SeHun miró fijamente a KyungSoo, tratando de procesar lo que acababa de decirle. Su rostro pasó de tener una expresión de tristeza a una de asombro.
-¿Q-qué? –preguntó en un susurro. KyungSoo asintió lentamente, estaba preocupado por su reacción. –Pero… -SeHun se alejó unos pasos pasándose las manos por la cabeza, tirándose del pelo, exasperado. -¡MIERDA! –gritó, haciendo que KyungSoo se sobresaltara y le entraron ganas de traspasar la puerta y largarse de ahí. –Lo siento. Lo siento tanto, KyungSoo. –se acercó nuevamente a él, al ver que el rostro del mayor tenía una expresión de pánico. Le temblaba el cuerpo entero por la emoción y la rabia que sentía en esos momentos. –Me… -suspiró – me hicieron creer que… que lo habías perdido… -le habló tratando de sonar calmado al notar el miedo en sus ojos. KyungSoo se horrorizó de tan solo pensar en haber perdido a su bebé, él es su vida y sin él no habría podido seguir. Negó rápidamente con la cabeza. SeHun le sostuvo el rostro entre sus manos para mirarlo fijamente a los ojos. –Soo… -susurró con una sonrisa triste.
KyungSoo alzó una de sus manos y le acarició tiernamente el rostro, viendo como cerraba los ojos y sonreía aún más sintiendo su cálido tacto.
-Se llama MyungSoo… -dijo en voz baja, sonriendo al recordar a su bebé. SeHun abrió los ojos lentamente y sonrió ampliamente a la vez que una lágrima comenzó a rodar por una de sus mejillas. -, es una exacta réplica tuya, pero en miniatura. –imitó la sonrisa del menor y alzó su otra mano para limpiarle las lágrimas. –No llores. –susurró.
SeHun lo atrajo hacia su cuerpo y lo envolvió con sus brazos, hundiendo el rostro en su cuello, sonriendo a más no poder y llorando de felicidad. KyungSoo hizo lo mismo, envolviéndolo con sus brazos y consolándolo con suaves caricias en su espalda. Estuvieron abrazados hasta que el celular de SeHun comenzó a sonar en el bolsillo de su pantalón, sin separarse del mayor sacó su celular y frunció el ceño al ver el nombre de Krystal en la pantalla.
-¿Si? –contestó con tono serio.
-SeHun, ¿dónde te habías metido? Te estuve llamando, tu madre me bombardeó con llamadas. –KyungSoo quiso separarse de SeHun, al oir la voz de la chica.
-Krystal, ahora estoy ocupado. Luego te llamo. –colgó rápidamente al ver las intenciones que tenía KyungSoo de marcharse.
-Será mejor que me valla. Es muy tarde y… yo… -SeHun lo soltó y lo miró un momento.
-Está bien. Te llevo. –dijo tranquilo, mientras se volteaba e iba por las llaves del auto. KyungSoo lo siguió con la mirada, sintiendo que le iba a dar un ataque de pánico.
-No hace falta. Puedo pedir un taxi. –dijo nerviosamente.
-Quiero verlo. –dijo una vez que estuvo nuevamente frente a él.
-S-seHun… no creo que aun…
-Por favor. –susurró viéndolo con ojos suplicantes. KyungSoo sabía que no se lo podía negar, pero aún tenía muchas cosas en las que pensar. No iba a librarse de ésta, por lo tanto, una idea se cruzó por su cabeza.
-Mañana… -dijo despacio –ya es muy tarde y… debe estar dormido. –miró atento la expresión del menor y pudo ver un brillo reflejado en su mirada.
-¿En dónde y a qué hora? –preguntó rápidamente.
-En el restaurant donde trabajo. Le diré a mi madre que lo lleve allí, cerca de las cuatro, a esa hora termino de trabajar. –KyungSoo habló calmadamente, viendo cómo el rostro del menor se iluminaba con cada palabra.
-Estaré allí a las cuatro.
