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Little mermaid por Kira-ler

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Notas del capitulo:

Este fanfic participa para el primer concurso amistoso del grupo “Pepsicola-Homestuck”, espero y les guste.

Homestuck no me pertenece es de Hussie y yo uso sus personajes sin fines de lucro.

Caminaba por la orilla de la playa a paso lento, sus manos estaban metidas en su pantalón negro y sus siempre fieles gafas de sol le protegían de dicha estrella, no le gustaba caminar por la playa pero caminar por la orilla dejando que cuando las olas subieran hasta deshacerse acariciaran sus pies sin importarle mojarse el dobladillo de sus pantalones. Le daba tiempo para poder pensar y relajarse de su estresante vida como rapero, era agradable que la gente por fin conociera al maravilloso Dave Strider, quien había empezado a hacerse fama por youtube hasta convertirse en una estrella mundial. Su sueño desde los 7 años por fin se había vuelto realidad pero se sentía tan…tan malditamente solitario, los paparazzis le acosaban a cada instante y las mujeres se le refregaban cual animales en celo solo por su dinero.

Asi que tras una pequeña gira había decidido tomarse unas vacaciones y alejarse de las personas, bueno su plan inicial era ir con su hermano mayor pero este se encontraba en su luna de miel de un mes entero con su esposo y propietario de su propio show de aventuras de televisión Jake English. También pensó en Rose y Jade pero la primera viajaría por una firma de sus libros y después acompañaría a Kanaya, su novia, a la semana de la moda en Italia. Mientras que la Harley tenía mucho trabajo en su veterinaria además que con los recientes cachorros de apenas 1 semana de nacidos no podía dejarlos solos. Maldición necesitaba nuevos amigos, intento con otros como Terezi, Tavros, Sollux y Karkat pero el resultado había sido el mismo.

Por lo que ahora estaría dos meses en esa lujosa casa en la playa sin nadie con quien pasar el rato. Suspiro con aburrimiento siguiendo su camino mientras el sol se escondía, al llegar cerca de unas rocas noto algo extraño. Entre ellas diviso un brazo algo pálido así que se acercó a ver que era, al llegar ahí se encontró con un muchacho más o menos de su edad o quizás más joven, su piel era blanca como la leche y su cabello negro como la oscuridad de la noche. Usaba un short para nadar pegado al cuerpo hasta la rodilla, de color negro con una franja azul en cada pierna, no era un chico fornido no un completo enclenque pero se veía que su abdomen estaba duro aunque no tuviera músculos a la vista. Estaba desmayado al parecer y en el nacimiento del cabello había una pequeña herida de la que salía sangre, algo asustado se quitó su chaqueta roja para cubrir al chico de la brisa fría que empezaba a llegar. Una vez con la chaqueta sobra sus hombros le cargo en brazos en un estilo de princesa y comenzó a caminar hasta su casa mirando el rostro durmiente del pequeño chico entre sus brazos por si en algún momento despertaba.

-.-.-.-.-

Despertó con un gran dolor de cabeza atormentándole, jadeo un poco llevándose la mano a la cabeza más específico, el nacimiento del cabello topándose con una textura algo suave. Abrió los ojos y miro la habitación, esa sin dudas no era su casa, la cama era tamaño King size, las sabanas y las almohadas eran tan suaves que daban la sensación de estar durmiendo encima de una nube. Se paró con cuidado y recordó todo, él nunca había llegado a su casa y esa camiseta roja no era suya y se supone que estaba usando su short de baño y no sus boxers de fantasmas verdes.

Sonrojad busco por toda la habitación algo que ponerse, estaba muy confundido y asustado por no saber dónde estaba ¿Y si lo habían secuestrado y lo habían vendido a un viejo rabo verde con deseos de poseerle en la noche? La simple idea le causo un estremecimiento y se vio obligado a desechar todo eso antes de salir más traumatizado, para su buena suerte encontró un pantalón negro y se lo puso para después salir de la habitación agitado.

