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Cena de San Valentín por Naomiyaoi38

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Notas del fanfic:

Obra registrada. Todos los derechos reservados.

Publicado también en Wattpad.

Este relato fue hecho originalemente para la Convocatoria Mi San Valentín Sangriento, mas no fue elegido entre los relatos a publicar. Aún así igualmente lo publico, como siempre yo solo necesitaba escribir.

El aroma de diversos y deliciosos platillos flotaba en el ambiente y el sonido de los clientes charlando amenamente y de quienes trabajaban en la cocina se escuchaban según el lugar. En la zona de la cocina el movimientos era alto, tal y como era de esperarse en una fecha tan concurrida como lo era San Valentín. Durante esa fecha las reservaciones de aquel restaurante de alta categoría se llenaban, y el trabajo al final de la jornada era extenuante, aunque en ese lugar ciertamente era muy bien remunerado.

—Mesa tres.

Matthew enderezó su porte tomando rápidamente la orden que debía llevar. Se dirigió hacia la zona de clientes que usualmente como lo era en esa época, estaba totalmente llena. Sus ojos azul-verdoso, que parecían variar de tonalidad según la luz les daba, divisaron la mesa ubicada a un lateral del local, cerca de una pared de cristal. Avanzó hacia el lugar percatándose de que la pareja que ocupaba aquella mesa eran un par de hombres jóvenes; uno de cabello oscuro y otro de ligeramente corto cabello rizado de tonalidad castaña rojiza. Eran guapos. Lástima que fueran pareja, sino en otras circunstancias intentaría algo con alguno de los dos. 

—Buenas noches — sonrió a la pareja quienes inmediatamente interrumpieron su conversación fijando sus pupilas en él y Matthew se percató de que mientras el de cabello oscuro tenía unos ojos verdes, los del otro eran de un tono miel —. Aquí tienen su orden — dijo sirviendo los platillos que los hombres habían solicitado.

—Gracias — dijo el de cabello castaño-rojizo recorriéndole por un ínfimo momento con la vista con sumo interés apreciativo ante lo cual Matthew se sorprendió.

¿Ese hombre estaba comiéndole con la mirada frente a su pareja en una cena romántica? Miró al otro sujeto temeroso de que éste se hubiera enfadado ante esa acción y estuviera molesto, mas se encontró con que el hombre observaba a su pareja con una sonrisa ladina y una chispa de diversión en el fondo de sus pupilas.

La expresión de Matthew se tornó algo incrédula. ¿Por qué ese tipo en vez de quizá estar molesto le veía así? No lo entendía. Sin embargo, la chispa de deseo que se agitó de pronto en el fondo de las pupilas del hombre de cabello oscuro le estremeció. Aquella mirada le transmitía un mensaje de carácter sexual. ¿Qué buscaban en realidad esos hombres?

Tragó saliva y carraspeó levemente.

—Si me disculpan. Espero disfruten su cena. Cualquier cosa que necesiten no duden en solicitarme — dijo adoptando la expresión que usaba con todos los clientes.

—Por supuesto que lo haremos — aseguró el hombre castaño-rojizo dedicándole una mirada llena de picardía —. Aunque, sería mejor si pudiera solicitarte a ti desnudo y servido en mi mesa — ronroneó para luego suspirar con falso pesar, viendo seguidamente a su pareja —. ¿No opinas lo mismo? — le inquirió ladinamente al contrario a lo cual éste simplemente respondió afirmativamente .

Matthew abrió los ojos desmesuradamente estupefacto. ¡¿Aquella pareja le estaba coqueteando de manera descarada en plena cena de San Valentín?! 

La pareja rió levemente y Matthew notó el brillo de lascivia en sus miradas. Incipientes imágenes algo insanas se instalaron en su mente por un segundo. Sin embargo inmediatamente recuperó la compostura, maldiciendo la política de su jefe de jamás involucrarse con ningún cliente que hubiera pisado ese lugar.

—Con permiso — se disculpó alejándose con parsimonia del sitio con la intención de regresar a su trabajo y sacarse de la cabeza ese par de hombres antes de que su jefe anduviera por allí y viera algo extraño en cómo ellos le veían, o más aún en cómo él comenzaba a verles: con deseo.

