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Eternidad por youngwoo

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Notas del fanfic:

El One Shot original podrás encontrarlo aquí: 

http://animalito-de-la-luz.tumblr.com/post/86742787320/one-shot-wigetta-eternidad

Todos los créditos van respectivos a la chica que ha escrito esto. Simplemente he pedido permiso para poder adaptarlo a la versión de Boyfriend. Es una historia que vale realmente la pena. 

 

Notas del capitulo:

Tienen que saber que me pasé cuatro horas escribiendo, primero traduciendo y luego escribiéndolo otra vez, así que más vale que lo lean o sufran mi ira. 

No podía decirse que fue algo sencillo, porque no lo fue, pero a pesar del rechazo, de las críticas, de la falta de apoyo incluso por sus familias, ellos se amaban con una intensidad que quita el aliento, que marea, que descontrola, que desordena. Con una intensidad que duele. Y ellos sabían que sus corazones habían quedado irremediablemente unidos, desde ese inocente hola que se dijeron la primera vez.

Ahora él se encontraba ahí con ese hermoso día soleado, que parecía un cómplice, pues se ponía de su parte. Se sentía nervioso y de cierta forma incluso ansioso, no sabía si había hecho bien al comprarle aquella hermosa rosa blanca, sabía perfectamente que a él no le gustaban las flores pero es que a  DongHyun, a veces lo cursi se le escurría por los poros.

-¿Y si lo rechaza?- susurró para sí mismo mientras observaba aquella rosa entre las manos, una sonrisa se formó en los labios inmediatamente después –Serás tonto Kim, él te ama y jamás te haría eso.

 

5 años antes

 

Hay ocasiones en la vida en la que sentimos que no encajamos o que simplemente no pertenecemos al lugar donde nos encontramos parados, miramos a nuestro alrededor sintiéndonos como un punto negro en una hoja blanca. Solamente no pertenecemos ahí.

DongHyun abrió los ojos sintiendo una pesadez en los párpados que pocas veces había tenido la oportunidad de sentir. El dolor de cabeza era insoportable y lo acrecentaban los gritos y risas a su alrededor  ¿qué demonios estaba pasando? Eso es lo que seguramente se preguntó, pues no comprendía lo que sucedía y se sentía débil de hablar, de hecho ni siquiera pudo pronunciar una palabra.

Miró a su alrededor e intentó reconocer alguna cosa de la habitación o quién se encontraba en ella, pero lo único que pudo ver fue un par de paredes blancas y dos personas que nunca había visto en su vida. Cerró de nuevo los ojos algo desorientado tratando del calmar los latido de su corazón que iban acelerando

-Les voy a pedir de favor que salgan un momento.- una voz ronca se dejó escuchar en la habitación. Las dos personas que estaban ahí se apuraron en salir en el momento que escucharon hablar al hombre de bata blanca que ahora estaba frente a DongHyun revisando aquí y allá junto a la enfermera.

Ahora comprendía, estaba en un hospital.

¿Pero por qué se encontraba en ese lugar? El solo hecho de intentar recordar hacía que dolorosas punzadas se alojaron al lado derecho de su cabeza, incluso le provocaba apretar los ojos con fuerza para intentar disminuir el dolor. No lo conseguía. Intentó decir algo, lo que sea, pero cualquier intento de palabra que saliera por su boca, era interceptada en esa máscara de oxígeno que prácticamente le cubría la mitad del rostro.

-Tranquilo- una voz cálida se escuchó cerca del oído. Era la enfermera –tenemos que cerciorarnos que vas a estar bien.

Vas a estar bien. Que falso sonaba aquello cuando desconocía las razones por las que ahora se encontraba en esa situación, pero se supone que de la nada valía desesperarse. Esperó con paciencia, más de la que podía creer tener, mientras varias enfermeras y algunos médicos desfilaban delante suyo haciendo cosas que por supuesto él no entendía.

-Sus signos vitales están bien.- escuchó decir a lo lejos mientras sus ojos nuevamente se cerraban por esa pesadez en los párpados que incrementaba cada vez más. Nuevamente reconcilió el sueño.

 

Despertó desorientado por segunda ocasión. Ya no tenía la máscara de oxígeno cubriendo su rostro. Miró a su alrededor dándose cuenta que las mismas dos personas estaban ahí, sentadas en un sillón al final de las paredes blancas.

La única mujer pronto se acercó a él. Jaló  con cuidado una silla acercándola a la cama y la tomó delicadamente con su mano derecha. Lo que él sintió en ese momento fue jodidamente extraño, si tomamos en cuenta que jamás había visto aquella mujer.

-¿Te sientes bien cariño?-Esa voz cálida llenó de inmediato la pequeña estancia, escuchar esa voz de una extraña manera lo tranquilizaba, aunque no sabía que responder. Se podía decir que no se sentía mal, incluso el dolor de cabeza había disminuido, pero eso no significaba que estuviese cómodo con aquella situación. –DongHyun.- habló en voz baja -¿Quieres que llame de nuevo al médico?

¿DongHyun? ¿Él se llamaba DongHyun? ¿Por qué el nombre le parecía tan ajeno? 

