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Stay With Me por Dagi

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Spn no nos pertenece. Sino a CW, Kripke, Carver...

La historia no tiene beta y es por eso que asumimos toda la responsabilidad de los posibles errores y horrores al escribir. 

Relación: Destiel*DeanCas*DeanxCas.

 

Notas del capitulo:

Comienzo de la historia...

Capítulo 1

 

El viento rugía con mucha fuerza en el exterior, trayendo a su paso nubes cargadas de lluvia.

El hombre que se refugiaba dentro del establecimiento del Gas-n-Sip tragó saliva al oír el incesante temblor de los ventanales. La luz titilaba y rogaba que la electricidad no se cortara.

El repentino cambio de clima lo había levantado de un mal sueño. Calculó que le quedaba un tiempo antes que amaneciera y suspiró aliviado por ese pensamiento. Por lo general, se levantaba una hora antes de abrir la tienda, acomodaba todas sus pertenencias que cabían en un bolso y los escondía detrás del armario de herramientas. Nadie sabía que su hogar era el pequeño cuarto del fondo de la tienda.

Después de un tiempo, el ruido sibilante había cesado un poco y la lluvia hacia acto de presencia.

Luego de lavarse la cara y cepillarse los dientes, agarró un espejo y se miró. ¿Quién era ese hombre que le devolvía la mirada? Su tez era demasiada pálida y sus ojos azules no tenían brillo.

Estuvo un buen rato observándose hasta que sintió una lagrima correr por su mejilla. ¿Cómo había terminado así? Durmiendo en su lugar de trabajo y guardando todos sus ahorros en una media deshilachada.

Terminó de vestirse y se dirigió a iniciar sus deberes. Encendió el interruptor de la luz y sacó del cuarto de servicio los productos de limpieza.

Su rutina era la misma de siempre.

Debía verificar con sumo cuidado la dispensadora de batidos y malteadas, porque la mayoría de las veces se averiaba, la limpieza de los pisos, el cuarto de baño, la reacomodación de los productos en las estanterías y chequear que los proveedores llegaran a horario con la mercancía.

Estaba tan sumido en sus obligaciones que frunció el ceño cuando sintió un dolor en su abdomen.

Otra contracción.

Sin embargo, esta era más fuerte que la anterior. Nunca se acostumbraría a los cólicos.

Se concentró en mantener un ejercicio de respiración para calmar sus dolores.

Inhalar.

Exhalar.

Inhalar.

Exhalar.

Una vez repuesto, siguió con lo suyo.

***

Ya finalizando sus tareas, se acordó de su desayuno. Se amonestó por su descuido y fue a encender la máquina de café.

Posó las dos manos sobre su vientre y comenzó a realizar movimientos suaves y reconfortantes.

—Lo siento, cariño. Te prometo que no volveré a olvidarme.

El hombre poseía un pasado como todos, pero le bastó una sola una noche y una falsa promesa para que su vida cambiara drásticamente.

“Confía en mí, Gatito.”

Él tenía una vida desarrollándose en su interior.

Su familia conservadora encabezada por su hermano mayor no estaba a gusto con la noticia.

“¿Así agradeces nuestro sacrificio, por ti? Eres una puta, Castiel. Lárgate de esta casa y no vuelvas nunca más.”

Justo cuando estaba terminando de beber su café, llegaba su superior.

—Buenos días, Castiel.—dijo la voz femenina mientras situaba el paraguas en el casillero.

—Buenos días, Nora. ¿Cómo se encuentra Tanya?

Su jefa era madre de una preciosa bebé.

—No pude pegar un ojo en toda la noche. Tenía un poco de fiebre y no dejó de llorar hasta las dos de la madrugada.

Castiel asintió tratando de comprender, ya que en los próximos meses él estaría en la misma posición.

 —¡Es increíble! Esta goteando el techo—chilló de repente Nora.

Se estaba formando un charco en medio de la tienda de conveniencia, causando un improvisto retraso en el trabajo.

—No te preocupes. Yo lo voy arreglar.

Pero antes de hacer un movimiento fue detenido por las palabras de la mujer.

—¡Espera, Castiel! No lo haras. No tienes que exigirte.

El hombre asintió un poco avergonzado y caminó hacía el mostrador, sacó un libro y se lo entregó a Nora.

—Se que no era mi turno, pero termine el inventario.

Castiel se sorprendió cuando Nora se acercó y lo estrechó en un fuerte abrazo.

—Eres tan responsable y dedicado... gracias por tu buen trabajo, Castiel.

¿Cómo podía pagarle? Cuando se presentó a la entrevista de trabajo en el Gas-n-Sip, ya había pasado dos días sin que comiera bien y durmiendo en albergues transitorios.

Siempre agradecería a Nora por su ayuda. La mujer era una excelente persona. No sólo le había ofrecido un puesto de trabajo, sino el inicio de una buena amistad.

—¡Hey chicos! ¿Qué está sucediendo?— preguntó su otro compañero en ese instante, quebrando el momento.

Un rayo cayó no muy lejos de la gasolinera y la lluvia aumentó su densidad.

—Bill ya que viniste más temprano, ¿puedes arreglar el techo? No queremos un diluvio sobre nosotros—el tiempo pasó mientras organizaban los últimos detalles—. ¡Bien, muchachos! Manos a la obra.

