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Truth por myliquidcloud

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Notas del fanfic:

¡Hola nuevamente!

 

Acá ando, mi segunda publicación. El 14 traté de escribir algo bonito para San Valentín, actividad que hacia hasta que comencé a revisar los borradores que tenia sin terminar (tengo varios pero sólo son ideas vagas), así me encontré con el de este oneshot y bueno, decidí terminarlo. Supongo que se apegaba más a mi estado de ánimo, jaja. Cambié bastante la idea original pero bueno… les dejo una versión que se me ocurrió del encuentro entre Dib & Zim en Meekrob, si no entienden de qué trata les aconsejo investigar un poco acerca de los capítulos no emitidos. Nada más, espero que les agrade. 

 

Por cierto, gracias a los usuarios que me dijeron qué les pareció, le dieron favorito o simplemente leyeron  ‘The Wisdom Tooth’, esto va para ustedes. *hace un corazón con las manos*

 

Derechos: Los personajes de Invasor Zim (Invader Zim) no me pertenecen en absoluto, son propiedad del increíble Jhonen Vasquez y, “el tan querido por todos los fans”, Nickelodeon. 

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De alguna manera había logrado derribarlo, supuse que no fue porque mis habilidades de lucha hubieran mejorado en estos años sino que solo fue gracias a que lo ataqué por su parte trasera. Me apresuré para tomar ventaja de la situación, en un par de pasos  llegue a él y tan pronto como lo hice, me detuve quedándome de pie a su lado ya que había perdido la consciencia al caer golpeando su cabeza contra una roca.

 

En silencio, me tomé un momento para observarlo. No parecía en absoluto el alíen que había visto la última vez en la Tierra.

 

Se veía completamente demacrado y hasta podría decir que su ánimo también estaba de la misma manera debido a que cuando lo vi corriendo, sus antenas que solían estar siempre tan altivas, sólo se pegaban a la parte superior de su cabeza. Al acercarme pude ver que la piel verde de su rostro tenía múltiples rasguños, sin mencionar que sus ropas estaban cubiertas por una capa de polvo, ni siquiera pudieron conservar ese color que solían tener. Aunque aún seguía siendo bastante pequeño debo decir que él parecía haber ganado algunos centímetros de altura, sin embargo, también parecía haber perdido muchísima masa corporal, su “abdomen” dejaba ver un notable hueco.

 

Tenía un aspecto débil como si de un enfermo se tratara. ¿Realmente era él? Dudé por un momento.

 

A causa de la disfunción en el tiempo entre Meekrob y mi planeta, no sabía cuántos años habían pasado en ese lugar pero, juzgando el escenario con el que me encontré al llegar, parecía que la batalla había sido extensa además de cruenta y devastadora. Por eso, no me sorprendió que él hubiese pasado a la intemperie una gran cantidad de tiempo, después de todo, como dije y según lo que me habían informado, a su “grandioso imperio” no le fue del todo bien. Pronto la tropa de la Resistencia acabaría con los pocos que quedaban de pie, o en su efecto, huyeron.  Estaban acabados, ese era su inminente destino pero yo creía tener uno reservado para el irken derrumbado frente a mí.

 

Pasé varios minutos observándolo hasta que me arrodillé acorralándolo por el costado de sus caderas para después hacer que mis manos rodearan su angosto cuello. Enfoque la mirada en mis manos y trague un poco de saliva, ¿Debería presionar hasta matarlo? ¿O solo tendría que asesinarlo con una de las armas que me habían dado? Debatía momentáneamente en mi cabeza sin siquiera mirarlo realmente. Previamente, antes de llegar, había decidido que aumentaría la presión lentamente haciendo que le fuera más doloroso morir pero cuando estuvo entre mis manos… dudé.