 

Tres semanas habían pasado desde que DongHyun despertó en aquella camilla del hospital sin recordar siquiera su nombre, mucho menos algo de su vida pasada. Ahora sabía que la primera mujer en acercarse a él y jalar la silla era su madre y la otra persona era su padre… aunque no los recordaba.

Su madre se había ido encargando en ir contándole algunos sucesos de su vida y del por qué se encontraba en aquella situación. Había tenido un terrible accidente de auto según le contó su madre, en el cual un conductor ebrio se estrelló frente su coche. Causando en DongHyun una terrible conmoción cerebral que lo había dejado en coma durante 10 meses.

 

Era algo casi imposible de creer, 10 meses de su vida perdidos, aunque si tomaba en cuenta que ahora no recordaba absolutamente nada, la pérdida de su vida de 10 meses de su vida no significaban nada… ahora lo había perdido absolutamente todo.

Llegar a su casa fue por lo mucho lo más extraño hasta el momento, más extraño incluso que tener que reconocer a sus propios padres, pues por más desconocidos que pudiera parecerles, un lazo de sangre los unía, aunque fuese invisible, es más fuerte que cualquier cosa. A la casa no le unía nada, al menos no sentía nada, era completamente desconocida para él, ajena, lejana. Entrar a la habitación, mirar  las paredes, la cama, las ventanas, hacía que le doliera la cabeza. Nada de lo que miraba le parecía familiar. Pensó que quizá al estar entre sus cosas, en algún momento podría llegar a recordar algo por mínimo que fuese. No fue así. De verdad quería recordar pero no podía. Los médicos le habían dicho que posiblemente nunca volvería a recuperar la memoria. Quizá únicamente instantes, momentos, pero nada claro que pudiera hacerle formar un recuerdo.

 

Una semana más había pasado pero él se seguía sintiendo como ese punto negro en medio de una hoja blanca. Completamente fuera de lugar, no había pasado mucho tiempo así que tenía que acostumbrarse. Estaba por tumbarse en la cama completamente aburrido, cuando escuchó hablar a su madre en la planta baja. Se levantó inmediatamente al escuchar una voz que extrañamente le resultó familiar, aunque esto era prácticamente imposible. Se suponía que no podía recordar nada.

Bajó las escaleras a saltos, lo más rápido que le fue posible pero frenó al escuchar que aparentemente su madre discutía con la persona que se encontraba afuera de la puerta.

-No sé qué estás haciendo aquí, te lo dije ya, no te quiero cerca de mi familia, mucho menos de mi hijo.- la voz de su madre sonaba molesta, irritada, DongHyun no entendía porqué

-Lo sé señora, no he venido a molestar, solo quería entregarle esto.- DongHyun posó ambas manos en las sienes, intentaba recordar, saber por qué aquella voz le era tan abrumadoramente familiar.

-Perfecto, si es todo lo que tienes que decir voy a pedirte que te retires - ¿Pero a qué venía esa actitud tan hostil? Por lo general su madre era amable, o al menos así era en el tiempo que la conocía.

-Solo una última cosa.- DongHyun quería despegar una de sus orejas y lanzarlas al aire para poder alcanzar a escuchar mejor, y es que si alguien lo sorprendiera espiando conversaciones ajena realmente lo avergonzaría.

-¿Qué es la última cosa que quieres decir? –aquellas palabras habían salido de la boca de su madre como un susurro apenas audible

-DongHyun…él… ¿está bien? –preguntaba con voz temerosa

-Lo estará-

Después de eso la puerta se cerró de golpe. DongHyun subió las escaleras a toda prisa, no quería ser descubierto espiando conversaciones ajenas, no creía que estuviese bien visto, ni en esta vida como en la anterior. Unos cuantos escalones arriba y decidió hacer como si en vez de estar subiendo estuviese bajando.

-¿Quién era mamá? –preguntó inocente, como si no hubiese escuchado nada

-Vendedores, sabes lo molestos que son a veces- pareció escuchar la voz de su madre temblorosa y nerviosa pero no comprendía la razón. ¿Pudiese ser que estuviese ocultando algo? Así era, pues ¿por qué mentiría al respecto? Y le hubiera creído de no ser porque escuchó aquella conversación. De conocerla un poco más se hubiera dado cuenta de que estaría mintiendo pero en esa situación no le quedaba más que aceptar lo que ella dijera.

El tiempo cada vez pasaba más lento para DongHyun quién creía que sus días pasaban como hojas en blanco. Viviendo una vida que no le pertenecía. 

 

Sus padres decidieron viajar, obviamente DongHyun tendría que acompañarlos. Pensaba que eso estaría bien, descansar, alejarse de todo aquello que sin querer lo hacía intentar recordar cosas que solo dejaban un fuerte dolor de cabeza y más incertidumbres que antes. De esa forma regresaron a su pueblo natal donde vivían sus abuelos solo a unos cuantos kilómetros de donde vivía él. Lo que se suponía que serían unos cuantos días se convirtieron en semanas, meses o quizá un poquito más.

