Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Equivocado por Yae

[Reviews - 51]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

 

 

 

XI.-

 

 

 

Cuando apenas se asomó a la Estación de Policías de inmediato colegas y camaradas lo saturaron de preguntas. Incluso cuando Shikamaru dio la orden para que atendiesen su herida de disparo siguieron atosigándolo esperando escuchar la razón por la cual había desaparecido en medio de algo tan importante.

— Estas mintiendo.

— ¡Auch! ¡Ya dije que no! — Naruto se quejó, la mujer que suturaba la herida no había tenido ni la más mínima consideración para aplicarle algún tipo de anestésico. — Deja de acusarme — se mordió los labios sentado sobre una camilla y con el torso descubierto.

— Eres la persona con peores dotes de subterfugio que conozco Naruto — Shikamaru se hallaba de pie apoyado contra la puerta del consultorio médico donde atendían al rubio — estas metido en serios problemas.

— Si no dejas de imaginarte cosas… ¡auch! ¿No puede tener más cuidado? — miró enfadado a la médico que le habían asignado.

— Solo cumplo ordenes — la mujer prosiguió con su poco delicado tratamiento tirando del hilo que lentamente cerraba la fisura por donde entró la bala que ya había sido retirada.

— ¿Acaso le ordenaron torturarme´ttebayo? — el rubio se contrajo de nuevo al sentir otra punzada de dolor.

— Más o menos. — Cuando hubo terminado  dejando el instrumental médico usado sobre las blancas mesas se dispuso a salir del lugar.

Shikamaru apenas pudo suspirar para apartarse y dejar salir a la mujer.

— No creo poder mover el brazo en días — algo tembloroso Naruto se colocó la camiseta blanca y su chaqueta oscura —  tratar así a un herido debe ser ilegal, debe estar escrito en algún lugar que es un delito.

— Naruto — la seria voz de su amigo hicieron que el dolor tuviese que menguar. — ¿Dónde está Sasuke Uchiha?

El de ojos azules se mantuvo en silencio evadiendo la mirada contraria. — Ya dije que…

— Lo encontraste — le interrumpió de inmediato — fue él quien te disparo, ¿verdad? — un suspiró cansado brotó de sus labios. — ¿Qué paso para que actuaras así? Declarar que no los hallaste y que el disparo que recibiste fue por culpa de un delincuente de paso que logró huir, ¿a quién piensas engañar con una excusa tan pobre?

— Estoy encargándome de todo — agotado se recostó sobre la camilla viendo el blanco techo nada más.

— Van a investigarte en cuanto los de arriba se enteren, actuaste sin refuerzos y dejase huir a un secuestrador junto a la víctima. Sabes que significa.

— Lo sé — respondió cerrando los ojos escasos segundos, sabía que podía perder su empleo como mínimo e ir a prisión si lo acusaban de complicidad, el pulsante dolor en su brazo parecía un continuo recordatorio de su tremenda estupidez. Pero pese a aquello no se arrepentía de lo que ya había hecho.

— Ve a casa por esta noche Naruto, daré la orden de que patrullen la zona y los alrededores tal vez podamos encontrarlos. — el de cabellos más oscuros giró el pomo de la puerta dispuesto a salir.

— Shikamaru… — se incorporó con voz firme — tengo que hablar con la vieja Tsunade antes.

El otro arqueó una ceja algo confundido. — Ya sabía que había mucho más dentro de todo esto.

 

 

 

 

 

 

Le tomó más de diez minutos asimilar del todo la situación, cuando por fin su cerebro decidió reactivar sus sentidos es que pudo intentar levantarse, el atrofiante dolor que recorría toda su espina subiendo y bajando le dificultaban cualquier acción, conteniendo lo más que podía el dolor se puso de pie apreciándose por completo desnudo con el blancuzco y espeso líquido manchando su abdomen y corriendo por la cara interna de sus muslos. Suspiró ruidosamente buscando relajarse, sus negros ojos buscaron su ropa tirada en el piso y tomando la pequeña caja de pañuelos desechables sobre el escritorio se dispuso a limpiar un poco de aquel revoltijo.

“Te amo Itachi…”

Le había dicho no hace mucho, agotado como nunca en su vida Itachi terminó de vestirse sin poder concentrarse, por primera vez su cerebro se rehusaba a brindarle una solución a todo aquel dilema, no tenía idea de que hacer en esos momentos. Con cuidado y en silencio salió del despacho buscando a su hermano con la mirada, la reacción primaria de su sentido de autoconservación le indicaba salir de allí y evadir a su menor, pero no podía hacerlo… no iba a hacerlo.