 

Mi mirada subió desde su cuello hasta su rostro, donde se quedó. Pude notar que no tenía ninguna expresión, por supuesto que era porque estaba desmayado pero aún así jamás lo había visto de esa manera o por lo menos tan detalladamente. En ese momento, él no temía por lo que iba a suceder, ni tampoco estaba enojado o sorprendido de verme, tan sólo tenía un aire de tranquilidad como si estuviera durmiendo. Cerca de sus labios tenía un gran raspón más notable que los demás, probablemente, resultado de algún impacto pero aunque no sangraba tampoco parecía sanar, ¿Cuán débil debía estar su organismo como para ni siquiera poder curar algo tan insignificante como eso? Una de mis manos se balanceo sobre su rostro haciendo que lo acariciara, — Zim…—  su nombre escapo de mis labios junto a un breve suspiro, se suponía que era sólo un pensamiento pero inevitablemente lo dije en voz alta.  A mis 18 años ya debía haber dejado ese hábito, a mis 18 años también creí haber olvidado a ese ser que tanto amé.

Mucho antes de involucrarme en este viaje me convencí de olvidar aquello que paso entre nosotros, decidí enterrarlo en alguna parte de la Tierra y apartarlo de mis pensamientos. Estaba seguro de que él también lo había hecho desde la noche en la que decidió abandonar aquella ciudad, desde que se marchó olvidándose de mí y dejándome atrás como si tan solo fuera algo que pudiera desechar.  Hubiera deseado poder actuar de esa manera pero lo único que pude hacer en ese tiempo fue lamentarme cada día y cada maldita noche, convenciéndome falsamente de odiar a ese estúpido alíen por completo, sin embargo, mi universo de mentiras se derrumbó al tenerlo entre mis manos. 

 

Al pensarlo, me sentí estúpido y absurdo otra vez.  Algo cálido y líquido rodo por mi mejilla, yo sabía qué era, lo sabía muy bien. No había servido de nada mentalizarme de que no debía hacerlo, ¿Siempre había sido tan lamentable? me lo cuestioné entre lágrimas. 

 

— ¿A-apestoso humano...?— Mi corazón se encogió cuando escuche su débil voz mientras al contrario mis parpados se abrieron de par en par, él había despertado.

 

— ¿Z-Zim? —Apenas pude decir cuando mis labios comenzaron a temblar, ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que escuche su ruidosa voz? Y ¿Cuánto desde que me llamo así? Me sentí más frágil que antes al verlo abrir lentamente sus ojos.

 

Me puse de pie alejándome unos metros, no quería que me viera siendo tan patético. Repentinamente llegando en el momento oportuno o inoportuno, no lo sé, sentí una vibración en mi bolsillo, — ¿Humano? ¿Todo está bien? ¡Responde!—  Lard Nar estaba tratando de contactarme por el aparato comunicador.

 

Tosiendo traté de aclarar un poco mi garganta para responderle— Lard todo está bien, iré dentro de poco tiempo, tan solo… terminaré pronto—

 

— ¡¡Bien, asegúrate reportar a cada asqueroso irken, humano!! —la comunicación entre ambos se cortó ahí. Pude sentir la presión en sus palabras, él realmente tenía odio por Irk y toda la raza perteneciente a ese planeta. Sabía de lo que él era capaz cuando se trataba de matar a un irken y si yo no quería ser el siguiente, sería mejor que cumpliese con lo que me había encargado: reportar a cada uno que encontrara. Sin embargo, en ese instante realmente no sabía si podría, al llegar estaba seguro de que lo lograría pero en algún momento la corriente de recuerdos me había llevado más lejos de lo que creía que podría.

 

Cuando regresé hacia donde estaba Zim, aunque yo no le devolviera la mirada, sabía que estaba viéndome fijamente esperando a que dijera algo, sin embargo, empezó primero sin siquiera sonar demasiado sorprendido de verme  — ¿Vienes a… matarme? — dijo con la voz entrecortada mientras señalaba mi traje, seguía siendo bastante astuto al reconocerlo, el atuendo que yo llevaba puesto era uno que el líder de la Resistencia había diseñado específicamente para mí cuando me nombro parte de la tropa.

 

Tardé un poco en responder, — Así es Zim, vengo a terminar contigo— finalmente dije como si fuera una piedra cuando en realidad en mi interior estaba luchando conmigo mismo.  No podía decir mucho más, tan solo me quede en mi estúpido papel de “indiferente” que aún no podía decidir qué hacer con lo que estaba pasando.

