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El casamentero del santuario por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste, este es el ultimo capitulo...

Ese grito llamó la atención de todos en el santuario, incluyendo a los gemelos que en ese momento se encontraban discutiendo mientras iban escaleras arriba. Subieron a toda prisa las escaleras a Acuario, uno porque creyó escuchar a su novio ahí y el otro porque deseaba destazar al susodicho. Al llegar se encontraron con cuatro caballeros dorados aporreando la puerta de la habitación principal del onceavo templo demandando ver a su guardián y haciendo caso omiso de las suplicas de ayuda de Kardia, que al parecer ya estaba muy cansado.

“¡Que me ayudes, joder! ¡No quiero estar confinado a mi habitación por el resto de mi vida! ¡Ya estoy muy grande para eso!” gritaba Albafica, sacando una rosa piraña para tirar la puerta de una buena vez.

“¡¿Así me pagas por no matarlos cuando sucedió lo que mi diario?!” ese era Asmita, que estaba listo para ayudar al peliceleste. “¡Gracias a ustedes dos me convertí en el hazmerreir del santuario durante meses!”

“¡Quítame a Ilias de encima que uno de estos días va a preparar asado cabra conmigo por cómo me ve! ¡Y no quiero ser su cena!” pedía el español.

“¡Vamos! ¡Tú me concertaste esa cita con Aspros, así que bien puedes hacer que me saque de la friendzone!” dijo Aldebarán sin darse cuenta de que el dueño de su corazón estaba justo detrás de él con su gemelo. La boca del mayor se abrió a todo lo que podía mientras su hermanito sonreía, disfrutando del espectáculo. Durante unos segundos había considerado avisarle a ese cuarteto de tontos que estaban ahí, pero no lo hizo porque disfrutaba demasiado del humillante espectáculo. Oh, ser el gemelo malvado podía ser tan divertido, ahora sabía por que Aspros lo disfrutaba tanto.

“¡¿QUE?!” Salió de la boca de su hermano e inmediatamente los demás dieron la media vuelta, todos sumamente avergonzados, uno en especial. Aldebarán trató de explicarse, pero Aspros no le dejó, cogiéndolo de la mano y arrastrándolo a un lugar más privado donde pudieran conversar sin que los otros presentes los escucharan.

“¿Qué crees que le va a decir?” preguntó Asmita, acercándose su novio que ojeaba el camino por el que se había ido su hermano con una ceja levantada.

“Probablemente que no le interesa y que no quiere tener una relación con él” respondió Deuteros.

“¿Estás seguro?” preguntó Albafica, acercándose con curiosidad.

“Por supuesto” dijo el gemelo menor con una sonrisa en los labios. “Ayer en la noche después de gritarnos estuvimos hablando un poco y le pregunté si le interesaba Alde. Me respondió que solo eran  bueno amigos y quería que las cosas se quedaran así”

“¿En serio?” inquirió El Cid, acercándose también.

“Claro. Además nuestro torito no es su tipo. Mi hermano los prefiere un poco mas… ¿Cómo lo puedo decir?... ¿Femeninos?”

“Alde es bastante femenino, le gustan las flores… y como mamá hace un buen trabajo, solo pregúntales a sus discípulos” trato de salir en defensa de su amigo el caprino. La verdad el que rechazaran al bovino de manera tan definitiva lo destrozaría, por no decir que su reputación quedaría por los suelos delante de los otros caballeros.

“Me refería a la apariencia” zanjó Deuteros. No deseaba pinchar los sueños de nadie, pero el toro imbécil se lo merecía por haber saboteado su primera cita. “Da igual, preparen sus pañuelos que va a venir llorando”

Mientras el demonio y los demás trataban de observarlos, el gemelo mayor tenía los brazos cruzados sobre el pecho y miraba al bovino de manera seria. Por su parte, el guardián de la segunda casa estaba totalmente aterrado. Por fin Aspros sabia de sus sentimientos y no parecía que se los estuviera tomando demasiado bien. ¡Además ni siquiera tenía la intención de revelarle lo que sentía! El y su gigantesca boca, ¿es que no podía quedarse callado ni siquiera por dos minutos?

“¿Es verdad lo que le decías a Dégel? ¿Qué yo te… gusto?” dijo el peliazul finalmente, tratando de iniciar la conversación. El toro se limitó a asentir, por una vez incapaz de hablar. Menudo momento para que le fallara su bocaza. “Entonces… fui yo el que te mandó a la friendzone” razonó Aspros. “Ay, no, ¡no! Ahora me siento fatal”

“No es para tanto” trató de restarle importancia Alde, pero la verdad es que si era para tanto, después de todo el santuario entero se estaba riendo del caballero dorado al que habían mandado a la famosa friendzone.

