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The Gardener por sehunnie swift

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A pesar de ser primavera, el tiempo era demasiado caluroso – demasiado para el gusto de Sunggyu.

Se desató el nudo de la corbata, aflojándola, y se pasó una mano por el pelo, el cual estaba comenzando a humedecerse debido al sudor. Aceleró el paso a través del pasillo de la empresa e ignoró el ascensor, decidiendo bajar por las escaleras para llegar a su coche cuanto antes y encender el aire acondicionado bien fresquito.

Los pasillos estaban bastante vacíos, excepto algún que otro ejecutivo que se encontraba recogiendo sus cosas con celeridad, apresurados por querer volver a sus respectivas casas. Era viernes por la tarde, y a Sunggyu siempre le gustaba ser el último en dejar el edificio de su empresa aunque, a veces, como en aquellas ocasiones, era un poco difícil, pues a muchos de sus trabajadores les gustaba, o bien dejar las cosas para el final, o bien hacerlo despacio y con buena letra.

Mientras atravesaba el parking – avistando su precioso coche en la lejanía – su teléfono sonó.

Se lo llevó con una mano al oído y lo sujetó entre su cuello y su hombro, mientras que con la otra mano abría la puerta del coche y se metió dentro de él.

“¿Noona?” preguntó mientras tocaba un par de botones para encender el aire.

“Hola, Sunggyu.” saludó una voz melosa desde el otro lado de la línea. “Cariño, necesito pedirte un favor.”

“Dime.”

“Hace mucho tiempo que Minsoo y yo no pasamos tiempo juntos, así que hemos decidido irnos un mes a Tokio, de vacaciones.

“¡¿Os vais a Japón?!” exclamó Sunggyu. “¿Y qué pasa con la pequeña Jiae?”

“Para eso te he llamado.” Sunggyu escuchó como su hermana suspiraba, y casi podía ver cómo su ceño se fruncía, como cada vez que iba a pedir algo. “¿Podrías irte a vivir a mi casa y cuidar de Jiae durante el mes que viene?”

Sunggyu abrió la boca, algo shockeado ante la propuesta. ¿Él? ¿Cuidando a una niña de 10 años? No era muy buena idea.

“¿Noona? ¿Estás segura de que quieres que yo, precisamente yo, la cuide?”

“Bueno...” su hermana dudó. “Creo que podrá ser una buena experiencia para ambos. Además, no tienes que hacer gran cosa. Ella pasa todas las mañanas fuera, por la tarde hace sus deberes y juega con sus muñecas y luego se va a la cama a las 9, así que no es un gran trabajo. De todas maneras, no te preocupes por eso, te dejaré una lista con las cosas que debes hacer y con los horarios.”

Sunggyu suspiró con fuerza, pasándose una mano por el pelo.

“¿Qué dices entonces, cariño? ¿Lo harás?”

“Claro, noona, ¿cuándo te he negado yo a ti algo?”

“Aigoo, mi pequeño Gyu a pesar de ser un gran hombre de negocios sigue siendo un bebito.”

“Tampoco te pases.” Sunggyu puso los ojos en blanco. “¿Cuándo os vais?”

“Este domingo.”

“¿¡Este domingo!? Mierda, es cierto, que este domingo ya es primero de mes.” Sunggyu se frotó los ojos, un poco exasperado. “En fin, da igual, no te preocupes. El domingo por la mañana llevaré todas mis cosas hasta allí para quedarme durante todo el mes.”

Sunggyu casi pudo ver como su hermana sonreía abiertamente desde el otro lado del teléfono.

“¡¡Muchas gracias, cariño!! Sabía que podía contar contigo.”

“Ya encontraré algo para que me devuelvas el favor."

Su hermana cortó la llamada, y Sunggyu apoyó la cabeza en el volante. ¿En qué lío se ha metido?

