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Equivocado por Yae

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Notas del capitulo:

Manera de publicación: Desde el wi-fi de mi celular a la laptop (no pensé que fuera tan difícil, mis maldiciones a la compañia que me provee internet)

Gracias ha quienes han leído el primer capítulo y más a quienes comentaron, sin más el segundo capítulo.

 

 

 

 

II.-

 

 

 

 

 

—Tal vez después sea tarde. — Sasuke susurró a su oído inclinándose sobre su hermano mayor — ¿Te gustaría jugar ahora?

La expresión de Itachi no se vio modificada ni en lo más mínimo, como si no hubiese escuchado nada. Como si estuviese haciéndose de oídos sordos, se acomodó mejor encogiéndose en hombros.

— Itachi vamos a la cama — el menor de los hermanos no estaba dispuesto a dejar aquel tema en el olvido, estaba casi desesperado por saber cuánto asco le produciría a Itachi el que le dijese lo que deseaba.

 

Quiero acostarme contigo.

Quiero que siempre estés a mi lado.

 

 

Decirle tantas cosas, aterrarlo con sus retorcidos sentimientos, esos que parasitaban su mente y su alma, esos que terminarían por ahogarlo de intentar si quiera olvidarlos.

Susurrarle palabras de amor, prometerle que si lo aceptase se encargaría de cuidarlo no como un hermano, si no como un amante lo haría.

— Itachi… no quiero lastimarte — acercándose más, como si desease imponer su presencia, como si deseara ser lo único que el mayor pudiese observar.

Aquella declaración causo gracia en Itachi, como las palabras y acciones de su pequeño hermano seguían siendo tan contradictorias, pero no pudo permitirse el sonreír.

— ¿No vas a decir nada?

El mayor se mantuvo en silencio, demasiado cansado pero sin poder dormir.

Y los deseos no satisfechos de Sasuke parecieron menguar ante la nula respuesta de su hermano, sus indirectas no estaban dando los resultados esperados o tal vez el propio Itachi no quería entender los sentimientos se Sasuke. Mordiendo su labio inferior se apartó del todo, por ahora lo dejaría descansar. Salió de la habitación con el molesto rechinido de aquella vieja puerta.

Sentía estar atorado.

Sus impulsos como hacia antaño le dirigieron a un camino equivocado, fue sencillo odiar a su hermano mayor, buscar de algún modo vengarse por haber sido abandonado por la persona más importante en toda su vida, ahora llegado a este punto donde podría matarlo… donde podría someterlo a su voluntad si es que imprimiese demasiada violencia en sus acciones, fue que hallo un vacío en todo aquel plan.

¿Y si Itachi nunca llegaba a quererlo de la misma forma en que lo quería?

¿Si jamás llegaba a verlo como nada más que su “tonto hermano menor”?

¿Qué haría entones?

No estaba seguro, no soportaría ver a su hermano feliz al lado de alguna mujer con hijos y una familia, no se creía capaz de aceptar el compartirlo, de quedarse solo con el afecto fraternal. Sentía amarlo demasiado como para dejarlo ir.

¿Acaso podría ser peor?

Una vez fuera pudo sentarse entre los escombros del patio de esa ruinosa propiedad, a conciencia más de una vez buscó el punto inicial de aquel retorcido sentimiento que pretendía volverlo loco de dolor al no hallar ni la más insignificante guía en su camino. Perdiendo su mirada entre en cielo nocturno se volvía a preguntar en que momento Itachi dejó de quererlo, dejó de intentar arreglar al estropeado Sasuke, en que momento no le importo abandonarlo más de una vez, en que momento sus lágrimas y sus suplicas ya no merecieron un  consuelo por parte de su añorado hermano mayor.

 

 

 

La copiosa lluvia seguía cayendo a su alrededor, solo esa sombrilla los cubría a él y a su hermano de quedar empapados. Y como siempre sostenía la mano del otro con fuerza, con toda la fuerza que un niño de seis años podría, por alguna razón temía perderse y que Itachi nunca pudiese encontrarlo.

Odiaba ese juego.

Había aprendido a odiarlo.

“Nii-san, tengo hambre” apenas pronuncio entre el bullicio que la lluvia producía.

Pudo claramente apreciar la sonrisa del mayor mientras lo guiaba a un pequeño parque para después refugiarse entre aquella pequeña edificación de madera y resbaladillas donde en  algún momento jugaron.

“Solo tengo esto” Y saco de uno de sus bolsillos un pequeño paquete de galletas que le ofreció al menor.

Emocionado lo abrió comiendo enseguida para que después de más de tres galletas comidas se quedase mirando a Itachi “Ten” con sus pequeñas manitas le acercó las galletas que quedaban.

“No tengo hambre Sasuke, puedes comértelas todas”

Y así lo hizo.

