Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Al diablo con el oro por Luthien99

[Reviews - 47]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¿Alguien se acuerda de mi? ¿Os acordáis de este fic? Espero no haber tardado tanto como para que os hayáis olvidado. Siento muchísimo haber tardado tanto, no tengo escusa ni perdón. Pero ya esta aquí y prometo que el próximo no tardaré tanto. Palabrita del niño Jesús (?)


Espero no aburrir demasiado con este capítulo, y espero que os guste, aunque sea un poquito.


¡Capítulo dentro!


 

 


—Bueno... Hablemos sobre lo que ha pasado hoy... —Dijo Thorin—. Supongo que tendrás algunas dudas, ¿Verdad?


—La verdad, es que si... —dijo dando un último trago al vaso de Coca-Cola—. ¡No entiendo nada!—Thorin soltó una carcajada divertida—. ¿Porque narices no me has echado la bronca del siglo? ¡No he conseguido que firmaran! ¡Deberías haberme despedido!


Thorin seguía riendo.


—No le veo la gracia, enserio. —dijo arqueando las cejas—.


—Esa era la intención, Bilbo —se serenó—. Era un trampa.


—¿Una trampa? ¿Para quien? —dijo Bilbo sin entender—.


No necesito que Thorin gesticulara palabra, el solo lo entendió por la cara que puso y por todo lo que había escuchado mientras esperaba a Thorin sentado en la sala de espera de The Lake Town.


—Thranduil....


Thorin afirmó moviendo la cabeza de arriba a abajo.


—¿Lo tenías todo planeado?


—¿Crees que me puede interesar una empresa cochambrosa como esa? ¡No! —Bilbo al fin entendía—. Se que Thranduil va detrás de todo aquello que me interesas a mi, sabe que tengo buen ojo para las empresas que realmente valen la pena. Así que se me ocurrió como poder deshacerme de ellos de una vez por todas...


—Sí, bueno... Has hecho que se queden una empresa sin futuro. ¿Pero como vas a hacer que Mirkwwod quiebre?


—Muy fácil, querido Bilbo. —dijo Thorin regodeándose en su grandeza—. Para que The Lake Town firmara con ellos han tenido que invertir un gran capital. ¿Y sabes de donde viene todo ese dinero?


—¿De donde?


—De ningún lado, es suyo. —Thorin se divertía—. Todo el dinero proviene de su propio bolsillo. Habrá tenido que pagar una gran cantidad para que The Lake Town rechazara mi oferta e ignoren mis amenazas.


Bilbo no salía de su asombro.


—Sin duda ha sido divertido, —rió—.


—¿Divertido? ¿Enserio? —Gruñó el joven Bilbo—. ¡Has echo que sufra unos nervios horribles!


—Lo siento Bilbo, pero tenía que parecer completamente real, —Se excusó—. Lo siento...


Bilbo torció una sonrisa aceptando sus disculpas. Y ambos se miraron, de nuevo, en un total silencio.


El sol se encontraba en su más agudo esplendor. Pero el toldo sobre sus cabezas evitaba que los rayos amarillos de luz cayeron sobre ellos. El aire fresco de principios de otoño se filtraba entre las mesas, haciendo compensar la calor del sol y el calor que sus pechos desprendían al estar juntos en tan acogedora situación.


—¿Y porque os lleváis tan mal, Thranduil y tu? —dijo al fin Bilbo con la duda dibujada en sus ojos—.


—Viene de lejos... Asuntos que requieren tiempo. —hizo una pausa pero los ojos de Bilbo le incitaron a continuar—. Es una historia muy larga, te aburrirías.


—Tengo todo el tiempo del mundo...


—No te creas, solo tienes una hora para comer como empleado que eres. —Thorin sonrió triunfante—.


—Entonces, tengo toda una hora para escucharte, —Lo que Bilbo quiso decir es que quería estar toda la hora escuchándole, todo el día, toda el mes, toda la vida—.