 

***

 

La casa de su hermana, o como a él le gustaba llamarla, la mansión de su hermana, era una casa de tres plantas situada en uno de los barrios más ricos de Seúl. El piso de Sunggyu era muchísimo más pequeño, pero a él nunca le habían gustado las viviendas tan grandes. Si él tenía dinero, su hermana tenía el doble, puesto que ella trabajaba como diseñadora y, Minsoo, su marido, era neurocirujano.

Aparcó su coche en la parte trasera de la casa, y cogió sus dos maletas como pudo, situándolas una encima de otra en sus brazos. Mirando hacia el suelo para no tropezar, entró a la casa, y dejó caer las maletas con un pesado plof en el suelo.

Su hermana bajó a trote por las escaleras, y lo enfundó en un fuerte abrazo, para luego apretar sus mejillas, como si fuera un bebé.

“Has cogido peso, cariño.”

Sunggyu resopló.

“Gracias, noona, eso es muy agradable de tu parte.”

“¡Pero no me has dejado terminar!” su hermana rió. “Iba a decir también que estás más guapo así.”

Sunggyu se agachó para coger sus maletas de nuevo, pero un par de manos le quitaron una de las maletas.

“Hola, Sunggyu.”

“Hola, Minsoo.” sonrió, mientras subía por las escaleras en dirección a su cuarto. “Hace bastante tiempo que no nos vemos.”

“Cierto.” respondió el chico mientras dejaba la maleta sobre la cama. “A ver cuándo vuelves a cenar en casa un día que estemos todos.”

“Espero que pronto.” dijo Sunggyu mientras dejaba la otra maleta en el suelo.

Minsoo le revolvió el pelo juguetonamente y Sunggyu hizo un puchero.

“¡Yah, dejad de tratarme como si fuera un niño pequeño!”

Minsoo se rió.

“Es que para Sunyoung y para mí, sigues siendo un crío. Por cierto, Jiae está en casa de una amiga, sus padres la traerán a eso de las cuatro de la tarde.”

Sunggyu asintió y levantó los pulgares.

La puerta se abrió y entró su hermana, llevando un bolso colgando del hombro y su pasaporte en la mano.

“Nadie te molestará mientras estés aquí, aunque el jardinero viene todas las mañanas a arreglar el patio delantero, ya sabes que me gusta cuidar a mis flores como si fueran mis hijas.”

Sunggyu sonrió mientras asentía con la cabeza.

Su hermana se despidió de él con otro abrazo, y Minsoo volvió a revolverle el pelo, causando que Sunggyu volviera a hacer un puchero.

Cerró la puerta tras la parejita, y se tiró en el sofá, dispuesto a disfrutar de las horas libres que tenía para sí mismo antes de que Jiae volviera a casa.

 

 

****

 

Para ser sinceros, Sunggyu no estaba acostumbrado ni preparado en lo más mínimo a tratar con niños pequeños, así que aquello suponía todo un reto.

Eran las 7 de la mañana, y no había quien levantara a Jiae de la cama.

“Jiae....cariño...tienes que levantarte, que tienes que ir al colegio.” susurró Sunggyu mientras la movía con suavidad, pero la niña solo se quejaba y se hacia más bolita aún en la cama.

Tras tres intentos más, Sunggyu dejó escapar un suspiro de frustración, y decidió hacerlo por las malas. Apartó las sábanas del cuerpo de Jiae y la cogió en brazos, sacándola de la cama en contra de su voluntad y la llevó hasta el cuarto de baño.

Jiae comenzó a llorar y patalear, y sujetó del pelo a Sunggyu, tirando con fuerza de este.

“¡Joder!” exclamó Sunggyu, dejando a la niña en el suelo y pasándose una mano por la adolorida cabeza.

Jiae hizo un puchero y miró a Sunggyu frunciendo el ceño.

“Yo quería dormir.” dijo, un poco entrecortado por las lágrimas.

“Y yo quería que mi pelo durara hasta los 80 años pero al parecer no podemos tener todo lo que queremos porque casi me dejas calvo.”

A pesar de la situación, la niña se puso a reír, y Sunggyu puso los ojos en blanco mientras salía del baño y dejaba que se arreglara.

