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Al diablo con el oro por Luthien99

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Notas del capitulo:

¡Buenas!


Sí, lo sé... He tardado en actualizar más de los esperado. Espero que no me lo tengan mucho en cuenta. Esperaba tardar menos, pero he estado muy ocupada esta semana, seguramente tarde un poco más en actualizar ahora, dado que queréis los capítulos más largos. Este es más largo, todo se tiene que decir... No mucho, pero lo es. Solo les advierto de una cosa, si os gusta de verdad, os quedaréis con ganas de más.


¡Ya me dirán que les parece! De nuevo, muchísimas gracias por los comentarios, de verás ¡Son muy importantes para mi!


Besos, Lúhtien.


¡Capítulo dentro!

Llegó hasta la puerta, una puerta de cristal giratoria que daba paso a un gran recibidor muy abierto y espacioso con mucha gente e inundado de brillante luz. Todo el mundo iba de aquí para allá, la gente se movía sin preocuparse de quien pasaba por su lado, iban y venían apresurados.


Bilbo fue hasta el ascensor, y se dispuso a subir hasta la última planta como Fili le había explicado el día anterior.


Llegó y atravesó una sala de espera totalmente vacía. Se encontró entonces en una recepción muy amplía, de paredes blancas y un pequeño mostrador metálico. Detrás de él había una mujer de tez blanca y pelo ondulado y largo hasta el pecho. La mujer se giró y miró al joven . Llevaba un micro de la oreja hasta la comisura misma del labio. Le miró con el ceño fruncido, y dijo entonces:


—¿Le puedo ayudar en algo, señor? —La mujer mascaba chicle descaradamente, abriendo y cerrando mucho la boca—.


—Sí, soy Bilbo Bolsón... Soy nuevo, hoy es mi primer día, —dijo con una sonrisa de oreja a oreja—.


—¿Tú primer día? Ya veo, —miró a Bilbo de arriba a bajo y subió las cejas—.


—¿Algún problema? —Bilbo se había ofendido por la mirada discriminatoria y descarada que le había dedicado la mujer rubia. Empezó a estar molesto por el descaro de la mujer—.


—No, —dijo seca y frunciendo los labios—. ¿Bilbo Bolsón, eh?


—Sí.


—Déjame tú carnet de identidad.


—¿El DNI? —Preguntó Bilbo—.


—Sí, —respondió—.


Bilbo sacó su cartera y de ella el DNI. Pasó su mano con el DNI por encima del mostrador metálico. La mujer tendió su mano y lo cogió.


—Después de comer, en el primer descanso, tendrá que venir a buscar su identificación. Sin ella no podrá acceder a nuestras instalaciones. —Decía sin mirarle y moviendo el ratón y tecleando las teclas del ordenador de mesa frente a ella—. Y tengo aquí apuntado que tengo que dejarte entrar a hablar con Bofur, ¿Me equivoco?


—No, —dijo seco—. Fili me llamó ayer para aclarar lo que tenía que hacer. Él mismo me lo dijo.


—¿Fili? —Dijo extrañada—. El señor Fili nunca suele tener trato directo con el personal nuevo.


—Tubo que ser importante, ¿No té parece? —Dijo victorioso, con una sonrisa dibujada en el rostro—.


—Supongo... —La mujer no hizo mucho caso—. Mira, la oficina de Bofur esta en aquella dirección.


—Vale, perfecto.


—La puerta 111. Sí hay algún problema no dudes en preguntar.


—Gracias. —Bilbo se despidió con una sonrisa de suficiencia—.


Bilbo fue en la dirección que la recepcionista le había indicado. Dio a un pasillo larguísimo lleno de despachos de cristal. Atravesó el inmenso pasillo de puertas e inmediatamente llegó hasta la 111, el despacho perteneciente a Bofur.


Eran robustas puertas de madera oscura, el picaporte era de color dorado, pequeño y cuadrado. Llamó a la puerta, algo vergonzoso y entró sin demora alguna.


