He was his dream, but it ended when his alarm clock sounded.
Y entonces, abrí los ojos.
¿Qué sucede?
¿Qué es esto?
¿Quién eres tú?
¿Dónde estoy?
¿Qué me sucede?
Una pequeña melodía giraba por mi cabeza como loca.
Entonces sentí una alegría desbordante e inesperada. Podía sentir como mis piernas temblaban al mismo tiempo en el que mi voz se quebraba en miles de minúsculos fragmentos para quedarse finalmente incrustados en mi garganta, impidiendo su propia salida y a su vez, el gritar para nombrarte, abrí mi boca lo más que pude, pero sin emitir ningún tipo de sonido.
Estaba ahí de pie. Con una expresión atónita.
No podía ser posible.
Toda tu desbordante hermosura, parecía que brillabas, en realidad, lo hacías, aunque sólo yo lo notara. Tu radiante sonrisa, con una curvatura perfectamente dibujada en ese hermoso y pálido rostro tuyo, una con unos labios carnosos y sonrosados a los cuáles me encantaría besar y devorar completamente hasta quedar completamente rojos, como lo es esta pasión, roja y aprisionada dentro de mi esperando por salir. Una sonrisa tan perfecta que habría sido pintada por los mismos dioses, lo que te convertía en un ángel, de lo cual no habría excepción. Tus ojos chocolate, tan cafés y exquisitos, tan irresistibles y penetrantes, que, sentía que en realidad eran un par de deliciosos chocolates amargos y que me derretirían por dentro con el simple hecho de observar mis miserables ojos. Tu profunda, pero melodiosa voz, la misma que entraba por mis oídos, la misma que no podría dejar de oír, aquella que era mi dulce envinado favorito. Tu pequeña y respingada nariz, que parecía haber sido esculpida perfecta y cuidadosamente. Tu cabellera ligeramente ondulada, oscura, como las olas de la noche, como las mismas de la última noche que observé antes de estar aquí. Tus manos aterciopeladas, con esos largos dedos, con un meñique en el que no me importaría atar un hilo color carmesí, uno que nos uniría para siempre, como una sola persona. Toda tu persona. Irresistible. Mi debilidad. Mi paraíso. Mi infierno. La perfecta perfección. El pecado hecho persona.
Por favor, alguien dígame. ¿Es esto posible siquiera?
Esa melodía seguía y no se iba, era constante, pero tranquila y armoniosa. Podías soportar oírla, a pesar de estar revoloteando repetidas veces, hundiéndose en un loop que parecía ser infinito. Reconocía ese sonido, no recordaba dónde, cuándo lo había escuchado, pero era familiar.
Volteé ligeramente hacia arriba, era un pequeño pájaro con un singular hermoso, y brillante plumaje dorado. ¿Podría ser él el que emitía tal sonido?
Estabas frente mío, te acercabas más y más, acortando los metros entre ambos. Yo, caminaba despacio y ligeramente hacia ti, no podía esperar a estar más cerca tuyo. Mi perfecta obsesión.
Quedaban dos pasos entre nuestras personas. Un paso tú, un paso yo. Pude sentirte con todo, con cada célula, cada partícula que era parte de mí. Pude sentirte con toda mi alma, con todo mi ser en un abrazo lleno de calidez. Te tenía a ti, estábamos tomados de las manos, abrazados, mientras yo enterraba mi cara en tu cuello, inundándome de tu fragancia, que era una droga mortífera para mí, te quería para mí. Todo gira alrededor tuyo, claro, los planetas siempre giran alrededor de su sol.
Pero, sin más, esa sensación murió, se quebró. Desapareciste.
Ese sonido revoloteante se intensificó. Era débil, pero creció y creció. Era... mi reloj despertador.
Un sueño. Un maldito pero bendito sueño. Esto era un infierno.
Abrí los ojos, solo no podía sentir, no sabía que sentir, creía que iba a morir. Me vestí sin ganas, debía ir al infierno del instituto, pero no era nada comparado con el infierno que sentía estar sin ti. Desayuné, me dirigí a la salida, mochila en los hombros y a irse de aquí. Caminé, esperando a cuando volviera, al tomar una siesta, volvieras a mí. Llegué a mi destino, a mi salón correspondiente fui, deprimido, sin ánimos, solo quería estar contigo, mi ángel. El timbre sonó, todos dejaron de hablar, tomaron sus asientos y guardaron silencio, pero... eras, ¿Eras tú? ¿Estoy soñando otra vez?
-Hola, mi nombre es Lee TaeMin. Seré su nuevo compañero, gusto en conocerlos.
Eras un sueño hecho realidad, parado frente a mí.
Mi sueño hecho realidad. Mío, solo mío. De Kim JongHyun.