 

 

***

 

 

Tras dejarla en el colegio, Sunggyu paró para comprarse un café y una palmera de chocolate, y luego volvió a la mansión.

Para cuando entró de nuevo por la puerta, ya eran prácticamente las diez de la mañana, y sus ganas de echarse a dormir se habían menguado. Su mente se activó y le dijo que debía ir a trabajar, pero luego recordó que era el jefe y que había avisado de que iba a trabajar desde casa al menos durante las dos primeras semanas.

Sin saber muy bien qué hacer con toda esa cantidad de tiempo libre, sacó su portátil y se sentó en la mesa de la cocina, dispuesto a avanzar algo del trabajo que tendría que presentar en un mes sobre los informes financieros de la empresa.

No habían pasado ni cinco minutos cuando el sonido del corta-césped lo distrajo de continuar su power point. Frunciendo el ceño, se levantó y se acercó hacia la ventana, asomando la cabeza por ella para ver quien osaba perturbarlo.

Un muchacho de pelo azul oscuro, con unos pantalones negros ajustados de chándal, unas botas de tipo militar y, para más inri, sin camiseta, pasaba el corta-césped con mucha tranquilidad mientras entonaba una canción que Sunggyu no había escuchado en su vida. El muchacho estaba de espaldas, y Sunggyu obtuvo una buena vista de su espalda, con sus hombros anchos y bien tonificados. Sintió una oleada de calor subir por todo su cuerpo, y sacudió la cabeza para alejar aquellos pensamientos de su cabeza.

Aún mosqueado porque le había interrumpido en mitad de su trabajo, salió por la puerta caminando a paso firme, y fue hasta el patio donde estaba el chico.

Esta vez estaba de frente, y Sunggyu volvió a sentir aquella oleada de calor, pero esta vez con mayor intensidad. Efectivamente, tenía unos hombros anchos y bien formados, pero no era lo único bien ''formado'' que tenía. Por supuesto, tenía que tener un buen paquete de seis abdominales y el pantalón dejaba asomar seductoramente una bonita cadera.

“Disculpe, ¿está buscando algo?”

Sunggyu parpadeó varias veces, y se sintió sonrojarse hasta la médula, pues no solo el chico le había pillado mirando fijamente sino que también le había hablado y él ni se había dado cuenta.

Sunggyu carraspeó, y sacudió la cabeza, intentando salir de la situación.

“N-No.” negó con fuerza. “Simplemente quería decirle que está haciendo demasiado ruido y me ha distraído de mi trabajo.”

El jardinero frunció el ceño.

“Lo siento.” inclinó la cabeza. “Sunyoung noona no me dijo nada la semana pasada de que iba a haber alguien en la casa durante su ausencia.”

“¿Sunyoung noona? ¿La conoces?”

El jardinero se retorció, incómodo.

“Sí, bueno, llevo trabajando en su casa casi 6 años, la familia y yo nos hemos hecho cercanos.”

Sunggyu asintió. “Yo soy su hermano, Kim Sunggyu.”

“Nam Woohyun, el jardinero.” el susodicho sacudió la mano que Sunggyu le estaba tendiendo, aunque aún parecía terriblemente incómodo con la situación.

“Mi hermana cambió de idea en el último momento y decidió que la mejor idea era dejarme la casa y que cuidara de Jiae.”

“¿Jiae está aquí?” preguntó Woohyun, un poco más animado.

“Bueno, no ahora mismo, está en el colegio. ¿Por qué?”

“Es una niña muy agradable, y le caigo bien, así que muchas veces que tu hermana me ha invitado a comer, hemos estado jugando juntos.”

“No es tan agradable por las mañanas.” murmuró Sunggyu, más para sí mismo que para el chico.

“Si necesitas ayuda con ella o lo que sea, no dudes en pedírmela, no tengo mucho que hacer de todas maneras.”

Sunggyu asintió, y se mordió el labio.

“Bueno, voy a volver a hacer mi trabajo.” dijo, y no pudo evitar volver a recorrer con la mirada el cuerpo de Woohyun.