Cauto y midiendo sus pasos se asomó al cuarto de baño cuya luz se hallaba encendida, pudo divisar a Sasuke de pie observando su propio reflejo en el espejo dispuesto en la pared encima del lavamanos. Podía oírle murmurar algo inentendible, como si  estuviese discutiendo con alguien.

— Sa…

Y antes de que pudiese terminar de llamarlo el puño derecho de su pequeño hermano se estrellaba contra el espejo, destrozándolo de inmediato ocasionando que los trozos se dispersaran, la roja sangre se precipitó contra la cerámica del lavabo provocando que Sasuke se encogiese en hombros retirando la mano herida.

Itachi de inmediato se acercó olvidando cualquier cosa que pudiese anteponerse al bienestar de su menor. — Sasuke… — le tomó la mano herida examinando la gravedad del daño percatándose de que no había ningún trozo de cristal incrustado.

— Lo siento tanto — el más joven ajeno a su dolor físico estrechó a su hermano con el brazo ileso — no quiero que me dejes… si lo haces tendría que buscarte — murmuraba a su oído — tendría que matarte y luego morir a tu lado.

— No voy a dejarte — repitió sin estar seguro de cuantas veces ya había dicho aquella frase desgastándola y desgastándose con ella — siempre voy a estar aquí para ti, Sasuke.

 

 

 

 

 

 

Mirando su reloj en su muñeca izquierda pudo percatarse de que ya daban casi las diez de la noche, no tenía mucho tiempo, debía regresar cuanto antes. Llegó a aquel edificio comercial y subió por el elevador hasta el cuarto piso, presuroso caminó hasta aquel consultorio golpeando la puerta con fuerza esperando a que alguien le abriese.

— ¡Vieja, abre la puerta! — golpeando una y otra vez Naruto empezaba a desesperarse al no recibir respuesta.

— ¡Deja el escandalo! — gritaron desde dentro del lugar haciendo sonreír de alivio al rubio.

La oscura puerta de madera de abrió dejando ver a una voluptuosa y bella mujer algo mayor de cabellos rubios sujetos en un par de coletas, tenía las mejillas algo sonrojadas y sujetaba en manos una botella.

— ¿Qué haces aquí Naruto? — Le miro de pies a cabeza torciendo los labios — ¿Sabes qué hora es?

— Necesito que hablemos, es importante — con poca delicadeza empujó la puerta para entrar al lugar, dentro tan solo era una oficina con un par de escritorios, los sillones puestos contra la pared y varios cuadros adornando las marfiles paredes.

— Shizune no tarda en regresar, que quieres — le miró seria yendo a sentarse en un sofá dejando la botella de licor sobre uno de los escritorios.

— Estoy metido en un problema enorme — Naruto cerró la puerta quedando de pie en medio del lugar.

— ¿Embarazaste a alguna chica?

— ¡Claro que no! — ofendido retrocedió cubriéndose con un brazo como si desease evitar una maldición.

— ¿Entonces? — La mujer estiró los brazos acomodándose mejor — si vienes corriendo a esta hora debe ser algo muy importante.

— Lo es — se recompuso afilando su azul mirada.

— Este lugar es diminuto, ya les dije que voy a regresar al hospital, allá puedo tomar más descansos — comentó al ver que el rubio tardaba tanto en contarle sus pesares.

— Es… alguien, está enfermo y necesito que vayas a verlo ahora mismo.

— ¿Eh? — La rubia enarcó las cejas viéndole con más atención — Naruto soy psiquiatra.

— Justamente por eso, pero nadie más puede enterarse.

La mujer se puso de pie quedando frente a Naruto para verle fijamente. — Habla de una vez.

— Re… recuerdas, hace mucho te hable de… de quien estaba enamorado — balbuceó inseguro de lo que diría, cuando adolescente le platicó sobre su amor de juventud pero todo en aquel entonces era inofensivo, como explicar ahora que estaba más que seguro que ese “amor” sufría algún tipo de trastorno.

— ¿Uchiha Sasuke?

