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Equivocado por Yae

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VI.-

 

 

Jugaba con sus dedos nerviosamente, viendo de rato en rato a los automóviles que pasaban por esa calle, llevaban esperando algo más de una hora, deseaba abandonar esa espera, regresar a su casa y hacer de cuenta que nada pasaba pero su amiga no se lo permitiría. Menos después de haber golpeado la puerta del departamento de Sasuke sin que nadie les abriese.

— Ese Naruto tarda demasiado — Ino se cruzó de brazos aburrida de permanecer de pie en la vereda.

— Sera mejor irnos — la chica de cabellos rosas a su lado se encogió en hombros — de seguro estamos exagerando y nada pasa con Sasuke-kun y su hermano.

La rubia le miró entonces con algo parecido al sarcasmo. — No, tú estás minimizando las cosas Sakura, ve a dormir a casa y yo me quedare a esperar. — Vio a su amiga ignorar el consejo para sentarse en la banqueta resoplando.

Ninguna había dormido desde el día de ayer, pero un café de una máquina expendedora fue suficiente para mantenerlas espabiladas. Siguieron esperando en aquel barrio de dudosa seguridad, pero que más daba, entre las dos podrían protegerse con facilidad. Y fue que al menos después de veinte minutos más que un automóvil se detuvo en frente, era un Lamborginni ya algo antiguo y de él un hombre de cabello rubio y corto, de brillantes ojos azules vestido en jeans y chaqueta negra que bajó.

 

— ¿Naruto? — Sakura se puso de pie de inmediato algo sorprendida al ver semejante cambio del pequeño Naruto de sus recuerdos al hombre que sonreía quitándose la gafas negras que llevaba puestas.

— ¡Sakura-chan, cuanto tiempo dattebayo! — la blanca sonrisa se amplió más.

— El tiempo no paso en vano Naruto — Ino también se acercó.

— ¿Y bien? Cuál es ese asunto importantísimo del que querían hablarme justamente aquí. — El rubio las miro viendo el ligero nerviosismo en ambas chicas.

— Veras… — e Ino fue la que habló.

 

 

 

 

 

Sasuke quedo algo perplejo, su cuerpo se hallaba caliente y apenas estaba sintiendo que se acercaba a un orgasmo, frustrado y obviamente enojado por la cara descolocada de su mayor quiso sujetarlo  — ¡Termina lo que estabas haciendo! — le gritó furico cuando este retrocedió más. Perseguirle con una ahora dolorosa erección por esa diminuta cabaña no era una opción.

Se había alejado, lo suficiente para que no pudiese obligarlo a terminar con lo que había empezado, pero su mano permaneció extendida con los dedos engarfiados, deseando sujetarlo.

Podía verlo tan cerca, pero lo sentía tan lejano, tan distante como las estrellas en el firmamento.

Quiso gritarle, quiso odiarle como cuando lo abandonó, pero no pudo y de aquel modo las brasas que quisieron  consumirlo en un orgasmo se apagaron, sus cuerpo sintió frío como nunca antes.

— Eres detestable… — apenas farfulló retrocediendo y dándole la espalda encogido en hombros se quedó sentado a un lado de la pequeña cama, sin atreverse a mirarlo de nuevo.

Itachi se sintió descolocado, había previsto una reacción violenta y estaba preparado para afrontarla, pero Sasuke solo se había apartado, ni siquiera le hubo gritado, tan solo se limitó a fulminarlo con una mirada llena de sufrimiento y decepción.

Y eso le dolió más.

Pero aunque Itachi quisiese de algún modo aceptar lo que su hermano le gritaba, algo en su conciencia se lo impedía, de modo tan ferviente que empezaba a frustrarse con el circo que ambos se habían montado. Exhausto se deslizó para quedar sentado en el piso, como se le antojó retroceder el tiempo. Regresar al preciso momento donde todo empezó a salir mal.

