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La caída de la Casa Asakura por Hao Asakura

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Manta Oyamada se mesó el pelo.

Luego tomó una botella de agua que estaba a su lado y le dió un largo trago.

-Anita, no creo que estemos haciendo bien al tratar de encontrar un vacío legal en el tesamento del viejo Asakura.

-Porque?- pregunté 

-Es corto, pero está perfectamente escrito, yo diría que desesperadamente bien escrito... por algún motivo el anciano no queria que esos dos se mudaran  y no creo que haya sido con el fin de hacerles daño... seguro que lo ha hecho para protegerles de algo.

-Pero de que??? no creo que haya nada peor que esa casa cuyo total de las habitaciones no conozco

Eran las ocho de la noche y ambos seguían sentados en una sala vacía de la universidad, habían estado buscando en libros sacados de la biblioteca, en libros que Manta había llevado de su casa que le pareció que fueran útiles y en internet, hasta ahora sólo habian hecho un pequeño alto para comer.

-Manta un doctor americano puede hacer mucho por Yoh... puede salvarle la vida.

-Pero con que cubrirías los costosos honorarios de médicos norteamericanos... e incluso el viaje, los gemelos se quedaran sin un centavo al dejar el aeropuerto, los abogados dejarán sus cuentas congeladas, te apuesto a que los tienen vigilados ya que conviene a sus intereses.

-Malditos viejos!!

-Te prometo seguir investigando- bostezó manta- le pediré ayuda a los abogados de mi padre, pero escucha lo que te digo.. seguro el viejo tiene sus motivos y si no los conoces mejor...

-No voy a dejar que Yoh muera en esa casa podrida!!

-Ok, ok... venga es tarde, le pediré al chofer que te lleve a casa, ya que si tomas el autobus estarás llegando a la pensión pasada media noche.

-Gracias por todo Manta.

Fuimos a devolver los libros a la biblioteca, cruzamos el campus ya en total silencio, sin ánimos y sin ideas para abordar el elegante auto de los Oyamada que estaba al servicio de mi amigo, pobrecillo... se quedó dormido mientras viajabamos.... yo no pude dormir pensando que en poco estaría de vuelta en esa oscura casa, con un Hao mudo e inútil, un Yoh en estado catatónico y el siniestro doctor Fausto.

Me dejaron justo al inicio del estanque, ni siquiera quise despertar a mi pequeño amigo

-Gracias- dije al chofér, saqué un juego de llaves nuevo que me había sido entregado por fausto y empujé con fuerza la pesada puerta de ébano.

Adentor hacía más frió que afuera a pesar de que estaba nublado, me abracé a mi misma y comencé a subir la escaleras, en ellas me encontré con Hao, o eso creí porque que era una figura silencosa con el pelo largo, alborotado y con tanta estática que flotaba por encima de su cabeza como una ligera telaraña, no me mostró la cara, no dio inicios de reconocerme, siguío su camino en silencio escaleras abajo

Cuando llegue al pasillo que correspondia a las habitaciones vi una caja rectangular de color blanco en medio del pasillo, un ataud blanco abierto, forrado con un delicado razo brillante blanco también.

Me desmayé.

-Señorita Anna.. señorita!!!

Un olor penetrante llegó a mi nariz, el olor del alcohol puro, eso me había despertado de mi desmayo.

-Do.. donde esta Yoh???

-Señorita Anna no se asuste... es sólo una caja.. el amo Hao la mano a traer por si... por si acaso...

El doctor Fausto tenía la vista abajo.

-Yoh no morira!!! Fausto llévese esa caja!! Yoh no va a morir!!

-No puedo hacer nada, son órdenes del sr. Hao.

Bajé los tres pisos de escaleras corriendo, busqué la oscura silueta de Hao en la planta baja pero no lo vi por ningún lado de la sala, ignoré el salón de las cortinas verdes y me perdí en la oscuridad de la sala hasta llegar al comedor donde había una solitaria mesa de roble con sillas del mismo material llenas de polvo, había varios nichos oscuros como pasillos o puertas, los ignore y cruzé el comedor hasta llegar a lo que era una terraza de azulejo, un paso para salir a una especie de jardín o patio trasero.

Había una silueta oscura de pelo largo ahi, no se movía.

-Hao?

No hubo respuesta.

-Oye ya basta!! que haces trayendo una porquería como esa a la casa??? asustaras a Yoh cuando despierte!!

La silueta se dio la vuelta y me encontré con un montón de vendas, estiré el brazo para tirar del suyo con toda la intención de pegarle un bofetón pero las vendas se abrieron, se abrieron mucho al grado que pude ver unos dientes blanquisimos, los dientes se separaron tanto que pude ver una lengua enorme al mismo tiempo que de eso salia un alarido aterrador.

-AAAAAAAAAAAHHHHH

Esa boca se abrió tanto que todo el contenido de ese cuerpo se vio expulsado hacia afuera, garganta, sangre, pulmones era un voltearse de adentro para fuera como si esa cosa se tragara a si misma engullendo su propia cabeza y hechando para fuera todo lo que estaba dentro, luego se convirtió en un amasijo de vendas rojas y desaparecio.

Cuando volví en mí (otra vez) estaba en mi cama, me desperté jadeando.

-Que.. que mierda fue eso?

Fausto entró en mi habitación sin pedir permiso.

-Se encuentra bien'??

-Que fue eso?? que era eso'?? donde está Hao??

-En la puerta del amo Yoh... ha estado ahí toda la tarde... no creo que vaya a moverse.... el que??