Un año pasaría para que DongHyun pudiera regresar de nuevo a la casa que compartía con sus padres en la cual había crecido. Cabe mencionar que él seguía sin recordar nada. Aunque el hecho de sentirse un completo extraño dentro de su familia había dejarle de importarlo o simplemente lo empezaba a ignorar. Pero sabía o sentía que su propia familia le estaba ocultando algo. Para empezar era bastante sospechoso el cómo quisieron alejarse de inmediato de la casa donde había crecido, si la idea era recuperar su vida anterior, pese a que los médicos no daban ninguna esperanza, lo lógico era quedarse en un lugar donde había permanecido parte de su niñez y adolescencia, donde estaban sus familiares y amigos. Pero al parecer su madre había sentido la urgencia de marcharse sin motivo alguno. Esto no podía dejarle de parecer bastante extraño.

La verdad es que eso ya no importaba pues estaba de regreso y sus padres estaban guardando algo, él se encargaría de poder averiguarlo con el paso de los días.

Un día al salir de una cita médica, DongHyun decidió salir de su casa. Justamente ese fin de semana se celebraría en la plaza una especie de feria cultural. Se venderían libros, se mostraría pinturas y artesanías que seguramente resultarían bastantes interesantes.

Sus padres habían salido a un pueblo cerca a visitar algunos familiares y primos, a lo que DongHyun se negó asistir, argumentando que no se sentía bien para salir, que prefería quedarse en casa viendo una película hasta que se hiciera de noche. Su madre quién no estaba convencida de dejarlo solo tuvo que acceder. Tampoco es que fuera un niño que necesitara cuidados pero su madre a veces era demasiado sobreprotectora con él. Desde su regreso no quería que saliese prácticamente a ningún lado y menos si alguien no lo acompañaba. De hecho ni siquiera estaba de acuerdo en que iniciara sus estudios en la maestría de literatura, lo cual era algo obvio ya que no recordaba nada de literatura. Pero DongHyun estaba empezando a sentirse como león enjaulado, sentía que explotaría en cualquier momento si no salía de su casa. 

En cuanto obtuvo la oportunidad de cerciorarse que sus padres se habían marchado en el carro, tomó las llaves, el móvil, la cartera y salió. Tenía un coche pero visto que apenas sabía caminar, hablar y con trabajo podía moverse era mejor caminar, además sería bueno ver la plaza, la gente caminar, el atardecer, algo que lo hiciera recordar… no perdía la esperanza.

La plaza era gigante, con personas, locales por doquier, DongHyun ni siquiera sabía por dónde caminar o parar. Había libros, acetatos, pinturas, esculturas en cada rincón que se paraba a mirar, como para pasarse el día entero observado y querer ganas de más. Un pequeño puesto de libros llamó su atención. Si se supone que estudiaba Literatura lo correcto sería buscar libros, quizá podría recordar alguno de ellos.

-¿Buscas algo en especial? –una voz se escabulló entre la montaña de libros

-¿Eh? No, nada en especial, solamente quería mirar –la mujer le dedicó una sonrisa y pronto se concentró en regresar a su lugar con personas ociosas que se movían por el sitio.

DongHyun siguió caminando por los estantes hasta que un libro captó su atención.

-Utopía –dijo en voz baja al tiempo que estiraba su mano tomando el libro pero… chocó con la mano de alguien más que se adelantó.

-¡Oh, lo siento! Tú lo viste primero- una voz suave y amable de un chico se escuchó de pronto, causando que levantara la mirada.

Frente a él se encontraba un chico más bajo, quizá unos años más joven, quizá no rebasaba siquiera los 22 años. Vestía una sudadera gris de Jack & Jones, tenía la sonrisa más hermosa que DongHyun hubiese visto en su vida, además de aquellos ojos que se hacían más pequeños al sonreír.

La sonrisa del chico se borró del facial inmediatamente después de que DongHyun se tomó de la cabeza haciendo presión en las sienes al momento de verlo, un dolor se intensificó, el dolor de hecho lo hizo sentir mareado. Intentó calmarse respirando con dificultad.

-¡Por Dios, Hyun! ¿Estás bien? Lograras que me cause in infarto- él chico desconocido tomaba a DongHyun del brazo, mientras intentaba ayudarlo a incorporarse nuevamente-El libro es tuyo, no tienes por qué asustarme

Unos segundos de silencio y una escandalosa carcajada se escuchó por parte de ambos. DongHyun logró mantenerse de pie, entonces él joven lo soltó de inmediato. Se mimaron por unos segundos que parecían eternos hasta que DongHyun se decidió hablar.

