shintarou a su padre, nunca en su vida se ha atrevido a contradecirlo, pero ahora ha sacado valor de lo más profundo de su ser, no puede acabar prometido en esa fiesta, no cuando él ya tiene alguien en el corazón. Presentarle a una chica en esa fiesta no puede tener otro propósito.

— ¿Por qué no?, ¿Acaso estas saliendo con alguien ya? — Pregunta su padre, poniendo aún más nervioso a Shintarou que no está seguro de que decir a continuación.

—Sí, hace poco comencé a salir con alguien. — Un sonrojo asalta su rostro cuando a su mente llega la sonrisa de Takao; Shintarou desvía la mirada, no mira la sonrisa complacida en el rostro se su padre, pero escucha el sonido alegre de su voz cuando le responde.

—Invítala entonces — Dice aparentemente serio. Shintarou abre los ojos por la sorpresa. Eso es algo que no esperaba. — Es una fiesta de gala, asegúrate de decírselo, si tiene algún problema con sus padres por la repentina invitación házmelo saber para poder hablar con ellos y hacerle una invitación formal. — Dice su padre, levantando de su asiento en señal de que la plática ha terminado, palmea el hombro de su hijo orgulloso y sonriente. — ¡Felicidades hijo! — Dice, ahora ya, sin disimilar la emoción. — ¿Cómo se llama la jovencita? —Pregunta.

—Takao — Responde Midorima, sin meditar antes, está a punto de sufrir un infarto cerebral, la cara de su padre se contrae en una mueca y sólo entonces se da cuenta de lo que ha dicho.

—¿El chico que está contigo en el club de basket? — Interroga, nervioso, sin estar seguro de si quiere o no saber la respuesta.

—Es su hermana — Miente Shintarou, sintiendo nauseas.

—¿La que tiene seis años?

>>Mierda<< Piensa Midorima, su madre seguramente le ha comentado ese detalle a su padre, después de todo, su propia hermana tiene la misma edad. Justo ahora se percata de lo mucho que habla de Takao aunque él nunca haya entrado a su casa.

—No, es su hermana melliza… Sí, eso es. — Nunca ha dicho una mentira y eso lo hace salir ileso de la situación.

— Ya veo. — Su padre no está seguro de haber escuchado de dicha hermana y eso que su esposa le repite todo lo que ella y su hijo hablan, a pesar de ello decide no hacer más preguntas. Igualmente mañana conocerá a la chica. —Le diré a tu madre que todo está listo, entonces, eso es todo lo que tenía que decirte. Buenas noches. — Shintarou asiente en respuesta y sale del despacho a paso apresurado está en un problema y muy grave.

 

2


siento a pesar de todo brutal desasosiego
y el código de agobios lo dejo para luego.

 

45…

46…

47…

Ante la mirada incrédula de entrenador y todos los del equipo, Midorima ha fallado un tiro tras otro, en su mirada se refleja una angustia que verdaderamente no siente, nunca se ha considera un buen actor, pero si quiere que todo salga de acuerdo a como lo planeo debe seguir el protocolo. Las gotas de sudor cubren su rostro enrojecido por el esfuerzo. Es más fácil para él completar un tiro que fallarlo.

—No me siento bien— Anuncia sin aliento. El entrenador se encamina a él preocupado, pero Takao es más rápido.

—Shin chan, ¿Qué tienes? — Takao se aferra a sus brazos como si tuviera miedo de que Midorima fuera a colapsar.

—Me duele la cabeza. — Responde, no miente, eso no es parte de show pero es verdad, la cabeza le está matando, demasiado estrés acumulado en su cuerpo y el doble de concentración mental para fallar sus tiros.

—Midorima, deberías parar por hoy. — Es el entrador, hablándole en un tono casi maternal, Midorima levanta la mirada que hasta el momento tenía en el suelo y sus ojos verdes se topan con la mirada azul de Takao. En su cristalina mirada puede ver la genuina preocupación.

—Sí, será mejor que me vaya a mi casa. — Responde, dejando a todos de piedra. Habían visto a Midorima ir a entrenar con fiebre, casi cuarenta grados, sin quejarse. Si accedía a irse así entonces seguro estaba muriendo.

Midorima se suelta del agarre de Takao, con delicadeza y le dedica una sutil sonrisa que hace a Kazunari enrojecer hasta las orejas, es la primera vez que Shintarou le sonríe de esa manera, ahora sí está verdaderamente preocupado. Unos instantes después de que Midorima se pierda tras la puerta que lleva a los vestidores Takao mira interrogante al entrenador. Quiere ir con Midorima, acompañarlo a su casa, asegurarse que este bien, noto que estaba mal desde que fue por él esa mañana.  El entrenador asiente resignado, está preocupado por Midorima y sabe de ante mano que Takao no jugara más sin él.

Apenas entra a los vestidores, Midorima hecha a correr el teatrito que tenía planeado. Necesita la ayuda de Takao, podría sólo pedírsela sí, pero es mejor si es él quien la ofrece.  Se sienta junto a los casilleros con las piernas estiradas, recargando la cabeza, no se molesta en secarse las gotas de sudor de la frente, su respiración esta agitada por correr con la boca abierta hasta los vestidores, seguro luce muy desmejorado, eso es justo lo que quiere.

Escucha los pasos apresurados en el pasillo, debe ser Takao, Midorima mantiene la pose inicial aunque por dentro sonríe. Kazunari abre la puerta de los vestidores y encuentra a Midorima recargado en los casilleros. Su respiración agitada, el rostro rojo y el sudor que perla su frente le hacen agua la boca.

No puede evitar sentirse como un desgraciado, Midorima se siente mal y mientras tanto él está ahí, calentándose las ideas con su persona. Takao sacude la cabeza, buscando esparcir las sucias imágenes que se forman en su mente, molesto consigo mismo se acerca a Midorima despacio, hasta que se reduce el espacio entre ellos, se hinca entre sus piernas aunque no lo hace con un propósito sexual Midorima tiene que hacer un esfuerzo descomunal para que su cuerpo no lo delate. 