 

Cuando el sueño quiso aprisionarlo fue que Sasuke se percató de que había pasado bastante tiempo, se irguió acomodando su ropa, empezaba a sentir demasiado dolor, pero no físico, sus sentimientos constantemente se topaban contra una pared dejándolos seccionados y desmenuzados cada vez más. Se asomó viendo a Itachi dormir tranquilamente apoyado contra la cama, el leve deseo de venganza cosquilleó en su conciencia pero fue descartado de inmediato, en silencio se acercó evitando tropezar con la cubeta de agua desparramada en el piso. Se inclinó para ver mejor a su hermano mayor, sus labios resecos apenas si dejaban a algún leve suspiro emerger, no era la imagen que recordaba cuando niño, cuando confiaba ciegamente en Itachi sabiendo que este no le decepcionaría.

Sasuke mordió sus labios, no tenía más opción que seguir gritando sus sentimientos hasta que los escucharan, derrotado apoyó su frente contra la de su hermano notando de inmediato la ligera fiebre que hostigaba a Itachi, sin alarmarse levantó a su hermano del piso para recostarlo en la cama y así poder arroparlo, en algunas horas de seguro estaría mejor.

 

Ya había oscurecido nuevamente y Sasuke sentía desesperarse, ni Juugo o Suigetsu le llamaron el todo el día, sin un automóvil estaba atrapado en aquel lugar a merced de las circunstancias y para cuando el móvil por fin empezó a vibrar anunciando una llamada, el Uchiha menor salió de la cabaña cerciorándose antes que Itachi siguiese durmiendo.

Pero en cuanto hubo salido los ojos del mayor se abrieron, se incorporó con cansancio, hace mucho que estaba despierto pero prefirió quedarse en silencio y completa quietud para que Sasuke no lo advirtiese, con cada segundo en juego tomó la chaqueta sobre la cama y se la colocó, con cautela se escabullo fuera de la cabaña por la pequeña ventana.

Pese a sentirse afiebrado caminó con cautela entre la oscuridad de la noche, las luces de la casa del dueño de lugar eran las más brillantes, viendo  cada instante detrás suyo temiendo que el descuido de Sasuke solo fuese una trampa. Llegó a la pequeña recepción donde una chiquilla de no más de veinte años le sonrió al verle.

— Buenas noches, ¿quiere rentar una cabaña? — pregunto incrédula, pero notando de inmediato la precaria apariencia de Itachi cuando este se acercó más — ¿está bien?

— Necesito un teléfono, llegamos en la mañana con unos amigos, creo que el viaje no me sentó muy bien — pretendió ser afable para no despertar sospechas.

La chiquilla pareció dudarlo. — Si no se siente bien puedo llamar a mi papá, antes trabajaba en un hospital — le ofreció analizándolo con detalle.

— No, solo debo hacer una llamada, ¿me permitirías el teléfono? — apenas si se forzó a sonreírle un poco queriendo convencerla.

— Si — algo apenada la chica sonrió mostrándole el aparato que reposaba sobre un mueble cerca de los sillones dispuestos a un lado para esperar. — Si quiere puedo traerle un poco de agua… si gusta.

Itachi asintió a lo que la muchachita dio la vuelta a prisas para buscar un vaso y agua en el pequeño cuarto que quedaba tras el mostrador. Al quedar a solas el pelinegro marco un número desesperándose al solo recibir el sonido del beep en respuesta.

— Kisame soy yo. — Habló de inmediato en cuanto le contestaron, pero la persona al otro lado de la línea parecía gritarle y preguntarle un sinfín de cosas que a Itachi no le dejaban contestar.

— ¡No!, a la policía no — elevó la voz unos segundos arrepintiéndose de inmediato — Kisame escúchame, estoy bien, solo he tenido algunos contratiempos, necesito que le digas a todos que… — se mordió la lengua, ¿realmente iba a seguirle el juego a Sasuke?, ¿realmente iba a dejarse a lo que su tonto hermano menor quisiera?, aunque deseara ayudarlo en su situación actual mucho no podía hacer. Oía que le llamaban por el teléfono, de manera preocupada repetían su nombre una y otra vez — estoy en… — sus oscuros ojos se pasearon por todo el lugar en cuestión de segundos buscando algún dato que le indicase su ubicación, halló en una mesita de café algunos volantes desparramados que servían de publicidad “Sekai Camp” venía escrito en ambigua combinación de idiomas pero antes de que pudiese repetirlo por la bocina del teléfono la diminuta publicación en los periódicos también desperdigados por la mesa llamaron su atención.