 

 Zim con mucho pesar logro ponerse de pie y se acerco lentamente a un yo que seguía pasmado. Cuando estuvo frente a mí, nuestras alturas quedaron más evidentes, pero haciendo caso omiso a eso él alzo su rostro mientras sus manos subían a mis hombros, —….Mientes— fue lo único que dijo.  No quería afrontarlo pero cuando las palabras salieron de su boca inevitablemente le devolví la mirada y por primera vez nuestros ojos se encontraron. Podía ser que su cuerpo se viera demacrado pero su mirada seguía fortalecida como si no estuviera dañado en absoluto, detalle que me hizo temblar un poco, — Mientes…— volvió a repetir mientras cerraba sus manos.

 

— ¿Qué te hace pensar eso Zim?  Vengo a destruirte de una vez por todas, es lo que siempre quise, además ahora estoy con la Resistencia y… — Esa vez hablé titubeando, ¿Podía ser más torpe? De repente, recordé a Gaz diciéndome que yo no servía para mentir y que hasta un simio podría hacerlo mejor… cuánta razón tenía. Trague un poco de saliva antes de tratar de volver a hablar pero Zim me interrumpió.

 

—Entonces… hazlo, ¡Hazlo! ¡Sucio y asqueroso humano cabezón!—él comenzó a gritar con una  voz gastada así como afónica, su mirada se veía frustrada y dolida mientras se agarraba de mi ropa sacudiéndola.

 

 No se oía ninguna voz en Meekrob, nadie estaba a nuestro alrededor, ambos quedamos en silencio, Zim parecía esperar a que hiciera algo mientras se tambaleaba débilmente para mantenerse en pie y apretaba fuertemente los dientes.  Nuestras miradas se mantenían intactas mientras de una fuerte ráfaga de viento nos golpeaba de repente. Mi respiración de alguna manera estaba agitada, quería decir tanto pero lo único que pude hacer fue besarlo como nunca lo había hecho en todos estos años. Me incline hacia él y lo hice, no se negó, parecía también extrañar ese contacto cuando respondió instantáneamente.  Al principio nuestros labios se unieron con sutileza, pude sentir lo secos que estaban los suyos haciéndome preguntar desde hacia cuanto tiempo que él no bebía líquidos, sin embargo, ese pensamiento fue olvidado cuando ambos dejamos que nuestras lenguas ingresaran en la boca del otro. Pude sentir su serpenteante lengua rodear la mía y moverse siguiendo el mismo ritmo. Abrazándolo me sentí desesperado por recibir y dar más cuando Zim enroscó sus dedos en mi cabello dando la sensación de que él se sentía igual. Mi lengua recorrió cada porción de la suya mientras nuestras salivas se intercambiaban, aunque en realidad fuera mía la que se difundía en cada parte de su cavidad. Parecíamos que queríamos no necesitar respirar ya que tampoco queríamos detenernos, sin embargo, en algún momento quebrábamos el contacto para volver a iniciarlo.

 

Sabía que mentía, él mentía al igual que yo.

 

De ninguna manera podría hacerlo, no importaba cuanto lo intentara, yo jamás podría matarlo, no quería y no podía. Tampoco tenía las agallas para odiarlo, nunca las había tenido, todo había sido un teatro para proteger a mi propio orgullo y solamente cuando mis labios volvieron a tocar los de Zim, me di cuenta de que todo ese viaje solo había sido una excusa para poder verlo nuevamente, tal vez solo quería asegurarme de que estuviera con vida, de que estuviera bien, de que siguiera siendo ese alíen de piel verde que una vez había conocido o simplemente de que todavía me recordaba…

 

Separamos nuestros labios, Zim apoyo su cabeza en mi pecho mientras simplemente lo aferraba más a mí. Por más que quisiera seguir de esa manera, ya no era ni sería posible. 

— Dib… — El trató de hablar, sin embargo, jamás pude escuchar lo que quería decirme.

 Decidí darle un puñetazo en la zona de su estomago haciendo que cayera al suelo, probablemente, se desmayo nuevamente a causa de su débil estado. Aunque lo hice en su mayor parte cerrando los ojos, fue muy difícil efectuar ese movimiento, era como si estuviera dándomelo a mí mismo. Cuando los abrí, pude verlo otra vez recostado en el suelo, sin quejarse, ni hablar o moverse…   De repente, el nudo que llevaba en mi garganta se desato de un momento a otro mientras comenzaba a llorar, como si fuera un niño de 7 años al que su madre no le compro algo, mi llanto no cesaba y tan solo fluía sobre mi rostro.