Siente las manos de Takao por su rostro. Esta tratando de limpiar las gota de sudor, pero a él le suena más a una caricia llena de amor.

—Shin chan…— Lo llama en un susurro como si no quisiera perturbarlo. —¿Qué paso? — Pregunta, no porque no sepa que su cabeza le duele, siente las pulsaciones en las yemas de sus dedos cuando los pasa por su frente, pregunta porque sabe que es algo más emocional que físico.

Es ahora o nunca.

Midorima abraza a Takao en un rápido movimiento, el sonrojo de Takao crece a niveles desproporcionados cuando siente los brazos de Midorima aferrarse a su cintura con pasión. Midorima hunde la cabeza en su pecho; aspira su aroma haciendo a Takao temblar. Midorima siente lo duro que se ha puesto Takao con un simple roce, eso lo hace sentirse halagado, aun arrodillado entre sus piernas seguramente Kazunari ha notado su propia erección, pero ahora que sabe que sus sentimiento son bien correspondidos eso es lo de menos.

—Takao, estoy en problemas…— Susurra, él prefería tomar a Takao ahí mismo, pero hay un asunto más importante que requiere atención urgente. Para intimar habrá tiempo después y muy seguramente un lugar más apropiado que los vestidores.

Takao se estremece por lo que escucha, no es común escuchar a Midorima hablar de sus preocupaciones, aunque sabe que tiene muchas.

—¿Qué sucede Shin chan?, —Pregunta Takao en un susurro. Midorima no se la ha confesado ni nada por el estilo, pero se siente con el derecho de abrazarlo, de hundir sus dedos entre los cabellos verdes que reposan en su pecho, es más suave de lo que siempre ha soñado. — Puedes contarme cualquier cosa, yo…yo hare cualquier cosa a mi alcance para ayudarte, y yo…

—Mis padres quieren comprometerme —Interrumpe Midorima el discurso de Takao usando el tono más angustiado que puede y siente como Takao aun en sus brazos se estremece. — Les he dicho a mis padres que salgo con alguien pero ese alguien no existe.

—Shin chan…. — Un nudo se ha formado en la garganta de Takao, quiere decir algo pero no sabe que, sólo quiere mantener a Midorima ahí, en sus brazos y protegerlo de todas las cosas que lo angustian.

—No puedo, no puedo acabar comprometido con alguien que no amo, no cuando ya hay alguien en mi corazón. — Midorima ha levantado el rostro para mirar a Kazunari mientras habla, no ha soltado el agarre que mantiene en su cintura, de pronto cae de nuevo enamorado del rostro sonrojado y los ojos llorosos de Takao.

Kazunari se aferra a los hombros de Midorima, su corazón late tan fuerte que con toda certeza sabe que Shintarou lo escucha, él no ha aparatado sus ojos verdes de su mirada azul, quisiera que no fuera tan tsundare y que hablara de sus sentimientos sin miedo.

—Takao…—Midorima llama a Takao en un susurro. Kazunari cae rendido en sus brazos, aferra sus manos en su camiseta y hunde su rostro en su cuello, con la cara roja de la vergüenza.

—Yo voy a cubrirte — Dice lleno de seguridad. Una idea lo ha asaltado de pronto. No es la mejor de sus ideas pero por Midorima está dispuesto a cualquier cosa. —  No sé si pueda parecer una chica de verdad, pero puedo intentarlo, puedes, ya sabes…presentarme como tu pareja y yo…y yo…. — Takao habla rápido está nervioso, no puede evitarlo ni siquiera está seguro de lo que dirá Midorima, ni siquiera tiene el valor de verlo a la cara y termina hundiendo más el rostro en su cuello aún más. Midorima sonríe, aprovechando que Takao no puede verlo, todo ha salido tal y como lo esperaba. Abraza a Takao con cariño y suelta un suspiro de alivio.

—¿Harías eso por mi Takao? — Pregunta Midorima aunque ya sabe la respuesta, esta disfrutando del momento lo más que puede.

—Yo haría cualquier cosa por Shin chan… — Responde más para sí mismo que para Midorima, quien a pesar todo ha escuchado. Shintarou hunde sus dedos en el cabello de Takao, el gesto parece relajarlo lo suficiente para hacerlo levantar el rostro.  Midorima le sonríe haciendo que su cabeza quede en blanco.

—Gracias…me has salvado….— Dice Midorima, aprovechando que Takao se ha quedado callado. Acerca con su mano derecha su mochila que ha dejado cerca para este momento. Takao gira la cabeza cuando escucha el ruido del cierre. Midorima hurga en el interior, hasta que da con lo que busca.

Saca la cartera, deshace el abrazo que ha mantenido con Takao pero no lo aparta. Kazunari observa con curiosidad, como siempre Midorima lleva encima más dinero del que necesita, pero no es el efectivo lo que busca. Lo observa deslizar una tarjeta por la ranura, y al instante siguiente la extiende en sus manos.

—La fiesta es hoy por la noche, compra un vestido, de gala, elegante, no importa el precio. Compra zapatos, una bolsa, lo que necesites y cárgalo a la tarjeta. — Midorima habla rápido, dejando a Takao en estado de shock, no nota como ha agachado la mirada para sacar de la cartera algo más, le tiende entonces a Takao una fichas, todas blancas en ellas se reconoce la fina y elegante caligrafía de Midorima — Hice tarjetas de cosas que seguramente nos preguntaran, y de las respuestas que daremos asegúrate de leerlas.

Takao toma todo lo que Midorima le ha dado entre sus dedos ahora temblorosos, le cuesta mucho procesar lo que está sucediendo y la manera en que el ánimo de Midorima cambio de forma tan repentina, casi siente que todo estaba premeditado.