 

 

 

 

 

Sin perderse el más mínimo detalle Sasuke observaba complacido como su hermano terminaba de limpiar las cortadas en sus nudillos para después vendarlos. Se hallaban en la sala donde el menor estaba sentado en el sofá y su hermano de rodillas atendiendo la herida.

— Si estas sonriendo ya no debe dolerte — Itachi le miró con nostalgia.

— Estoy feliz — el otro respondió — ¿Dónde te gustaría vivir?

El mayor se mantuvo en silencio luego de terminar su labor.

— Itachi…

— Mi… mi departamento es cómodo y muy amplio, hay suficiente espacio para los dos — sonrió sin levantar la mirada, deseaba burlarse de sí mismo por haber empezado a participar de las fantasías de Sasuke, por haber empezado a desear estar juntos como cuando niños.

— Eso suena bien.

Y cuando por fin le miró pudo apreciar que Sasuke le sonreía, como hace años, una pequeña y limpia sonrisa. Endulzado por la sensación no pudo evitar sonreír también, percibió los dedos de su hermano recorrer con cuidado su cuello delineando con cuidado las marcas que seguro lo estampaban.

— ¿Te duelen? — preguntó borrando su sonrisa, temía volver a enloquecer y lastimarlo sin piedad.

— Solo un poco — mas Itachi no dejo de sonreír, apresó entre sus manos los dedos que le acariciaban, se irguió para poder alcanzar los labios de su hermano y besarlo con cuidado. Reía irónico en su fuero interno, como había sido posible que se degradase tanto, como es que olvidó sus planes para escapar de ese secuestro, tal vez también había enloquecido.

Ansiosos los labios de Sasuke se movían con ímpetu, deseosa su lengua se abrió paso en la boca ajena incitando a la de su hermano, el húmedo beso se prolongó los segundos que el aire permitió, Itachi suspiró sonriendo de nuevo.

— Necesito dormir. — Confesó sentándose al lado de su hermanito, debía descansar antes de colapsar ante el agotamiento y el dolor de su espalda no ayudaba, solo esperaba que Naruto regresase pronto, así al menos el rubio se encargaría de vigilar a Sasuke de ser necesario, debía prever cualquier reacción inesperada de su menor que pudiese empeorar las cosas.

— Puedes dormir, yo voy a cuidarte — como cándido enamorado rodeó al mayor por la espalda logrando que este se recostara sobre su regazo.

— ¿Recuerdas… el día en que… — Itachi se mordió el labio inferior antes de continuar, preguntarle sobre el momento justo donde Sasuke se sintió abandonado podría resultar peligroso, las memorias del mayor solo le mostraban como su madre les impido verse por ese par de días antes de que lo enviase con Obito. En el momento que quiso despedirse su pequeño hermano de ocho años le pidió, le exigió que se marchase. — ¿Recuerdas cuantos años tenías la primera vez que… me fui?

— Siete.

La mecánica y errada respuesta tan solo alentaba los dramáticos pronósticos del mayor. — ¿Y recuerdas después cuantos años volvimos a vernos?

— Dos.

Respuesta incorrecta nuevamente, si Itachi se hubo marchado cuando su hermanito tenía ocho años y regresado cuando este cumplió trece era imposible que solo dos años hubiesen trascurrido. Suspiró cansado cerrando lentamente los ojos sin desearlo.

 

 

 

 

No tenía idea de cuánto tiempo pudo haber dormido, despertó de súbito cuando le apartaron con brusquedad de donde descansaba, Sasuke le hizo a un lado en el sofá para de inmediato ponerse de pie asomándose por la ventana al haber oído el sonido de un automóvil detenerse frente a la casa.

— ¿Sasuke? — El pelilargo se puso de pie aun exhausto acercándose un poco.

— Maldito dobe traidor — masculló enojado devolviéndose entre sus pasos.

— Sasuke… — Itachi fue tras el al verlo dirigirse de nuevo al despacho del lugar — Sasuke.

Pero no escuchó los llamados cuando intentaron sujetarlo se apartó con violencia empujando a su hermano contra la pared para así poder encerrarse en aquella habitación.

— ¡Sasuke abre la puerta! — Preocupado su hermano golpeaba la madera esperando a que le abriesen — ¡Sasuke! — pegó su oído contra la superficie esperando oír algo pero sin conseguirlo.

 

Dentro el Uchiha menor tomó la bocina del teléfono marcando un número y no tardaron en contestarle.

— Juugo, soy yo. Necesito que me escuches bien y hagas lo que te pida.