                      

 ***

La carretera era una trampa mortal y más con una tormenta.

—Mierda—gruñó molesto Dean al escuchar su celular sonando.

Aún con el limpiaparabrisas encendido la visión era demasiada borrosa. No debia atender la llamada entrante, pero el nombre de Sam se mostraba en la pantalla.

Se desvió del camino cuando divisó un Gas-n-Sip. Estacionó con cuidado, evitando cualquier inconveniente con las ruedas.

La música de la llamada había cesado, para resurgir nuevamente segundos después.

—¿Qué quieres, Sam?

No quería sonar malhumorado, pero había tenido una guardia de más de treinta y seis horas en el hospital. Claro, si en eso descontaba los fugaces intervalos en donde podía descansar.

¿Pero en general? Se sentía una mierda andante.

—Hola a ti también, Dean—respondió sorprendido.

Estaba agotado y lo único que quería era llegar a su casa, comer y dormir por una semana entera. Por suerte tenía cuatro días libres.

—Lo siento, amigo. Recién acabo de salir del trabajo.

—Está bien. Sólo quería confirmar que vendrás mañana a casa.

Dean recordó la reunión familiar.

Su hermano se iba a casar con Jessica Moore, una joven que había conocido en su trabajo y ambos ya estaban comenzando armar los preparativos de la boda.

Dean por otra parte… ¡mierda! era un cantar distinto. No era muy bueno con el amor…

No era material para una relación estable. Era la misma historia de siempre. Muchas veces se preguntaba si era su culpa. Quizás no se enamoraba con todas sus fuerzas… o tal vez todavía no había encontrado a aquella persona que lo desarmara por completo.

Recostó su cuerpo en el asiento y suspiró.

—¿A qué hora es la cena?

—Siete—su voz dudo con las siguientes palabras—¿Llevaras a Anna?

Ah, sí. Anna Milton.

Su prometida... por obligación.

John tenía todo planeado y Dean no podía objetar, porque nunca iría en contra de su padre, aunque rechazaba el compromiso.

“Anna proviene de una buena familia”.

La mujer era hermosa e inteligente.

Una perfecta pareja. Demasiada perfecta para su gusto.

—No lo sé, Sammy

 ***

Durante esa mañana, Nora le había preguntado en reiteradas ocasiones si se encontraba bien. Y por su parte, Castiel asentía con una sonrisa como respuesta y seguía trabajando.

No se sentía bien. Su respiración era agitada y el dolor en el vientre era cada vez peor. Él lo atribuía al inicio de su decimotercera semana de embarazo. Físicamente se estaba recuperando y de a poco comenzaba a ganar mayor peso. En cuanto a lo anímico, Castiel estaba transitando por un periodo de estrés. El temor de criar un bebé solo hacía estragos en su mente. ¿Sería un buen padre? ¿Llegaría a proporcionarle todo lo necesario para su cuidado?

Amor no le faltaría nunca. Cuando se enteró que esperaba un bebé, un repentino instinto de proteccion creció en él. No permitiría que nada malo le pasara. Además le faltaba poco para llegar a una cantidad justa de dinero y alquilar un humilde departamento.

La lluvia no menguaba y las noticias hablaban de un temporal que duraría todo el día.

Apretó el borde del mostrador con sus manos e intento mantener el equilibrio. Se sentía mareado y temía desmayarse.

Solamente deseaba que llegara su hora de descanso y así poder recuperarse con rapidez. Por suerte la clientela era escasa y realizaban compras rápidas.

Intento enderezarse lo más que pudo y siguió fingiendo que todo estaba bien.

 

***                              

Dean entró a la tienda y maldijo por lo bajo. Sus pantalones estaban mojados y su cabello goteaba agua. Sacudió su chaqueta y trató de verse presentable.

Sus ojos se iluminaron cuando divisó su revista preferida en una de las estanterías. Se acercó y empezó a devorar la edición deluxe de Asian Busty Beauties. Dio su visto bueno en algunas páginas y se llevó la revista. Agarró un six pack de cervezas, una tarta de manzana y un paquete de croisookies.

Apresuró sus pasos y se situó detrás de la fila que no era más que una señora delante de él.

Escuchó una voz tensa a pocos centímetros y asomó su mirada para ver al agente de ventas. El hombre poseía un aspecto demacrado.

“Buenos días y buena suerte”, despidió el vendedor.

Antes que la mujer se retirara, Dean observó que guardaba en su cartera unos cuantos billetes de lotería.

Dejó los productos sobre el mostrador y mientras sacaba la billetera de su bolsillo trasero, termino por ver como el hombre caía al suelo.

—¡Castiel!—gritó una voz femenina detrás de él.

Sin dudarlo, Dean saltó por encima del mostrador y se agachó para revisar el pulso del hombre.

—Oh, Dios. ¿Está bien? Le dije que no se exigiera. No en su estado.

—Va a estar bien. Es un desmayo y sólo necesita reposo.

Levantó al hombre y frunció el ceño al sentir su peso liviano.

—¿Se está alimentando correctamente?—la mujer suspiró y Dean podía darse cuenta de su reacción alterada—. Soy Doctor. Cualquier cosa que digas, puede ayudarlo.

Notas finales:

Gracias por leer. :)

Dagi!


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