-Me llamo DongHyun, mucho gusto… ¿Tú eres? – él chico vaciló unos segundos en sí debería responder o al menos así lo sintió él hasta que separó los labios para responder

-Minwoo… me llamo Minwoo- la misma tranquilizadora y hermosa sonrisa se pintó en los labios

-Esta pregunta te sonará tonta pero ¿es qué ya nos hemos conocido desde antes?  ¿Nos hemos visto? –Minwoo alzó una ceja como analizando la pregunta

-Estoy seguro de que si te conociera, no hubiera podido olvidarme de ti… así que no nos conocemos

Aquel comentario le pareció a DongHyun como un descaro coqueteo. Aunque aquel pensamiento era extraño ¿Un hombre coqueteándole a él? Eso sí que era un buen chiste, pero por raro que fuese es que no le había molestado, ni siquiera le había parecido fuera de lugar o algo parecido. En realidad hasta el momento no se había planteado seriamente su preferencia sexual, incluso aquel chico frente a él le parecía lindo, además resultaba familiar lo cual le asustaba más. Pero él chico dijo que no se conocían, a pesar de que podía decir que conocía esa vestimenta, la risa, su aroma.. Eran imaginaciones de él.

-¿Te gustaría que fuéramos a tomar un café? Si no te molesta o estás ocupado- DongHyun quizá se estaba precipitando con aquella pregunta, pero desde la primera vez que se había despertado del hospital no se había sentido más vivo, como si estuviera charlando con un viejo amigo. Varias muecas pasaron por el facial de Minwoo antes de que tuviera que acceder.

-Me encantaría…

Estaban por salir del local cuando una voz los hizo frenar de golpe.

-¿Piensan pagar ese libro? –la voz de la vendedora se escuchó en el fondo. De pronto una fuerte risa se escuchó por parte de ambos. DongHyun aun llevaba el libro en las manos.

-Claro que si-Minwoo se acercó a ella, extendiendo en la mano unos cuantos billetes y monedas- quédese con el cambio

Salieron pro fin del local, en silencio pero no era un silencio incómodo, al contrario, las sonrisas se hacían presentes en ambos faciales

-¿Así que pensabas irte sin pagar? Vaya que me resultaste un delincuente DongHyun- Ambos se miraron un momento, la risa volvió a fluir, parecía que ese día las risas no se hacían a esperar

 

Llegaron a un pequeño café no muy lejos de la plaza. Algo extraño sucedía pues DongHyun se sentía completamente cómodo con la compañía de Minwoo. No sabía por qué, tampoco le urgía averiguarlo, disfrutaba de la conversación que con el tiempo que alargó. Lo que DongHyun imaginó sería unos cuantos minutos se convirtieron en 4 cafés para Minwoo, 2 frappé para DongHyun, 3 galletas de avenas que ambos compartieron.

DongHyun nunca imaginó que se sentiría tan bien platicando con aquel chico, incluso no se incomodó en platicarle acerca de su accidente y como es que había perdido completamente la memoria. Minwoo que sostenía su taza de café, lo escuchaba atento y el cómo le era complicado sentirse como una oveja negra dentro de su propia casa.

Estaba haciéndose algo tarde, ambos debían regresar a casa ya que habían quedado toda la tarde conversando en la cafetería, e tiempo había pasado volando. DongHyun estuvo a poco de pedirle su número telefónico a Minwoo, pero le parecía algo fuera de lugar incluso tomando en cuenta que se había sentido con la suficiente confianza para explicarle acerca de su accidente, revelándole todo acerca de su vida o hasta donde recordaba a pesar de que eran unos completos extraños. Si jamás recordaría su vida anterior era necesario construir una nueva y que mejor si Minwoo formaba parte de ella. Arriesgándose a parecer un loco anotó su número en una servilleta entregándose a su acompañante.

-Por si quieres quedar algún día- Minwoo asintió con una leve sonrisa en los labios

–Ah, por cierto, esto es tuyo- extendió las manos entregándole el libro

-No, claro que no, lo he comprado para ti- aquel comentario causó que DongHyun se sonrojara un poco- además no puedo privarte de leer a Tomás Moro.

DongHyun se despidió de Minwoo con el sueño de volver a verlo, en algún momento esperaba que al darle el número en la servilleta este pudiese marcarle, se había sentido tan cómodo y feliz como hace nunca, esperaba ansioso día tras día una llamada suya… no sucedió

 

Los días pasaban pero DongHyun no dejaba de mirar su móvil, como si de alguna forma eso lo hiciera sonar, ahora se arrepentía de haber sido un miedoso y no pedirle su número a Minwoo, no tenían forma de comunicarse, siquiera de saber dónde se encontraba. Lo único que sabía es que Minwoo trabajaba en una tienda de discos cerca del lugar pero era demasiado grande para tener la suerte de lograr encontrarlo. Ahora se había dado cuenta de lo poco que le había dejado hablar en el café, se lamentaba de que no sabía nada de él.

Los días seguían su curso, estaba bastante aburrido,  no salía con nadie o era que en su vida anterior era un jodido antisocial o los que se suponían eran sus amigos lo habían abandonado, olvidado. Pero no los recordaba, al menos no sufría en recordarlos.

DongHyun estaba harto así que decidió buscar empleo a pesar de los comentarios negativos de su madre, decía que era precipitado ¿Precipitado? Tenía más de un año sin hacer nada provechoso de su vida, sabía que explotaría en cualquier momento, así que salió.

