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Al diablo con el oro por Luthien99

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Notas del capitulo:

¡Buenas!


No se pueden quejar, ha sido muy pero que muy corta la espera. ¿o no? A penas han pasado tres días des de que actualicé por última vez. Y bueno, como se quedaron con ganas de más aquí tienen un cap con muchos feels, o esa fue la sensación que me dio a mi mientras escribía.


En fin... Espero ansiosa su opinión del cap. Como siempre es un placer los reviews que muchos me enviáis, son geniales y me sacan una sonrisa durante todo el día. Y siento si soy muy lenta contestando, es que escribir el fic y contestar comentarios no se puede hacer a la vez, o una o la otra. Así que ya contestaré reviews, pero mejor actualizo que os hará más ilusión...


Espero no tardar mucho en el siguiente, hasta entonces,


Besos, Lúthien.


 


¡Capítulo dentro!

—¿Café?


Thorin tenía en sus manos una pequeña tetera metálica y ante ella dos vasos de cristal dispuestos a ser llenados de café. El hombre estaba de pie detrás de su escritorio y sentado, ante él, estaba Bardo de The Lake Town. Tenía entre los brazos una cartera de cuero marrón. Y se le veía algo nervioso.


—Sí, por favor... —dijo intentando fingir una sonrisa—.


Bilbo no dijo nada, a él no se le había ofrecido café.


Estaba sentado a un lado de la sala, en una butaca. Des de esa posición podía ver toda la inmensa sala, el inmenso despacho de Thorin. Era transparente por el lado que daba a la recepción. Bilbo pudo ver a April moviéndose en su escritorio. Y al otro lado del despacho había un enorme ventanal que daba a las calles, las calles llenas de una Barcelona en hora punta. Justo en frente de él se encontraba el escritorio de Thorin. Estaba muy ordenado, en comparación con el de Fili o el de Bofur. Tenía un ordenador Mac enorme y algunas carpetas azules que reposaban encima del escritorio de madera negra. Al final de la sala había un pequeño armario de color madera negra, al igual que el escritorio. Y sobre él habían estanterías llenas de libros.


En el armario reposaban un jarrón con flores rojas que resaltaban en la blanquecina estancia. Era como una mancha de pintura en una pared lisa y blanca. Al lado del jarrón hacía un marco de foto. Des de la distancia Bilbo no pudo distinguir con exactitud que hacía en la foto. Solo pudo ver tres personas. Dos hombres y una mujer. Los tres eran de cabellos oscuros y largos, y los hombres tenían una barba prominente. Supuso que uno de ellos era Thorin, su jefe.


—¿Señor Bolsón? ¿Quiere café?


La vez de Thorin le sacó de su ensimismamiento haciéndole temblar. Que voz...


—No, no gracias... Ya he tomado, —dijo dándose cuenta de que ambos se habían dado cuenta de su despiste. ¿Que pensaría ahora Thorin de él? ¿Que vivía en la Luna de Valencia? Soy un completo desastre. Presta atención , Bilbo... ¿Quieres conservar este trabajo, no? No hace ni media hora que he empezado y ya estoy dando mala impresión...


—Bien, pues empecemos... —Thorin se acomodó tras su escritorio, sentándose en la silla de cuero—.Dígame señor Bardo, ¿Cual es su oferta?


—Vale, a ver... —Bardo metió la mano en la cartera marrón y saco unos folios grapados en una esquina en el borde—. Este es el documento que me dio, aquí tienes. Esta todo al día, según lo acordado. —Sí, bueno... Pero no esta firmado,—dijo Thorin—. Dijimos que para poder empezar con el trato tendría que estar firmado por su superior.


Bilbo no estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando. Pudo fijarse en que Thorin se había empezado a alterar al ver que el documento no estaba firmado. Bilbo pudo ver como sus ojos se contraían y sus cejas se arrugaban-


—Ese es el problema, verá... —Bardo sacó otro documento de la cartera marrón—. Me han ofrecido una oferta mucho mejor de la que me ofreció usted... —dijo nervioso—.


Thorin cogió los folios con furia.


Mirkwood S.L.


Benefició: 290,000€ +IVA


El señor Oropherion acepta al validación de este documento con la firma exclusiva del máximo representante de la empresa.


No se aceptará devolución en ningún caso.


En caso de quiebra se devolverá a la empresa Mirkwood S.L.una parte del benefició total que en su día se ofreció a cambio de las acciones firmadas.


Firma del director general/propietario:


 


_______________________


—¿Se puede saber que narices es esto? —Thorin no pudo evitar soltar un gruñido que hizo dar un salto de su asiento a Bardo—. ¡Acordamos que nada de tratos con otras empresas!