 

 

Itachi dudó un par de segundos antes de encaminarse a la puerta principal  topándose con Naruto y aquella mujer que acababan de entrar.

— ¿Y Sasuke? — de inmediato el rubio pregunto buscando al nombrado con la mirada.

— ¿Es él? — La llamativa mujer analizó al pelinegro con cierta indiferencia — luce horrible.

— Claro que no es él y no digas cosas así vieja.

— ¿A quién llamas vieja, mocoso? — la rubia de ojos claros frunció en entrecejo recorriendo la sala con cuidado buscando al “enfermo”.

— ¿Dónde está Sasuke? — Naruto volvió a preguntarle al hermano mayor pasándolo de largo.

— Se supone que no le dirías a nadie… — Itachi le sujeto de un brazo logrando que el ojiazul se encogiera por el dolor que resentía en aquella zona —… aun — le soltó ganándose la mirada de enfado del menor.

— Se lo que estoy haciendo. — Naruto se mordió la lengua, como deseaba que Itachi desapareciese y que por arte de magia el amor de Sasuke le perteneciese, negó un par de veces desechando tan improductivo pensamiento. — ¿Dónde está?

— Acaba de encerrarse en tu oficina.

— Dejen que yo me encargue — la mujer se dirigió al lugar mencionado deteniéndose justamente frente a la puerta golpeando un par de veces con suavidad — ¿Sasuke?

Los otros dos se mantuvieron a distancia prudente observando la escena seguros de que Sasuke no accedería a hablar con una desconocida de buenas a primeras.

— Mi nombre es Tsunade Senju… — de nuevo un par de golpes pero esta vez pegó su oído para escuchar lo que pudiese estar sucediendo dentro — soy médico y me gustaría hablar contigo de un par de cosas.

Frente a la nula respuesta Itachi quiso acercarse para intentar convencer a su hermanito pero el ademan de negación que la rubia se lo impidieron.

— Shss — los chito quedito afinando su oído, se mantuvo escuchando durante varios segundos ante la mirada confundida de ambos muchachos. — Tal vez no me recuerdes pero nos conocimos cuando ibas en primaria…

Al oír aquello el Uchiha mayor respingó, esa mujer no se le hacía conocida de ningún lado, siempre se tomó la molestia de conocer a cada profesor de Sasuke mientras estuvo a su lado, le resultaba demasiado extraño que de buenas a primeras que realmente conociese a su hermano, debía tratarse de algún ardid para convencer a Sasuke.

No fueron si no después de tortuosos minutos que la puerta se abrió dejando ver al Uchiha, de semblante sereno dirigió su mirada a su hermano mayor sonriendo nimiamente al verle y también a Naruto.

— Así que en verdad eras tú — Tsunade le examinó de pies a cabeza — ¿Te gustaría hablar conmigo?

— No. — respondió sin siquiera mirarle — no me interesa nada de lo que tenga que decirme… pero con quien si tengo que hablar es con Naruto — sus oscuros e indescifrables ojos se toparon con los azulados del mencionado. — Tenemos una conversación pendiente.

Naruto tragó pesado dudando de la “inocente” charla, había algo en la mirada de su amigo que estaba engatusándolo y aterrándolo al mismo tiempo.

— Bien, habla con Naruto. — La mujer accedió asintiéndole al rubio cuando observó.

— A solas. — Agregó sonriéndole de paso al rubio tan solo un poco acercándose lentamente a su objetivo obviando todo a su rededor.

Consternado por primera vez Itachi se sintió por completo ignorado por su hermano menor, como si de un momento a otro ya no le importase, apenas reaccionó cuando la rubia lo asió por un brazo encaminándolo a la habitación donde el otro se había encerrado.

— Nos quedaremos aquí — anunció la mujer cerrando la puerta — no demoren demasiado.

Apenas si retrocedió dudando de lo que acababa de ocurrir.

— Quita esa cara, no estoy segura de sí pareces celoso o asustado… es una rara combinación.

Itachi le miró algo enfadado, inspirando hondo se sentó en la única silla del lugar — ¿Para qué vino aquí?

— Naruto me pidió ayuda, soy psiquiatra y coincidencia o no, conocí a Sasuke hace muchos años.

— Pero yo no la recuerdo.

— Es obvio, fui psicóloga de la escuela a la cual asistía de niño, tan solo por una semana antes de que me transfirieran, no tuve tiempo de profundizar con ningún niño o su entorno familiar — se cruzó de brazos notando en cable de teléfono arrancado sin consideración.