Sunggyu se sonrojó cuando se dio cuenta de que Woohyun se había percatado de su mirada, y que sus labios se habían curvado en una sonrisa algo picarona.

Tragando fuerte, inclinó la cabeza y se fue lo más rápido que pudo, en dirección a la cocina, donde se sirvió un vaso de agua bien fría. Estuvo tentando de meter la cabeza en el frigorífico, pero lo declinó en el último segundo.

Abanicándose con una servilleta como podía, se sentó en la silla y se tiró del cuello de la camiseta, para dejar que se aireara un poco, y centró su mirada en el portátil.

 

***

 

Al día siguiente, Sunggyu no había ni escrito dos párrafos cuando la luz que entraba por la cocina se atenuó debido a que alguien estaba en la ventana, y Sunggyu levantó la vista para encontrarse con Woohyun, quien había decidido esta vez cortar el césped por aquella zona.

Su maravilloso y tonificado cuerpo que para nada captaba la atención de Sunggyu, se balanceaba sensualmente al ritmo de otra canción que estaba entonando, y Sunggyu no perdió ni un solo detalle: desde la manera en la que los rayos del sol abrazaban su cuerpo hasta la manera en la que se mordía los labios tras humedecerlos.

Decidió actuar como el buen samaritano que era, y llenó un vaso hasta arriba de agua bien fría.

Esta vez tuvo que caminar un poco más hasta alcanzarlo, y Sunggyu no sabía que cara poner para hacer la situación un poco menos incómoda.

Cuando tuvo a Woohyun delante, simplemente le tendió el vaso, sin decir ni mu.

Woohyun esbozó una amplia sonrisa, lo cual le permitió ver a Sunggyu sus dientes caninos, haciéndole parecer aún más a un pequeño cachorrillo.

“Gracias.” dijo mientras inclinaba la cabeza y bebía el agua de un sorbo. “Realmente hace calor aquí fuera.”

“Te iba a decir que te quitaras la camiseta si tienes calor, pero bueno, eso ya lo has hecho.”

Otra sonrisa pícara, que ponía a Sunggyu de los nervios, apareció en el rostro de Woohyun, y Sunggyu pudo jurar que lo vio moverse hacia adelante – en su dirección.

“Si quieres, puedo quitarme también los pantalones.” susurró, muy cerca de su oído.

Sunggyu tragó con fuerza y, sintiendo como el calor se acumulaba en sus mejillas, negó profusamente y salió, de nuevo, corriendo hacia el interior de la casa.

No hace falta decir que Woohyun no se apartó de la zona de la ventana, y Sunggyu tampoco es que quisiera perder a aquel chico de vista.

 

 

****

 

Era sábado por la tarde, y Sunggyu se encontraba sentado en el sofá leyendo un libro mientras Jiae jugaba con su consola sobre la alfombra.

Alrededor de las siete, el timbre sonó.

Sin muchas ganas, Sunggyu fue hasta la puerta, y la abrió. No pudo mas que sorprenderse ante la visión de Woohyun frente a él. Y completamente vestido.

“¿Woohyun?”

El chico asintió y esbozó una pequeña sonrisa mientras se pasaba una mano por el cuello.

“He salido con unos amigos a comer y hemos estado en una cafetería y había magdalenas de frutos rojos que a Jiae tanto le gustan, así que he traído un par para la merienda.” dijo mientras levantaba una bolsa para refutar su postura.

Antes de que Sunggyu pudiera articular palabra, Jiae salió corriendo por la puerta y se tiró a los brazos de Woohyun, quien se tambaleó hacia atrás y casi tira la bolsa de las magdalenas, pero tuvo reflejos para sujetarla correctamente en el último segundo.

“¡Tío Nam!” gritó Jiae, echando sus pequeños bracitos alrededor de su cuello.

“Hola, pequeña.” sonrió Woohyun mientras le pasaba una mano por el pelo.