—Mi superior así me lo ha encargado, miré... Señor Oakenshield, yo simplemente acato ordenes... —dijo Bardo nervioso—. Me han dicho que le informe de esta otra oferta antes de firmar el papeleo con usted, tenemos otras ofertas, eso es todo....


Thorin se levantó de golpe, sin mirar a penas a Bilbo. Estaba muy enfadado, se podía vislumbrar en sus ojos.


Fue hasta el mueble bar que había al otro lado de la sala, y de allí sacó un baso con hielo y se sirvió un Whisky. Llenó el baso hasta la mitad y se dedicó a moverse por el despacho hasta llegar al lado de Bilbo. Se quedó de pie junto a él.


—Mire y aprenda, señor Bolsón. Lo que ahora mismo esta haciendo el señor Bardo es lo que usted no debe hacer en ningún caso... Traicionar a sus aliados.


Bilbo le miraba atónito.


—Señor Oakenshield, entiendo que esto le suponga incomodo. —Bardo se revolvió nervosos en su asiento—. Pero verá... aún no se ha firmado nada con el señor Thranduil ni con usted. Mi jefe lo unico que ha echo es investigar sobre las posibles opciones a escoger. No se trata de una operación sencilla, si usted me entiendo. Estamos hablando de mucho dinero.


—Eso es lo que mueve a la gente... el dinero. Solo buscan dinero. —Thorin fue hasta la pared de cristal que daba a la calle vaso en mano—. Menudo mundo, ¿Cierto señor Bolsón?


Bilbo se sintió un extraño. Estaba presenciando un acto muy importante entre hombres de negocios de alto estanding, era como un pez fuera del agua. No entendía que hacía allí.


—Supongo... —dijo nervioso—.


Thorin mantenía su vista fija en el bullicío de la gente en la calle.


—Entonces, ¿tiene otra contra oferta? —dijo Bardo—.


—¿Así que ese ha sido el motivo de su visita, no? Quiere convertir esta compra en una subasta, cuyo ganador sea el mejor postor. —Thorin le dio un trago al Whisky—. Lo malo del asunto, es que no sé si estoy dispuesto a pagar tal cantidad por una empresa que apenas tiene ingresos y que en caso de quiebra no sé como haríais para devolverme mi dinero invertido en la financia.


Bilbo juró asustarse al ver los ojos coléricos de Thorin pronunciando aquellas ultimas palabras. Se había acercado a Bardo, vaso en mano, y con la mirada fija en él. Bilbo sintió como los pelos de la nuca se le erizaron a causa de la sensación de temor que los ojos de Thorin, antes apacibles y amables, le había dado.


—¿Quiere cancerar la oferta? —Dijo Bardo—.


—Mañana le enviaré al señor Bolsón para aclarar unas cuantas cosas con su jefe... —Bilbo le miró de golpe con los ojos muy abiertos. Thorin no le hizo caso—. Hasta entonces no quiero que nadie de su empresa o lo que sea eso... Pise mis instalaciones y espero que haya quedado bien claro.


—Señor Oakenshield....


—¿No ha entendido algo señor Bardo? ¿Quiere que se lo repita? —Thorin se sentó despacio en su silla de cuero nuevamente—. Váyase ahora y más vale que no vuelva... Mañana el señor Bolsón estará a primera hora en The Lake Town y entregará en persona el documento que yo mismo escribiré con mi puño y letra. En ella estará mi última oferta, y con ella toda la seguridad que Erebor S.L. puede ofrecer. En cuanto se garantice la operación mi empresa hará que The Lake Town suba su cotización e inmediatamente tenga una elevada subida de ingresos, tanto que en menos de dos semanas tendré la devolución de mi dinero y el 35% de la empresa, tal y como se acordó —hizo una pausa, ni si quiera miró a Bilbo, su mirada estaba fija en Bardo que parecía asustado. Trago de nuevo un sorbo del Whisky y continuó: —En cambio, si no elige mi opción y decide invertir —rió— con Mirkwood, haré que The Lake Town llegué a la quiebra más absoluta. ¿Y se preguntará como, no? Pues muy fácil... Su empresa tiene a tres de mis más aliados accionistas en cooperación y gracias a ellos la empresa se mantiene a flote, si se puede llamar así. —hizo una pausa regodeándose—. Así que como decida que Mirkwood intervenga, haré que su intervención se hunda en la mismísima miseria, y ni Mirkwood, ni Erebor, ni dios en persona, podría hacerla salir de esa miseria. ¿Entendido?