— Que conveniente. — Suspiró cansado.

— Naruto no me dijo muy bien que pasaba, ¿puedes hacerlo tú?

El pelinegro se mantuvo en silencio, no podía contarle nada sobre el secuestro, de otra forma no podría evitar que su menor fuese a prisión.

Tsunade se le quedo viendo haciendo memoria de paso, sobre lo que recordaba de hace ya muchísimos años.

 

 

 

“Este es el niño” uno de tantos profesores le llevo al pequeño de siete años a la oficina de aquella escuela donde debía empezar sus prácticas.

“¿Cómo te llamas?” sonrió un poco buscando darle confianza al infante que le miraba con recelo.

“Sasuke Uchiha” con las manitas echas puños entró a la oficina cuando el maestro a sus espaldas se lo indicó.

“Lo dejo en sus manos”

Luego de aquella primera y única charla Tsunade de inmediato se dirigió a la oficina del director.

“¿Y bien como se está llevando con los alumnos?” el hombre algo mayor que desempeñaba la labor le sonrió al verla, feliz por tener al fin una profesora atractiva en su plantel.

“Necesito hablar con los padres de Sasuke Uchiha, ese niño…”

“Ya sé que va a decir” le interrumpió “pero ni se moleste, ya hablamos con la madre y nos dijo que el padre del niño ya fue de la casa, así que ya no hay ningún problema”

“Intentaron abusar de ese niño” sus blancos dientes se presionaron entre si mostrando su indignación “¿Al menos lo denunciaron?”

“Eso le corresponde a la madre, usted solo debe encargarse de brindarle ayuda psicológica al niño. Y como ha mencionado; intentaron, así que no es un incidente que deba ser maximizado”

“De acuerdo” enfadada giró sobre sus talones “yo me ocupare del niño”

E iba a hacerlo de aquel modo, pero a los tres días la reubicaron en otro establecimiento, no hizo mucho por negarse, no tendría por qué hacerlo realmente…

 

 

No se sentía de ningún modo responsable, que conociese a Sasuke mucho antes solo era una casualidad maliciosa que le brindaba una pequeña hipótesis, sobre porque aquel muchacho parecía haber incubado un trastorno severo.

— Cuando tenía siete años y su padre intento abusar de Sasuke, ¿tú fuiste quien evito que sucediera?

Itachi se sobresaltó al oírla, aquel incidente en sus memorias no le era el todo grotesco, apenas si recordaba a su padre en la habitación que compartía con Sasuke, el adulto sonreía mientras jugaba con su hermanito retirando prendas una tras otra. Le susurraba cosas que no podía oír y ambos parecían sonreírse en complicidad…

“Nii-san” le sonrió dulce al verle de pie en el marco de la puerta.

“¿Llevas mucho tiempo ahí?”

Itachi quedó mudo ante la pregunta de su padre, deseaba apartar a ese hombre de su pequeño hermano, la postura, la cercanía de ambos sobre la cama le resultaba incorrecta en todo ángulo, mas sus músculos como si estuviesen atrofiados le retuvieron en su posición dejándole como un simple observador.

“Sasuke y yo íbamos a jugar” veía la retorcida sonrisa en labios del mayor mientras sus sucias manos simulaban caricias en el rostro inocente del más pequeño. “¿Te gustaría jugar con nosotros?” Ofreció extendiéndole una mano, invitándolo a participar de la peculiar escena.

Nuevamente le ordenaba a cada parte de su cuerpo moverse, pero no sucedió, quería llevarse a Sasuke muy lejos, nadie debía tocarlo del modo en que su padre lo hacía.

“Ven” el ofrecimiento se repitió y fue solo cuando el hombre sujetó a Itachi de una mano que su cuerpo volvió a moverse, lo acercaron a la cama frente a su hermanito que estaba sentado al borde de esta tan solo vistiendo sus pantalones cortos.

“Sasuke es muy lindo, ¿no lo crees?”

Le incitó a tocarlo pero rígidas sus extremidades se rehusaron a participar.