—Avisa a tus padres que te quedaras en mi casa a dormir, pasare por si a las 8:30. — Agrega Midorima ignorando el hecho de que Takao sigue pasmado.

Shintarou se levanta con cuidado de no lastimar a Takao a quien ayuda a ponerse de pie sin esfuerzo alguno, le acaricia la sonrojada mejilla y deposita en sus labios un fugaz beso antes de salir a toda prisa de los vestidores sin darle oportunidad de decir nada.

Midorima corre por el pasillo a la salida, tiene muchas cosas que arreglara también, mensajea a Kise y sin darle ningún detalle le informa que Takao necesita su ayuda y le pide que se ponga en contacto con él lo antes posible. El entrenador lo mira, definitivamente tiene una cara muy distinta a la que tenía cuando se fue. Midorima toma un balón que se ha escapado en la práctica y sin ningún esfuerzo anota una canasta desde el otro lado de la cancha. Sale  a toda velocidad para no darle a nadie oportunidad de comentar su sorprendente mejora.

En los vestidores, Takao aún está de pie, sonrojado al límite humanamente posible y con el corazón latiendo ridículamente rápido, está aferrando con su mano derecha las tarjetas que Midorima le ha dado, mientras que con la izquierda acaricia sus labios. El calor de Midorima ha golpeado sus sentidos y le ha dejado un severo problema entre las piernas. Aún no sabe en qué lio se ha metido.

 

 

3

 

Antes de que el crepúsculo en noche se convierta,
y se duerma la calle y se entorne la puerta

 

Ha tenido que meterse a la ducha y darse un baño con agua fría, su parte baja se ha calmado pero sus labios aun arden, Takao no tiene el valor de regresar al gimnasio aunque sabe que todos se preguntan a donde diablos se ha ido. Opta entonces por salir por la ventana, no es muy espaciosa pero su cuerpo es flexible.

Takao corre a toda prisa a la salida del colegio y toma su teléfono para cerciorarse de la hora y al mirar la pantalla observa que hay más de treinta llamadas perdidas, todas con diferencia de un minuto. Todas hechas mientras él se bañaba, es Kise, quien ha estado intentando comunicarse con él desde que recibió el mensaje de Midorima.

El teléfono suena de nuevo, Takao contesta y escucha la voz de Kise alterada.

—¡¡Takaocchi!! — Grita sin con sideración alguna — ¡¡Midorimacchi me dijo que necesitabas mi ayuda, por suerte estaba en un trabajo por aquí, estoy a fuera de la escuela!!.

Takao sin responder levanta la mirada en la calle opuesta estacionado está el volvo plateado que Kise conduce. Suspira, lleno de felicidad, al fin, alguien que puede ayudarlo a salir del lio en que se ha metido.

Takao mira a ambos lados de la calle y cruza en cuanto sabe que es seguro. Kise lo mira aproximarse y de inmediato extiende un saludo sacando la mitad de su cuerpo por la ventana. Takao lo abraza y Kise sonríe a pesar de la incómoda de que resulta su posición.

—Sube Takaocchi. — Dice Kise y Takao obedece sin chistar, entra al auto, en el asiento del copiloto y de inmediato abrocha su cinturón de seguridad.

Takao le ha pedido a Kise que lo lleve a su casa, y los primeros minutos del viaje son silenciosos, pero la curiosidad carcome a Kise, requiere saber que pasa, es una necesidad primaria en aquel momento, necesita saber porque su sonrojo no desaparece, porque su mirada brilla, porque su sonrisa no se borra y que ha hecho para obligar a Midorima  a llamarle para pedir ayuda en su nombre.

Cuando llegan a la casa Takao suelta la esperada información a un Kise que casi despega de su asiento por la angustia.

—Tienes que ayudarme a parecer una chica, debo ir con los padres de Shin chan a las 8:30 de la noche. — Dice, dejando a Kise con la boca abierta.

—¡¿¡¿He?!?! — Exclama sin terminar de comprender lo que dice.

— ¡Shin chan les dijo a sus padres que tenía una novia para que no lo comprometan en matrimonio y por eso yo debo vestirme y parecer una chica hoy! — Grita histérico y entonces Kise comprende todo, comprende más de lo que Takao se imagina, comprende incluso los sentimientos de Midorima y lo que lo ha impulsa a hacerle a Takao esa petición.

No puede evitar sonreír, mientras observa como el rostro de Takao está a punto de explotar por lo rojo que esta.

—Te ayudare — Dice Kise, más serio que nunca en la vida. Ganándose una mirada llena de agradecimiento por parte de Kazunari. Kise le da un fugaz abrazo lleno de cariño y Kazunari lo responde por el mismo sentimiento. — Pero debes hablar con Kohanacchi

Takao asiente con la cabeza, sabe que Kise tiene razón, debe hablar con su madre pero no sabe si lo tomara bien. Kise le sonríe. Es una mueca extraña, no demuestra apoyo alguna más bien demuestra una extraña picardía.

—¿Hubo confesión oficial?— Pregunta sinvergüenza. Takao enrojece hasta las orejas y baja del auto a toda prisa, dedicándole a Kise una mirada de reproche por la forma estruendosa en la que se ríe de su desgracia.

Cuando Takao entra por la puerta, Kise lanza un suspiro, sin duda, los sentimientos tanto de Takao como de Midorima quedaron expuestos en aquella extraña situación, pero sin la confesión oficial y la respuesta oficial Kise no está satisfecho, no solo tiene como misión transformar a su mejor amigo en una damisela para las 8:30 de la noche, además debe logar que Midorima le haga a Takao una confesión apropiada. No puede evitar imaginarse a Midorima diciendo: Me gustas, por favor hazte responsable de mis sentimientos y sal conmigo.

Necesitará más ayuda de lo que espera.

Takao baja la cabeza esperando resignado lo que viene.