Sunggyu sintió como su corazón se contraía un poquito – aquella situación era demasiado adorable. Jiae le dio un pequeño beso en la mejilla y Woohyun la sujetó aún mejor entre sus brazos. Miró a Sunggyu y éste, tras suspirar, hizo un ademán con el brazo en señal de que pasara hacia adentro.

 

Jiae se comió las dos magdalenas ella solita, y no quiso compartir ni un trozo con ninguno de los dos. Sunggyu fue a la cocina para llevarle un zumo, y vio desde el pasillo como Woohyun se sentaba en el suelo y jugaba con ella. No pudo evitar hacer un puchero. ¿A parte de tener aquel maravilloso cuerpo tenía que ser un gran padre/hermano mayor? No era justo.

La niña se tomó muy gustosamente el zumo, y luego le enseñó a Woohyun el nuevo videojuego que se había comprado para su consola – algo relacionado con la ropa (obviamente se lo había regalado su madre).

“Tío Gyu.” comenzó Jiae. “¿Puede quedarse el tío Nam a dormir esta noche?”

Si hubiera estado bebiendo agua, probablemente la hubiera escupido. Sunggyu iba a decir que no, que era tarde y que tenía que irse a dormir y que el tío Nam probablemente tenía mejores cosas que hacer, pero entonces vio la mirada de cachorrillo que Woohyun le estaba brindando, y suspiró en derrota.

“Claro, hay dormitorios de sobra.”

Jiae sonrió, contenta, y extendió los brazos al aire. Luego después de darle un abrazo a Sunggyu, cogió a Woohyun de la mano y lo llevó hasta su cuarto, para enseñarle no se qué peluche nuevo o algo así.

Al cabo de una media hora, Woohyun bajó e informó de que Jiae se había quedado dormida, pero no sin antes haberse puesto el pijama y haberse lavado los dientes.

“Gracias.” dijo Sunggyu.

Woohyun se encogió de hombros.

“No hay de qué.” esbozó una pequeña sonrisa. “Aunque ya va siendo hora de que me vaya.”

Sunggyu frunció el ceño.

“¿No ibas a quedarte a dormir?”

“Pero eso era simplemente hasta que Jiae se hubiera dormido, después no había ninguna razón para quedarme.” Woohyun enarcó una ceja. “A no ser....”

Sunggyu comenzó a andar hacia atrás mientras veía como Woohyun se acercaba peligrosamente, hasta que su espalda chocó contra la pared y maldijo internamente.

Woohyun apoyó una mano en la pared, al lado de su cabeza, e inclinó su rostro hasta estar a la altura de su oído, exhalando aire caliente y haciendo cosquillas a Sunggyu.

“A no ser que seas tú quien quiera que me quede esta noche.”

Sunggyu tragó con fuerza y negó con la cabeza.

“¿Por qué te querría aquí?”

“No lo sé.” murmuró Woohyun, trazando con su dedo índice la clavícula expuesta de Sunggyu y bajando un poco su camiseta, exponiendo algo de piel de su hombro. “Pero he visto cómo me miras...”

“Yo no te miro de ninguna manera.” negó Sunggyu.

Por mucho que le gustara Woohyun, no iba a poner las cosas fáciles.

“¿Ah, no?” chasqueó la lengua. “Bueno, pues entonces nos veremos mañana.”

Las últimas palabras las dijo prácticamente sobre los labios de Sunggyu y, cuando se fue a separar, el susodicho se echó levemente hacia adelante, en busca de más contacto, y Woohyun no desaprovechó la oportunidad.

Se inclinó completamente y chocó sus labios contra los de Sunggyu, envolviendo sus labios con los de él. La lengua de Woohyun rozó el labio inferior de Sunggyu, y este entreabrió su boca, dejándole entrar. Sus lenguas chocaron y se fundieron en un húmedo beso, a la misma vez que la espalda de Sunggyu colisionaba contra la pared y la mano derecha de Woohyun se depositaba sobre su cadera, acariciando con su pulgar la piel allí expuesta.

Cuando se separaron, ambos respiraban con dificultad, y tenían los labios y las mejillas sonrojadas.

