-El mundo es pequeño Matsumoto, por eso he podido encontrarte.-
Y vaya que tenías razón, cada tarde al salir me escabullía entre la gente tratando de no cruzarme contigo y jamás funcionaba. Siempre me encontrabas, siempre me sonreías, siempre me amabas y yo no podía evitarlo porque tenías razón, nuestros cuerpos eran como los polos opuestos del imán y aún sin quererlo terminábamos juntos, mi corazón estaba pegado al tuyo.
-El mundo es pequeño Takanori, no hay dónde esconder las mentiras.-
Me reprochaste alguna vez cuando cometí el error de traicionarte, cuando creí que jamás lo descubrirías, cuando con una de tus sonrisas encontraste lo que había tras mi espalda, mi pecado, canté tristemente cada palabra temiendo lo peor: que destruyeras el pedacito de corazón que aún no estaba destrozado por mí mismo.
-El mundo es pequeño Takanori, no hay espacio para el resentimiento o el rencor.-
Esbozaste un suspiro mirándome a los ojos, tu mano tembló levemente sobre la mía, lo sabía, te había herido pero te quería y tú lo sabías también, el abrazo cálido selló las lágrimas dentro de nosotros, mil balbuceos de perdón se quedaron perdidos, no necesitabas más, entendías y te amaba.
-El mundo es pequeño Taka, debemos dominarlo algún día.-
Susurraste travieso entre suspiros entrecortados, con el rostro sonrojado asentía a tu proposición sin dudarlo, sin saber de qué hablabas, absorto en los jadeos, en el techo, en el calor, ¿cuáles eran tus intenciones en aquel entonces? No lo sabía, no buscaba saberlo, mientras entrecruzaras tus dedos con los míos aceptaría cada palabra tuya como fijo mandamiento.
-El mundo es pequeño Ruki, cabe dentro de nuestras manos.-
Repetías mientras besabas mi sien, mientras mis ojos se entrecerraban, tenías razón, hoy en la cúspide de la alegría, justo arriba de nuestros sueños. Eras como un narrador y yo tu público, me contabas historias que mis ojos veían pero me negaba a aceptar hasta que salieran de tus labios. Satisfecho con tu sonrisa, satisfecho con mi amor, envueltos en risas, en torpes besos complicados.
-El mundo es pequeño amor, volveremos a encontrarnos.-
El llanto no cesaba en mi cabeza, frente a ti un sonriente hombre aceptaba tus palabras con amor cada vez más intenso, con frustración cada vez más abrumadora. Tus manos me acariciaban el cabello mientras tus ojos se negaban a irse mientras algún dios en el cielo te daba la razón, tal vez para darme calma, tal vez para darte paz. Cerraste los ojos sin borrar tu sonrisa, mi corazón se detuvo, besé tus labios.
-El mundo es pequeño Yutaka, estás en todo lugar.-
En el agua que bebo cada día, en el fuego que no deja de arder, en el viento que me acaricia y en la figura que se dibuja en la pared. Tus palabras acertaban siempre, tú encerrabas toda la verdad, encerrabas cada espacio, acaparabas cada sonrisa. Aún en este pequeño mundo, aún en nuestro pequeño lugar, corrías siempre tan lejos que no podía alcanzarte haciéndome así esforzarme, dándome así libertad.