—¡¡¡Kazunari Takao!!!— Grita su madre furiosa, entiende a la perfección los sentimientos de su hijo, pero esto ha ido demasiado lejos.

—Mamá es que…Shin…..

—¡¡Nada de Shin chan!! ¿Si tanto te quiere porque demonios no te presenta como eres? — Una vena asesina salta en la frente de su madre y Takao traga en seco antes de poder responder.

—Las cosas se le fueron de las manos…no pensó que le pedirían llevar a su novia…..— Eso supone, pues Shin chan no le dio más detalles de lo ocurrido.

—¡¡¡Ah!!! ¡¡¡Y tu muy acomedido serás esa novia no!!!— Kazunari aprieta los ojos, con fuerza, no quería recurrir a eso pero es su única alternativa. El tiempo corre, y él debe estar listo a las 8:30. Levanta la mirada y la señora Takao se queda de piedra. Kazunari le ha puesto una cara que vale un millón de dólares, cae sin remedio ante los ojos brillantes, los labios torcidos y las mejillas rojas y ligeramente infladas.

—Mamita…. — Dice con el tono más tierno de su repertorio. Él quiere a Shin chan, no como capricho, está dispuesto a todo para hacerlo feliz, para aliviar sus preocupaciones y para su suerte su madre lo entiende.

—Kazunari…— Dice, rodando los ojos, ha caído en el chantaje emocional de su pequeño. No tiene más remedio que apoyarlo, ha decidido que si quiere a Midorima ella le ayudara a conseguirlo por más difícil que el niño de ojos bonitos sea. Después de todo a ella también le gusta Shin chan, sabe que es para Kazunari un buen chico. — ¿Al menos hubo confesión oficial? — Pregunta, es mejor saber que tanto terreno ha avanzado su pequeño por su cuenta.

—¡¡¡Mamá!!! — Grita Kazunari visiblemente alterado, no entiende esa extraña obsesión que tienen todos con la confesión oficial. Su madre se acerca sin importarle su incomodidad y lo escudriña con la mirada.

—¿¿¿Ya te tomo??? — Pregunta sin disimular su emoción.

—¡¡¡Mamá!!! — Un nuevo reclamo por parte de Kazunari la divierte aún más. — Él sólo….sólo fue un beso…— Dice en un susurro mientras se toca los labios que aun arden.

—¿¿¿Y???? — Su madre no está satisfecha con sólo eso, quiere más detalles, y pronto.

—¡¡¡Mamá!!! — Grita Takao de nuevo, sabe lo que su madre quiere pero no está dispuesto a darle el gusto.

—¡¡¡Eres bien pinche odiosito!!! ¡¡¡Bien que quieres que te rompa la cadera a empujones!!! ¡¡No creas que no me he dado cuenta de que eres un pasivo!!! — Grita su madre, visiblemente frustrada por la negativa de su hijo, ella quiere saber, pero Kazunari no dirá más y no le queda más remedio que resignarse. — Pero no te culpo con ese macho alfa hasta yo me doy la vuelta.

—¡¡¡Mamá!!!

—Ya, ya… es tuyo…es tuyo…—Dice restándole importancia a la molestia de Takao. — Te prestare dinero para que compres el vestido, la peluca y todas las cosas que necesites y además…— Takao interrumpe su discurso extendiéndole la tarjeta de crédito que aun aferra a su mano.

—Me dijo que lo cargara todo ahí. — Su madre mira el trozo de plástico impresionada.

—¿Te dio su tarjeta para ir de compras?, esto va enserio…. — Vamos… hay que irnos Kazu. — Dice su madre mientras sale a paso apresurado de la sala donde han estado conversando. Takao suspira aliviado, las cosas han salido mejor de lo que esperaba.

En el auto la señora Takao y Kise hablan como si fueran amigas de toda la vida, Kazunari los observa divertido al menos los primeros minutos, en cuento la conversación cambia a su persona se gira a la ventana y clava la vista en las calles que pasan a toda velocidad. Su madre y Kise ríen divertidos por el lio en el que está metido, Takao quiere reclamarles pero no tiene valor de hacerlo, no cuando ellos hacen todo lo posible por ayudarle.

Kise conduce hasta el centro de la cuidad, hasta una zona de tiendas de lujo, Takao abre los ojos cuando ve el lugar donde se estaciona… >>A Shin chan sé que caerán los ojos de la cara cuando mire el recibo de la tarjeta<<.

En las puertas de cristal está colgado un letrero que indica que el lugar está cerrado, pero a Kise no parece importarle ese detalle. El chico rubio camina a la entrada con la madre de Takao siguiéndolo de cerca, Takao sale de su ensoñación para seguirlos, pero antes de que pueda preguntar que pasa alguien ha salido de la tienda.

—¡¡¡Ryo chan!!! — Un enorme sujeto de cabello negro corre a abrazar a Kise, dejando a Takao pasmado cuando descubre de quien se trata. Es Reo Mibuchi, la persona con la que jugaron básquetbol hace un par de meses. Takao se pone a la defensiva al instante.

—¡¡Cariño!! — Grita Reo cuando repara en su presencia. —No me mires así que me rompes el corazón — Dice Mibuchi con un puchero, dando un fugaz pero efusivo abrazo. — Nuestras diferencias en la cancha ya pasaron, podemos ser amigos ahora ¿Si? — Reo le tiende la mano usando su mejor sonrisa. Takao toma su mano con un poco de duda. Reo sonríe de medio lado antes de jalar a Takao y llevarlo con toda prisa al interior de la tienda.

—¡Ryo chan me llamo explicándome la situación! — Dice mientas continua jalando a Takao, que se ha quedado pasmado al mirar el interior de la tienda, tiene la menos 6 pisos y un montón de artículos elegantes de disponen en todos los anaqueles de cristal. — ¡Que romántico! ¡Te llevas un magnifico ejemplar!— Dice mordiendo ligeramente su labio interior, Takao olvida la tienda y lo mira con una pizca de celos. Mira a Kise buscando un poco de apoyo, Reo ha ignorado monumentalmente su molestia. Kise sonríe ampliamente mientras se dispone a explicar.