“¿No quieres tocarlo?” como si jugase volvió a acariciar al más pequeño delineando el diminuto torso haciendo reír a Sasuke ante la sensación de cosquilleo. “Prueba a besarlo… aquí”

 

La acida evocación bullía desde su estómago recorriendo su garganta, Itachi se cubrió la boca conteniendo la nauseabunda sensación que se colaba en su paladar. Aterrado se puso de pie como si delante suyo la imagen se hubiera recreado tan vívidamente que sintió asco de sí mismo.

— ¿Estas bien? — la mujer reviró los ojos algo preocupada por ver al muchacho mucho más pálido, casi amarillento, demasiado enfermo.

— Yo jamás lastimaría a Sasuke — balbuceó aun cubriéndose la boca, como si un centenar de demonios empezaran a jugar con su cansado cerebro, aquel episodio de su niñez resaltó con claridad pese al tiempo transcurrido.

— Esa no fue mi pregunta — Tsunade le rodeó con pasos lentos atenta a cada reacción del otro.

“Creo que Sasuke está enamorado de su hermano y eso… no está bien”

Recordó lo que Naruto le había dicho antes de llegar tratando de hallarle pies y cabeza a todo ese asunto que no necesariamente involucraba al torpe ojiazul.

— Itachi… ¿Sabes que significa la palabra incesto?

 

 

 

 

 

 

— Siéntate — con suave voz Sasuke dirigió a su antiguo mejor amigo al sofá de la sala.

— ¿Qué te propones? — algo desconfiado obedeció sentándose en la cómoda superficie suspirando de alivio al sentir levemente el dolor en su brazo reducirse a causa de los fármacos que hubo ingerido.

— Ya lo sabes, tenemos una conversación pendiente — la diminuta y socarrona sonrisa en sus labios podía describirse como “provocativa” — puedes creer lo contrario, pero en realidad agradezco tu ayuda.

— A… — no supo que responder, veía al pelinegro pasearse lentamente delante suyo, como si fuese una especie de ofidio que serpentea su lánguido cuerpo atontando a su víctima antes de atacar. — Estas mintiendo.

— ¿Cómo lo sabes?

La breve risa que siguió resonó deliciosamente en los oídos del rubio provocándole un ligero escalofrió.

— Sasuke… tú no estás bien, solo quiero ayudarte — quiso ponerse de pie pero el mencionado se acercó tanto que fue forzado a retroceder contra el respaldar.

— Lo sé, quiero que me ayudes Naruto — susurró en un tono ligeramente audible, apoyó sus manos a los lados del rostro estupefacto que había caído demasiado rápido en su insinuación — si pudiera regresar el tiempo…

El leve jadeó que el pelinegro soltó al oído de Naruto le alertaron de inmediato para alejarse, pecaría de estúpido al quedarse tan cerca a sabiendas de que era imposible que Sasuke estuviese siendo honesto.

— Te estoy defendiendo Sasuke… no juegues así conmigo, ya no soy el idiota que conociste — le apartó con su brazo ileso un poco, logrando que el otro echara a reír brevemente sin alejarse del todo. Aún estaba encima suyo.

—  ¿Quieres acaso que te pida perdón?

— Claro que no. No tendrías por qué hacerlo — desvió su azul mirada, sabía que no podía aspirar nada de Sasuke, ni amor, ni odio. La distancia que los separaba no podría reducirse en tanto Itachi fuese el causal de todo acto equivocado de su mejor amigo, pero el Uchiha mayor no desaparecería tan solo por ambicionarlo.

— No quise… alejarte de mí.

Naruto inevitablemente fue atrapado por esos negros ojos, unos suaves labios se posaron en su mejilla obligándolo a situar una de sus manos entre los mechones negros palpando su realidad. Por completo consiente de que Sasuke estaba aprovechando el sentimiento que aún le profesaba, quiso por una vez tentar a aquella persona que maldiciendo se prometió querer siempre en ese preciso instante.

Que más le daba que el dueño de esos tentadores labios solo buscase su incondicional ayuda para no ir a prisión.

Si pudiera regresar el tiempo…

El rubio salvó la escasa distancia entre sus bocas besándole con ahínco y cierto rencor, fue correspondido con la misma intensidad tornando el contacto por completo pasional, casi desesperado. Naruto le retuvo lo más cerca que pudo apresando los negros cabellos rehusándose a soltarlo cuando el aire aparentaba escasear, tan solo una bocanada de oxígeno y volvía a apresar esa boca deleitando su lengua con la ajena. Tan deseoso, tan necesitado. Su única mano con movilidad descendió por la espalda del pelinegro cada vez un poco más abajo.