Recorrió el centro de la ciudad sin decidirse a entrar a ningún lugar. No tenía idea si podía encontrar empleo, hacer algo o que lo aceptaran sabiendo que no recordaba nada de su vida por lo que no podía hacer nada. Caminaba completamente distraído caminando de aquí para allá, cuando se topó con un enorme cartel en la calle, al parecer la tienda de discos estaba de oferta ¿tienda de discos? ¡Minwoo!

Entro sin pensárselo dos veces, no se consideraba con tanta suerte para encontrarlo pero al parecer si era su día de suerte.

-¿Minwoo? –él chico se encontraba de espaldas acomodando una pila de discos en cuanto lo escuchó, se giró para mirarlo

-Tú de nuevo… ¿DongHyun? ¿Cierto?-

¡Pero que mierda! DongHyun se había pasado los últimos días pensando en él, esperando un llamada suya y él con suerte recordaba su nombre. Vaya putada

-Así es-confirmó DongHyun quién pronto se sintió invadido por el rencor, molesto, decepcionado -¡No me sorprende que no me llamaras! Puesto que ni siquiera recuerdas mi nombre -¿Eso lo había dicho o pensado?

 

-Oh, lo siento… Estuve algo ocupado- definitivamente no lo había pensado

Por alguna razón DongHyun advirtió que Minwoo no era él chico alegre de hermosa sonrisa que conoció en la cafetería, estaba distante, distraído, triste, con la mirada apagada, serio, incuso se podía decir que lo estaba evitando

-¿Te sucede algo? –quizá era entrometido de su parte, pero necesitaba saber, ese chico estaba convirtiéndose en una necesidad para él.

-Estoy bien, solo tengo mucho trabajo-

Fue una clara señal para DongHyun, no quería saber nada de él, no le interesaba en absoluto mantener otra conversación. No podía andar por ahí acosando personas y obligarlas a que les hablara. Sería mejor retirarse, estaba por hacerlo cuando detrás del mostrador, en la mesa sus ojos captaron algo que le hizo perder tanto la cordura como el aliento

-¿¡Qué es esto!?- DongHyun se inclinó sobre la mesa hasta alcanzar una pequeña fotografía enmarcada en un vistoso color morado. Era él y Minwoo juntos, sentados en el mostrador de la tienda, abrazados, con sonrisas y… ¿tomados de la mano?

-¡DEJA ESO!- Minwoo se abalanzó hacia él, prácticamente se lo arrebató de las manos, sus manos tiemblan mientras sus ojos se abren de par en par

-¡Tú dijiste que no nos conocíamos! ¿Qué significa esto? ¿Por qué estamos tomados de la mano? –el maldito dolor de cabeza regresó. DongHyun  se sentía mareado en ese momento, sus piernas temblaron causándole que se cayera al piso

-¡Cariño Por dios! ¿Estás bien? –

¿Pero qué demonios? ¿Cariño? ¡Joder! Era demasiada información para un solo día, sentía que la cabeza estaría por estallarle en cualquier momento. Una cantidad de imágenes pasaban por su cabeza.

‘’ ¿Dónde está el hombre más guapo que existe en el mundo?’’

‘’ ¡Joder! Te pedí que alimentaras al gato, si se muere será por tu culpa’’

‘’ Odio las flores, ¿lo sabes, no? Pero igual te amo’’

‘’ ¡Hazme el amor! te necesito… Kim’’

Todo estaba volviéndose demasiado confuso, aquellas voces en su cabeza, los trozos de recuerdos junto a Minwoo, ese chico que ahora sostenía su rostro con preocupación.

-¡Necesito que me expliques en este momento que está sucediendo! –aquello no era una petición sino una exigencia. DongHyun se incorporó pidiendo respuestas pero Minwoo se negó a darlas

-¡Por favor! No hagas preguntas que no puedo responder…-Los ojos de Minwoo estaban rojos, casi se podía adivinar que en cualquier momento rompería al llanto -¡Esto o debería haber sucedido así! ¡No debiste encontrarme nunca!

 

Para Kim nada de esto tenía sentido. Había salido de su casa con la firme decisión de buscar un empleo y con suerte continuar su vida lo mejor posible, sin tomar en cuenta los riesgos o las limitaciones de no tener memoria  pero ahora se encontraba con… con esto. Envuelto en una situación que no entendía, lo llenaba de angustia y miedo, se exasperaba porque estaba envuelto en dudas pero sin respuestas.

-¡TIENES QUE DECIRME LA VERDAD, MALDITA SEA!-

-¡NO EXISTE NINGUNA VERDAD QUE DEBAS SABER!-

Los gritos empezaron alertar a varios de los clientes que se encontraban en la tienda. El dueño tuvo que venir hasta ellos para llamarles la atención

-Lo siento mucho DongHyun pero te voy a pedir que te marches de mi establecimiento.- ¡Espera! ¿El dueño lo conocía? ¿Qué clase de broma era esta?

Sin decir más, DongHyun se giró sobre los talones, le dedicó una última mirada al menor, miraba que estaba a punto de derramar las lágrimas por aquellos pequeños ojos.