“Hasta mañana, guapo.” dijo Woohyun, y acarició la punta de la nariz de Sunggyu con su dedo índice antes de darse media vuelta y salir por la puerta.

 

 

****

 

Tres días después, Sunggyu había evitado por completo a Woohyun. Salía durante toda la mañana y solo volvía a la hora de comer después de haber ido a por Jiae. Woohyun no volvió a aparecer por las tardes, lo cual facilitó la tarea.

¿Por qué lo estaba ignorando? Fácil, Sunggyu no tenía el valor para mirarlo a la cara después de aquel beso que habían tenido sin pensar en cómo se sentiría esa lengua en muchos otros sitios.

Se encontraba limpiando la mesa de la cocina (la cual Jiae había manchado de leche) con un trapo, cuando escuchó un par de golpes en la ventana.

Sunggyu se tensó.

Aquellos golpes solo podían ser de una persona.

Maldiciendo internamente, Sunggyu levantó la mirada, y volvió a encontrarse con el cuerpo semi desnudo de Woohyun, quien lo miraba frunciendo el ceño desde la ventana. Con la mano le hizo una seña para que saliera al jardín, y Sunggyu sospesó seriamente la idea de esconderse en uno de los pisos superiores de la casa y no volver a salir hasta que su hermana llegara.

Con un pesado suspiro, se pasó una mano por el pelo y salió hacia el exterior.

“¿Dónde has estado?” preguntó Woohyun nada más verlo.

“Trabajando.” mintió. “¿Por qué?”

Woohyun parecía algo desconcertado.

“N-no, por nada, desapareciste así de pronto desde...desde el otro día y, no lo sé, pensaba que quizás...”

“¿Que quizás...?” presionó Sunggyu, y Woohyun sacudió la cabeza.

“Pensaba que quizás te había asustado, o había ido demasiado lejos.” se mordió el labio. “Veo cómo me miras y pensaba que tú también te sentías atraído por mí, así que pensé en seguir hacia adelante con el juego y...pero desapareciste después del beso y pensaba que no querías volver a saber nada de mí, que me había equivocado.”

“¿Qué quieres decir con 'que tú también te sentías atraído por mí'? ¿Quieres decir que yo te....?”

“¿..Que me gustas?” Woohyun sonrió, aunque con algo de timidez. “Sí, y bastante, de hecho. Sé que prácticamente no nos conocemos, pero por eso me gustaría llevarte a una cita y, bueno, después de eso y si la cosa funciona, pedirte salir.”

Sunggyu se sonrojó furiosamente.

“Yah, eso ha sido muy cursi.” se quejó, golpeando el hombro de Woohyun en el proceso.

 

 

***

 

Una semana después, Sunggyu y Woohyun habían ido al menos a cuatro citas, y la relación entre ambos iba viento en popa.

Pero lo que no cesó en lo más mínimo – al contrario, solo se incrementó en cantidades vertiginosas – era la frustración sexual que Sunggyu tenía. Cada vez que veía por las mañanas a Woohyun mover el corta-césped, solo podía pensar en qué si podía mover eso así, no quería no imaginar en cómo se sentiría si...

Sacudiendo su cabeza ante el pensamiento, fue de nuevo hacia el frigorífico para, quizás, tirarse una jarra de agua fría por encima. Sunggyu sintió como sus pantalones se habían apretado ante la imagen mental, y esta vez ni siquiera el agua bajando por su garganta, pudo aliviarlo.

Para colmo de males, Sunggyu sintió como unos brazos fuertes lo rodeaban por la cadera, y sintió unos labios presionarse contra su cuello, y dejar un rastro de besos a lo largo de este y de sus hombros.

Sunggyu se retorció bajo su agarre, pues sus pantalones ya apretaban lo suficiente como para que encima Woohyun hiciera eso.

Intentó salir huyendo en dirección al cuarto de baño para darse una ducha fría, pero su evidente bulto no pasó desapercibido para Woohyun.