Allí su fotografía estaba publicada en la sección de personas extraviadas, su pulso se aceleró de golpe.

— Aquí está el agua señor — la chiquilla le ofrecía el agua desde la recepción.

Itachi  colgó de inmediato tomando el periódico con rapidez. — ¿Puedo quedármelo? Necesito leer un poco.

Ella asintió sonriéndole con dulzura, pese a lo ligeramente maltrecho de su apariencia, el hombre pelinegro que tenía delante le resultaba sumamente atractivo.

— Gracias por la llamada, — se encaminó a la salida.

— ¡El… el agua!

Él se detuvo recordando el vaso que la muchacha sujetaba, pese al riesgo se bebió el agua con rapidez y agradeciendo nuevamente salió del lugar. Una vez afuera su mirada se elevó contemplando el cielo estrellado, no podía dejar que Sasuke fuese a parar a la cárcel, sabiéndose descubierto en su pequeña huida regresó con calma pensando en cómo convencer a su menor por una vez de escucharlo.

Pero ni bien se hubo alejado un poco pudo sentir como alguien tras suyo se abalanzaba como felino hambriento buscando amputarle alguna extremidad, pudo evadir la presa haciéndose a un lado y ni pudo reaccionar correctamente al primer ataque consecuencia de la fiebre que claramente sentía empeorar, que lo sujetaron del cabello para estamparlo contra el piso bruscamente.

Jadeando por la sorpresa y la sacudida Itachi apreció claramente como le colocaban el cañón de arma en la sien.

— Debería matarla — Sasuke habló en medio de la oscuridad.

Itachi apenas comprendió que su hermanito se refería a la chiquilla con la que apenas cruzó un par de palabras.

— Estabas mintiendo, lo sabía. — Presionó más el arma sin temor a que pudiese escapársele un disparo.

— Sasuke… — quiso levantarse pero su menor había dejado caer todo su peso encima dificultándole el respirar — si hubiese querido huir… tuve la perfecta oportunidad — le aclaró recriminándose a sí mismo por desperdiciarla.

— ¿Debería estar agradecido entonces?

La ligera risa sarcástica que Sasuke dejó escapar pareció marearlo con facilidad.

— ¿A quién le llamaste? — presionó con más fuerza el arma contra el cráneo de su mayor.

— Solo, solo me encargue de que dejaran de buscarme — mintió, sabía perfectamente que Kisame no le haría caso y que esa llamada solo lo pondría más paranoico.

— Levántate.

El peso de Sasuke se retiró entonces e Itachi pudo ponerse de pie, cada vez se desesperaba más, su inmensa paciencia parecía extinguirse con cada minuto que pasaba, tanto que ni siquiera notó que había dejado el periódico en el piso, cuando hubieron llegado a la cabaña de nuevo pudo apreciar un par de cajas de cartón que hace poco no estaban allí.

— Estoy cansándome de todo esto, — Sasuke se acercó amenazante, si fue Juugo quien le llamó hace poco, había traído el automóvil con gasolina, algo de ropa y provisiones. Breves minutos en los que Itachi aprovecho para escabullirse, para intentar abandonarlo de nuevo.

— Yo hace mucho estoy harto — el mayor también afiló la mirada.

Cuando Sasuke quiso sujetarlo de la ropa para estrellarlo contra la pared consiente de que Itachi aún estaba muy débil, grande fue su sorpresa al ser quien era sujetado con violencia para quedar estampado contra el piso con la rodilla del mayor clavada en el cuello evitando que el aire llegase a sus pulmones. Sus negros ojos se abrieron estupefactos ante la molesta mirada de su “aniki”.

— Dije que no voy a abandonarte, que no voy a denunciarte, por una maldita vez escucha lo que te digo. — La fiebre estaba provocándole mareos y un sopor que amenazaba con dejarlo inconsciente, su exabrupto pronto se evaporaría arrebatándole los últimos gramos de fuerza que había acumulado acabándolos de usar.