Por breves instantes se sintió el ganador, el dichoso afortunado a la que la pendenciera suerte ha sonreído, podía sentir las manos frías de Sasuke escabullirse por su pecho deslizándose por debajo de las prendas incitándolo aún más.

Quería más.

Mucho más.

Tal vez aquella seria su única oportunidad.

Mierda, mierda… mierda.

Naruto chasqueó la lengua derrotado y burlado, su cuerpo se sintió helado hasta los huesos, cuando los labios de Sasuke se apartaron del todo un intenso sabañón pareció recorrerle entero. Los negros ojos brillaban triunfantes, soberbios como los recordaba antaño.

El Uchiha se alejó por completo retrocediendo, relamiéndose los labios con una mueca saturada de burla y entera satisfacción. — No te engañes, sigues siendo igual que antes… Naruto.

Una sepulcral calma prosiguió, el de cabellos rubios suspiró de decepción, se quedó sentado observando a su antiguo amigo de pie sosteniendo el arma reglamentaria del policía que sin esfuerzo pudo sonsacar engatusándolo a cual torpe colegial.

— Sigo siendo el mismo idiota. —Tristemente para Naruto, el destino siempre tenía planes diferentes a sus deseos, rió irónico burlándose de su propia estupidez. — No vas a salir de aquí, antes tendrías que matarme.

La altiva mirada negruzca no se apartó ni un milímetro, enarcando las cejas Sasuke parecía no haberle entendido bien.

— No voy a matarte Naruto, aunque me hayas traicionado no voy a hacerlo.

¿Traición?, el rubio no comprendía a que se refería, tal vez al hecho de haber traído a Tsunade, pero que más daba, ver de nuevo como Sasuke le apuntaba con su propia arma era un dejà vu molesto.

— Te recomiendo que lo hagas — se puso de pie quedando a la altura del otro — si intentas escapar de nuevo yo si podría matarte.

Sasuke volvía a echarse a reír como si hubiese escuchado un ingenioso chascarrillo, cautos sus pasos se dirigieron a la puerta de salida, no dejaba de apuntarle al rubio que le seguía a una diminuta distancia.

— Sasuke… — el tono de advertencia usado por el ojiazul le hizo detenerse — estoy hablando en serio.

— Me engañaste — le acusó afilando la mirada.

— ¡Necesitas ayuda, maldición!

— Solo necesito a mi hermano.

El crash imaginario hizo eco en los tímpanos de Naruto, se mordió los labios con un inestable dolor golpeando su corazón y más aún cuando lo oyó llamar al mayor de los Uchihas con desesperación.

— ¡Itachi! — gritó una y otra vez, como si la vida se le fuese en ello.

No tardo el nombrado en emerger de la habitación en donde se hallaba, preocupado se acercó deteniéndose en cuanto se percató de la situación.

— ¿Qué… estás haciendo? — el hermano mayor inspiró hondo asimilando el nuevo ataque de paranoia que parecía afectar a su hermanito, no entendía el afán de este en complicar las cosas cuando por fin estaban a punto de librarse de todo ese ridículo.

— ¿No es evidente? Dado que este usuratonkachi no pudo quedarse callado nos iremos antes de que la policía llegue.

— Sasuke, ya es suficiente — escarbando en los restos de su energía Itachi se acercó quedando frente a su hermano.

— En verdad solo quiero ayudarte, nadie más sabe de esto — el rubio no dejaba de verle fijamente, esta vez era él quien buscaba el momento justo para contraatacar. Viendo de reojo a Tsunade que se quedó a una distancia prudente analizando las acciones de cada sujeto en la habitación.

Dudando por instantes quiso aceptar la ayuda, creer que todo se arreglaría fácilmente, que Itachi lo amaría siempre y no le dejaría… que cumpliese sus palabras.

— Confía en mí — el hermano mayor extendió su mano indicándole que le entregase el arma.

Los exhaustos ojos de su hermano se mantenían firmes pese a todo, quería confiar en Itachi pero las bulliciosas voces que no le dejaban le susurraban que estaban engañándolo, que la policía no tardaba en venir para llevárselo y encerrarlo alejándolo de lo único importante en su vida. Se mordió el labio inferior con fuerza, quería tanto creer en su hermano, en ese amor que ahora parecía también sentir.

Cuando decidió no ceder a sus impulsos y entregar el arma el sonido de una escandalosa sirena a lo lejos reactivo todas sus defensas.