 

 

Matthew suspiró antes de salir hacia el área de las mesas. Con parsimonia pasó entre los diversos comensales hasta divisar de nuevo a la mesa de la pareja que había atendido anteriormente. Ligero nerviosismo se expandió por su ser al recordar cómo habían actuado éstos. Imágenes no muy sanas para evitar una erección cruzaron su mente, mas enseguida las apartó. 

—Su cuenta — dijo al llegar a la mesa de la pareja, posando la cuenta sobre ésta e inmediatamente los dos pares de ojos se posaron en él.

—Oh, gracias — ronroneó el castaño-rojizo —. Aunque quizá no deberíamos cancelar nada. Después de todo el servicio estuvo incompleto.

Matthew enarcó una ceja extrañado.

—¿Qué quiere decir?

—Yo te pedí a ti desnudo sobre mi mesa, pero al parecer eso quizá no estaba incluido en el menú — dijo con falsa tristeza.

 »En verdad que es una decepción, ¿cierto? — le inquirió a su pareja. Éste contempló al castaño-rojizo con cierta diversión para luego posar sus ojos en Matthew, de una forma que hizo que el deseo revoloteara en él.

—Es cierto. Aunque — arrastró su tono con un dejo malicioso—, quizás eso se pueda cambiar dependiendo de la propuesta — del bolsillo de su camisa sacó un pequeño papel y se lo extendió a Matthew.

Matthew tomó el papel percatándose de que tenía un número telefónico escrito y lo miró con cierta confusión, pero antes de que pudiera preguntar algo el hombre de cabello oscuro habló:

»Mi esposo siempre ha querido de regalo algo especial. Algo que solo entre dos personas le podrían dar. Hasta ser un trío — enfatizó las palabras con un dejo sensual que tornó atónito y excitado a Matthew.

»Pero yo pensaba dárselo esta noche si encontraba a alguien adecuado. Así que, si conoces a alguien adecuado, ¿te importaría entregarle eso y preguntarle a qué hora estaría disponible esta noche? Después de todo es San Valentín y qué mejor fecha que ésta para darle un regalo tan especial — dijo llevando sus dedos de su mano derecha hacia los labios del castaño-rojizo acariciándolos en un gesto tan sexual que caló en él —. Así que cuando termines tu turno, ¿te importaría hacer eso por nosotros?

—Sí — musitó asintiendo sintiendo repentinamente la garganta reseca, para luego alternar su vista entre la pareja y el pequeño papel. ¿Realmente iba a dejar pasar una oportunidad así? Sinceramente lo dudaba.

 

 

 

Las luces de los locales que aún permanecían abiertos a esas horas de la noche titilaban cual coloridas estrellas luminosas. El aire nocturno era frío y sibilaba mezclándose con los sonidos de la ciudad. El viento sopló con más fuerza y Matthew introdujo las manos dentro de su abrigo a la vez que apoyaba su espalda contra un poste de luz. Miró a su alrededor percatándose de que el movimiento era poco, solo algunas personas iban y venían, como aquellas que aún celebraban lo último de San Valentín. Entonces, un auto pasó por la calle contigua y se detuvo en una esquina, frente a una mujer vestida como una prostituta. Ella subió rápidamente al vehículo y éste arrancó de inmediato

Una irónica sonrisa se formó en sus labios. Parado a esas horas en ese lugar por alguna razón le hizo pensar en que parecía un prostituto en busca de sexo y dinero. Y aquello casi le hizo reír internamente ya que en realidad aunque no estuviera allí por dinero, sí lo estaba por sexo.

Luego de que aquella pareja abandonara el restaurante, Matthew no dejó de pensar en ellos, la propuesta implícita en sus palabras. Y media hora antes de salir tomó una decisión. ¿Cuántas veces en la vida se le presentaba la oportunidad de estar con dos hombres atractivos al mismo tiempo? La mera idea causaba un incipiente escalofrío de placer en él. Por eso en ese instante decidió llamar a la pareja comunicándoles su respuesta. Y ahora llevaba casi quince minutos esperando en medio de la noche.

«¿Acaso se habrán arrepentido?»