Sasuke permaneció quieto buscando respirar en hondas bocanadas, pero ni bien sintió la presión en su cuello disminuir que no dudó en volcar la situación. Se incorporó con violencia llevándose al mayor por delante tumbándolo en el piso quedando encima sujetando los brazos ajenos con sus manos. Pero aunque quiso no pudo lastimar a su hermano, aunque hirviera en deseos no podría forzarlo a yacer a su lado, pese a que su equivocado proceder lo arrinconaba más a esa única opción y Sasuke no pudo evitar sentir miedo, si Itachi se recuperaba del todo no podría someterlo de ningún modo.

Los ojos de Itachi lo miraban expectantes, demasiado brillantes, con el rostro caliente por la fiebre… con todo el cuerpo caliente, con pesadez y nueva decepción se levantó dejando al mayor girarse para abrazarse a sí mismo como si el frío estuviese calándole hondo.

—Itachi. — le llamó preocupado, pero no hubo respuesta, el mayor parecía haberse quedado dormido, tal vez inconsciente.

Sasuke entonces comprendió que pese a lo equivocado que estaba el camino que había elegido no iba a cambiar, iba a seguir gritando en medio de su insanidad hasta que Itachi le oyese, hasta que no pudiese oír nada más salvo su voz.

Lo cubrió con algunas sábanas para salir de la cabaña hasta llegar al camino donde el automóvil lo esperaba y aunque sabía que Juugo estaba hablando con el dueño del lugar puso en marcha el motor, tan solo con el sendero de tierra frente a sus ojos es que se decidió a donde ir.

 

 

 

 

 

 

Naruto regresó a la estación de policías bien entrada la noche, con la extraña historia de Sakura e Ino tuvo mucho que hacer, hablar con el conserje del edificio donde supuestamente Sasuke retenía a su hermano mayor, el hecho de que su antigua amiga lo llamase solo para eso ameritaba aunque sea una superficial investigación.

Sasuke, hace muchos años que no sabía de él, sus últimos recuerdos junto a su “mejor amigo” no llegaban a más de sus trece años, en aquella época el pelinegro ya hace mucho se había convertido en alguien huraño y resentido. Pese a todo eso Naruto siguió esforzándose para animarle y lo hizo de ese modo hasta que la madre de Sasuke se mudó y perdió contacto con él, nunca contesto sus cartas, la dirección que le habían dado al rubio fue errónea.

Ahora pasados tantos años sentía que había algo raro con el Sasuke que Sakura describió.

— Aquí lo tengo — un hombre aproximadamente de la misma edad de cabello oscuro entró a su pequeña oficina dejando varias carpetas sobre el escritorio.

— Gracias Shikamaru — contestó ojeando sin verdadero interés.

— Que problemático caso aceptaste esta vez.

— ¿Nh? — el ojiazul miró los expedientes viendo de inmediato la denuncia de hace una semana por persona desaparecida. Itachi Uchiha era el hombre que hace diez días había desaparecido sin dejar rastro.

— Acaba de llamarnos quien hizo la denuncia, Kisame Hoshigaki recibió una llamada de Uchiha Itachi pero no alcanzó a decirle su paradero, quiere que localicemos el origen de la llamada ya que al parecer fue un número comercial.

— ¿Cuánto tardarías en averiguar de dónde hicieron la llamada?

— Mucho menos del que imaginas, ve preparándote para salir Naruto, claro en caso de que quieras hacerte cargo de esto.

Por supuesto que se haría cargo, si algo estaba sucediendo con Sasuke debía intentar ayudarlo o según la situación lo ameritase.

Pero fue casi cerca del amanecer que llego a su destino, sin perder tiempo se apersonó a la recepción del lugar, allí vio a una dulce jovencita sonreírle.

— Estoy buscando a esta persona — de inmediato le presentó una fotografía de Itachi junto a su placa logrando que la muchachita se viera aterrorizada.

 

 

 

Continua.

 

 

 

Notas finales:

Sí, me tarde un poco más, siento la demora, estaba actualizando otros fics (D:), gracias a quienes se toman su tiempo para leer y más para comentar, no creo que esta historia vaya a ser muy larga doce o trece capítulos aproximadamente, nos leemos en el siguiente.

Yae.


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