—Estamos en buenas manos Takaocchi, este lugar es propiedad de Reocchi, nos conocimos porque él y la agencia de modelos donde trabajo están vinculados. Ya llame a mi estilistas y estarán aquí en poco tiempo. — Kise sonríe al ver la cara de sorpresa de Takao, se felicita a si mismo por la buena idea de llamar a Reo mientras esperaba que Takao saliera de su cara.

Han subido un par de pisos, un amplio salón se predispone ante sus ojos, las paredes de espejos rodean la habitación, hay un montón de luces que brillan en distintos ángulos llenando de glamur la habitación.  Al fondo esta una diminuta pasarela de no más de 5 metros, frente a ella unos sillones de piel negra. Y cubriendo el diminuto escenario un par de cortinas rojas de brillante satín. De pie junto a los sillones hay un par de señoritas vestidas elegantemente. Sostienen una percha dorada de la que cuelgan no menos de 100 vestidos. Takao traga en seco horrorizado.

Reo corre a los vestidos y los revisa minuciosamente mientras Kise empuja a Takao por la espalda para obligarlo a acercarse.

—¡Conocer a los suegros! ¿Eh? ¡Y en la primera cita! ¡Shintarou kun va totalmente enserio! — Dice Reo emocionado. —Lo colores claros no son apropiados para el evento. — Dice mientras saca de las perchas los vestidos que no le convencen y los arroja sin cuidado sobre sus asistentes. — Negro tampoco, no vas a un funeral — sigue mientras arroja sin cuidado más vestidos. Las asistentes recogen todo a su paso sin hacer preguntas hasta que Reo termina su tarea.

Reo mira a Takao entornando los ojos, se acerca poco a poco y Takao tiene ganas de huir, pero Kise lo detiene cuando intenta retorcer un paso y entonces Reo le da alcance.

—No está mal…— dice más para sí mismo que para el resto de las personas en el salón — No está nada mal. — dice comenzando a rodearlo cual depredador, le mira la espalda, las caderas y las piernas, su complexión es fuerte pero esbelta y delgada lo que va a facilitarles mucho el trabajo de hacerlo parecer una chica.  Reo no se resiste y le aprieta las nalgas en un movimiento rápido que hace a Takao saltar para apartarse, cayendo en plena huida sobre los vestidos rechazados que no se han terminado de recoger.

—Perdón — Se disculpa Reo con una amplia sonrisa sin sentirlo realmente.

—¡¡Eso es de Shin chan!! — Grita rojo hasta las orejas, tapándose la cara con las manos al ser consciente de lo que ha dicho. Kise, Reo y su madre ríen con ganas mientras el intenta levantarse con dificultad.

—Bueno, bueno, ya no tocaremos lo que es de Shintarou kun— Dice cubriendo sus labios con la mano para disimular su sonrisa burlona— anda mejor entra ya al vestidor y sácate la ropa para que te pruebes los vestidos.

Takao niega con la cabeza, después de lo sucedió su confianza por Reo ha llegado al cero. Kise quien aún ríe por lo sucedió lo obliga a subir la diminuta pasarela y recorrer el trayecto hasta el probador tras las cortinas de satín. Reo los alcanza a los pocos instantes, cuando Takao apenas se ha descalzado, mientras tanto la señora Takao se sienta a en uno de los sillones a beber el té que le han ofrecido las asistentes de Reo, dispuesta a disfrutar el espectáculo.

Kise y Reo se mueven más rápido de lo que Takao puede evitarlo ya le han sacado la sudadera, la camisa y sacado sus pantalones deportivos.

—¡Yo puedo hacerlo sólo! — Grita Takao alterado como nunca, sin percatarse de que Reo ha tenido sus avances y lo mira igual de horrorizado que Kise.

—¡¿¡¿Que es esa cosa poco atractiva que llevas?!?! — Grita Reo escandalizado, señalando la ropa interior de Takao, un bóxer holgado y cómodo, que combina con su uniforma deportivo.

—¡¡Oye!!

—¡¡¡Señora Takao!!! — Grita Reo, ignorando colosalmente el reclamo de Kazunari. La señora Takao se acerca al vestidor cuando Reo la llama y en la mirada brillosa de aquel chico contempla el problema.

—Ya comprendo. Yo me ocupo. — Dice guiñándole un ojo a Reo quien aplaude emocionado al saberse comprendido.

—Es un cielo Señora Takao, lo que necesita está en el piso de arriba, una de mis asistentes la llevara, gracias guapa. — Dice lanzándole un beso a la madre de Kazunari que ha abandonado el probador tan rápido como entro.

—¿Qué demonios sucede? — Pregunta Takao, todos parecen entender que hay de malo con su ropa interior menos él.

—La señora Takao te buscara algo más sensual, esa ropa holgada no se lleva bien con la sensualidad de la noche de hoy…— Dice mientras lo enfunda en un vestido en un rápido movimiento.— Eso me recuerda ¿Ya hubo confesión oficial? — Takao se sonroja por las palabras de Reo, Kise contiene la risa y contesta por él.

—¡Aún no! ¡Pero lo ha besado! ¡Kohanacchi me lo ha dicho! — Reo mueve las manos mientras lanza un grito de emoción, Takao permanece pasmado, mientras Kise le saca el vestido y lo arroja sin cuidado fuera del vestidor, porque evidentemente no le ha gustado.