Había un escritorio como el que se había encontrado el día anterior al hablar con Fili. Era metálico y lleno de papeles y carpetas. También había un ordenador y un par de fotos sobre la mesa. A ambos lados de la habitación habían fuertes y grandes armarios metálicos, como la mesa. Y las paredes eran blancas de fuerte piedra. Excepto las dos paredes que daban, una a la calle y otra al pasillo, respectivamente, que eran de cristal.


En la silla marrón que estaba justo detrás del escritorio metálico había un hombre sentado que jugaba con un cubo de rúbic. Al ver a Bilbo, allí frente a él, abrió uno de los cajones del escritorio y metió el cubo de rúbic en él de un golpe.


—Tranquilo, —rió Bilbo—. No se lo diré al jefe, —bromeo—.


—¿Bilbo Bolsón, verdad? —Preguntó con una sonrisa en los labios y pasando su mano por encima de la mesa y estrechándola con la mano de Bilbo—.


—El mismo. —Dijo sentándose en una de las sillas—.


—Encantado, yo soy Bofur, —Bilbo asintió—. Bueno, Fili me dijo que hoy era tu primer día y que tenía que ponerte un poco al tanto de todo esto, de que hacemos aquí y eso...


—Sí, bueno de momento nadie me ha dicho que debo hacer con exactitud.


—¿No?


—La verdad es que no, —dijo Bilbo recapacitando sobre que había cogido un trabajo que ni siquiera él mismo sabía en que consistía—.


—A ver, tú función básicamente es ir de aquí para allá. Has de hacer recados constantemente.


—¿No seré el chico de los cafés, verdad?


—¡No, no! Tranquilo, —dijo entre risas—. Es algo más. Aunque si alguna vez Thorin te lo pide, se lo traes.


—Vaya, le tenéis mucho miedo, ¿o que?


—Miedo ¡No! Es que le tenemos mucho respeto, eso es todo. Es alguien muy importante y respetado allá a donde va.


—Sí té digo la verdad aún no sé muy bien a que se dedica esta empresa.


—¡Madre mía, no tienes idea de nada! —Exclamó preocupado Bofur—. ¿Habrás firmado y leído el contrato al menos, verdad?


—¿Contrato?


Bofur se llevó una mano a la frente.


—¿Tu con quien has hablado?


—Con Fili, —respondió algo confuso el joven Bilbo—.


—Ese chico solo tiene dragones en la cabeza, de verdad... —Se centró de nuevo—. A ver, te explico... Esta empresa se dedica principalmente ha ganar dinero. No me mal interpretes, pero es verdad. —hizo una pausa—. Thorin mueve mucho hilos y siempre esta arriba en la lista de accionistas en Bolsa. Lo que quiere más que nada es comprar empresas, se hace de oro así. Compra empresas o invierte en ellas, empresas que están al borde del crack, y hace todo lo posible para que vuelva a triunfar. ¿Lo entiendes?


Bilbo afirmó.


—¿Has oído hablar de Mirkwood S.L.?


—No mucho...


—Bueno pues es algo por el estilo. Resumiendo, somos una empresa que se dedica a comprar otras empresas al borde de la quiebra, y Thorin no sé como lo hace pero consigue que salgan de la quiebra. Hace que ganen mucho dinero y como ha invertido una gran cantidad de dinero y tiene muchas acciones recupera mucho del dinero que ha invertido.


—Él lleva el mando, ¿No?


—Exacto. Él es el que lleva la satén por la manga, —dijo Bofur—.


—Ya veo...


—Bueno, ¿No has firmado el contrato, verdad? —Bilbo negó ladeando la cabeza—. ¿Así como quiere Fili que empieces?


—Parecía muy seguro cunado me llamó...


—Menudo, de verdad que no se como Thorin le da tanta responsabilidad... Esta en la luna.


—Es muy simpático,—dijo Bilbo—.


—Y porque no has conocido a su hermano, Kili... No te recuperarías, —le dijo a Bilbo con una sonrisa en los labios—. Pero son muy buena gente, de eso no hay duda.


—¿Fili y Kili? Curioso, —Bilbo rió—.