-La cosa sangrienta, la cosa que se parecía a Hao, allá abajo se volcó en un már de víceras.

-Tuvo una pesadilla... le voy  a traer algo para que sus nervios se calmen.

-Cómo pude tener una pesadilla estando despierta'?? acaso ese es el famosmo Amidamaru??

-Si se parecía al Amo lo dudo... en todo caso aquí hay muchas cosas... no es para ponerse histérico.

-Quiere decir que usted las ha visto?

-Soy un shamán igual que ellos así que las percibo... pero no las veo a menos que quieran mostrarse, usted también tiene poderes... alguno de los ancestros de esta casa se le reveló, eso es todo.

Me horroricé al imaginar que si Yoh llegaba a morir también tendria que vagar por esta casa eternamente, me levanté corriendo hacia la habitación de Yoh, el pasillo se me hizo tan corto por la prisa, Hao estaba ahí arrodillado en la puerta, con la frente en la madera le dí un empujón y abrí.

-Yoh!!

Seguía ahí, tan inmóvil y tan frío como lo había dejado por la mañana, me acerqué temblando, no iba  a tener otra oportunidad, suavemente deposite un beso en su lisa frente, dejé mi mano correr por su mejilla.

Levanté la mirada; Hao seguía ahí donde lo había empujado, tenía la cara llena de lagrimas pero no emitía sonido alguno, parecía que sus ojos nunca se fueran  a secar por la permanencia con que fluían, el doctor Fausto me alcanzó y le colocó una inyección en el brazo, Hao se fue adormeciendo.

-Que le hizo... 

-Si no descansa terminará volviendóse loco...

-Mierda, no lo está ya?- dije

Fausto trató de tomar a Hao en brazos, pero este todavia estaba conciente y lo empujó, yo tomé un cojín de un taburete cercano y lo puse en el suelo para sentarme junto a Hao, si el no se movía de aquí en toda la noche yo tampoco lo haría, ambos velaríamos el sueño de nuestra luz.

Al quinto día de angustia y de kilometros de casa recorridos por Hao dentro de su propia casa, sin ninguna aparición más Yoh despertó.

Fue en una de esas interminables tardes donde contaba las gotas de suero que alimentaban su cuerpo, estaba sola pues Hao andaba en algún punto desconocido de la casa y Fausto había a por más medicamentos y alimentos.

Ví como se movía la botella del suero levemente.

-Yoh!!

Como si no llevara días dormido Yoh abrió los ojos somnoliento.

-Te.. tengo frio.

Corrí a invertir el calefactor y rapídamente le envolví en una manta.

-Donde esta Hao?

-Tal vez en el séptimo piso, siendo un inútil.

Abracé a Yoh con la manta y le besé la frente de nuevo.

-Bienvenido... Bienvenido... empecé a decir frotando sus brazos a través de la manta para darle calor.

Me miró sorprendido, se hubiera sonrojado de haber tenido un poco de color.

-Quiero ver a Hao- insistió, eso me molestó mucho ¿para qué querrá ver a alguien tan necio y cruel? estos dias lo había estado odiando por no hacer nada, por solo lamentarse en silencio mientras Yoh no sabíamos si despertaría o no.

-Voy a prepararte un baño de agua caliente de inmediato.

De pronto Hao entró en la habitación cojeando un poco, ya no lloraba, solamente estaba pálido, no apestaba solo gracias a que aprovechando uno de sus estados sedados Fausto se lo había llevado cargando para bañarlo con una esponja y lo había cambiado de ropa.

-Perdóname... te asusté mucho???

Hao no dijo nada, se abrazó a Yoh recargando su rostro en el vientre de éste, todo su cuerpo temblaba.

Era más de lo que podía soportar, él no hacía nada por su hermano pequeño ¿y este se disculpaba por si lo habia asustado demasiado? 

-Como somos gemelos Hao puede percibir el momento justo cuando despierto, no importa donde se encuentre- me explicó Yoh sonriendo y luego tomó el rotro de su hermano -Estas delgadísimo... apuesto a que no has comido en días.. ¿cuánto me fuí?

-Seis días- dije.

-Que bueno!!- la última vez fueron diez!!! y si me estoy curando Hao???

-Celebraremos con un baile de máscaras- dijo el aludido todavía temblando, con la voz amortiguada por tener la boca contra el cuerpo de Yoh

-Deja de pensar en tonterías!!! derrochar dinero en un baile!! ténemos que buscar un médico para Yoh!!

-Fausto en un gran médico!! dijo Yoh

Por respeto a la salud de mi luz ya no me atreví a protestar, ni a reñir a Hao delante de él.

Cuando Fausto volvío yo ya le había dado una baño caliente a Yoh y alimentos calientes muy suaves, así que solamente tuvo que ocuparse de alimentar a Hao a quien yo estuve ignorando todo el tiempo.

-No sea dura con el amo Hao- mientras arreglaba la cama de Yoh para que conservara una temperatura constante para descansar, puede parecer que solo esta vagando en espera de que el joven Yoh muera, pero es más complicado que eso.

-No quiero dormir aquí, quiero dormir con Hao!!

Fausto aventó con fastidio las mantas térmicas que estaba acomodando

-Que caprichoso eres amo... bueno... llevó esto al cuarto de él entonces- y se marchó.

-Estoy emocionado Anna!! por fin podremos tener un baile aquí en la casa!!!

Quise decir que nadie realmente podía entrar a la casa, pero no quise desvanecer las ilusiones de una personita que podría morir en cualquier día... 


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