-¿Qué haces aquí? –preguntó SeHun, entrando a su departamento.
-¿Así es como recibes a tu madre? –espetó la mujer entrando tras él y cerrando la puerta.
-¿Esperabas que te reciba con un beso y un fuerte abrazo? –dijo mientras dejaba las llaves en la mesa y caminaba hacia la cocina. La mujer frunció los labios y el entrecejo, claramente enfadada por el comportamiento de su hijo.
-Te he echado mucho de menos hijo. –SeHun tuvo ganas de reírse con ese comentario y el tono lastimero con el que lo había dicho, pero no lo hizo, solo la ignoró y abrió la heladera para sacar una jarra con agua y servirse en un vaso. Su madre, quien lo seguía con la mirada desde la puerta de la cocina, se acercó y le quitó el vaso de las manos dejándolo sobre la mesada. -¿Dónde estabas? Llamé a Kristal y me dijo que habías salido con tus amigos. Acabo de cruzarme a ChanYeol y me dijo que no te vio en todo el día. –Habló con un tono tan desesperado que SeHun creyó que a la mujer que tenía en frente le daría algo. Pasó a su lado y guardó la jarra nuevamente en la heladera.
-Eso a ti, no te importa. –Jamás era grosero con las personas y mucho menos lo había sido con su madre, pero ella no se merecía ningún tipo de respeto, ni su cariño.
Se sentía completamente segado por la rabia a causa del dolor que le había infligido tanto a él como a KyungSoo.
No le diría que sabía de su hijo, y mucho menos que había ido a verlo. No aun.
-¿Por qué me hablas así? –preguntó desconcertada la mujer. –Acaso… ¿lo has visto y se te pegó lo insolente? –dijo nerviosa. SeHun la miró con la mandíbula tensa.
-¿De qué hablas? Me harías el favor de irte. Estoy cansado. Cierra la puerta cuando salgas. –la dejó en medio de la cocina y él se dirigió a su cuarto. Su teléfono vibró en el bolsillo del pantalón y lo sacó viendo que tenía un mensaje de Kristal:
“¿Cómo te fue? Tu madre me estuvo llamando toda la tarde. Está aquí, en la ciudad. Kristal”
Esa mañana había halado con la chica y le contó todo. Era una buena persona y sentía mucho que la hicieran pasar por todo esto sus padres.
Kristal lo apoyaría en cuanto al tema de ver a su hijo y a KyungSoo, pero debían ser muy precavidos, ya que la mejor a miga de ella, era la ahijada de la madre de SeHun y se lo contaban todo.
“Me fue muy bien. Gracias! Ella está aquí, luego te hablo. SeHun.”
-Tendremos que adelantar la fecha de la boda. Antes de que comiencen con las clases en la Universidad. –se volteó encontrándose con su madre de pie en la puerta de su cuarto.
-Ya te dije que no voy a casarme. –sacó la maleta del armario, aun con sus cosas dentro. La dejó sobre la cama y comenzó a guardar la ropa dentro del armario.
-¿Qué haces? No estarás pensando en quedarte aquí, ¿Verdad? –SeHun la miró con cara de: “¿Tú que crees?” y continuó guardando las demás cosas. –No puedes quedarte aquí. Tienes que volver a casa. Tú casa. En un mes se anunciará tu compromiso con Kristal y tienes que estar allí. –SeHun suspiró con cansancio. ¿Jamás lo escuchaba? ¿Acaso no importaba lo que él quería? Dejó a un lado la maleta y se acercó despacio a su madre, quien retrocedió un paso al ver el rostro impasible de su hijo. Estaba muy equivocada si creía que podía seguir manipulándolo a su gusto.
Inhaló una bocanada de aire y lo soltó muy lentamente. Una vez frente a ella, la miró fijamente y dijo muy serio y despacio: -No pienso volver a ese lugar. Tú casa. No vamos a adelantar ninguna fecha, porque no va a haber ningún compromiso. Yo mismo me encargaré de hablar con los padres de Kristal en cuanto vuelvan de Japón. –su madre abrió ampliamente los ojos e iba a hablar, pero SeHun continuó, muy tranquilo. Había tenido un día estupendo y no iba a permitir que nadie se lo arruinara. –Ahora, te voy a pedir amablemente que te vallas, Hyuna. No quiero tener que sacarte yo mismo de aquí. –la mujer lo veía con la boca abierta, sorprendida. Tras unos segundos de silencio, en los cuales ambos solo se veían a los ojos, ella sonrió con sorna.