—Son los sobrinos del jefe.


—¿Enserio? —preguntó Bilbo—.


—Sí, —afirmó—. Posiblemente sea Fili quien herede esta empresa.


—¿El jefe no tiene familia e hijos?


—De momento, que yo sepa, no. —dijo Bofur—.


—Será joven, entonces. —Bilbo no sabía porque estaba comportándose de aquella manera. Sin darse cuenta estaba siendo demasiado cotilla. No sabía porque el jefe, tan querido y a la vez temido, estaba levantando tanta intriga sobre él.


—No te creas, tendrá ya sus añitos.


Bilbo pensó, entonces, en que clase de hombre sería el ''jefe''. Todos parecían tenerle un respeto imponente por encima de todo. Daba la impresión de ser alguien controlador y frío, distante y seguro.


—¡Ven! Levántate, —Bilbo le hizo caso—.


Bofur le acompañó hasta la puerta y le cedió el paso, y luego salió él.


—¿A donde vamos? —Preguntó Bilbo quedándose quieto en el pasillo—.


—Vamos a ver a Balín. Tienes que firmar un contrato, señor Bolsón.


—Nadie me dijo nada de un contrato... —dijo Bilbo—.


—Eso es porque Fili no se entera de nada. —Bofur hablaba tranquilo, siempre con una sonrisa dibujada en los labios—. Tu no te preocupes , después de esto podrás empezar.


—Aún no me has dicho en que consiste mi trabajo.


—Eso té lo explicará mucho mejor el jefe, ¡Vamos!


En el mismo pasillo habían un sin fin de puertas a ambos lados. Bilbo juro contar 12 puertas, pero no se esmero demasiado en hacerlo.


Al final del pasillo había una puerta más grande de cristal. Dentro Bilbo pudo distinguir un mostrador y detrás una mujer esbelta de roja melena. Y a sus espaldas había una puerta negra más grande que ninguna. La puerta de abría de dentro hacía afuera y daba a un despacho de cristal muy amplio. Bilbo no alcanzó a ver quien se movía en su interior.


Él y Bofur se pararon ante uno de los despachos, el 102. Y antes de poder entrar Bilbo se dio cuenta de que había en su interior un señor de anciana edad detrás del escritorio metálico, que estaba en medio del despacho.


Bofur abrió la puerta y entró sin llamar.


—¡Balín! —dijo con un sonrisa—. Este es el nuevo.


—¡Oh! —el viejo gozaba de una amable y apacible voz, y su gran sonrisa era sincera—. Así que ya está aquí el señor Bolsón. —Se acercó a Bilbo, levantándose de la silla y rodeando la mesa. —Encantado, Bilbo—. Balín estrechó su mano con la suya—.


—Igualmente,—dijo Bilbo—


Balin se giró hacía Bofur.


—¿Enseñándole las instalaciones?


—No, aún no puedo... No ha firmado el contrato, —respondió Bofur—.


—¿Fili no le hizo firmar el contrato?


—Al parecer no.


—Menudo chico, tan despistado como su hermano. —Bofur y Balín rieron. Bilbo simplemente sonrió. Estaba empezando a marearse, demasiadas gente nueva por conocer. Eso salía de sus esquemas como persona.


—¿Bueno, entonces a que esperamos para firmar el contrato?


—¿Tenemos que ir a ver a Thorin, verdad? —Dijo Bofur. Bilbo se inquietó, el jefe...


—Sí, —Respondió Balín—. Ya le llevo yo Bofur. Si quieres vete.


—Vale, gracias. —Bofur se dio media vuelta y volvió a su despacho. Mientras se iba dijo: —Tráemelo luego, que tengo que mandarle su faena.


—Sí, sí... No hay problema.


Balín cogió unos papeles de una estantería . Era una especie de dossier con una grapa en una esquina. Bilbo solo pudo ver muchas letras y una cantidad infame de folios.


—Vamos chico ¡Vayamos a ver a Thorin! Cuando antes acabemos antes podrás empezar a trabajar. —Balín salió con Bilbo del despacho y cerró la puerta tras de si—.