—Lo que pasó entre Thranduil y yo viene de lejos, de la universidad, para ser concretos. —Los ojos de Thorin viajaron en silencio a un pasado lejano—. Íbamos juntos, ¿Sabes? Eramos buenos amigos y las cosas acabaron mal entre nosotros...


—Me imagino de que se puede tratar... —dijo Bilbo algo incómodo—.


—No eramos pareja, si a lo que te referías. —Mintió Thorin con gran facilidad. No le costaba esconder sus pensamientos o los recuerdos de un Thorin más joven e irresponsable. A veces y solo a veces, se sentía demasiado arrepentido de las locuras que en su juventud había cometido, tonterías que le habían distraído de su camino hasta convertirse en lo que es ahora—.


—No me refería a eso, —Bilbo buscó rápidamente una escusa o una idea diferente—. Me refería, bueno... Que tal vez tuvisteis algún tipo de problema o discrepancia sobre un proyecto en parejas o algo así. —Hizo una pausa para fijarse en el rostro de Thorin con determinación, para entender cual era su parecer ante lo que Bilbo estaba diciendo. Se encontró con un rostro que lo escuchaba atento y unos ojos azules que le observaban intimidantes—. Cuando yo estuve, hace dos años, teníamos que diseñar en parejas como sería una empresa y todas las complicaciones que en esta podrías encontrarte. Era una práctica de dos semanas. —hizo una pausa—. No sé si hacían cosas así cuando tu estuviste...


—¿Cuando yo estuve? —rió Thorin— ¿Cuantos años crees que tengo para pensar eso?


—¡Ay! No sé, Thorin... ¿40? —Bilbo le ponía 42, pero por pura cortesía le quitó dos—.


—Vaya... Tendré que cambiar de crema anti-arrugas. La que uso últimamente no funciona demasiado bien... —hizo una dolorosa pausa para Bilbo—. Tengo 34...


Tierra trágame.


—Oh... —Bilbo se murió de vergüenza—. Lo siento... Verás es que Bofur me dijo que ya tendías tu añitos, y bueno he pensado que...


—No lo arregles.


—Vale. —Bilbo enmudeció de vergüenza—.


—Madre mía... ¿40? ¿De verdad estoy tan viejo?


—No hombre, no... Tan poco estás tan mal —¿Iba eso con segundas, Bilbo?—.


—Tal vez me corte la barba, puede que así pierda unos añitos...


—¡No! —Casi gritó Bilbo—.


Esa barba de dios, no por favor ¡No te la cortes nunca!


Thorin rió amablemente.


—¿Y tu cuantos tienes Bilbo?


—Tienes todos mis datos, Thorin... Estoy seguro que no necesitas que te lo diga. —dijo algo pícaro. Lo que no fue su intención, simplemente salió de su interior sin quererlo apenas—.


—26 añitos, ¿Eh?


—Bien llevados...


—Te ponía menos, —dijo Thorin—.


—¿Enserio?


—Sí, —añadió—. De nada...


Ambos rieron.


El camarero llegó con una ración de langostinos y unas salsas. Todo en una misma bandeja de cristal transparente que dejó sobre la mesa.


—La paella no tardará mucho, —Dijo el camarero—. Que aproveche, —y se retiró—.


Bilbo no quería ser maleducado y dejó que fuera Thorin quien empezará. No quería abusar de su amabilidad. Así que fue Thorin quien primero probó los langostinos. Y así dio comienzo una alegre comida en la que no faltaron las risas, las sonrisas tantas y las miradas apasionadas. ¿Pero que significaba todo aquello para ambos? Ninguno de los dos lo sabía, tampoco les importo mucho. Ambos se dejaron llevar por el momento, las sensaciones y todo aquello que se acumulaba en su pecho.