Un ápice de decepción revoloteó en él. Pero cuando un auto se acercó, estacionándose justo al lado de él, creyó que quizá no se habían arrepentido. Y lo comprobó al ver cómo el auto bajó las ventanillas dejando ver al interior: el hombre de cabello oscuro como conductor y el castaño-rojizo que ahora sabía que se llamaba Dale como copiloto.

—Veo que a la final te decidiste — ronroneó Dale mirándole de arriba abajo con lujuria..

—Sí, después de todo hay oportunidades que no se pueden dejar pasar —  afirmó y Dale dejó escapar una suave carcajada ante su respuesta.

—Tienes razón. Hay cosas que quizá solo se pueden disfrutar una vez. Especialmente cuando quizá más nunca tengas la oportunidad de hacerlo —  un brillo ladino se instaló por un segundo en el fondo de sus pupilas y seguidamente Dale le hizo un ademán con la mano para que subiera al auto, y Matthew lo hizo inmediatamente con la excitante expectación latiendo en él. Qué gran noche iba a tener.

 

 

 

Miradas cargadas de tensión sexual, roces, palabras incitantes. Apenas Matthew cruzó el umbral de la puerta junto con aquel par de hombres todo aquello estalló, haciéndole olvidar cualquier otra cosa que quizá unos minutos antes pensó: que aquella casa estaba muy alejada de las otras, que la vivienda por alguna razón tenía desde el exterior un aire tétrico que causaba una sensación extraña en él, que en algún instante creyó percibir una extraño presentimiento de peligro. Pero ahora aquel trío le daba rienda suelta a todo lo que reprimieron durante el trayecto.

Matthew gimió cuando Dale se presionó lascivamente contra él, tomando posesión de su boca y Matthew se se estremeció al sentir a Gene a sus espaldas, pegándose a él y restregando su incipiente erección contra su trasero.

Sus manos se introdujeron debajo de la camisa de Dale, acariciando la caliente piel ascendiendo con parsimonia hacia los pezones de éste, pellizcando uno de ellos logrando que Dale profiriera un gemido ahogado en su boca. Las manos de Gene y Dale fueron despojándole de la camisa, arrojándola a algún rincón y seguidamente la mano de Gene serpenteó hacia la entrepierna de Matthew por dentro del pantalón y la ropa interior, acariciando con sus largos dedos la hombría de Matthew.

Matthew su mano hacia atrás palpando la entrepierna de Gene, y casi dejó escapar un ronroneo de incipiente placer al comprobar la dureza allí.

—¿Vamos hacia la habitación o lo hacemos aquí mismo? — inquirió con un tono divertido y seductor Gene, mordisqueando el cuello de Matthew.

—Habitación, piso, a mí me da igual — comenzó a canturrear Dale —. Después de todo es mi regalo de San Valentín, ¿no? Y yo puedo tomar mi regalo de san Valentín donde quiera, o comérmelo donde sea — musitó mordiendo con cierta fuerza el labio de Matthew hasta hacerle sangrar ante lo cual Matthew emitió un leve quejido. Sin embargo cuando la lengua de Dale se deslizó por su labio hasta introducirse en su boca en medio de un ósculo pasional cualquier otra cosa quedó atrás.

»Pero, en la habitación están nuestros implementos. Así que — Dale rompió el beso asiéndole de la pretina del pantalón y atrajo a Matthew haciéndole caminar junto a Gene y él por los pasillos de la vivienda en medio de caricias que subían cada vez más de tono.

Emoción y excitación burbujeaban en Matthew. ¿Esto de verdad estaba pasando? ¿Iba a estar en un trío? Una de sus mayores fantasías estaba a punto de ser cumplida. Quién dijo que San Valentín solo lo celebraban quienes tenían pareja. Él no tenía ninguna mas ciertamente estaba a punto de pasarla muy bien gracias a una.

—Dime, ¿te gustan los juegos? — inquirió Gene deslizando su lengua con parsimonia por un pezón de Matthew haciendo gemir a éste, en especial cuando la boca de Dale se unió al jugueteo sobre su pecho.