~*~
Por KyungSoo:
Sonreí cuando oí el tintineo de las campanitas de la puerta al abrirse y veo a mi madre con MyungSoo en brazos, lo trae dormido. Termino de servirle el café al cliente que me mira extrañado por mi repentina sonrisa y gira la cabeza para ver que ha llamado mi atención.
-Aquí tiene su café para llevar, señor Wu. –se vuelve y me sonríe.
-¿Cuándo me llamarás por mi nombre, KyungSoo? –siento que me sonrojo y él coge su cafpe aún sonriéndome.
-Lo siento. Es la costumbre! –el señor Wu YiFan es un cliente muy exclusivo en el restaurant. Normalmente no hacemos pedidos para llevar, pero él es un gran amigo de Siwon y es la excepción. Es un tipo alto, cabello castaño claro, ojos negros, muy intimidantes por cierto, pero es una buena persona. Tiene cerca de treinta años, si no me equivoco y es chino.
-¿Es tu niño? –pregunta alzando las cejas y mirando hacia la mesa donde se ubicó mi madre. Asiento con la cabeza. -¡Valla que ha crecido! –sonrío ampliamente. –Siempre es un placer volver a verte, KyungSoo. –me dice en voz baja con su tono grave y ronco. –Hasta luego.
-Hasta luego. –digo apenas en un susurro, mientras él da media vuelta y se marcha. ¿Qué fue eso? “Siempre es un placer volver a verte KyungSoo” . Sacudo la cabeza y salgo de detrás del mostrador para ir hacía donde está mi madre.
-Hola, hijo! Se durmió en el camino!
-Gracias mamá. ¿Quieres tomar algo?
-No hijo. Tengo que irme. –cargo a MyungSoo y ella se me queda viendo unos segundos, luego me sonríe y me da un beso en la mejilla. –Suerte! Y ya sabes, me llamas. –le dio un beso rápido al pequeño y se fue.
Ayer por la noche, SeHun había insistido en llevarme hasta mi casa y en el camino, me dijo que en vez de encontrarnos en el restaurant lo hiciéramos en el parque que hay a una cuadra de allí.
Fui hasta la oficina de SiWon para avisarle que ya me iba, estaba sorprendido de ver a mi hijo allí, le expliqué maso menos el por qué. Antes de salir, MyungSoo se despertó con el ruido de una taza que se le había caído a LuHan.
-Hola Myunggie! Lo siento pequeño! –LuHan le dio un pequeño beso y siguió con su trabajo.
Una vez fuera, comencé a caminar en dirección al parque y a medida que nos acercábamos sentía que el corazón se me iría a salir.
Me detuve en la acera de enfrente en cuanto pude divisarlo entre la gente. Tenía mejor aspecto al de ayer, llevaba unos jeans oscuros con unas Converse a juego y una camisa beige, con las mangas arremangados hasta la mitad de su brazo, su pelo rubio oscuro estaba algo desalineado, aún así seguía viéndose muy atractivo.
Crucé la calle, en cuanto el semáforo se puso en rojo y me acerqué hasta la banco bajo el árbol, en la cual estaba sentado, con las piernas separadas, los codos apoyados sobre sus rodillas y las manos entrelazadas hacia adelante y miraba hacia el suelo.
MyungSoo se puso como loco al ver a todos los niños en los juegos y comenzó a balbucear y a señalar en dirección a ellos. En ese momento SeHun alzó la vista, cuando estuvimos a solo unos pasos de él y se puso de pie.
-Hola, SeHun. –lo saludé y él no apartaba la vista de mi pequeño, susurró un débil “Hola” y pude notar claramente que estaba muy nervioso. –SeHun… él es MyungSoo. Myunggie, saluda a…SeHun. –mi bebé le devolvió tímidamente la mirada y movió su manito para saludarlo. Sentí un nudo en la garganta al ver que SeHun sonreía ampliamente y los ojos se le llenaron de lágrimas.
-Hola MyungSoo. –dijo con los ojos brillantes por la emoción.