Observé durante mucho tiempo mi celular. Miraba con ansias el último número en ser grabado.
«Te llamará, no desesperes»
Di vueltas por toda mi cama, el sofá, el piso y no me animaba a hacer nada. Ya era lunes y no habíamos hablado. Eran dos días sin escuchar su voz. Había esperado 13 años para volver a hacerlo y cuando tengo la oportunidad de repetirlo soy un idiota.
El teléfono sonó.Di un salto.
- ¿Hola? -contesté casi al instante.
- ¡Hola, Kyung! ¡Tú! ¡maldito ingrato! ¡No llamas ni para saludar!
- ¿Suho?
- ¿Si, quien más podría ser? No me digas que... ¡¿Lo encontraste?! ¡Cuéntamelo todo!
- ¡Yah! Tu pareces más emocionado que yo, tranquilízate.
- Okey, pero apúrate.
Suspire - Esto paso...
Mo tardé demasiado en explicar, los detalles no fueron los más importantes en mi narración. Fui directo a los hechos.
- ¡Que romántico! -chilló mi amigo de la emoción- Pero... No le dijiste que eras tú, y no pareció notarlo.
- No me digas -respondí sarcástico.
- ¿Cuándo lo volverás a ver?
- No lo sé, me da miedo llamarlo, pero él tampoco lo ha hecho -solté un gruñido- ¡Tengo la cabeza hecha un lío!
- Pues relájate, los chicos y yo volvemos el viernes, no es mucho, cuando llegue lo solucionaremos.
- Sí, pero tres días parece una eternidad en esta situación.
- No desesperes, quizás tengas suerte y te llame antes.
- Sí.
- Kyung, ya me tengo que ir ¡Hasta el viernes!
- Adiós.
Colgué. Fueron unas horas en las que estuve divagando sin nada exacto en mi mente, solo intentaba distraerme del mundo. Mire televisión, jugué con Midori, puse un poco en orden la casa, llego el medio día y ya no tenía nada que hacer.
Encendí la pantalla del teléfono. Mi corazón dio un salto, tanto que casi se me sale del pecho.
«Para: KyungSoo
De: Kai
Hola, Hyung
No sé si será molestia, pero me preguntaba si podrías venir a verme después del instituto.
Quiero verte <3 »
[***]
Suspiré. Exactamente a las tres de la tarde yo estaba frente al colegio de Jongin, según la dirección que me había dado. No pude ni hacerme el difícil, mucho menos negarme, acepte sin más. Vi a varios alumnos salir, todos con el mismo uniforme, la mayoría en grupos. Me senté en una banca, bajo un gran árbol aprovechando la sombra.
- ¡Kyung! ¡KyungSoo! –escuché decir.
Busque con la mirada al dueño de esa irresistible voz. Jongin venia acercándose hacia mí con un par de personas a sus costados.
- ¡Llegaste! Por un momento dude si vendrías o no.
- Sí, bueno… Estaba libre –aclaré mi garganta.
- ¿Y tu uniforme done está? ¿No tienes clases hoy? –me preguntó.
- ¿Qué? –ladee la cabeza- ¿Qué edad crees que tengo?
- No sé, no me lo dijiste. ¿Cuantos? ¿16?
Reí un poco– Tengo 18.
- ¡¿Qué?! ¡¿Y te ves así?! ¡Dime tu secreto! –interrumpió uno de los chicos que lo acompañaba.
- ¡Cállate, Jongdae! ¿No ves que lo avergüenzas? –lo regañó el tercero.
- No fue mi intención, Minseok, pero míralo, se ve más joven que yo.
- ¿Y?
- Ay, No seas celoso, tú te ves mejor que cualquiera.
- ¡¿Q-quien esta celoso?!
Jongin me tomo del antebrazo y me jalo un poco, alejándonos de sus amigos. Ellos ni lo notaron.
- Lamento eso. –pasó su mano por su nuca– Son una pareja muy rara.
- No importa. –sonreí– Son divertidos.
- ¿Y qué quieres hacer?
- Ni idea.
- Entonces caminemos.
Y de nuevo paso. Caminamos por todos lados. Él no dejaba de hablar y sonreír. Pero no me reconoció, de eso estoy seguro.
[***]
Así fue, lunes, martes y miércoles, fui a recogerlo después de clases, no había ningún cambio. Jongin era muy coqueto a veces y en ocasiones bastante distraído. Pero aún no hay señal de que me recordara
«Supongo que no hay remedio… ¡Me rindo! ¡Empezare de cero!»
- ¿KyungSoo? ¿Estás bien?
- ¿Ah? ¿Qué cosa?
- Te volviste a perder en tus pensamientos –se rio– Das miedo.
- ¡N-No es cierto!
- Te ves lindo avergonzado.
Me sonrojé.
- ¿Qué haremos hoy? –pregunté intentando ocultar mi rostro.
- Mmm…. ¿Quieres ir a mi casa?
- C-claro.
Caminé rígido.
«Tranquilízate, no es nada del otro mundo, ya has ido antes.
¡Espera! Ya he ido antes»
- Llegamos –me indicó.
Jongin me abrió la puerta, invitándome a pasar. Al entrar me encontré con su tía sentada en el sofá, viendo televisión, dirigiendo su mirada hacia mi cuando me vio pasar.
- Hola, tía. –saludo Kai– Él es KyungSoo. –me presentó.
- Buenas tardes. –hice una reverencia.
- Oh, tú. -me observó- Eres el chico de la otra vez.
Me sentí morir.
- Veo que lo pudiste encontrar. ¡Qué bueno!
- ¿Eh? ¿Qué dices, tía? Lo estarás confundiendo, nos conocimos hace unos días.
- Claro que no, el vino hace poco a preguntar por ti.
En definitiva no tenía salida.
- ¡Cariño! ¿Puedes venir? –se escuchó la voz de un hombre provenir desde el pasillo.
- Ya voy. –respondió la mujer– Me retiro, con permiso.
La señora se fue dejándonos a solas.
- Kyung… ¿De qué hablaba?