La respiración de Matthew se tornó un tanto pesada y sus ojos azul-verdoso se oscurecieron de lujuria al contemplar como ambos hombres ahora se besaban entre sí mientras las manos de éstos danzaban por su torso yendo cada vez más abajo hacia su miembro.

—Y a quién no le gustan los juegos — contestó dejando escapar un jadeo al sentir las manos de ambos hombres acariciando su hombría sobre la tela.

Ante su respuesta ambos hombres rompieron el ósculo y le miraron con una expresión ladina.

—¿En serio? — inquirió Gene devorándole con una intensa mirada que parecía calar en cada fibra de él estimulándole incipientemente desde el interior.

»¿Lo escuchaste, cariño? — canturreó atrayendo a Dale hacia sí y besando su cuello mordisqueándolo —. Nuestro invitado acepta jugar. ¿Por qué no buscas nuestros juguetes?

Una sonrisa se plasmó en Dale para luego relamerse los labios como anticipando un exquisito momento que estaba a punto de ocurrir.

—Por supuesto — dijo Dale besando con pasión a su pareja para luego ir presuroso al cuarto de baño despojándose de su camisa en el camino y las pupilas de Matthew recorrieron con deleite aquella blanca piel y los ligeros músculos que se marcaban.

—¡Pero no te tardes! No querrás que la cena se enfríe — gritó Gene y ante ello Matthew escuchó una risa por parte de Dale.

»Ahora, ¿por qué no nos divertimos mientras él regresa? No querrás desaprovechar el tiempo, ¿cierto? — Gene se acercó felinamente a Matthew hasta tomarle y atraerle hacia sí, reclamando la boca de éste con dominante pasión.

Las manos de Gene fueron despojando del resto de la ropa a Matthew y éste no se quedó atrás, deshaciéndose con ansias de lo que se interponía entre él y aquella desnuda piel, hasta poder acariciar al final cada expuesto contorno y sus manos apretaron los firmes glúteos de Gene empezando a restregar su entrepierna contra éste con una deliciosa candencia que le enloquecía.

Cayeron sobre el lecho y Matthew se arqueó cual felino sus manos hacia la cabecera de la cama cuando la boca de Gene creó un camino desde su pecho hacia su torso y de nuevo volvió a ascender. Su miembro palpitaba por atención. Necesitaba más, mucho más de aquellas carnales acciones que le sumían en un pozo sin fondo de lujuria. Sin embargo en medio de todo aquello el sentir de repente sus manos siendo aprisionadas por Gene y luego por algo metálico seguido de un "click", le desconcertó en demasía sacándole un poco de su bruma sexual.

—¿Qué? — fijó sus ojos en Gene quien le observaba con una oscura expresión divertida y luego hacia sus muñecas percatándose de que estaba esposado a la cabecera del lecho —. ¿Qué se supone que haces? — inquirió con un ápice de pánico. Nunca había estado en una situación así y el repentinamente estar esposado por un hombre que acababa de conocer le hacía sentir vulnerable en demasía —. Suéltame — ordenó frunciendo ligeramente el ceño y agitando las esposas. Realmente la idea de estar en ese estado no le agradaba para nada por más que la idea del trío le excitara.

—Tranquilízate — los labios de Gene se curvaron en una sonrisa y sus ojos verdes se cernieron con intensidad sobre Matthew —. Esto es solo parte de cómo servimos el platillo principal — dejó escapar una leve risa.

La expresión de Matthew se tornó algo confundida ante aquellas palabras pero cuando la mano de Gene empezó a acariciar su virilidad masturbándole con destreza los pensamientos de Matthew se convirtieron en bruma.

—Oh, pero qué bien. Parece que la cena ha sido servida — escuchó canturrear a Dale y confusamente Matthew vio hacia la izquierda percatándose de que Dale traía un maletín entre sus manos. Sin embargo esto no fue lo que atrajo su atención, sino lo hizo el ver que Dale ahora se encontraba totalmente desnudo y las pupilas de Matthew se posaron en el delicioso pene semierecto de Dale.

»Uhm, parece que te gusta lo que ves — comentó al darse cuenta de la mirada de Matthew sobre sí, acercándose felinamente hacia el lecho —. Dime, ¿te gusta? — preguntó colocando el maletín junto a Gene para acto seguido deslizar su mano desde su pecho hasta su entrepierna empezando a acariciarse a sí mismo.