“¡Sí que lo es! Ya me imagino como esos inmaduros de ahí afuera te han debido estar tratando. En verdad lo siento, debí haberte escuchado antes de sacar conclusiones” se disculpó Géminis.

“Bueno… creo que podemos remediar eso ahora” dijo el toro, esperanzado. Tal vez esta metida de pata jugara a su favor. “¿Qué te parecería si saliéramos a…?”

“Alde, no sigas” lo interrumpió Aspros. “No es por ser malo, pero eso no va a pasar”

“P-pero…”

“No te lo tomes personal, me caes bien… pero no busco ninguna relación por el momento, ni siquiera citas. Aparte, no eres mi tipo” se veía que el peliazul trataba de ser delicado, mas sus palabras perforaban el alma de su compañero como un montón de espadas afiladas. “No quiero salir contigo”

“Ah…”

“No quiero herir tus sentimiento, es solo que… por ahora estoy muy ocupado rehaciendo mi reputación para preocuparme de esas cosas y… no quiero darte falsas esperanzas” dijo el gemelo mayor algo incomodo. “Entonces… ¿amigos?”

“AH…” Aldebarán asintió por reflejo y a Aspros se le iluminó la mirada. Sonrió pensando que se había librado de una situación aun  mas embarazosa (si el toro se hubiera aferrado a el de seguro lo sería).

“¡Perfecto!” dijo alegre, tomándolo de las manos. “Ahora que lo hemos aclarado, tengo que ir a hablar con alguien más. Nos vemos” el toro siguió helado mientras su amado iba a reunirse con su hermano. Por su parte Aspros, que pensaba que ya estaba todo arreglado, regresó a donde estaban los demás, encontrándose con su hermano y Asmita besándose sin pudor delante de todos. Su boca prácticamente se cayó al piso. “¡Deuteros de Géminis! ¡¿Qué demonios estás haciendo?!”

“¡Te dije que se iba a poner así!” se burló el gemelo menor, separándose de su novio. Ambos comenzaron a reír a carcajadas como un par de hienas mientras el mencionado ponía una cara de confusión indigna de un guerrero de Athena.

“¿Q-que…?” trató de preguntar. Los dos dejaron de reír y Deuteros puso sus manos en sus caderas con una expresión divertida.

“Parece que alguien no confía en mi” dijo en tono burlesco.

“No… no es que no confíe en ti, es en él en quien no confío” especificó Aspros, señalando al rubio con el dedo. “¿Es que acaso no has oído todas las cosas que ha escrito en su diario insinuándosete groseramente?”

“¿De qué diablos estás hablando?” preguntó el mencionado. “¡Él fue uno de los primeros en leerlo!”

“Y co…”

“Oh, ya entiendo… ¿Qué te ha dicho ese toro metiche? ¡Solo quería arruinarme la vida porque lo enviaste a la friendzone!” se quejó Asmita. “Debes saber que no escribí nada indebido acerca de él, eran solo cosas que pensaba de Deuteros incluso de antes de que dejara el santuario”

“Y muy bonitas además” añadió el gemelo menor. “Te lo aseguro, hermanito, si hubiese sido como el toro ha dicho nunca habría salido con él. Además se defenderse, se lo dejé muy claro a ese montón de tontos que tuvieron la audacia de pedirme que me acostara con ellos apenas regresamos”

“¡¿Qué qué?! ¡¿Quienes?!”

“Aspros, ya les pegué yo, no es necesario que…”

“¡Claro que es necesario! ¡Con quien creían que estaban hablando!”

“Con alguien retraído y sin autoestima que súbitamente fue incluido entre la alta sociedad, lo suficientemente desesperado como para acostarme con el primero que veía… idiotas” Deuteros suspiró. “Pero Asmita no es así y antes de que tus celos fraternales se salieran de control quería hacértelo entender. Por favor, ¿podrías al menos darle una oportunidad?”

“E… está bien. Le daré el beneficio de la duda” cedió el mayor. “¡Pero a la primera que te haga daño lo mato!” con esto se fue dando pisotones.

“Bueno… problema resuelto” dijo el ciego, cruzando los brazos. “No es que le agrade… aunque tampoco me va a destazar con los ojos cada vez que nos veamos.”

