Auch...dios...Malditos asientos duros. El día en que usen presupuesto y se preocupen por la comida y asientos yo seré presidente. Me duele todo el cuerpo. Por suerte ya aterrizamos y la azafata marca “barritas de cereal sin sabor” vino a despertarme. Ahora toca bajar del avión y buscar a mi hermano en el estacionamiento, fuera del aeropuerto. No se porque pero estoy tan emocionado que podría bailar Gangnam Style en medio de la terminal con tanta alegría que ni el mismo Psy podría seguirme el paso.
Hay demasiadas personas. No creo que lo encuentre. Tal vez deba preguntar.
A ver, a ver, quien se ve mas confiable...¡Esa señora!
-Di-Disculpe...-Ella me mira algo sorprendida.-¿Sabe en donde esta exactamente el estacionamiento?-La señora me mira muy confundida, y no logro entender porque hasta que me habla.
-Sorry. But I do not speak Spanish. Better ask him to guard there.-¡PUES CLARO! ¡Naruto, rey de los idiotas! ¡Estas en Los Angeles ahora! Es mejor que te vayas despidiendo del hermoso castellano. No tengo idea de lo que dijo despues de “Sorry”, pero me apunto hacia un guardia de la terminal.-I'm sure that will help.-No hablo ingles, pero creo que quiere que le pregunte a el. No sabe español y aun asi me ayudo. ¡Dios que señora tan amable!
-Gracias.-Le sonrió y ella me lo devuelve. Corro desesperado al guardia que me mira desaprobador. Que miedo.-Hola...ah...yo...eh...-Maldita timidez.-¿Sabe hacia en donde esta exactamente el estacionamiento?-Se me queda mirando un rato fijo, hasta tal punto, que me hace sudar frio.
-Hacia allá. Lo veras ni bien salgas.-Despues de un rato MUY incomodo, me señala una puerta de acero con la típica manija roja como picaporte.
-Gra-gracias señor.-Me siento estúpido, pero igual le sonrió agradecido y me la devuelve. ¡¿SABE SONREIR?! Dios...Si así es Los Ángeles, ni siquiera tengo la agallas para imaginar como seria Las vegas... Probablemente vaya.
Corro, esta vez completamente desesperado por salir de ese lugar, mientra mi maleta va de acá para allá por la velocidad a la que corro. Abro la puerta sin siquiera detenerme y ¡Ah! ¡Que el aire es jodidamente fresco!.
Muy bien. Vas muy bien Naruto. A ver, a ver...Se supone que el auto de Deidara es un nissan negro. A ver...¡concentrate Naruto!...¡Ahí! ¡ese es!
Corro hasta el auto feliz de la vida y veo a mi hermano salir de el. ¡Ala!, que a crecido.
-¡Tarado!-
-¡Imbécil!-Salto y el me atrapa en el aire. La maleta no se a donde fue a aparar. Tampoco me interesa. Deidara, alias tarado, me abraza mientras da vueltas, mientras que yo me aferro a el conteniendo lagrimas inservibles.
-Te eh extrañado tanto tarado.-Susurra Deidara, y juro por dios, que pude sentir sus lagrimas en mi hombro.
-Yo también imbécil. Yo también...-Nos soltamos algo apenados y Deidara me da palmaditas en el hombro.
-¡Cuanto has crecido! ¡te has hecho un tarado mas grande! Que orgullo.-Finge secarse una lagrimita de sus ojos y yo me rio. Realmente lo había extrañado mucho.-¡Oye! ¿Tienes hambre?-
-Como si no hubiese una mañana.-Deidara ríe.
-Adentro del auto tengo galletitas. Corre a comerlas. Solo por esta vez te dejare comer en el auto, así que aprovecha.-
-¡¡¡COMIDA!!!-Salgo disparado a abrir la puerta del co-piloto y en el asiento encuentro el paquete de galletitas oreo. Hay hermano, como te amo. Siento que se ríe y entra al auto. Se acomoda y pone en marcha el auto, o mas bien, el Batimovil, porque PEDAZO DE AUTO, ¡PEDAZO DE AUTO!. Arranca y enseguida estamos en la autopista, en dirección a la ciudad, supongo. En fin, no importa, mientras tenga este paquete de galletitas en mis manos. Ñam, ñam, ñam.
-¿Es que no comiste en todo el viaje?-Pregunta mientras yo ya voy terminando de devorar la mitad del paquete en menos de dos segundos.
-Prácticamente.-Contesto con la boca llena.-¡En el avión quisieron alimentarme con barritas de cereal, sabor a nada! ¡Casi me muero!.-Deidara se ríe por mi “exageración”. No estoy exagerando; ¡Intenta comer una barrita de cereal que no sepa a nada!.
-Dejame adivinar...Presupuesto.-Guau. Eso no me lo esperaba.
-¿Eres adivino?-Mi cara de sospecha no tiene precio. Nuevamente Deidara se ríe y yo me rio con el. Claro, despues de confirmar que realmente no era un adivino. Esos brujos me dan miedo. Bueno, ¡no es que tenga miedo! Yo no me asusto con nada...pero...se entiende.-Mentiras detected-
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Llegamos a una casa enorme. Blanca y con muchas luces alrededor. ¡G-U-A-U!