Bilbo, por primera vez en mucho tiempo, sintió que algo despertaba en su interior. ¿Era eso la inspiración que hacía tiempo buscaba y que daba por perdida? Tal vez. Pero fue extraño al principio, pues no recordó ese tipo de sabor recorriendo su interior. No recordaba aquel nudo en el estomago, no recordaba la última vez que perdió el sentido del tiempo. Era todo algo nuevo para él, pero le gustaba. Le gustaban aquellas sensaciones. ¿Y a quien no? Se preguntaba el joven escritor. El pensar que apenas conocía a ese hombre de dos días le daba la inseguridad necesaria como para no pensar en lo que le esperaba por delante. No quería ni pensar lo que le estaba pasando. Era totalmente inaceptable. Estaba totalmente claro que no podía dejar suelto aquel sentimiento que empezaba a crecer en su interior. No podía, porque Thorin era su jefe.


En menos tiempo del que pensaron tuvieron que irse. Dejando atrás aquel momento vivido, aquel restaurante con vistas a un mar azul y tranquilo, todas aquellas sensaciones experimentas, tan extrañas y a la vez tan necesarias. Pero tenían que volver a Erebor. Thorin tenía responsabilidades como jefe y director de la empresa, y Bilbo tenía sus responsabilidades como empleado recién llegado.


Fue Thorin quien pago la cuenta. Bilbo se negó un par de veces, pero finalmente aceptó debido a la insistencia del hombre. Fue entonces cuando ambos emprendieron, de nuevo, la marcha hasta el coche. Caminaron tranquilamente a través de un paseo marítimo algo más concurrido que antes. Ninguno de los dos dijo nada. Simplemente caminaban observando el mar y las gaviotas gaznando mientras disfrutaban de su compañía. Todo era tan perfecto.


Thorin miraba de reojos a un risueño joven que distraído caminaba a su lado. Bilbo Bolsón... ¿Como podía ser él? ¿Como podía ser eso posible? Recordaba el sueño que había tenido esa misma noche, y todas las noches desde hace años y podía perfectamente reconocer al dueño de aquellos ojos, de aquella sonrisa, de aquel rostro tan afable. Lo recordaba con una perfecta exactitud inimaginable. Y cuando miraba a su nuevo empleado, lo veía. Aquel joven que se le aparecía salvándole de todas sus negras pesadillas caminaba ahora a su lado. Lo veía en Bilbo Bolsón, y aunque eso fuera extraño para él apaciguaba su alma, de alguna extraña forma sentía que lo malo había quedado atrás y que por fin había encontrado la pieza perdida de su rompecabezas inacabado. Era demasiado nuevo y extraño para él. Durante años se había dedicado a entender que significaban sus sueños, nunca acababa de entenderlos, no sabía como descifrarlos. Y ahora que Bilbo había aparecido podía entenderlo, porque era él.


Llegaron al coche. Thorin desbloqueó las puertas y entraron en silencio.


Todas las lucecitas se encendieron y el motor soltó un rugido. En menos de lo previsto ya estaban en marcha, de nuevo, por las apresuradas calles de una Barcelona en pleno apogeo rutinario.


En la radio se oía Smells Like a Teen Spirit de Nirvana. Pero entre ellos reinaba el silencio. Ambos aún estaban asimilándolo todo, demasiadas nuevas emociones por un día. ¿Que otra cosa podían hacer?


—¿Cual era tu objetivo cuando acabaste la carrera? —Thorin habló mientras sus manos estaban prietas contra el volante—.


Bilbo apartó la vista de la carretera y le miró.


—Desde siempre, mi sueño ha sido llegar a ser un buen escritor.


—¿Escritor?


—Sí, —dijo recordado todas sus frustraciones de no conseguir la inspiración necesaria—.


—¿Y tienes algo entre manos? —dijo Thorin—. Quiero decir... ¿Que si estas escribiendo algo actualmente?


Bilbo torció una sonrisa.


—No...


—¿Y eso?


—No tengo inspiración. Mi vida es totalmente monótona y aburrida, nunca hago nada inesperado y supongo que no puedo hacer nada para cambiarlo. —Bilbo miraba a los ojos de Thorin, unos ojos fijos en la carretera—.


—Que negativo eres...


—No, solo que soy realista conmigo mismo. Acepto lo que hay...