“Vaya, alguien está contento de verme.” susurró en su oído, mordiendo el lóbulo juguetonamente.

Sunggyu tragó con fuerza y intentó apartarlo, poniendo las manos en su pecho, pero Woohyun se inclinó y lo besó – y Sunggyu supo que estaba perdido.

Su espalda chocó con fuerza contra el frigorífico, y envolvió sus piernas alrededor de su cadera, rozando su erección contra el miembro de Woohyun en el proceso, y ambos dejaron escapar un pequeño gemido.

Woohyun se separó, jadeando, y sujetó a Sunggyu de la barbilla para mirarlo a los ojos.

“Vamos al dormitorio.”

En el camino hacia el cuarto, casi acaban en el dormitorio de Jiae, y Sunggyu hizo una mueca ante la situación – hacerlo en el cuarto de la niña era demasiado grosero.

Entraron en el primer cuarto que pillaron después de el de Jiae – el cual resultó ser el dormitorio que Sunggyu había preparado para Woohyun la noche en la que supuestamente se iba a quedar a dormir. Ambos cayeron en la cama con un pesado plof, pero sus labios nunca se separaron. Sunggyu profundizó el beso, tumbando a Woohyun sobre la cama y sentándose sobre él, moviendo sus caderas obscenamente contra su cuerpo. Woohyun colocó ambas manos en la cadera de Sunggyu y tiró de su camiseta hacia arriba, revelando su torso liso y suave, y no pudo evitar cambiar de posiciones para tener un mejor acceso a él. Recorrió con su lengua y sus manos toda la piel expuesta, parando en la zona de los pezones para poder morderlos y jugar con ellos mientras que con sus manos trazaba la piel de la cintura y jugaba con la pretina del pantalón – hasta que la desabrochó. Sunggyu levantó su cuerpo hacia arriba para ayudarle a bajar los pantalones y, una vez estuvieron en sus tobillos, los lanzó al suelo.

Las manos de Sunggyu comenzaron a acariciar el pecho de Woohyun, y su lengua no tuvo ningún reparo en trazar las marcadas abdominales, lamiendo y dejando chupetones allá por dónde podía. Clavó sus dientes en su clavícula, y Woohyun dejó escapar un gemido mezclado de dolor y placer, y colocó sus manos en la espalda de Sunggyu mientras este seguía jugando con la piel de su cuello y sus hombros.

Las manos de Woohyun vagaban por la zona baja de su espalda y, tras darle la vuelta, le quitó la ropa interior, tirándola al suelo junto con sus pantalones.

Sunggyu tragó con fuerza al verse completamente expuesto ante Woohyun, y cerró los ojos, sintiendo como el bochorno se acumulaba en sus mejillas.

“Shh.” dijo Woohyun, sujetándolo de la barbilla. “Sunggyu, mírame.”

Aunque costó tres intentos más, finalmente lo hizo, y su mirada se encontró con la de Woohyun.

“No tienes de lo que estar avergonzado, tienes un cuerpo precioso.”

Eso solo consiguió que Sunggyu se sonrojara aún más, pero pudo tragar el nudo que sentía en su garganta.

Por extraño que pareciese, Woohyun parecía tan nervioso como él, y eso que ambos ya habían estado con alguien antes.

La mano, algo temblorosa, de Woohyun se cernió alrededor de su miembro, y Sunggyu se retorció ante la sensación. Con lentitud, comenzó a subirla y bajarla, bombeándolo, y Sunggyu volvió a cerrar los ojos – esta vez debido al placer que sentía.

Por si fuera poco, al calor que aquella mano le estaba proporcionando, se añadió la lengua de Woohyun, la cual comenzó a recorrer de arriba a abajo su pene.

Sunggyu se agarró con fuerza a las sábanas, sin saber muy bien cómo soportar tanto placer, y comenzó a gemir el nombre de Woohyun en voz alta – lo cual solo consiguió alentarlo más, haciendo que aumentara su velocidad.