-No quiero volver a verte aquí… por favor –lo último salió de los carnosos labios de Minwoo casi como una súplica lastimosa. Kim de verdad se negaba a creer que la última persona con la que se sentía bien, quién podía revelarle algo de su pasado lo corría de su vida ¿Pero qué jodidos hizo mal en el pasado para vivir esto? Salió de la tienda, confundido, tiste, enojado ¿Por qué le ocultaban la verdad? ¿No merecía acaso saberlo?

 

Llegó a su casa, lo primero que hizo fue adentrarse en la cocina donde su madre preparaba la cocina, de solo verlo supo que algo estaba mal. DongHyun quien no soporto más estalló en euforia, entre lágrimas y sollozos intentó poder hablarle

-Quiero por favor que me digas la verdad- la expresión del rostro de su madre cambió de inmediato, sabía perfectamente a que se refería su hijo, ya no podía ocultarlo, lo que quiso dejar pasar finalmente tenía que pasar en algún momento y ese día era hoy, ahora, en este instante, hubiese querido no decirle, que nunca se enterara pero era por demás, tarde o temprano lo sabría- Dime quien fue Minwoo en mi vida

Minutos angustiantes pasaron para ambos. La madre de DongHyun no sabía cómo responder aquella pregunta, no encontraba las palabras correctas, ¿Cómo contar esa terrible historia?

-ven conmigo- DongHyun intenta calmar su respiración en lo que subían escaleras arriba hasta la habitación. Ambos entraron aunque Kim se quedó recargado de pie en el marco de la puerta mientras ella buscaba una pequeña caja que guardaba en el ropero de su recámara, era una caja marrón que fue depositada en las blanquecinas manos de Kim, la caja que el supuesto vendedor dejó esa vez que se discutieron. –Daría mi vida por ti Kim, eres mi bebé y cree que si yo pudiera evitarte este sufrimiento lo hubiera hecho, intenté ocultarlo lo más que pude esperando nunca lo recordaras pero veo es inevitable, es hora que sepas la verdad, yo estoy aquí para apoyarte… no lo olvides.

Al abrir la caja lo primero que divisó fueron fotos, muchas de él y Minwoo, juntos, serios, felices, abrazándose, tonteando e incluso… besándose. Pasó la mano por la cabeza e intentó asimilar la cantidad de información que estaba recibiendo de un solo golpe. Se miraban tan felices que parecía un sueño, algo difícil de creer, esa caja parecía no tener fin, contenía una gran cantidad de playeras, plumas, peluches, regalos y cartas escritas de Minwoo para él

 ‘’ Sabes lo mucho que te amo ¿verdad? Aunque seas un gruñón que me regaña por todo, y me vuelvas loco con tus manías… eres lo mejor que me ha sucedido en la vida. Nuestro amor es para siempre, incluso después de esta vida yo te seguiré amando, eres mi hilo rojo. Te amo’’

Los ojos irremediablemente se llenaron de lágrimas. Aquello más que confuso era doloroso, pronto puede ver más pulseras, tarjetas, figurillas pero sería un pequeño objeto que enloquecería por completo a Kim si es que no lo había hecho ya. En el fondo de todas esas cosas había un objeto peculiar, una caja negra que al abrirla… no pudo más, había retenido todos sus sentimientos rompió en un llanto descontrolado.

Un pequeño anillo de bodas, por la parte inferior de este estaba grabado ‘’DongHyun y Minwoo hasta la eternidad’’.

¡Ellos estaban casados! O lo habían estado en algún momento de sus vidas o planeaban casarse, daba un poco igual, lo importante era que acababa de enterarse la fuerte unión de su relación. 

 

 

La cabeza le daba vueltas, sentía las inmensas ganas de vomitar, su corazón estaba completamente acelerado por esa revelación, quería gritar, quería irse o llorar, era una horrible pesadilla de la que no podía despertar ¿qué había sucedido con todo ese amor que tanto se prometieron? ¿Por qué de pronto Minwoo ya no lo quería ver?  Guardó todas las cosas en la caja antes de ir nuevamente con su madre, ni siquiera sé preocupó en abrir la puerta, los modales no importaban en ese momento. Se encontraba parada mirando el vacío de la ventana, pensando, quizá había escuchado el llanto de su hijo.  -Dime por qué ya no quiere saber nada de mí…- al mirarlo su corazón de madre estaba destrozado, ver el sufrimiento de su hijo Respiró con tranquilidad o fingía hacerlo –No soy la indicada para decirte, debes ir con él y que te lo diga.- Sin darse cuenta la noche había caído y DongHyun se había pasado toda la noche leyendo una y otra vez aquellas cartas que la letra del menor había escrito con entusiasmo, el anillo se veía perfectamente reluciente en su dedo anular. Era de noche, estaba más alterado que en la mañana.   ‘’DongHyun se acercó a Minwoo, lo tomó de las caderas posesivo, podía sentir una corriente eléctrica esparcirse por el cuerpo, el aroma que desprendía del cuerpo ajeno, el dulce sabor de aquellos apetitosos labios, los latidos del corazón se aceleraban cada vez más, Kim acarició con ayuda de los nudillos las mejillas rosadas de su esposo –Tranquilo, lo haré con cuidado.- dio una estocada muy suave pero no lo suficiente porque Minwoo enterró las uñas en la espalda de este, cuando los labios se unieron, cuando ellos se convirtieron en uno solo, fue… fue tocar el cielo…’’    Aquel recuerdo terminó con la paciencia de DongHyun quién se levantó de la cama, en cuestión de minutos estaba preparado para salir, no podía conciliar el sueño, tenía que desesperado saber algo de Minwoo, encontrarlo, reconciliarse, que lo golpeara, que hiciera algo… esto lo estaba matando poco a poco, necesitaba ver esa brillante sonrisa, si algo había hecho mal estaba dispuesto a reparar el daño, no podía vivir sin su pequeño. Lo primero que hizo fue dirigirse a la tienda de discos pero se encontró con la noticia que Minwoo había faltado con la excusa de que estaba enfermo, llamó en la mañana y le dieron el día libre, insistió mucho al dueño argumentando que era una situación delicada, así que con esfuerzo logró conseguir la dirección de Minwoo.  