—No viene mal, de vez en cuando, despegar los pies de la tierra. —Thorin desvió sus ojos de la carretera y miró a Bilbo que le miraba embaucado por su majestuosidad—. ¿Que?


—Nada, —Bilbo sacudió la cabeza y se reincorporó desviando la mirada—.


Thorin rió. La ternura se apoderó de pecho.


—Ya estamos llegando...


—Sí... —dijo algo desanimado. No quería que ese día acabara nunca.


—Tenemos que trabajar. —Dijo Thorin—. No sé que habrá pensado Fili para ti, puede que tenga algún encargo. Pero si no tienes nada pásate por mi despacho y me llevarás unos papeles al banco y luego te acercas a otro que hay en la calle Fontanella y entregas el que te hayan dado en el anterior. Tendrás que firmar para acreditar, pero no te preocupes, hazlo. Pregunta por Jordi Montaner y di que vienes de mi parte.


—¿Quieres que pase por Mauri y te coja un café?


—Descafeinado, que luego no duermo...


—Era broma... —Dijo Bilbo—, no soy el chico de los cafés.


—Si que lo eres.


—Fili dijo...


—Fili no es el jefe, aquí mando yo señor Bolsón. —dijo algo pícaro—. Acostúmbrese.


El coche paró en seco delante del imponente edificio de cristal. No sé podía para en esa zona, pero inmediatamente apareció un hombre trajeado que abrió la puerta a Thorin y este intuitivamente le dio las llaves del BMW.


—¿Donde siempre, señor?


—Donde siempre. —Sentenció Thorin sin mirarle y dándole un billete de 5 euros.


Thorin rodeó el coche mientras el chófer de su párquing privado se lo llevaba. Subieron a la cera y caminaron despacio hasta la entrada.


Thorin se echo la americana sobre los hombros y se la coloco lentamente, haciéndose desear.


—Debes dejarte un pastizal en propinas todos los días...


—Hay quien se lo gasta en dos paquetes de tabaco al día o yendo dos veces por semana a la peluquería. Yo, sin embargo, doy propinas.


—Que amable por tu parte...


—Soy la generosidad en persona.


Bilbo se dio cuenta de que muchos de los ojos de los presentes se fijaban en ellos. Supo que a Thorin no le gustaba encontrarse con sus empleados mientras subía a su despacho y sin embargo estaba yendo en dirección al ascensor con el nuevo chico de los cafés.


No le importo demasiado que todos esos ojos hambrientos de noticias y cotilleo se fijaran en ellos. Supuso que eso significaba que era, como mínimo, un poco importante.


Atravesaron el gran y concurrido recibidor y subieron al ascensor en silencio.


Estuvieron ellos dos solos, callados y sin mirarse. Y cuando Thorin se dispuso a gesticular palabra fue cuando se abrieron las puertas metálicas de par en par y se vieron obligados a bajar y a regresar a sus respectivas obligaciones.


—Muchas gracias por todo, Thorin. —Se quedaron plantados frente a la zona de despachos de los empleados—. Supongo que te debo una comida.


—Supones bien... —A Thorin no le importó haberle invitado a comer, su única intención con esa deuda era poder pasar un rato junto a Bilbo—.


—No esperes gran cosa, yo no puedo permitirme comprarme dos cajetillas de tabaco, ni ir dos veces por semana ala peluquería, y mucho menos dar propinas de 5 euros.


—No importa donde vayamos... No me importaría cenar un pizza chamuscada, de verás. —Mientras sea contigo. Pensó. Pero no lo dijo—.


—Que así sea entonces. Intentaré que no se me queme, esta vez... —Sus manos se encontraron y se estrecharon formalmente y rieron.


Parecía como si sus manos se hubieran quedado pegadas, como si se quisieran quedar así para siempre. Pero no podían. Así que se fueron deshaciendo del suave tacto ajeno lentamente. Acariciando cada sensación que florecía. Miles de fibras nerviosas que estallaban allí donde sus manos chocaban.


Fue entonces cuando finalizó el contacto, ese pequeño contacto tan enorme para ellos.