 

Ocultando lo que en verdad sentía en mi interior, había comenzado ese viaje estando cegado por sensaciones estúpidas que me hicieron sacrificar demasiadas cosas. Y si verdaderamente el objetivo de todo siempre había sido encontrarlo con vida, entonces haría valerlo…

 

Decidí levantarlo en mis brazos y llevarlo hacia la nave que había utilizado para llegar, al despertar seguramente se encontraría un poco familiarizado con ella, después de todo, había escuchado que los irkens solían usar tecnología proveniente de Vort. Luego de recostarlo allí, programé el sistema de conducción automático, estaba seguro de que sobreviviría con la cantidad de suministros que estaban en el interior de la nave. Llevarlo conmigo era lo que más quería pero eso sería lo mismo que conducirlo a su propia muerte y si huía con él, probablemente, los suministros se acabarían antes de que pudiéramos conseguir más.

 

Antes de cerrar la cabina me incline sobre él y besé su frente.  Aún había tantas cosas que quería decirle y preguntarle pero, aunque jamás lo volvería a ver, si dejarlo ir significaba que seguiría con vida, entonces eso haría.  No importaba si la próxima vez fuera él quien viniera a matarme o si incluso me odiaba por todo lo había hecho, estaba bien, mientras él siguiera con vida todo estaría bien…

 

 

+++++++++++++++++

 

Me pregunto ¿en dónde estará ahora ese tonto irken?… es lo que siempre hago cada vez que veo mi diario donde generalmente hago bocetos, garabatos y muchas veces escribo pensamientos como estos. Ha pasado mucho tiempo desde aquella vez, calculo que ya debo rondar los 21 años de la Tierra, pero aún así sigo recordando cosas como esas. Y tantas otras que están en lo profundo de mi cerebro y mi corazón, por ejemplo, lo primero que él dijo cuando al verlo acuse que era un alíen por su piel verde, “Uhm, es una enfermedad de la piel”.

 

 — ¿Qué tipo de excusa fue esa?... — sonrío con algo de nostalgia mientras hablo en voz alta.

 

— ¿Qué dices humano Dib? — Lard se acerca a mí por detrás, tiene la costumbre de hacerlo cada vez que me ve escribiendo, hablando o simplemente concentrado en alguna parte de la nave.

 

— ¿Eh?… no, nada importante…—Respondo riendo con un poco de nerviosismo, él jamás se entero de que deje ir a Zim, si eso hubiera pasado probablemente no estaría contándoles como sucedió — ¿Pasa algo Lard? —me vuelo serio cuando veo la expresión en su rostro algo frívolo.

 

—Estaba buscándote, sabes…— se encamina hacia la ventana que da directamente al espacio — hemos encontrado un irken que es muuuy ruidoso, diría demasiado, pero eso no es lo importante… sino que nos exige ver a un “humano cabezón”, ¿te suena?... —

 

 

Notas finales:

Bueno, ¿fin? Deje el final bastante abierto pero esa era la idea, de ahí en más piensen que pudo pasar, jaja. En la idea original, es decir en el borrador que hice la primera vez, había hecho que Dib matara a Zim pero parece que en estos días no estaba tan trágica así que le di una oportunidad.

 

Espero haberlos entretenido con este oneshot y si no, bueno, les debo algo mejor.  Si quieren, pueden dejarme algún review ya sea con algo señalado, opiniones, criticas, tal vez como lo sintieron… ¡lo que quieran! (claro que tratándome con respeto porque también tengo sentimientos ;-;)

 

No sé si sea necesario pero cabe aclarar que en esta versión Dib nunca asesina a ningún irken porque cuando llega la batalla ya está evidentemente perdida. Y por otro lado, se preguntaran ¿Cómo puede respirar en Meekrob? Bueno, por ejemplo, cuando Zim fue a Marte utilizó cierta tecnología para poder respirar tranquilamente y supongo que (al igual que muchos aparatos que poseen los irkens) también era de Vort, así que como Dib se alió a la Resistencia probablemente también la haya adquirido. 

 

Bueno, dejo de escribir por acá, abrazos~ ¡Adiós! MyLiquidCloud~ :)


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