—¡¡¡Ahora entiendo porque no te has entregado!!!¡¡Que tierno!! — Dice Reo mientras le coloca otro vestido. — ¡¡Esta noche se confiesa o dejo de llamarme Reo Mibuchi!! — Dice arrojado el vestido que acaba de ponerle luego de mirárselo puesto un instante.  — ¡¡¡Queridas!!! — Dice enojado. — No voy a tolerar incompetencia de su parte! ¡¡Están dándome los vestidos más ordinarios!! ¿Qué es esto? ¿Una barata de dos por uno? ¡Hoy vamos por el pez gordo! — Les informa porque tal parece que sus asistentes no lo saben. Todo mientras truena sus dedos cerca de su propia cara. — Todo tengo que hacerlo yo — Dice echándose aire con la mano cuando sale del vestidor mientras Kise sigue en la faena de probarle un vestido tras otro. El principal problema para ellos es el corte del vestido, necesitan algo que le favorezca a Takao y que lo haga lucir muy elegante, como una dama y no como un travesti.

Takao mira la hora de reojo en el elegante rolex que Kise lleva en la muñeca son las 5:00 en punto, se ha probado miles de vestidos pero aún no tiene el correcto. Está comenzando a perder las esperanzas al igual que Kise quien  resopla frustrado, la falta de pechos de Takao hace que todos los vestidos que le han llevado le queden mal, antes de que arroje el ultimo vestido y se ponga a llorar, Reo regresa con un vestido en la mano y radiante de felicidad, solo le ha bastado unos minutos para que su ojo experto encontrara el vestido correcto.

—¡¡Este te quedara perfecto!! — Grita, sacando a Takao de su ensoñación.—Takao mira la prenda que Reo levanta orgulloso delante de él, es en verdad es un vestido muy elegante, pero hay un problema y Mibuchi puede leerlo en su mirada.

—¿Sucede algo? — Pregunta con un leve puchero. Takao no sabe si debe o no responder, no quiere dar molestias no cuando sus amigos se han esforzado tanto en ayudarlo —Puedes decirme lo que sea. ¿No te gusta?.

—Es rojo — dice Takao, bajando la cabeza, apenado. Reo hace un puchero, el rojo es su color favorito y de hecho el vestido ha sido elegido a su gusto y no al de Takao, una idea brillante llega a su cabeza y sonríe con maldad mientras observa a Takao con sus ojos brillantes.—Ya comprendo. ¿De qué color te gustaría que fuera? — Pregunta cubriéndose los labios con la mano para evitar reí. Ver a Takao en bóxer y muerto de vergüenza por la respuesta que sabe dará, lo llena de ternura.

—Verde. — Responde en un tono aún más bajo, Kise ríe a carcajadas mientras Reo le guiñe el ojo y sale a toda velocidad del probador. Regresa a los poco minutos y ahora el vestido que sostiene es una pieza de seda y satín de un color verde oscuro.

—Pruébatelo — Dice sin disimular su emoción antes de salir por tercera vez. Kise lo ayuda a deslizarse la prenda. Es un vestido strapless de corte sirena de una sola pieza, ajustado desde el pecho hasta cintura donde un cruce de telas se extiende desde su cadera hasta la mitad de sus piernas  creando el único adorno que lleva el vestido y en aquel punto la suave tele verde cae con elegancia y delicadeza más allá de sus pies. Kise abrocha el vestido el  cierre comienza a la altura de su cadera y sube casi invisible hasta ubicarse por debajo de su omoplatos.

Kise mira a Takao impresionado, tal como ha dicho Reo el vestido le queda perfecto. Largo, pero nada que unas zapatillas no puedan resolver, siente pena por Takao en este punto. No va a ser nada fácil para él usar unos zapatos de tacón.

Takao está ahora en el fabulo mundo de su reflejo en el espejo. Todo ha resultado increíblemente bien, la forma del vestido oculta todos los detalles de su masculina anatomía ahora el que no tenga pechos no resulta un detalle importante.

Cuando Reo entra al vestidor no puede evitar echársele encima y abrazar a Takao efusivamente.

—¡¡Te queda precioso!! ¡¡Tengo los zapatos ideales para ti!! — Grita Reo en su oído sin consideración alguna, Takao suspira en respuesta.  Kise sale entonces del vestidor junto con Reo, Takao los sigue de cerca, hasta que escucha algo que lo deja clavado en su lugar.

—¿Usaremos cera o rastrillo? — Pregunta Reo, Kise sonríe en respuesta.

—La cera será muy dura para él….

—Que sea cera. — Interrumpe a Kise la señora Takao que ha regresado al salón abrazando contra su pecho una bolsa diminuta. — La belleza duele.

—¡¡Esa es la actitud señora Takao!! —Grita Reo emocionado, mientras baja de la pasarela con un salto elegante. —Ponte esto — Dice a Takao que se ha quedado parado en la salida del vestidor. Takao toma lo que una de las asistentes de Reo le acerca. Un par de zapatillas de tacón que hacen juego con el vestido.

—¡¡Yo no sé usar eso!! — Grita visiblemente ofendido. En aquel rato ha perdido diez años de su vida a causa del estrés.

—Tranquilo — Le consuela Reo, que ahora está sentado en uno de los sillones, junto a su madre que quiere contener una carcajada. >>Vaya amiguitos que tiene Kazunari << piensa al ver que a Reo Mibuchi le quedan los tacones mejor que a ella. — Yo te enseñare a caminar. — Dice poniéndose entonces de pie. Vuelve a subirse a la pasarela esta vez usando las escaleras.  Takao y Kise miran impresionados los enormes zapatos que lleva Reo y la facilidad con la que camina como si lo usara a diario, Takao decide que es mejor no preguntar.

—Bueno lindo ¿Qué esperas?— Kazunari lo mira con sorpresa con esos zapatos es todavía más alto. Kazunari se agacha con intensión de ponerse los zapatos pero termina sentado en el suelo, no quiere estropear el vestido así que se pone los tacones tan rápido como puede. Sorprendentemente son de tu talla, y eso que ni siquiera le dio a Reo el dato. Ponerse de pie es más difícil de lo que piensa y cae de lado sobre la montaña de vestido que se ha probado. —¡¡Lindo!! — Grita Reo mientras Kise y la madre de Takao ríen a carcajadas. Takao se traga su vergüenza y toma la mano que Reo le ofrece para levantarse y subir de nuevo.