 

 

Pero cuando la lluvia dejo de caer se halló solo y asustado en la resbaladilla, viendo su reflejo en una pequeña charca pudo apreciar moretones y raspones en su infantil rostro además de las gruesas lágrimas que descendían desde sus ojos.

“¡Nii-san!”

 

 

 

Para cuando el frío hizo reaccionar a Sasuke se percató de que al menos se habría quedado dormido un par de horas más, ya pasaba de la media noche, irguiéndose y estirando los brazos volvió entre sus pasos regresando a su habitación, cada cierto tiempo tenia aquellos extraños sueños, que más que sueños parecían fragmentos de su confusa niñez, fragmentos olvidados de lo que seguro fue la peor etapa de su vida. Ya hace mucho se había acostumbrado a casi no recordar nada de aquella época, pero entre esa casi evanescida línea temporal se hallaba el momento justo donde empezó a desear a su hermano.

Estaba seguro que de saberlo, Itachi no se lo diría.

Se recostó en la algo incomoda cama deseando soñar con un poco más de ese olvidado pasado.

 

 

 

 

Los cantos de un gallo fueron los que le despertaron, con lo poco que podía divisar acercándose lo más que alcanzaba a la ventana aun no hallaba pista alguna del lugar donde Sasuke podría haberlo llevado, según sus cuentas, este era exactamente el séptimo día desde que se reencontró con su hermanito. No parecía haber amanecido hace mucho, se arrastró con algo de dificultad hasta el lavabo del cuarto de junto, buscaba espabilarse con el agua que caía del grifo bebiéndola en grandes cantidades también. Hace cuatro días que ya no le importo beber el agua de esa pileta para saciar en parte su ya desesperado apetito.

Casi no probaba la comida que Sasuke le ofrecía, en un principio pensó que su hermano menor recapacitaría, que al verlo desgastar sus energías cedería de este ridículo que aún no comprendía del todo, pero no pareció importarle mucho.

Se empapó el rostro y el cabello buscando deshacerse de la comezón que empezaba a agobiarlo, ansiaba tomar una ducha y cambiar su ropa, pero Sasuke no parecía interesado ni en lo más mínimo en su comodidad.

—Tengo que salir de aquí. — Se dijo así mismo exprimiendo el agua acumulada en su largo cabello, había atado cabos desde el primer momento en que acepto que el pequeño Uchiha no estaba jugando con lo del secuestro.

Desde hace más de cinco años que le enviaba dinero a su madre para Sasuke, era evidente que su progenitora le mentía sobre la situación de su hermanito quien parecía profesarle un rencor desmedido dadas las circunstancias actuales.

La rechinante puerta se abrió dejando que un hombre alto y fornido de cabellos anaranjados entrara, Itachi ya lo había visto, era quien siempre le traía comida, quien curiosamente parecía acatar las órdenes de Sasuke sin replicar en lo absoluto.

— Buenos días — el recién llegado saludo al ver a Itachi salir del cuarto de baño — esta vez traje algo de fruta y un poco de leche, procura comerlos — dejando una vianda y una pequeña botella plástica salió de inmediato cerrando con llave.

El Uchiha mayor se acercó a la comida recién dispuesta, debía recuperar algo de energía perdida de modo deliberado, si es que quería formular una buena perorata para convencer a ese hombre de ayudarlo a salir o al menos reunir información necesaria para su huida. Con ligero entusiasmo engulló la fruta y bebió la leche en grandes sorbos hasta terminar con su ración olvidándose de su duda inicial sobre que tal vez podrían colocarle algún tipo de fármaco a la comida, una de las razones por las que se abstuvo en tantos días.

Ya algo más reanimado se recostó sobre la cama, ya había perdido demasiados días, era imprescindible el convencer a su hermano que lo dejase ir o irse sin decir adiós de nuevo. Cortar un eslabón de las cadenas que lo retenían y esperar no estar lo suficientemente lejos de la ciudad para llegar antes de agotarse del todo.

Nuevamente la puerta se abrió tras una media hora, Itachi ni se molestó en ver quien había entrado, era evidente, era buen momento para tantear el estado mental de su menor.

— Voy a salir. — Sasuke se mantuvo en el marco de la puerta.

— ¿Alguna razón en especial para informarme esta vez? — se incorporó con la elegancia que le sobraba, deseaba evadir lo más que fuese la primera teoría que su cerebro le planteó del porqué de su cautiverio.

“Incesto”

Dicho crudamente la palabra se tornaba más que escandalosa, algo debía estar muy mal con su propia conciencia para que Itachi hubiese barajeado esa probabilidad.

— Si, necesito que me digas donde trabajabas y el lugar donde vivías.