—Sí — jadeó Matthew hipnotizado por el movimiento de aquella mano sobre ese pene que a cada instante se tornaba aún más erguido.

Dale sonrió ampliamente para enseguida unirse junto a su pareja en la cama. Dale besó a Matthew y su boca le abandonó para recorrer hambrienta desde su pecho bajando cada vez más hasta llegar a su entrepierna donde tomó entre sus rojos labios la erección que sostenía Gene y Matthew profirió un quejido de placer ante la húmeda y cálida boca que tomaba su hombría. La mano de Gene abandonó el pene de Matthew dejando a su pareja dar rienda suelta a su talento.

— Él es muy bueno — dijo Gene en un tono sugerente guiñándole un ojo a Matthew a la vez que rozaba primeramente los rizos de Dale y luego los labios de éste que se cernían sobre la erección de Matthew.

Matthew cerró los ojos empujando sus caderas más y más hacia la boca de Dale. Su mente era ahora un caos de excitación. Ya no pensaba en su pánico inicial, ni el hecho de estar esposado. Solo quería liberar ese orgasmo que se construía en él. Repentinamente sintió un húmedo músculo bordear su entrada, abriéndole y su ano palpitó con aquella lengua invasora que intuía que era la de Gene, aunque sinceramente a esas alturas no le importaba de quién fuera. Solo le importaba el placer, el clímax que le recorría cual erupción voraz. Y finalmente el éxtasis le golpeó con fuerza mientras la boca de Dale parecía intentar extraer hasta la última gota de él.

Su pecho subía y bajaba erráticamente al igual que el ritmo de su respiración y espasmos del reciente orgasmo aún le recorrían. Una sonrisa satisfecha se dibujó en su rostro en el cual sus párpados yacían cerrados. Y pensar que esa felación era solo el principio. ¿Cómo sería lo demás? Quizá hundirse profundamente dentro del cuerpo de Dale mientras el pene de Gene golpeaba una y otra vez dentro de él.

En medio de sus idílicos pensamientos un lacerante dolor en la cara interna de su muslo derecho le hizo gritar y retorcerse. Inmediatamente fue acallado por una mordaza. Fijó sus ojos llenos de pánico en Dale quien se subía a horcajadas sobre él.

—¿Qué sucede, cariño? ¿Te duele? — esbozó sonrisa sádica y Matthew se percató con horror de cómo Dale sostenía un cuchillo de filo aserrado el cual escurría sangre, pero no fue solo eso lo que despertó su temor sino el aparte de ello ver que Dale en su otra mano ahora sostenía lo que parecía ser un pequeño trozo de carne. ¡¿Esa era su carne?!

Se retorció desesperado. ¿Qué había hecho? ¿En qué clase de lugar había terminado? ¿Qué clase de personas eran esas? ¡¿Eran unos locos, unos asesinos?!

Dale rió ante la acción de Matthew.

»Oh, míralo. Parece que mi comida quiere escapar. Y tú tanto que te esforzaste por darme un San Valentín decente — suspiró con fingida pena mirando de reojo sobre su hombro a Gene quien observaba la escena con un rastro de cruel diversión reflejado en sus pupilas.

—Pero valió la pena, ¿no? — Gene besó la espalda de Dale a la vez que sus dedos se posaban con firmeza en la recién hecha herida de Matthew, inquiriendo en ella.

Matthew gritó dentro de la mordaza la cual amortiguó el sonido y se movió frenético buscando liberarse pero Gene inmovilizó sus piernas. Los ojos de Matthew se abrieron desmesuradamente aterrados al observar como Gene llevaba los dedos que habían estado torturando su herida y ahora se encontraban bañados en rojiza sangre, a su boca, la lamiéndolos con parsimonia, para luego llevar sus dedos a la boca de Dale el cual tomó el dedo medio entre sus labios, chupándolo con un deleite sexual.

—Por supuesto — gimió Dale soltando el dedo de su pareja no sin antes enroscar una última vez su lengua alrededor del dígito —. Es delicioso. Será un excelente platillo. No puedo esperar a cortar cada parte de él y devorarlo.