 

En cuestión de segundos estaba frente a la casa del menor, respiró profundo y tocó.

-¿Q… Qué haces aquí? – La cara de sorpresa que puso Minwoo no era de creerse

-¡Necesito hablar contigo!-

-¡No puedo! ¡Vete!

-¡Sí que puedes!- DongHyun aventó a Minwoo para poder adentrarse en el hogar de este, su hogar… donde vivieron juntos. Una oleada de sensaciones lo inundó nuevamente

-¡Tú no deberías estar aquí! Por favor, vete de mi casa… -La voz furiosa de Minwoo lo hizo salir de su ensoñación, poder imaginarse sentados en el sillón, preparando la cena o haciendo el amor en la habitación… regresó a la realidad

-Lo haré pero explícame ¿Qué es esto? –levantó la zurda mostrando el anillo de casado donde estaban sus nombres

Al parecer Minwoo no tenía escapatoria, sabía toda la verdad o casi toda

-Es un anillo de casados- explicó cuando metió la mano dentro de la camisa sacando una cadena y en el centro guardaba un anillo igual al que DongHyun portaba en las manos

-¿Tú y yo… pensábamos casarnos? –

-¡Estamos casados DongHyun!-

No supieron en qué momento las lágrimas se apoderaron de ambos, no lo sabían, pero sabían que se necesitaban, se estaban lastimando de una forma tan cruel al alejarse.

-¿Por qué Minwoo? ¿Por qué demonios me alejas de ti? –exigía respuestas que no estaba recibiendo

-¡Joder! ¡POR QUÉ YA TE HICE MUCHO DAÑO, MALDITA SEA! No quiero dañarte más, no… no lo soporto, te amo demasiado

 

-¿Pero qué daño me has hecho? –se acercó y acarició con cariño una de las mejillas del menor. Quizá no lo recordaba pero en algún momento, en un rincón de su corazón se guardaba Minwoo

-Yo tuve la culpa de tu accidente- aquellas palabras se acompañaron de más lágrimas. DongHyun no entendía lo que realmente sucedía, quería respuestas, ya no más dudas

-¿Ibas conmigo en el auto? ¿Tú conducías? ¡Habla claro, chiquillo!

-Yo te dije algo que hizo que te enloquecieras, no hiciste caso a mis súplicas, tomaste las llaves del auto, condujiste, te fuiste cuando las lágrimas no te dejaron siquiera ver el camino ¡Tu accidente fue por mi culpa! –Los ojos de Kim se salían de las órbitas.-

-¿Pero qué fue lo que me dijiste?-

-¡No quiero que sufras de nuevo!-

-¡DÍMELO DE UNA MALDITA VEZ!-

-¡Yo! Yo… yo voy a morir…-

 

(https://www.youtube.com/watch?v=y3cPoQTubRE)

 

En ese momento parecía que el mundo acababa de detenerse, todo lo que existía acababa de desvanecerse, un inmenso dolor lo invadía, su felicidad acababa de destruirse… otra vez. No pudo ni siquiera respirar pues todo se tornó negro.

Se sentó de golpe en la cama, estaba en su casa, no en la de sus padres, la casa que compartía con Minwoo cuando se casaron, lo acababa de recordar todo. No pudo evitar emitir un llanto ahogado que alertó a Minwoo quién se encontraba dormido en un sofá al otro extremo de la habitación junto a la ventana.

-¿Te sientes bien? –preocupado se acercó a él, lo tomó de la mano, acarició con los dedos el dorso de esta

-Mi niño… dime que esto es una pesadilla. –con esa palabra Minwoo se percató de que lo había recordado todo, Kim lo recordaba, era una pena que una noticia tan fuerte tuvo que hacerle recordar y salir de su conmoción emocional

-Lo siento amor, yo daría todo porque fuese una pesadilla.-

Era verdad, no era un sueño, era una pesadilla más horrible y abrumadora que pudo tener. En efecto Minwoo estaba muriendo, consumiéndose poco a poco, un defecto irreparable del corazón, hace dos años le detectaron un problema, le arrebatarían la vida en años, meses, semanas o quizá días.