Bardo afirmó.


—Ya puede irse.


Este se levantó, recogió todos los papeles que había sacado antes y las volvió a meter en la cartera de cuero marrón.


Salió casi corriendo del despacho.


En cuanto la puerta se cerró Bilbo soltó un suspiró desesperado de alivió y a la vez de temor. Sin beberlo ni comerlo estaba dentro de todo este lió entre The Lake Town, Mirkwood y Erebor. Una jauría de lobos hambrientos estaban disputados, y él, pequeño e indefenso, estaba en medio.


Thorin miró a Bilbo, estaba inquieto en el sofá y movía el píe nervioso, dando pequeños golpecitos en el suelo.


—Señor Bolsón, no se preocupe... —rió—. Esto suele ser así todos los días....


—¿Todos los días? —soltó una risa nerviosa—. Debería usted dejar de tomar café, entonces... Señor Oakenshield


Thorin rió, acomodándose en su silla de cuero.


—No me llame así, por favor... Nadie de esta empresa lo hace.


—Solo si usted me llama Bilbo, —se dio cuenta justo después de decirlo lo descarado que había sido, pero no le importó, realmente. Ni a él, ni a Thorin.


—De acuerdo, como quieras... Bilbo. —dijo con la más radiante de las sonrisas—.


Bilbo se levantó y fue hasta el ventanal de cristal que daba a la calle.


—No he entendido muy bien porque tengo que ir mañana a The Lake Town. —Dijo Bilbo mientras miraba por la ventana. Thorin tenía sus ojos fijos en él—. Yo no sé de que va todo esto.


—Precisamente por eso eres el candidato perfecto. Aquí todo el mundo sabe demasiado de este mundo, y tu no.


—No entiendo, —dijo Bilbo confuso—.


—Todo esto te pilla de nuevo, no tienes un bando fijo. Puedes sernos muy útil. —Thorin sonreía—.


—Eso espero. —Bilbo caminó hasta la otra punta del despacho. Mientras caminaba atravesando la sala pudo percibir como los unos ojos azules le seguían fijos a cada paso que daba—.


Fue hasta el mueble y se acercó a la foto que antes había llamado su atención. La cogió entre sus manos y la miró detalladamente.


Eran tres personas. Dos hombres y una mujer en medio de ambos. Uno claramente era Thorin Oakenshield, su jefe. Los otro dos ignoraba quien eran.


Antes de poder girarse a preguntárselo a Thorin, el estaba detrás suyo. Muy cerca, demasiado.


—Son mis dos hermanos. Dis, —señaló a la mujer de cabello oscuro y ojos claros, iguales que los de Thorin—. Y ese es Frerin.


—¿Tu eres el mayor? —Bilbo giró la cabeza y se encontró unos los ojos azules que le miraban con fuerza. Estaba muy cerca de Thorin. Tanto, que casi podía oler el suave olor de su aliento mentolado.


—Sí. —dijo Thorin—. Dis es la mediana y Frerin era el pequeño...


—¿Era? —Bilbo se dio cuenta inmediatamente del error que acababa de cometer—. Oh, lo siento.


La sonrisa de Thorin se curvó.


—No te preocupes, fue hace mucho tiempo...


¿Sabéis ese momento en que dos piezas de puzzle se unen? Esas piezas que han estado echas para estar juntas y formar algo juntas, esas piezas eran los ojos de Bilbo con los de Thorin. Esa era la sensación que Bilbo estaba teniendo en aquel preciso intentate. Esa conexión irrompible. Esa sensación de haber vivido con Thorin toda una vida, de haber compartido sus peligros, sus aventuras y de haber vivido una amarga despedida que les había conducido hasta el momento en el que se encontraban ahora.


Thorin lo sabía, era él.


—Hora de comer chicos, —Fili entró en la sala sin avisar, irrumpiendo así la conexión—.


—Yo no voy, —Thorin se alejó y fue a sentarse de nuevo a su silla detrás del escritorio—. Bilbo ve con ellos, será divertido.


—Hazle caso, es el jefe... Si no se enfada. —Dijo Fili—.


Bilbo se ruborizó y dejó el marco de fotos nuevamente en el mueble, y fue hasta la puerta junto a Fili. Miró una última vez a Thorin desde la puerta del despacho transparente, pero este estaba demasiado ocupado leyendo informes para levantar la vista.


Bilbo miró de nuevo a Fili disimulando su desilusión.


—Vamos, Bilbo... ¡Vas a conocer como Dios manda al resto de la compañía!


 


 


 Continuará...


 


 


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