Deidara estaciona el auto en la acera de la cochera. Bajo y me dejo deslumbrar por el tamaño ridículo de esta casa. No se si debe a que siempre viví en esa pequeña habitación por todo el rollo del juicio de mis padres, o es que de VERDAD esta casa es ridículamente enorme.
-Bienvenido a casa. Señor Naruto.-Nah...no me lo creo. ¿Mayordomo? ¿Y sabia que iba a venir?
-Naruto.-Habla Deidara acercándose a nosotros.-Este es nuestro mayordomo de alta confianza; Neji Hyuuga.-
-Señor Naruto.-Hace una reverencia hacia mi, y yo me siento un príncipe. Aunque, hay algo que me molesta.
-Se-ño-ri-to.-Levanto mi dedo indice marcando cada silaba. Deidara ríe.
-Si. Señorito. Mis disculpas.-hace otra reverencia y se ve afligido. ¡Pero que carajo!
-¡Eh! No, no, no, no, no, no, no hace falta que te disculpes así, es solo que me llamaste “señor” y solo tengo quince años. Me hace sentir como un adulto y aun no quiero eso.-Hablo muy rápido y muevo mis hombros conforme voy hablando. Estoy tan nervioso y soy tan tímido, que podría venir un criminal a asesinarme de una y no me enojaría. Ni siquiera me resistiría. Hay...maldita timidez. Extrañamente me mira y sonríe levemente, lo cual hace que me sonroje. ¡¿Pero que clase de país es este?!
-Sera mejor que entremos. Te mostrare tu habitación.-anuncia mi hermano. Cosa que le agradezco. Los ángeles, ademas de tener habitantes extraños, es un país muy frio en esta época. Me pregunto si mañana nevara.
Entramos a la casa y de verdad que es muy grande. Es casi como un palacio. Todo esta decorado de blanco con toques azules y verdes. Al entrar, lo primero que se ve es el sillón azul sobre el piso blanco de cerámica -el cual esta tan pulido que mas que cerámica es un espejo.-, la televisión la mesita ratona y otro dos sillones a los costados del primero, todo de color azul, a ecepsion de la televisión, que es negra. Por cierto, es muy grande...me atrevo a decir que tiene mas de 99'. Avanzando mas allá, del lado izquierdo hay una mesa blanca con sillas a juego, en el centro tiene una rosa curiosamente negra, pero no por que se a marchitado, no, literalmente es negra. Eso si que me intriga. Mas atrás de la mesa, contra la pared, hay un piano negro que hace contraste con toda la casa, y al lado hay un bajo negro junto con una guitarra eléctrica verde fosforescente. Otra cosa que me intriga. Mas allá de la mesa, veo la cocina, pero ya esta un poco fuera de mi capo de visión. Deidara me guiá por las escaleras que están justo enfrente, blancas y de peldaños grises, la cual nos lleva a una habitación mas grande, una que ya no tiene nada que ver con las de abajo; Todo esta desordenado, y la pared que alguna vez fue blanca, ahora esta cubierta de manchas de humedad. El piso rechina, y hay un completo desorden de papeles e instrumentos. También hay como cinco laptos perdidas por ahí.
-Rustico.-Comento un poco sorprendido.
-Esta es la habitación de mi mejor cliente y su hermano.-Muy ordenados. Te felicito. Espera...
-¿Mejor cliente?-
-Sip. Un cantante.- ¡¿EH?!
-¡¿Voy a vivir con un cantante famoso?!...guau.-Sueno tan risueño, que Deidara se echa a reír por enecima vez en el día.
-Andando hermanito, aun queda tu habitación.-Asiento con euforia. ¡Un cantante en casa! Guau, simplemente guau.
Deidara me guiá un poco mas allá, rodeando todo el desorden de la súper-estrella, hasta una puerta azul. ¿Que tiene mi hermano con el azul?. Abre la puerta y yo flipo con el interior. ¡Es enorme!, tiene una cama de dos plazas, ¡Dos plazas!, y es la única habitación por el momento que no esta de color azul, si no naranja. ¡Mi color favorito!
-Si no recuerdo mal, tu color favorito es el naranja. Aunque, si no te gusta, podemos cambiarlo.-
-¿Esta bromeando? ¡Es perfecto!-Corro a la vez que me saco las zapatillas y salto a la cama. ¡Tiene resortes!. Comienzo a saltar y saltar y saltar, tanto que hasta mi hermano se une.
Me siento tan feliz como nunca lo había estado en años.
Una casa de ensueño. Un hermano de ensueño. Viviré con un cantante. Y descubriré que demonios paso con esa rosa para que sea de ese color.
A ver, a ver, Naruto, no te emociones. Tomatelo con calma. El siguiente paso es conocer al cantante y explorar la casa.
Una nueva vida comienza. Adios padres desinteresados, entrevistas de juicio y abogados arrinconadores. Hola vida tranquila, hermano alocado y cantantes desordenados ¡Que emoción!.