Lo habían engañado.

Naruto respingo tan confundido como la mujer al oír patrullas acercándose.

Itachi también quedó estupefacto ante lo evidente, vio venir el golpe con toda claridad y de no haber estado agotado lo hubiese esquivado con facilidad, con demasiada fuerza la cacha de la pistola se estrelló contra su cráneo derribándolo de inmediato, su visión se vio nublada y tuvo que cerrar los ojos para evitar que la sangre se escabullese en ellos.

Impresionado por la acción Naruto tardo un par segundos antes de reaccionar, vio a Sasuke sujetar a su hermano mayor quien se había desvanecido a causa del golpe, con demasiada sangre brotando de alguna parte de su cabeza. Y cuando quiso arremeter contra el Uchiha menor este le disparo sin dilación rozando su pierna derecha haciéndolo caer al piso, consternado por la aterradora mirada que Sasuke le dedicaba con dificultad buscó levantarse cubriendo con una mano su propia herida que también sangraba con rapidez.

Abrió la puerta y casi arrastrando a su hermano salió del lugar oyendo los gritos de Naruto llamándolo. — ¡Camina! — Bramó a su mayor provocando que este reaccionara a duras penas para empezar a mover sus pies con torpeza — por un maldito segundo estuve a punto de creerles — reprochó tirando del otro alejándose entre los callejones a su alcance, debía hallar a Juugo cuanto antes.

— Sa… suke — Itachi trataba de recobrar lucidez buscando en su entorno algo que pudiese ayudarle.

— Cállate, ya no quiero que intentes engañarme.

En cada día desde que Sasuke lo encerró no había sentido tanta desesperación como la que estaba experimentando en ese preciso momento, la agónica sensación que le prevenía de un fatídico final de no hacer algo para detener a su hermano de una vez por todas.

Y obviando por un instante cada penalización en su estado físico aprovechando la cercanía empujó a su menor contra el pavimento, desconcertándolo ante la gallarda acción pudo arrebatarle el arma enterrándola con fuerza en las costillas de Sasuke, con ficticia fuerza temporal le apresó ambos brazos contra el piso con sus rodillas, estando prácticamente sentado sobre el más joven que le veía estupefacto tendido debajo suyo.

— Se acabó Sasuke, si no quieres creerme voy a obligarte a hacerlo — pese a que la sangre no dejaba de brotar de su herida se mantuvo firme — esta vez no vamos a huir.

— Entonces mátame… prefiero morir — le miraba dolido, traicionado — ¡Sabia que estabas mintiendo! ¡Tú no me amas! — decidido a perecer a manos de Itachi prefería terminar con su agonía allí, se sentiría satisfecho al morir en ese instante, que su amado hermano terminase con su tortuoso amor.

El par de personas que circulaban por el lugar se alejaron de inmediato temiendo verse envueltos en lo que parecía un próximo crimen pasional.

— Siempre te he amado, Sasuke — inspiró con dificultad — siempre.

Y antes de que alguno pudiese actuar alguien saltó encima de Itachi apartándolo del todo de su hermano llevándoselo por delante como un animal furioso.

Sasuke abrió más los ojos al percatarse de lo sucedido, se incorporó viendo a unos metros a Juugo sobre su hermano mayor quien yacía inerte con una mancha roja que se expandía desde sus sienes.

 

 

 

 

 

 

Improvisando un vendaje en su pierna Naruto se levantó tan rápido como pudo para seguir a los hermanos que acababan de salir.

— ¿Quién llamo a la policía? — Preocupada Tsunade oía las sirenas acercarse con rapidez.

— No lo sé — respondió furioso — habla con Shikamaru y dile lo que está sucediendo. — Sin explicar más pese a cojear salió de su casa a toda prisa dejando a la mujer sola.

 

 

 

Continua.

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

¡Alerta NaruSasu!  No sé porque pongo esto al final (:D) son solo pinceladas que forman parte de la trama, nada relevante como dije antes.

Siento la demora,  pero no podía terminar este capítulo, espero haya resultado interesante, muchas gracias a sus comentarios y el apoyo. Esto ya se termina, el siguiente sería el ultimo capitulo y el subsiguiente, el capítulo trece vendría siendo algo así como un epílogo, nada más que agregar, nos leemos en el siguiente, cuídense y muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia.

Yae.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).