-¿Ya no soy más “mamá”? –SeHun alzó ambas cejas y señaló la puerta de salida. –Está bien, me voy a ir, debes de estar muy cansado así que vendré mañana… conozco la salida. -dio media vuelta, caminó hasta la puerta y sin más se fue dando un portazo.
Se quitó la ropa y se adentró bajo el agua de la ducha. Cuando terminó de bañarse, se puso unos pantalones largos de algodón y una remera. Se acostó en su cama y se quedó un momento mirando el techo.
Una enorme sonrisa comenzó a dibujarse en sus labios y una sensación de felicidad lo invadió de repente al recordar los acontecimientos de esa tarde. Conocer a su hijo fue lo más hermoso que le pudo haber pasado, un bebé que había nacido como fruto del amor que se tenían él y KyungSoo, eso hacía que su corazón rebosara de felicidad.
El pequeño era precioso y simpático, muy inteligente para la edad que tenía. KyungSoo le dijo que era idéntico a él, pero él lo veía hermoso e idéntico a Kyung. Tiene sus ojos.
Cerró los ojos tocándose el labio inferior con el dedo índice, aun sonriendo y suspiró como el idiota enamorado que era. Ahora tenía a dos personas a las que amar e iba a hacer todo lo que esté en sus manos para no volver a perderlos.
Volvió a abrir los ojos, cuando una loca idea cruzó por su cabeza. Tomó su celular y comenzó a escribir un mensaje…
~*~
KyungSoo se envolvió una toalla a la cintura y se dirigió al armario para buscar un pantalón y una remera para dormir, se los puso y se sentó en la cama mientras se secaba la humedad de su cabello. Su celular se iluminó en la mesita de luz, anunciando la llegada de un mensaje. Inconscientemente sonrió al ver de quién era. :
“¿Aun estás despierto? No me puedo dormir. ¿Qué me recomiendas para el insomnio?.
SeHun.”
Recordó las noches en las que se desvelaban hablando por teléfono o simplemente enviándose mensajes de texto, cuando alguno de los dos no podía dormirse.
Presionó responder y escribió:
“Quizá, si pruebas con cerrar los ojos lo consigues!.
KyungSoo.”
A los pocos minutos recibió otro:
“Tú sí que eres un experto con el asunto. Por eso mismo recurrí a ti. Es una buena idea, créeme que lo he intentado pero no hay caso.
Creo que también necesito abrazar a alguien pequeñito para poder dormir. No es justo que tú tengas a Myunggie y él tenga a Pororó. :´c
SeHun.”
KyungSoo sonrió ampliamente, sabía por dónde iba el asunto. Antes de que pudiera contestar, llegó un nuevo mensaje:
“¿Has pensado en lo tercero y lo cuarto?.
SeHun.”
“Estoy en ello.
KyungSoo.”
“¿Podrías considerar lo cuarto, ahora mismo?
SeHun.”
KyungSoo se quedó unos instantes mirando la pantalla de su celular, pensando en qué contestarle. Sabía de sobra que SeHun podía ser muy insistente, a veces, y que no iba a irse a dormir hasta que le diera una respuesta positiva.
“De hecho, MyungSoo me abandonó para dormir con su abuela. No tendré a mi pequeño para abrazar mientras duermo.
KyungSoo”
“Yo podría ponerle solución a nuestra situación!
SeHun.”
KyungSoo no respondió más, se quedó tumbado en su cama. No sería capaz de aparecerse a las doce de la noche en su casa. ¿O sí?
Lo había hecho muchas veces, por qué pensaba que ahora no sería capaz de hacerlo.
Sin darse cuenta, comenzó a cerrar los ojos y calló en un profundo sueño…
Lo amaba… esa era razón suficiente para dejarlo entrar en su casa a las doce de la noche o a las tres de la madrugada.
~*~
Por KyungSoo:
Me revolví al sentir que la cama se hundía detrás de mí, abrí despacio los ojos y contuve la respiración. Giré lentamente el rostro para ver, aún estaba oscuro por lo que supuse que ni siquiera había amanecido.