—Tranquilo, aprenderás rápido con mis consejos. Sígueme. — Dice Reo colocándose una mano en la cintura. — 5, 6, 7, 8 — Cuenta y comienza a andar por la pasarela, al llegar al final da una vuelta elegante y regresa. Kise, Takao y su madre lo miran sin poder creerlo. Reo parece muy complacido por la reacción de todos y sonríe. — Tranquilo, solo recuerda, talón punta, despacio pero seguro, espalda recta, pecho por fuera. Eres una princesa no una mujerzuela.

Takao asiente a sus palabras tratado de recordar todo lo que Reo le ha dicho.  Esto será más difícil de lo que pensó.

Con el vestido, los zapatos y la peluca apropiada, Kise, Reo, Kazunari y  Kohana, la madre de Kazunari, llegan a la residencia Takao. Son las 6:30. Y tienen el tiempo encima. Todos suben a toda prisa al cuarto de Kazunari, excepto su madre quien tiene la difícil misión de explicarle a su esposo que rayos está sucediendo.

Reo saca a toda prisa las cosas que ha comprado. Dos latas de cera fría y papel removedor, Takao no sabe para qué es eso, pero no le gusta nada como luce, Kise lo obliga a tumbarse sobre su cama. Y Reo y él lo dejan en ropa interior en un segundo. Kazunari se siente más ultrajado que nunca. Un grito furioso se escucha en la planta baja y la señora Takao aparece a los pocos minutos a tiempo para el espectáculo, roja de tanto reír.

—Tu padre lo tomo bien. — Informa, pero Takao tiene la certeza de que será asesinado. La señora Takao toma una de las latas de cera y comienza a colocar un poco en la pierna derecha de su hijo. Reo se ocupa de la otra pierna mientras Kise llama a su peinadora, quien debía haber llegado cuando aún estaban en la tienda. — Esto va a dolerte mucho, piensa en Shin chan, Kazu.— Dice su madre mientras coloca el papel sobre la cera. Se asegura de que este bien pegado y sin consideración alguna lo arranca en u movimiento rápido.

Takao suelta un grito de descomunal dolor, los pasos en las escaleras se escuchan veloces.

—¡¿¡¿Qué le estás haciendo a mi hijo, mujer!?! Grita el señor Takao mientras golpea la puerta, histérico. La señora Takao ríe mientras Kazunari se limpia las lágrimas que lo han traicionado Reo le acaricia el brazo para consolarlo antes de repetir la acción de la señora Takao.

—¡¡Nada!! ¡¡Cosas de chicas!! — Responde la señora Takao a su esposo, quien ha vuelto a preguntar qué sucede después del escuchar a Kazunari gritar otra vez.

A las 7:20. Takao está en la ducha, con la piel de las piernas, los brazos y las axilas adolorida. La maquillista y peinadora ha llegado y lo esperan impacientes, se ha tomado 5 minutos para leer las tarjetas que Midorima le ha dado. No tiene mucho que aprender. Son cosas que él ya sabe, pero le sorprende que Midorima las recuerde, le gusta la delicadeza que tiene al elegir como fecha que se hicieron novio el día que Takao le dijo que quería que lo reconociera. Ahora se siente un poco más enamorado.

Sale de la ducha, usando su bata de baño, lanza un suspiro cuando todos comienzan a jalonearlo a pedirle que se siente, La peinadora, Reo y su madre trabajan en su cabello. Kise y la maquillista en su cara. A las 8:25 las chicas se han ido y Takao está listo.

Se mira al espejo sin poder reconocer lo ve en el reflejo, sus fracciones delicadas por naturaleza se ven resaltadas por un maquillaje sencillo y natural, la peluca que se ha complementado a su cabello, cae por sus hombros en una caireles elegantes, le han dejado conservar su estilo cotidiano y los mechones de su propio cabello cae a los lados enmarcando su rostro. Lleva el cabello suelto, adornado solo con una peineta de cristales, que le da un toque elegante. Reo y su madre se abrazan, Kise y Kazunari los imitan, todo ha salido mucho mejor de lo que esperaban. Juntan los puños los cuatro en señal de triunfo, aún falta vestirse pero eso ya es sólo el ultimo escalón.

Kise se asoma por la ventana y se queda con la boca abierta cuando mira el increíble deportivo negro estacionarse frente a la casa de Takao. Mira a Midorima bajar de él, está más guapo que nunca, lleva un elegante traje negro ébano, una corbata verde que hace juego con el vestido de Takao. Kise se pregunta si ellos comparten algún tipo de conexión mística, se responde que si cuando mira a su amigo suspirar, evidentemente nervioso antes de recuperar la compostura, erguirse por completo, ajustarse los lentes y adelantarse a la puerta con paso firme.

—Midorimacchi está aquí — Anuncia Kise, y la pequeña fiesta que tenían se termina, Kazunari se pone pálido y después se sonroja, mira el reloj sobre su mesita son las 8:30 en punto. Y el timbre suena.

—No te preocupes, sin prisa, que espere. — Dice Reo, encaminándose a la cama para pasarle a la señora Takao la bolsa que ha estado guardando recelosa.

La señora Takao saca de la bolsa un bóxer negro, apretado y diminuto que no dejara nada a la imaginación cuando se lo ponga. Takao se sonroja y su color cambia aún más cuando su madre le tiende lo que a él le pare un extraño cinturón de encaje.

—Se llama liguero, sirve para sostener las medias, que tal si te tropiezas y te ven sin medias, una buena dama debe vestir con propiedad. — Takao se horroriza por lo que escucha, se supone que su madre debe apoyarlo, desear que no se caiga y no darle esas cosas de niña. — Además a Shin chan le va a encantar. — Agrega al ver en los ojos de Takao la indecisión, ha llegado demasiado lejos no puede echarse para atrás. — Porque…eso quieres ¿No?. — Takao se sonroja con las palabras de su madre.