Quería pensar que era todo un hombre como para echarse a llorar cual bebé, pero esas acciones de aquellos hombres y el escuchar repetidamente las palabras «comida», «cena de San Valentín», «platillo», usadas para referirse a él le llenaban del más puro terror al empezar a comprender que había caído en manos de unos psicópatas que querían comerle.

Incipientes lágrimas se agolparon en sus ojos. Internamente rogaba que alguien hubiera escuchado su grito, que alguien se diera cuenta de lo que ocurría en ese lugar, pero al recordar que aquella casa estaba en una zona relativamente sola y alejada de las demás viviendas, las lágrimas empañaron su mirada.

»Oh, tienes mucho miedo. No, no tengas miedo — le reprendió negando con la cabeza y haciendo que el cuchillo se deslizará con precisión por el pecho de Matthew haciendo que éste profiriera quejidos silenciados y que una hiciera una mueca dolorido ante las nuevas heridas que causaba ese cuchillo, las cuales se convertían en marcas rojizas y comenzaban a sangrar —. El miedo hace que la carne se endurezca y nosotros no queremos eso.

—No, no lo queremos. El platillo de mi Dale tiene que ser perfecto — aseguró Gene mostrando una jeringa la cual hizo danzar entre sus dedos —. Y tú ya casi eres perfecto — tanteó el abdomen de Matthew —. Por suerte parece que no tienes mucha grasa. La grasa humana tiene un sabor tan rancio y asqueroso — hizo una mueca de desagrado —. Pero esto te ayudará.

Matthew intentó removerse al ver como Gene aproximaba la jeringa hacia él mas no pudo hacer nada acto seguido Gene clavó la aguja en el cuello de Matthew. De repente Matthew sintió como si fuese relajándose gradualmente. ¡¿Cómo podía siquiera relajarse en semejantes circunstancias?!

Percibió un vago pinchazo en su pezón y al posar su vista en Dale, vio cómo éste un pequeño botón rosáceo de carne un tanto sangrante. ¡¿Ese era su pezón?! Quería suplicar pero le era imposible hablar y su mirada se tornó aturdida aunque podía seguir percibiendo cortes en su cuerpo que con el pasar del tiempo se volvieron más intensos. ¿Le estaban destazando vivo? Qué había hecho para merecer tal destino. ¿El mero hecho de dejarse envolver por la promesa de una noche de pasión desenfrenada? 

—Creo que ya es tiempo. Ya está todo preparado — por alguna razón escuchó la voz de Gene lejana aunque tenía la seguridad de que estaba ahí —. Ya deja de jugar con la comida que cuando termines tu cena podremos jugar todo lo que quieras — escuchó un gemido que pareció de Dale pero sus sentidos estaban tan aturdidos que no logró enfocarse para percibir el porqué.

A pesar de lo afectado de sus sentidos,  el delicioso aroma de algo cocinándose, el aroma de carne, le llegó, y el llanto ahogado brotó de su garganta. Él no quería morir. Mas de repente sintió el frío filo aserrado cortar su garganta y la agonía llenó, emitiendo gorgoteos y retorciéndose cual animal moribundo mientras la sangre escapaba de la herida. Agitó frenéticamente los brazos como si con ello pudiera liberarlos y llevarlos en un patético intento a su garganta y cubrir su herida. Todo fue estúpidamente en vano y  la vida de Matthew finalmente se apagó.

 

 

 

"Ayer 19 de Febrero, restos humanos fueron encontrados en avanzado estado de descomposición en una vivienda al este de la ciudad. El hallazgo fue hecho por un empleado del servicio eléctrico quien realizaba verificaciones en la zona. Las autoridades informaron que la mayoría de los  restos se encontraron en una de las habitaciones, así como posibles  indicios de canibalismo.

Actualmente los funcionarios se encuentran en proceso de investigación sobre el caso,  y la pronta identificación de la víctima y los principales sospechosos. Sin embargo fuentes extraoficiales afirman que este caso parece guardar similitud con tres casos más ocurridos el año pasado, de los cuales los culpables hasta el día de hoy no han sido encontrados."

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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