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Se Busca a Kim JongIn por Baozi173

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Notas del capitulo:

[Midori]

¡Por fin viernes!

Al llegar al colegio me tumbé sobre mi cama dispuesto a dormir, hoy había sigo mi graduación. Había salido del colegio con honores. Al menos 4 diplomas estaban metidos en mi mochila; porque, según los profesores, soy un alumno ejemplar, un modelo de ciudadano y futuro del país, pero yo solo quiero dormir.

Me reí. Soy una persona muy normal, no muy resaltante, tengo un muy buen promedio académico, tengo varios amigos, un perro y vivo tranquilamente con mi madre, y hablando de ella…

-           ¡Kyung! ¡Ven a almorzar! –gritó mi mamá desde la cocina.

-           ¡Ya voy! –respondí.

Reuní fuerzas y me paré de la cama siguiendo el olor a pollo frito por el pasillo hasta llegar al mini comedor donde mi madre tenía dos platos listos para comer. Ella hablaba por teléfono mientras mi perro, Midori, perseguía su propia cola.

Me senté y engullí la comida. Revisé el ambiente con la mirada. Nada emocionante. La sala esta ordenada, al igual que la cocina, todo igual a excepción del ramo de rosas que había sobre el sofá, el ramo que mi mamá me regaló por culminar tan bien mi época escolar. Colgó el teléfono y se sentó a mi lado.

-           Deberías ponerlas en agua –me dijo señalando las flores.

-           Sí, lo haré en un rato ¿Quién era? –interrogué.

-           Una amiga.

-           ¿Quién?

-           Tiffany.

-           ¿Qué quería?

-           Un favor.

-           ¿Cuál?

-           ¡Yah! ¡Kyungsoo! ¡¿Qué una madre no puede tener privacidad?!

-           No

-           Ay. -suspiró– Tiffany, ha ganado por sorteo unos pasajes para ir a la isla Jeju y quiere que yo la acompañe, pero no te puedo dejar solo.

-           ¡Ay, Mamá! No seas tan mojigata, ya tengo 18 y además recuerda que yo me voy con mis amigos de viaje.

-           Cierto. –pensó- ¿Cuándo era?

-           Yo salgo el jueves.

-           Oh. Los pasajes son para el Lunes

-           Pero puedes ir. –la animé– Un par de días solo no me harán daño, tu viajas el lunes, yo me atiendo solo y tranquilamente viajo el jueves.

-           ¿Y tu perro?

-           Lo dejo encargado con algún amigo, solo serán un par de semanas.

-           Tienes razón. –sonrió– Gracias hijo. –besó mi frente y salió de la cocina.

Esa mujer, tan trabajadora y dedicada siempre cree que debe reprimirse de tener una vida, no solo existe para atenderme. Mi madre está equivocada si cree que no puede ser sociable solo por mí, todo lo contrario, si dependiera de mí ella estaría pasando fin de semanas enteras con sus amigas y paseándose con algún novio, nadie se lo restringió, al menos así podría dejar en el pasado.

Mi mente se enfrió. Recogí mi plato con rapidez y lo dejé en el lavadero dirigiéndome directamente a mi habitación.

-           Deja eso ya. –me regañé.

Me senté en mi escritorio con la mirada fija en el último cajón. Suspiré. Me arrodillé en el suelo y lo abrí despacio. Quité algunos cuadernos de encima y saqué un sobre, algo amarillento por el tiempo y la falta de cuidado.

-           Deja eso ya. –me repetí.

No me hice caso y saqué su contenido. Una foto. Mi expresión era nula, no sabía si sonreír, llorar o enfadarme, lo dejé de saber hace ya mucho tiempo. No es que me importara demasiado revivir aquel recuerdo, pero sentía algo curiosos en el pecho cuando miraba la expresión de esos dos niños atrapados en el antaño.

[***]

-           Prométeme que te cuidarás. –me dijo mi mamá con una maleta en mano frente a la puerta.

-           Sí, lo sé, ahora sal de aquí, te están esperando afuera. –regañé

Me dio un último beso en la mejilla y salió de la casa, entrando al auto de su amiga y desapareciendo por el fondo de la calle al tiempo que se despedía con la mano a través de la ventana abierta.

Cuando dejé de ser observado entre nuevamente a la casa y me acomodé en el sofá abrazando a Midori. La tarde fue un poco aburrida. Nada que hacer, solo alimentar a las dos únicas alamas residentes y recoger el correo. Periódico, Volantes, Revistas, cartas para mi mamá

«¿Cartas para mi mamá? ¿Ella desde cuando recibe cartas?»

Inspeccioné el sobre, solo tenía escrito las direcciones una de aquí y otra de donde supongo que se la enviaron.

-           Qué extraño.

En todos estos años nunca vi  que mi madre recibiera una carta, tal vez incluso nunca la he ni escribir una. Oh, curiosidad.

-           ¡No! ¡No seas chismoso, Do Kyungsoo!

Recogí los volantes y los puse sobre la mesa y el resto de cosas; las facturas y la misteriosa carta las fui a dejar en su habitación.

Rara vez entraba ahí; desde los nueve años, que deje de tener miedo a la oscuridad, no piso esa recámara con frecuencia, y solo esta su cama, su escritorio y un armario lleno de pura ropa pasada de moda. Mi perro entro conmigo y se acomodó encima de las sábanas blancas y limpias que cubrían la cama.

-           ¡Bájate de ahí! ¡No quiero tener problemas!

Intenté atrapar a Midori pero el desgraciado se escondió bajo la cama, obligándome a arrastrarme por debajo de esta para intentar sacarlo ¿Y saben qué? Ese perro salió corriendo de la habitación.

-           Maldita bola de pelos.

Bajo la cama de mamá estaba muy limpio, ni un solo rastro de polvo, solo un par de sandalias y una caja. Estiré mis brazos y la atrapé hacia mí mientras me arrastraba para salir de ahí

-           ¡Auch! –me golpee la cabeza justo cuando casi estuve por completo libre- ¿Qué es esto?

Me senté correctamente en el suelo y revisé la caja por fuera. No quería ser metiche y abrirla sin permiso pero me inspiraba curiosidad. Y la abrí.

-           ¿Cartas?

La caja estaba llena de sobres abiertos perfectamente alineados. Saqué una y revisé que iba dentro de ella. Estaba escrita a mano, una letra pulcra y correcta que relataba un perfecto día de picnic de una familia con su hijo, todo terminado con una frase subrayada.

«¿Cuándo volverán? Jongin los quiere ver.
Manda saludos a Kyungsoo»

Fue un golpe en la memoria. Mi respiración se cortó por unos instantes Fui abriendo las demás cartas, que iban ordenadas en un orden cronológico, saltándome de vez en cuando algunos tramos. Estas cosas son desde 13 años atrás. Todos estos escritos iban dirigidos a mi madre, y yo nunca me enteré.

-           La más reciente…

La carta más actual había llegado ese día, sellada y etiquetada reposaba sobre el suelo. La abrí de inmediato Solo fotos. Fotos de mí y otro niño, que obviamente reconocía, acompañadas de una nota de dedicatoria.

«Te esperamos pronto. Te queremos ver
Manda saludos a Kyungsoo.»


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