Pero al abrir la puerta se encontró con un rubio de ojos rojos que le miraba sorprendido, se quedó pasmado ante él sin saber que decirle ya que su cara le sonaba de algo aunque no podía recordar de donde, aún más esos ojos rojos mirándole como si le inspeccionara.

-Por fin despertaste pequeña sirena- El extraño sonrió en una mezcla de felicidad y picardía haciéndole al moreno tener un gran sonrojo en sus palidas mejillas.

-¿Pequeña sirena?- Apenas y logra pronunciar aun en shock.

-Claro, porque te encontré desmayado entre las rocas- Explico el extraño- Cure tus heridas y te cambie, no te preocupes no te quite la ropa interior…aunque ganas no me faltaban- Lo último lo dijo en un susurro causando que las mejillas del joven lastimado tomaran un tono rojizo más intenso- Por cierto soy Dave Strider- Y ahí fue donde la “pequeña sirena” lo recordó, Dave Strider el gran rapero.

-¡Dave Strider!-Le miraba aún más perplejo- Oh es un gran gusto conocerle y ehm ¡Siento cualquier molestia que pude causar! Por cierto mi nombre es John Egbert- Se disculpa rápidamente.

-Está bien dude, vamos a desayunar algo y ahí me cuentas todo.-El chico asintió con una gran sonrisa en su rostro aunque no podía ver muy bien de lejos sin sus estúpidos lentes.

-.-.-.-.-

-Entonces dime John, ¿Cómo es que terminaste desmayado entre las rocas?- Pregunto el rubio dando un sorbo a su jugo de naranja mirando a su invitado con interés mientras este terminaba su bocado de pan, el artista había quedado prendado a los ojos de su pequeña sirena, nunca antes había visto unos ojos azules tan hermosos, el chico era apuesto pero esos ojos no hacían nada más que remarcar su belleza. Dios se sentía tan gay pensando ese tipo de cosas.

-Oh estaba nadando cuando una gran ola me arrastro, sentí algo duro chocando contra mi rostro y entonces perdí el conocimiento- Explico mientras hacía de lado su desayuno por un momento, aún estaba nervioso por el hecho de estar desayunando con una gran estrella de la música como lo era Dave Strider…además que le parecía algo…bueno muy apuesto pero sin nada homosexual.

-Vaya, ¿te gusta nadar John?- Alzo una ceja recordando que el traje de baño del chico de ojos azules se veía demasiado profesional para alguien que solo se metia al mar para divertirse.

-Sí, estoy en un equipo de natación y estaba practicando en el mar pero…no es lo mismo que una piscina- Se alzó de hombros dando un sorbo a su café-Además me queda cerca la playa de mi departamento-

-Es tan jodidamente maravilloso que vivas cerca de aquí, puedes venir cuando quieras-  Le invito, quizás no había sido tan malo que ninguno de sus amigos le acompañara a la playa ya que posiblemente no hubiese podido conocer a esa belleza de ojos azules, el Strider se dio una cachetada mental. No, era muy rápido eso de sentirse enamorado por el otro chico, era mera atracción física y ya.

Tras el desayuno John se despidió de su nuevo amigo ya que quería ir a cambiarse y descansar por ese día prometiéndole volver a visitarle cuando pudiera. Y para sorpresa del rubio John cumplió su promesa, dos días después había timbrado la casa del rubio llevando una bolsa llena de películas alegándole que le faltaba ser más culto en el cine. Si no hubiese existido esa atracción el rubio estaba seguro que habría lanzado al pequeño chico por la ventana del segundo piso de la casa por obligarle a ver “Con Air” y en realidad, se lo estuvo planteando pero decidió dejar a esa bola adorable viva.