Sunggyu se corrió en un fuerte orgasmo, medio en la boca de Woohyun, medio en su mano – y el chico relamió lo que quedaba en sus labios antes de inclinarse y besar a Sunggyu.

Cambiando de posiciones, Sunggyu se colocó arriba, y le quitó los pantalones a Woohyun, observando su erección a través de estos. Junto con sus pantalones, también quito sus bóxers, y lo dejó desnudo de una vez. Sunggyu observó como el miembro de Woohyun estaba completamente duro – sólo por él y para él – y la punta goteaba algo de líquido preseminal, el cual caía sobre su muslo derecho. Relamiéndose los labios, Sunggyu se inclinó, y dio un lametazo a dicha punta, probando el sabor ligeramente amargo. Tragó con fuerza y, esta vez, metió el miembro de lleno en su boca, para luego subir y bajar la cabeza marcando un ritmo acelerado. Colocó ambas manos en los respectivos muslos de Woohyun para darse apoyo, y siguió subiendo y bajando la cabeza mientras escuchaba cómo Woohyun gemía su nombre descaradamente y agarraba con sus manos su pelo para ayudarlo a guiarlo en su tarea.

No mucho después, Woohyun se corrió dentro de su boca y, aunque algo dificultosamente, Sunggyu se lo tragó todo.

Woohyun se mordió el labio y tiró de Sunggyu hacia así, volviendo a besarlo con fuerza.

Pasaron un buen rato así, simplemente besándose, hasta que Woohyun introdujo un par de dedos, mojados en lubricante, en su entrada (el lubricante lo habían cogido del cuarto de su hermana, la cual guardaba unos cuantos botes en su mesita de noche). Una vez Sunggyu se hubo acostumbrado a la intrusión, Woohyun introdujo un dedo más, e hizo movimientos de tijera en su interior. Sunggyu comenzó a gemir cuando el dolor inicial fue sustituido por un intenso placer, y movió las caderas contra los dedos de Woohyun, buscando más contacto.

Woohyun aprovechó ese indicio para sacar sus dedos y, tras colocarse un preservativo y echarse aún más lubricante en su miembro, se alineó contra la entrada de Sunggyu – y lo penetró.

Un sonoro gemido se escapó de parte de ambos, y Sunggyu se agarró con fuerza a la espalda de Woohyun. Ambos estaban sentados – Sunggyu sobre el regazo de Woohyun – y comenzaron a mover sus caderas al compás. Woohyun no tardó mucho, desde esa posición, en alcanzar la próstata de Sunggyu – y este solo pudo echar la cabeza hacia atrás y gemir cada vez que sentía el pene de Woohyun chocar contra su punto sensible.

Echó un poco el cuerpo hacia atrás y apoyó las manos en las sábanas para poder darse más impulso, y continuó subiendo y bajando contra el cuerpo de Woohyun. Este por su parte, empujaba hacia arriba, entrando y saliendo de Sunggyu con cada embestida – y se inclinó un poco hacia adelante para poder envolver sus labios con los suyos, besándolo con fuerza, aunque de manera algo torpe.

Cuando ninguno de los dos pudo aguantar el orgasmo mucho más, rompieron el beso, aunque se mantuvieron frente con frente – y Sunggyu se corrió, arrastrando a Woohyun con él pocos segundos después.

Cayeron con un pesado plof sobre la cama, y sus pechos subían y bajaban erráticamente, intentando respirar con normalidad.

Sunggyu se acercó hasta Woohyun, y este rodeó su cuerpo con su brazo, pegándolo contra sí.

“Sabes, no pensaba que fueras de los que se acuestan a la cuarta cita.” dijo, sonriendo ampliamente.

“¡Yah, Nam Woohyun!” se quejó Sunggyu mientras golpeaba su hombro en el proceso.

Notas finales:

Este fic fue una petición que me hizo un anon, porque como he avisado por mi tumblr/aff/twitter, estoy aceptando peticiones para fics! sobre todo woogyu, pero también myungjong así que si queréis algo, no dudéis en pedírmelo! ^^

espero que os haya gustado y me dejéis un review <3


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