“Y eso me ha dado una idea” habló repentinamente El Cid y se fue corriendo escaleras abajo para buscar a Sísifo.

“¿Alguien ha visto a Alde?” finalmente dijo Albafica.

“¡BUAHHHHHH!” se oyó al toro romper a llorar lastimosamente.

“¡Alguien quiere sacar ese estropajo de mi casa! ¡No puedo concentrarme!” gritó un rabioso Dégel, que tenía a su novio contra las cuerdas.

“Mejor vámonos antes de que nos mate” dijo el peliceleste, tomando al entristecido toro y llevándolo a su templo. Al menos conseguiría un par de minutos más lejos de su ahora insoportable padre. ¿Cómo es que las cosas habían empeorado tanto? ¡Antes se llevaban tan bien!

-En las escaleras-

“¿El Cid? ¿A dónde vamos?” preguntó Sagitario un poco extrañado. Hace pocos minutos había aceptado ser el novio de El Cid y ahora el peliverde lo estaba jalando escaleras abajo a toda velocidad.

“A quitarnos a Ilias de encima, ¿es que no has visto como se puso ayer?”

“Bueno, en eso tienes razón” concedió Sísifo, aumentando el paso. El tampoco quería que sus citas se vieran interrumpidas por un león rugiendo de rabia… y sabía que eso pasaría. Conocía a su hermano como a sí mismo. Cuando llegaron a Leo se encontraron con un tierno cuadro del gato mayor jugando con su cachorrito, que reía como pocas veces antes. Ahora mismo no parecía el mismo mocoso que espiaba la vida sexual de todos.

“¡¿Qué hace ese aquí?!” preguntó Ilias furioso mientras su hijito solo levantaba la cabeza para ver mejor el panorama.

“Es mi novio, vino conmigo” le respondió su hermanito, haciendo que los celos fraternales del hombre escalaran a mayor nivel.

“Te alejas de mi hermanito o te…” a partir de que se negó se armó un pandemónium en la quinta casa, como si hubieran soltado a un león hambriento en plena casa con una cabra (y tal vez era verdad) hasta que en eso…

“¡Ya basta!” gritó Sísifo, cansado. “Por si no lo has notado, hermano, ya no soy un niño, puedo cuidarme solo. Aparte no quiero que intentes sabotear mis relaciones… y si El Cid me acosaba es asunto mío. Mejor te concentras en Regulus y su curiosidad sexual”

“¡Dijiste que no se lo ibas a decir!” se metió el cachorro.

“Cambie de idea” terció su tío, consciente de que la única persona que podría haberle ido con el chisme a su hermano era el adolescente.

“¿Qué… que curiosidad sexual? ¿Regulus? ¿Sísifo?” les preguntó Ilias desconcertado. Tras escuchar los detalles se quedó pasmado. “No puedo creerlo”

“¿Ves? Te pierdes de muchas cosas sobre tu hijo por estar al pendiente de mí, que ya soy un adulto. Hermano, tú me cuidaste, sabes que puedo tomar mis propias decisiones. En cambio un niño…”

“Yo…yo… está bien” se rindió Ilias. “Puedes salir con él, pero a la primera que te haga algo cenaremos estofado de cabra”

“Eso estuvo mejor de lo que creí” murmuró El Cid, caminando al lado de su novio mientras este sonreía satisfecho.

“Yo sé cómo lidiar con Ilias, es muy sobreprotector, pero también tiene sus puntos débiles” se rió el centauro. “Aparte de eso… ¿de verdad me acosabas?”

“Yo…”

“Te gustaba tanto, Cid? ¿Por eso fuiste a buscarme al reino de los dioses de los sueños? Porque fue algo muy hermoso, gracias” lo tomó de la mano el griego, causando que los colores se le subieran a la cara. “Estas muy rojo”

Desde el templo de Leo los dos leones los observaban algo intranquilos.

“Velo por el lado positivo, papá. Pasarán siglos antes de que se atreva a besarlo” comentó Regulus y su padre asintió.

-En Tauro-

El pobre Aldebarán no había dejado de llorar desde que Aspros lo rechazó y toda esa llantina comenzaba a poner de los nervios a Albafica, que en esos momentos prefería volver a Piscis y enfrentarse a Lugonis que pasar más tiempo en compañía de ese llorica.