Otra vez ahogaba la gran carcajada que hubiese querido soltar, era demasiado risible el cinismo con el que Sasuke deseaba de algún modo hacerse con el control de su vida. Itachi se limitó a mirarle enarcando una ceja a la vez que se ponía de pie.

— Sasuke… — inspiró con fuerza buscando las palabras correctas — si necesitas dinero, solo tenías que pedirlo, creo que estas llevando las cosas a un extremo del que no saldrás bien librado.

El menor se mordió los labios decidiéndose a entrar por completo a la habitación cerrando la puerta tras de sí. — No Itachi. No tienes ni la más remota idea de a que extremo quiero llevar todo esto. — Se detuvo a un par de pasos de su hermano mayor, viéndolo ligeramente más bajo, tal vez debido al tiempo transcurrido desde la última vez que se vieron. ¿Diez años quizá?, no, probablemente sean ocho. — ¿Sabes? A veces cierro los ojos y veo la casa donde solíamos vivir.

Itachi se mantuvo impasible, empezaba a estar seguro de que algo no iba bien en la cabecita de su una vez adorado hermano menor, pero sin poder confirmarlo, hace mucho tiempo que no se veían.

— ¿Por qué me dejaste? — fue la pregunta en los ahora angustiosos ojos del menor.

— Porque tú me lo pediste — frunció el entrecejo, sin estar seguro de a que podría referirse Sasuke con esa pregunta.

El arranque de furia que hizo presa al más joven tomó desprevenido a Itachi, se le lanzo encima cayendo en consecuencia ambos al duro piso, lastimándose la espalda al amortiguar el peso de Sasuke del impacto. Un par de rabiosos ojos negros le advertían claramente peligro, la mandíbula tensa y los blancos dientes  haciendo presión entre ellos le mostraron una expresión que hace mucho tiempo no había visto.

 

— ¡No es cierto! — Le reclamó de inmediato forcejeando con el mayor quien trataba de quitárselo de encima — ¡Jamás te hubiese pedido que me dejaras!

— ¡Sasuke cálmate! — no quería lastimarlo, no quería que se agarraran a golpes, el tono casi despechado que estaba usando su hermano empezaba a incomodarlo. Sintió un golpe en su rostro y luego como su cráneo rebotaba contra el concreto, apenas logró apartarlo de encima suyo antes de recibir más daño. Se arrastró al menos medio metro antes de incorporarse. Sasuke lo miraba fijamente algo aturdido como sopesando sus acciones.

— No quería… —  se excusó acercándose a gatas — en verdad…

—Lo último que paso entre nosotros… ¿lo recuerdas? — Itachi limpio la pequeña mancha de sangre de sus labios en tanto media la distancia que los separaba.

Entonces Sasuke se detuvo posando su mirada en el piso.

— ¿Qué quieres que haga para que termines con esto? — cambio su pregunta aprovechando el breve colapso emocional que su hermano había demostrado.

— ¿Lo harías? ¿Lo que yo te pidiera lo harías? — expectante le miró fijamente, creyendo que sería tan fácil alcanzar su deseo.

— Lo haría, porque eres mi hermano. — Y arriesgándose a oír una petición descabellada accedió, de todos modos como había dicho, era su hermano.

— Entrégate a mí.

Había imaginado algún  pedido extraordinario, cantidades risibles de dinero, incluso quizá un psicotrópico para su adicción, Itachi indagó en la mirada de su hermano buscando el menor rastro de subterfugio pero no halló nada, Sasuke parecía estar siendo completamente honesto.

¿En qué sentido?  Se le antojaba preguntar, pero eso sería pecar de inocente e Itachi no era ningún cándido niño de primaria, contuvo la respiración un par de segundos. — Somos hermanos.

A Sasuke ya le daba igual, viviendo toda su vida una completa equivocación, que más le daba agregar esa terrible culpa a su larga lista que en otra vida lo castigaría. — No me importa.

El mayor puso en una balanza sus opciones, bien podría negarse y seguir encerrado a saber cuánto tiempo más o podría ceder, tal vez tener que intimar un poco con Sasuke para conseguir así que lo dejase ir, pero de hacer eso sería como aventar más carbón a la hoguera que aparentemente estaba calcinando la cordura del menor y de paso arrojarse para que ambos se incineraran juntos.

— Quítame antes las cadenas — pidió, creyendo que el otro accedería.

— Podemos hacerlo así — ansioso el más joven empezó a destrabar la hebilla de su propio cinturón aflojando sus pantalones.

 

 

— ¡Sasuke!

Y Sasuke maldijo una y mil veces la existencia de Suigetsu.

 

 

 

 

Notas finales:

No, no habrá lemon tan pronto (:D) las cosas a su tiempo, gracias mil por esos comentarios que me animaron, nos leemos en el siguiente.


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