Un mes paso rápidamente para ambos, John le visitaba todos los días o quedaban para salir por algo de tomar. El rubio le había tomado mucho cariño al azabache y este igual, aunque quizás ambos se querían más allá de la amistad sin decirle al otro, aunque había momentos que los ponían a prueba como cuando John llegaba a la casa del rubio con el cabello mojado y algunas gotas de agua cayendo por su blanco pecho hasta adentrarse por debajo de sus pantalones obligando al rubio a usar todo su autocontrol para no cargarlo y llevárselo a su cama. Como la casa en la playa tenia también una alberca por dentro le gustaba ver a John nadar en ella, dentro del agua se movía con tanta facilidad y elegancia como la de una sirena, era su pequeña sirena.

Una tarde calurosa ambos estaban sentados y con los pies sumergidos en la piscina mientras comían algunas paletas heladas para enfriarse un poco. Ambos sonreían y charlaban animadamente, Dave aun no podía explicarse la rapidez con la que se conectó al moreno y como podían quedarse callados sin un silencio incomodo entre ambos. Lo había decidido, el pequeño de ojos azules debía ser suyo, deseaba tenerle siempre a su lado y amarle por siempre.

-John hay algo importante que debo decirte- Anuncio mientras que John le miraba con la duda en su rostro dando algunas lamidas a su paleta helada azul.

-Puedes decirme lo que sea Dave- Sonrió para animar al rubio a continuar, quería aprovechar el tiempo que les quedaba juntos. Podrían hablar por teléfono e internet pero no le parecía lo mismo.  

-Me gustas mi pequeña sirena- Se confesó directamente intentando ocultar su sonrojo, no quería ver el rostro del contrario con miedo de verle disgustado o con lastima.

Mientras que para el mencionado la confesión le había caído de sorpresa pero no por eso era menospreciada, estaba muy feliz a pesar de que odiaba que el rubio se burlara llamándole “pequeña sirena” y por primera vez en su vida John Egbert decidio olvidarse de todo, de que si él era un simple chico con sueños de ser un nadador olímpico y Dave un gran artista por el que todas las mujeres se mueren, una persona exitosa y él un chico con lo suficiente para sobrevivir, que si ambos eran hombres. En ese momento nada les importo más que la sensación de los labios del contrario, como los labios de Dave tenían un sabor a manzanas y los de John a dulce. Fue un beso corto pero ambos intentaban transmitir todo lo que sentían, cuanto se amaban y la necesidad de estar juntos por el resto de sus vidas.

De un momento a otro ambos estaban sumidos en la oscuridad de la habitación del Strider comiéndose a besos y mimos, en un frenesí de sensaciones la ropa comenzó a sobrar y la necesidad del contacto se intensifico. La habitación se llenó de gemidos y jadeos por parte de ambos chicos, Dave con dulzura y cuidado se encargó de hacer que el más pequeño se sintiera cómodo para poseerlo. John era demasiado especial para él, sabía que lo de ambos no era un simple romance de verano sino que era algo más fuerte y no quería perderle. Al finalizar le abrazo con fuerza repartiendo besos por su rostro como promesa que siempre estaría con él cayendo en los brazos de Morfeo por el cansancio.

Paso otro mes y el rubio debía volver a su casa en Texas para regresar a su agitada vida de estrella del rap pero había un problema, no quería irse ya que John no podía irse por su equipo de natación. Por lo que ambos decidieron hacer una promesa, en 6 meses volverían a verse ya que se terminarían las competencias de natación y el de cabellos azabaches se iría a vivir con el rubio a acompañarlo a todos lados y seguir con su relación de pareja. Y como siempre, John cumplió su promesa sorprendiendo a los medios al saber que el gran ídolo tenía un novio, y uno muy lindo. Gracias a eso fue aceptado rápidamente y no fue raro que a los 2 meses ambos ya estuvieran empezando su vida de casados.

Dave siempre agradeció que ese verano nadie le hubiera acompañado ya que si no fuera por eso nunca habría conocido a su pequeña sirena quien había aparecido llenando ese vacío en su corazón y reclamándolo por completo. Porque fue como en esa película de Disney, la sirena que llego a salvar al príncipe de ahogarse del mar, y John le salvo de su soledad.


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