Casi grito y salto de la cama, si o fuera porque me cubrió la boca con una mano y agarró mi brazo con la otra. ¿Qué demonios hace aquí? ¿Qué hora es?
Estoy a punto de sufrir un infarto y él está que no puede contener su risa. Me revolví e intenté soltarme.
-Shhh… -dice tratando de no reír –no quería asustarte, lo siento. –susurró sin dejar de sonreír. Despacio y con cautela me quitó la mano que cubría mi boca y yo inmediatamente me senté en la cama, respirando con dificultad y lo miro con el ceño fruncido. El muy… no deja de sonreír…
-¿Qué haces aquí? ¿Quieres matarme de un susto? ¿Estás loco, SeHun? ¿Cómo entraste? –respiro hondo varias veces para calmar el ritmo frenético de mi corazón.
-Vine a dormir contigo, porque no logro conciliar el sueño. No quiero matarte de un susto. Sí, estoy loco y entré por la puerta. –respondió a todas mis preguntas con cara de cachorrito, levanto ambas cejas y siento que se me corta la respiración cuando veo que se muerde el labio inferior para contener la sonrisa que baila en la comisura de sus labios. –Te extrañaba… -dice en voz baja. Ahora no se si el ritmo frenético de mi corazón se debe al susto que me dio o por lo que acaba de decir. Dejo caer los hombros y él se deja caer hacia atrás en la cama, metiéndose junto a mí bajo las sábanas y tirando de mí para que me acueste. Ambos estamos ahora, uno frente al otro. –no puedo estar lejos de ti. –susurró luego de un momento en silencio. Apartó la mirada y tomó una de mis manos para entrelazarla con la suya. -¿Por qué te siento tan distante? –preguntó en voz baja. Suspiré mirando nuestras manos unidas y me solté para pasar el brazo por su cintura y acercarme todo lo posible a su cuerpo, apoyando mi frente en su pecho, enseguida sentí sus brazos rodeándome y una sensación de calidez se situó en mi pecho. Sonreí para mis adentros cuando lo oigo suspirar y apoya su barbilla en mi cabeza.
-¿Crees que ahora estoy lo suficientemente cerca? –pregunté sonriendo y sentí su pecho vibrar por su suave risa.
-Así está mucho mejor. –alcé mi rostro y me observó con esa sonrisa que hacía que mi corazón comenzara a latir más de prisa. Me apartó el pelo de la frente y me lo peinó con los dedos hacia atrás. –Aunque… no me refería a ese tipo de distancia. –dijo en voz baja.
-Lo sé… -susurré volviendo a apoyar mi frente en su esternón. –Lo siento, es que… no es fácil, saber que has vuelto, tenerte aquí pero a la vez… saber que… -me quedé en silencio unos segundos y él me estrechó más en sus brazos. –Nada es como antes… -me sorprende que no me pida que lo mire cuando le hablo, pero sé que es, porque él siente lo mismo. Nada es igual. -¿Cómo entraste?
-Bueno… por lo visto, no han cambiado la cerradura de la puerta en estos dos años.
-¿Aun tienes la llave que te di? –pregunté sorprendido. La llave me la había olvidado en su casa y él se la quedó.
-Claro que sí. Tengo todo lo que me has dado, inclusive la ecografía, la que te dí era una copia. A esa la llevaba siempre conmigo y a la original la tengo bien guardada. –sonreí ampliamente al verlo un poco avergonzado.
-¿Y si mi madre te ve aquí? –pregunté alarmado.
-Tranquilo, ¿crees que entré asi como asi? –alcé una ceja y rio. –Pues si, entré asi como asi. Ella salía de la cocina cuando entré, se sorprendió un poco al principio, pero luego le expliqué que no podía dormir porque te extrañaba y lo entendió. Hasta me deseó las buenas noches! –suspiré al terminar de oírlo, mi madre nunca cambia, siempre le tuvo mucho aprecio a SeHun.
-Definitivamente, estás loco. –murmuré sonriendo, volviendo a esconder mi rostro en su pecho.
-¿Kyung?
-¿Qué? –susurré sobre su remera.
-¿Mañana trabajas?
-No, los jueves son mi día libre.
-Bien. Entonces, cuéntame cómo fue. –dijo en voz baja.
-¿Qué cosa?
-Todo. ¿Cómo fue el embarazo?, su nacimiento, estos trece meses…