“Me voy” murmur’o, ya harto. Mientras atravesaba el templo Lugonis y Luko descendían de Geminis, quejándose en voz alta del capullo anti dioses pervertidos de Sage.

“Lo peor es que cree que funcionara” decía el espectro. “Y no lo hará, al señor Thanatos no se le puede negar nada”

“Pues un padre hace lo que sea por proteger la virtud de su hijo, así que lo entiendo. Justo en este momento yo estoy tratando de proteger la del mío” dijo un decidido Piscis.

“No, Lugonis, estas sobreactuando. A eso se le llama exagerar” comentó Driade, un poco cansado de la actitud de su hermano. “En serio, lo único que vas a conseguir es que el chico se ponga aun mas rebelde”

“¡Que lo intente!” gritó el mayor. “¿Y tú qué miras?”

“Espero que Pefko tarde mucho en crecer… o que no lo haga jamás” fue la única respuesta que recibió. Se encontraron de cara con Albafica en Tauro, a lo que sobrevino una acalorada discusión entre padre e hijo sobre el significado de la palabra castigado y cuando era la edad correcta para dejar atrás esas cosas.

“¡Ya basta!” gritó Luko, aun con resaca y sin ánimos de aguantar a esos dos. Rayos, ¿Por qué la familia tenía que ser tan difícil? “Van a turnarse para hablar, sin excepciones” impuso las reglas el espectro. “Ahora, Albafica, tienes algo que decir”

“Que me parece increíble la poca confianza que me tiene” dijo mordaz el joven, recordando la humillación de la otra noche. Iba a ser la comidilla de todo el santuario por un buen tiempo gracias a los celos paternales.

“¿Poca confianza? ¿Crees que no confío en ti? Por supuesto que lo hago” se defendió Lugonis.

“Entonces ¿Por qué me castigaste por a una fiesta?”

“Porque te estabas besuqueando con ese espectro como un cualquiera y yo no te crié así. Además me ocultaste que ibas a una cita”

“¿Y eso qué? Sabía como te pondrías y quería ahorrarnos la humillación de que reaccionaras mal. Aparte, solo fue un beso. Si deberías estar molesto con alguien por actuar como un cualquiera debería ser con el tío Luko… lo vi besándose con dos espectros al mismo tiempo”

“En mi defensa” interrumpió el mencionado. “Estaba más ebrio que Baco en una bacanal y ese par de memos trataron de abusar de mi”

“Ya hablé con él” lo ignoró Lugonis. “Y también lo vigilare de cerca, pero me importas mas tú. No quiero que te pase nada malo o que hagas algo de lo que después te arrepientas”

“Y no lo voy a hacer, me criaste bien. Fue un beso y no iba a pasar a mayores, lamento si te asusté” se disculpó Alba.

“Yo también, creo que sobreactué” finalmente entendió Lugonis. “Pero la próxima vez que vayas a una fiesta o una cita me tienes que avisar”

“Por supuesto, papá”

-En el Templo de Acuario-

“Bien, parece que todos finalmente han solucionado sus problemas” dijo feliz Dégel, finalmente satisfecho y dejando descansar a un tremendamente adolorido Kardia.

“Y que lo digas, ¿Cómo fue que lo hiciste?” preguntó el escorpión, curioso.

“A veces lo mejor que se puede hacer es no hacer nada” recitó el acuariano, acariciando la larga cabellera azul de su amado. “Tenían que solucionar sus problemas por sí mismos, no recurrir a mi todo el tiempo”

“¿Estás seguro de que ha funcionado?”

“¡Por supuesto! Ahora todos los problemas amorosos del santuario están solucionados”

“¡Aléjate de mi! ¡NO! ¡Maestrooooooooooooooooooooooooooooooo!” gritó un aterrorizado Manigoldo. Al parecer el capullo de protección no había funcionado para nada contra el dios de la muerte, que se coló en la cuarta casa solo para acosar un poco más al cangrejo, ignorando un rabioso patriarca con su palo.

“¡Quédate quieto, cosa infernal!” gritaba Sage, tratando de atizarle al dios con el rudimentario instrumento.

“Bien, tal vez no todos” cedió Dégel, recostándose también en la cama, dispuesto a dormir unas cuantas horas… si es que los gritos de los cangrejos lo dejaban. Bueno, al menos por fin obtuvo lo que quería.

Notas finales:

Hola!! Estoy pensando en hacer una continuacion con mpreg, que les parece? A los que les gustaria que la haga escribanme y denme sus reviews!!!! 


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