—¡Bilbo estás aquí! Te hemos estado buscando por todos lados.... —Fili y Kili aparecieron—.


—Hola tio Thorin, ¿estaba contigo? —dijo Fili—.


—Si, le he ido a recoger de la reunión en The Lake Town.


Fili y Kili se miraron.


—¿Tiene Bilbo algún quehacer para esta tarde? —Pregunto Thorin a su sobrino—.


—No... Bueno, tengo que enseñarle su nuevo despacho.


—No sabía que el chico de los cafés tenía un despacho... —Thorin y Bilbo rieron, y Fili y Kili se volvieron a mirar. Kili alzó las cejas—.


—¿Lo necesitas para algo, tío Thorin? —dijo Fili—.


—Necesito que lleve unos papeles al banco y luego que los lleve a Jordi. ¿El del banco de Fontanella?


—En media hora en mi despacho. ¿Si?


—Vale... —Dijo Bilbo—.


—Luego nos vemos. No causéis demasiados problemas, —dijo mirando a sus sobrinos. Y entonces, dio media vuelta y se fue hacía su despacho—.


Se podía ver la mesa de April desde donde Fili, Kili y Bilbo estaban. Y Bilbo observó como Thorin y April hablaban y se reían. Thorin se apoyo por completo frente al mostrador mientras April reía sobre algo que este le decía. Las puntas de las orejas se le enrojecieron. ¿Que narices haces Bilbo? Se decía a si mismo.


—Tranquilo Bilbo, Thorin es demasiado gaycomo para fijarse en April... —Dijo Kili poniéndole la mano en el hombro—. No te preocupes...


—¿Q-que?


—Me has entendido perfectamente.


—Kili, quieres dejar al pobre chico tranquilo, —Fili le dio un suave golpe en la cabeza con la mano a su hermano—.


—Oh vamos Fili, ¿acaso no lo has visto?


—¿Ver el que? —dijo Bilbo—.


—Claro que lo he visto, hermanito.


—¿Hola? —Fili y Kili mantenían a Bilbo fuera de la conversación como si fuera un simple espectador silenciado—.


—Es demasiado evidente.


—Que raro todo, ¿verdad?


—Mucho, —dijo Fili—.


—Sigo aquí... —les recordó Bilbo—.


—Lo sabemos, señor Bolsón. —dijo Kili—.


—Era todo muy sospechoso, ¿Te acuerdas Kili?


—Si que lo fue, sí....


—¿El que? —dijo Bilbo sin entender—.


—Vio su foto y le quiso aquí... Demasiado sospechoso... —Kili reía junto a su hermano mientras Bilbo les miraba con las cejas fruncidas—.


—¿Que foto? ¿De que habláis?


—De nada... ¿Quieres ver tu nuevo despacho? —Le ofreció Fili—.


—Sí, pero por favor decidme de que estáis hablando...


Ambos rieron.


Secrets of brothers.


—Menuda me espera con vosotros dos...

Notas finales:

¡Fin del capítulo!


Bueno, ya me diréis si os ha gustado o habéis engordado dos kilos de la cantidad de empalagoso azúcar que lleva este capítulo. Es demasiado cursi, en mi humilde opinión, pero prefiero que saboreen ahora la dulzura por que quiero darle un toque más amargo en capítulos próximos. Decidme si os ha cansado o si no os a gustado, por favor, decidme el por que para poder mejorar errores.


En el próximo capítulo, que espero no demorarme demasiado en escribirlo, tendremos un poco más de Fili y Kili, si es posible. Me gusta demasiado como estos dos meten bulla de por medio y me encanta la imagen de Fili, Kili y Thorin hablando en plan empresarios, con trajes y con sus melenas. ¿Por que son tan absolutamente adorables? asdfghjkl.


Espero, de veras, sugerencias de todo tipo y consejos. Muchas gracias por leer y esperar mis capítulos a aquellos que me siguen. Sois lo mejor, de verdad.


Besos, Lúthien.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).