Cuando Minwoo se dio cuenta que DongHyun no recordaría nada pensó que sería su oportunidad, él moriría y así DongHyun no sufriría, no lo recordaría, no sabría nada y podría ser feliz al lado de otra persona, haría su vida con otro chico. Tras solo dos semanas de haberse casado le dieron la noticia a Minwoo, no había más que hacer. Kim estaba desquiciado, su niño se le iría de las manos, no soportaba una carga como esta, había maldecido a los cuatro vientos, no había esperanza para Minwoo pues los tratamientos solo retrasarían de forma dolorosa lo inevitable, en algún momento su corazón simplemente se detendría sin más. Minwoo no podía permitirse volver ver a sufrir a Kim, lo amaba demasiado, quería que fuese feliz aunque no estuviese a su lado. Tuvo que engañarlo en la librería y fingir que no lo conocía aunque la verdad es que hubiese deseado saltar en él  y comérselo a besos.

 

 

….

 

El tiempo pasó, sin perdonar ni un solo momento.  Minwoo como era de esperarse cada vez se consumía más, se veía débil. Kim decidió no llorar más, tenía que apoyar a su pequeño, su chaparrito hasta el final. La vida injusta se lo llevaría, ni todo el dinero del mundo salvaría a Minwoo, eso ya lo sabía, no lo había aceptado pero no se permitía llorar, debía ser fuerte. Quería que Minwoo fuese feliz aunque en el fondo ambos estuvieran consumiéndose en vida. Se encargó de no abandonarlo en esas semanas, de darle todo su amor, lo amó como no pudo haber amado en la vida, lo llenaba de besos, mimos, no dejaba que levantara un plato, ambos se entregaron en cuerpo y alma… Le hacía el amor cuantas veces podía. Pero como hemos mencionado el tiempo no se detenía y él día estaba cada vez más cerca.

-¿Te sientes bien?- Kim estaba preocupado de que Minwoo cada vez estuviese más distante y triste. En las noches le faltaba la respiración

-Si amor, solo algo cansado-como siempre se hacía el fuerte frente a DongHyun

-¿Quieres que veamos una película?

-Eso me encantaría- la sonrisa que tanto enamoraba a Kim se hacía presente en los labios de Minwoo

 

Ambos se sentaron en el sofá, acurrucados con una manta, minwoo encima de Kim, lo cargaba como su bebé, el menor recargaba la cabeza en el hombro adverso, así podían besarse cuantas veces podían y este a su vez acariciaba sus piernas.-

-Kim ¿sabes que te amo verdad?- entrecerró los ojos, su pareja le dedicó una sonrisa única, llena de amor y felicidad

-Lo sé pequeño y yo te amo a ti, más de lo que imaginas –sus manos se entrelazaron con fuerza

-¿me das un beso? –pidió el pequeño con voz débil

-Los que quiera mi ratoncito

-Los labios se separaron, las lenguas no hicieron acto de presencia, el amor que ambos se tenían se notaba en demasía, saborearon los labios que encajaron como un rompecabezas, Kim ladeó la cabeza permitiendo el mejor acceso de Minwoo, este acurrucado en los fornidos brazos de su esposo se dejó mimar, cerraron sus párpados, Min le regaló el último latido de su corazón con un suave ‘’te amo’’ en los labios antes de que dejara de apretar la mano de DongHyun y su peso se hiciera mayor, Kim pudo sentir como el alma abandonó el cuerpo de su pequeño.

-¿Minwoo? ¿Mi niño? ¡Despierta! – Sabía perfectamente que ya no había remedio a sus súplicas, su ratoncito se había ido… -¡MINWOO! ¡NO ME DEJES! ¡PRO FAVOR! –suplicó moviéndolo con suavidad

Es imposible describir el dolor que sintió Kim, una parte de su corazón murió con Minwoo ese día, los ojos derramaron tantas lágrimas hasta dejarlo seco. No pudo salvarlo, tuvo que aceptarlo, que a veces… solo nos queda continuar…

 

 

Tres años habían pasado, tres años desde que Minwoo había muerto en los brazos de su amado. Años en los que tuvo que aprender a vivir con su soledad, sin su pequeño, soportando el tener que continuar su vida sin él.

Ahora se encontraba en ese hermoso día soleado, frente a la tumba del amor de su vida, con esa preciosa flor blanca entre las manos, aunque sabía que a Minwoo no le gustaban las flores

-Aquí estoy amor ¿creíste que me olvidaría de nuestro aniversario? Eso no pasará cabezón. Te sigo amando ¿Sabes? Estoy esperando el momento que volvamos a ser uno solo, mientras, espérame en el cielo.

Muchas veces la vida nos arrebata o que más queremos, sentimos que no hay salida a tanto dolor. A veces lo único que nos queda es aceptar lo que la vida decide,  continuar y seguir con la esperanza de que en algún momento nos volveremos encontrar con ese ser amado… La muerte no es el final para aquellos que aman hasta la eternidad.  

 

 

 

 
Notas finales:

Con todo mi amor para ustedes. 


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