—Sedúcelo. — Dice Reo con una amplia sonrisa. — Pero eso sí, no te entregues hasta que haya confesión oficial.

—Si te pones nervioso y quieres llorar, no te contengas, recuerda la premisa, uke que llora y se sonroja provoca. — Agrega Kise.

—Seguramente también es su primera vez, así que asegúrate de pedirle que sea gentil.

—Sólo sigue tus instintos Kazu— Dice su madre antes de envolver Takao en sus brazos. El pobre chico está asustado, nervioso y sonrojado, los consejos que le han dado sólo lo han puesto más ansioso, quiere huir y saltar por la ventana pero ha recordado que Shintarou cuenta con él, así que toma todo el valor que le queda antes de comenzar a vestirse.

En la planta baja Midorima tiene sus propios problemas cuando descubre que es el padre de Takao quien abre la puerta, la madre de Kazunari lo ha puesto al tanto de la situación. De mala gana comprende, aunque eso no implica que esté de acuerdo.

Mira a Midorima, no es la primera vez que está en su casa, el chico en verdad no le desagrada, viene de buena familia, es educado e inteligente y su hijo lo ama tanto que el sentimiento se le desborda por la mirada cada que lo observa. Él no puede hacer nada, como padre es su obligación luchar por el derecho de su hijo a amar a quien le plazca, pero tiene curiosidad por saber si Midorima es digno de esos sentimientos.

—Pasa, Shintarou kun, Kazu, bajara pronto, seguro ya sabe que llegaste. — Midorima agradece con un reverencia — Ven un momento conmigo — Pide el señor Takao. Midorima asiente con la cabeza, se descalza antes de seguirlo a la sala donde se le invita a tomar asiento.

—¿En tu casa hay problemas por el hecho de que Kazunari sea hombre?, — Pregunta el señor Takao, no tiene mucho tiempo y quiere se directo. Midorima escucha atento, los sonidos a su alrededor le indican que Takao aún está arriba. Es ahora o nunca.

—No señor, lo que pasa es que Kazunari y yo aún no hemos comenzado a salir formalmente, para empezar aun no pido su permiso y el de su esposa para cortejarlo apropiadamente no quería forzar las cosas con él, por eso invente lo de la novia, aunque no pensé que las cosas se me fueran de las manos. — Dice Midorima, más serio que nunca en su vida. Una gota de sudor frio resbala por nuca. Debería existir un libro que hable sobre qué hacer cuando un chico conoce a su suegro.

El señor Takao lo escudriña con la mirada, esta impresionado por la forma de hablar del chico, se nota a la vista que ha tenido una educación ejemplar, pero le impresiona más su respuesta. Es claro que las intenciones que tiene son serías y que comparte y corresponde los sentimientos de Kazunari.

El señor Takao se levanta de su lugar y le tiene la mano a Midorima, que se levanta al instante, estrecha su mano y ambos sonríen con sutileza.

—Trae a Kazunari mañana por la tarde, supongo que podrá caminar para entonces — Midorima se sonroja por las palabras del señor Takao, pero no responde nada. El padre de Kazunari sonríe ampliamente antes de continuar hablando: — Cuida de mi hijo.

—Descuide, está en buenas manos — Responde Midorima aun con un evidente sonrojo.

A las 8:35 Takao ha bajado las escaleras y se ha puesto los tacones, cuando está listo se asoma por el marco de la estancia. Midorima y su padre están estrechando las manos.  Takao se sonroja cuando lo ve. La boca se le hace agua y su parte baja responde en un cosquilleo. Gracias a Dios la ropa que lleva está muy ajustada.

Midorima vuelve la mirada. Abre los ojos al límite permitido, quiere decir algo pero no sabe qué.

—No está mal— Dice su padre rompiendo el silencio.

—Está perfecto. — Dice Midorima que de pronto a recuperado el habla. Toma con delicadeza entre sus manos las manos de Takao y deposita un beso en el dorso, haciéndolo sonrojar aún más. —¿Nos vamos? — Pregunta Midorima, es ahora Takao quien ha perdido la voz y se limita a asentir con la cabeza.  Se aferra del brazo que Midorima le ofrece.

—¡¡No hasta que sea oficial!! —Gritan al unísono Reo, Kise y su madre, desde el piso de arriba. Takao se sonroja y Midorima levanta la ceja sin comprender.

—¡¡Vamos, es tarde!! — Dice Takao empujando a Midorima a la salida. Midorima le abre la puerta y Takao sale tomando su mano.

Cuando cierra la puerta Kazunari toma su rostro y une sus labios con los de Midorima, al fin le ha encontrado utilidad a las zapatillas cuando nota como han acortado la distancia entre sus labios y los de Shintarou. Ha esperado eso todo el día, su calor es tan abrazador como recuerda. Midorima no lo rechaza. Y lo abraza por la cintura para prolongar el contacto.

Cuando el beso que de pronto les parece que ha sido fugaz se rompe ambos comparten una sonrisa. Caminan hasta el auto en el que Midorima ha llegado, Shintarou le abre la puerta del coche y Takao entra con delicadeza. Se siente en una nube. Aunque lo más difícil está por comenzar.

Midorima y él comparten un nuevo beso. Cálido y suave. Una sonrisa, fugaz y nerviosa, una caricia tímida y entregada.

Su amor es el lucky ítem de la esa noche.

 

a solas con mi pobre madurez inexperta,
quiero que mi demanda se encuentre con tu oferta.

Notas finales:

Eso ha sido todo!!

gracias por leer,

ya mañana sabemos que pasa con estos dos...

Seran bien recibidos en la familia??

Midorima hara su confesion oficial??

Takao va a entragarse??

 


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