Fueron pasillo a través. Pasando por mcuhas pertas y fue entonces cuando llegaron al mostrador donde había la mujer pelirroja que Bilbo había visto antes.


—¡Hola April!


—Balín... ¿Necesitas hablar con Thorin? —dijo la chica pelirroja—.


—Sí, tiene que firmar el contrato del señor Bolsón.


—¿Este es el nuevo? —preguntó—.


—El mismo—.


Todo el mundo parecía saber de él. Todo el mundo sabía de él pero no como Bilbo, sino como el ''nuevo''. Odiaba eso, pero le llevaría un tiempo librarse de ese ridículo mote.


Se había mantenido al margen de todas las conversaciones entro los empleados que había conocido. Casi no había dicho ni media palabra, únicamente se había dignado a compartir saludos, nada más.


—Thorin está libre, —Bilbo miró a la chica de detrás del mostrador. Supuso que no tendría más de 25 años. Era joven, esbelta y guapa—. Pero tiene una reunión en 20 minutos con un enviado de The Lake Town. Yo no tardaría mucho... Sabes que a Thorin no le gusta hacerse esperar.


—Será un momento, April no te preocupes... —Dijo Balín con una sonrisa—.


—¿Seguro? Si os dejo entrar, luego a lo mejor me cae una buena bronca...


—No creo, soy yo. Thorin nunca se enfada si soy yo, —esbozó una sonrisa más grande aún—.


—¿Y el otro día? —April alzó una ceja y esbozo una sonrisa torcida—.


—April, el tiempo pasa...


—¡Vale! Pasad. —dijo finalmente—. Pero no tardéis.


Pasaron hasta la puerta negra que daba paso al despacho transparente. Bilbo vio una sombra dentro, un hombre de pie mirando al exterior. Estaba girado. Bilbo solo pudo verle la espalda y el traje oscuro antes de entrar. Pero en meno de lo que pensó ya estaba dentro.


Balín había movido su cuerpo hasta dentro del despacho y Bilbo automáticamente había movido sus pies hasta allí, siguiendo al hombre de barba blanca.


Las puertas se cerraron a su espalda, provocando un fuerte ruido que lo saco de su ensimismamiento. Bilbo se quedo, entonces, mirando al hombre de traje oscuro y fuertes espaldas que estaba ante ellos. Era un traje de dos piezas, ceñido a la cintura y de color azul oscuro.


Su pelo negro se juntaba en su nuca en una coleta baja bien echa. Tenía el pelo largo, oscuro y ondulado. Bilbo se fijó que a ambos lados de la cabeza salían unas graciosas trenzas. Supuso que se trataba de unos mechones no lo suficientemente largos como para llegar a la coleta.


Balín pronunció, entonces, las primeras palabras desde que habían entrado al despacho.


—Buenas días, Thorin.


—Buenos días mi querido amigo. —se giró—.


Thorin aún no se había percatado de la presencia de Bilbo en la sala. Cuando le vio se quedó uno durante unos segundo largos mirándole con el ceño fruncido.


—Te presento a Bilbo, —rió—. Es el nuevo empleado. Hemos venido para firmar su contrato.


Thorin seguía mirando al joven Bilbo con las cejas encaradas—. Al parecer Fili no sé acordó de dárselo. Y esta mañana al llegar, Bofur se ha dado cuenta de que no tiene contrato aún.


Thorin no apartaba la vista y Blbo por supuesto no iba hacerlo, supuso que tampoco quiso.


Su cara era ruda, de ancha frente y nariz providente. Pero a pesar de ser rudo, en su mirada Bilbo encontró el cielo claro y abierto. Sus ojos eran azules como el mar mismo, como el cielo en un día de verano.


Bilbo vio como poco a poco esos ojos se acercaban más a él, rodeando la sala y llegando hasta donde el se encontraba, y sin dejar de mirarle dijo:


—Así qué, este es el nuevo....


''So, this is the Hobbit...''


Continuará...


 


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