Si peleaban no era por gusto ni otras cosas, sino que su familia había estado en guerra durante mucho tiempo y aunque no quisieran debían enfrentarse entre ellos.
Hashirama no sabía el por qué de sus sentimientos hacia Madara, solo sabía que desde que lo vio por primera vez en ese río, intentando lanzar una piedra al otro lado, se había convertido en su mundo.
Madara ocupaba sus pensamientos todo el día y aun cuando descubrió que era un Uchiha no quiso alejarse, siguieron frecuentándose a escondidas de sus clanes, iban al río y arrojaban rocas, hablaban de la aldea que construirían y todas las cosas.
Jamás se cansaba de estar junto a él, mas ahora a sus veinte años seguía siendo igual que en ese entonces, Madara se veía mas atractivo y sus sentimientos por él se hicieron cada vez más fuertes, sintiendo su corazón acelerarse cuando estaba cerca de él.
Pero una tarde todo cambió, el día de la muerte de Izuna, el hermano menor de Madara a manos de su hermano Tobirama, causando una gran depresión y un odio tan grande hacia los Senju que ya no se volvieron a ver, aunque en parte se aliviaba de no tener que volver a sentir las extrañas mariposas en su estómago por otra parte el simple hecho de saber que ya no le vería y si lo hacía sería en un campo de batalla le causaban ganas de llorar.
¿Por qué todo debía ser tan complicado?
No lo sabía pero sin duda aquello estaba en su contra, quizá los cosmos o la alineación de los planetas... No, estaba paranoico, pero debía haber una razón por la cual se había enamorado de su ex mejor amigo y compañero de sueños.
-¡Madara, detente! -Con su mano sostenía el kunai sobre su cuello, a pocos milímetros de cortarlo por completo, estaba claro que no lo haría pero quería detener esa lucha innecesaria entre los clanes, evitar muertes y hambres por las guerras.
-Si me detengo ahora la muerte de Izuna será en vano ¿¡En serio crees que te haré caso!? -Acercó su rostro al de Hashirama, teniéndolos muy cerca.
El castaño sentía como su corazón comenzaba a palpitar con más fuerza, el kunai estaba haciendo presión en su cuello y pudo ver como unas cuantas gotitas de sangre corrían por el filo, mas no la separó, pues extrañamente sintió como si eso ya lo hubiera vivido, como si su rivalidad con Madara estuviera planeada.
-Yo realmente lamento su muerte, pero Madara, esta no es la solución, las guerras entre clanes solo provocan mas muertes y sufrimiento -Trataba en vano de hacerlo desistir de sus decisiones que imponía sobre los Uchiha, pero por algo ellos tenían fama no solo por su habilidad en batalla, también estaba su orgullo.
-No... No puedo... Ashura -Susurró antes de impulsar su rostro hacia Hashirama uniendo sus labios en un beso y como el kunai seguía ahí por obvias razones terminó haciendo un corte en su cuello, causando que el líquido color carmesí cayera lentamente a grandes cantidades por su pecho y brazos.
Sus labios se movían juntos siguiendo una pieza perfecta y con suaves roses de lengua que causaba que una corriente eléctrica recorriera su espalda, queriendo llevarlos a sentir más, querían sentir mas la piel del otro contra la de si mismos.
Hashirama se separó cuando las caricias comenzaron a subir te tono y a la vez por sentir como algo recorría su mano, al verlo se espantó, pues el azabache sangraba abundantemente del cuello y comenzaba a perder la conciencia.
-¡Madara! -Lo cargó en su espalda y fue corriendo hasta algún pueblo cercano, un lugar donde pudiese curarlo y no podía hacerlo donde su clan, pues Madara era un Uchiha y aún no había tregua entre ellos.
Encontró uno a pocos minutos de donde se habían encontrado peleando, sin pensarlo dos veces se adentró en este con Madara en su espalda, este le susurraba incoherencias excitantes, que estaba seguro jamás diría estando consciente.
-Hashi-kun, me duele el cuello ¿Tú sabes por qué? -Si no supiera la verdadera razón pensaría que el azabache estaba ebrio, por eso debía encontrar un lugar donde quedarse.
...
Después de caminar un corto rato encontraron una pequeña posada donde el castaño pagó una sola habitación donde se suponían tendría que haber dos camas... Pero solo había una.
Mierda y mas mierda.
Dejó al azabache en el suelo y con un paño mojado comenzó a limpiar, después con un poco de alcohol limpió perfectamente la herida y finalmente puso una venda sin apretarla en su cuello.
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-Indra, déjame curarte -Ashura movió su mano hacia el brazo del mayor quien solo lo ignoraba, pero ese tenía mucho orgullo.
Hacía dos horas que Indra había intentado escalar un árbol utilizando solo fuerza física y nada de chakra.... Se cayó.
-Necesito desinfectar la herida -El mayor aun sin mirarlo movió su brazo con la herida en el, dejándolo a la vista de Ashura quien solo negaba con la cabeza pero se dispuso a curar, poniendo al final una venda alrededor.
-Gracias -Respondió rápidamente y sin mirarlo todavía, sus mejillas tenían un leve sonrojo mientras que Ashura sonreía dulcemente y sus ojos estaban posados en el mayor, pero eran pocas las veces en las que este se sonrojaba y saber que la razón era él lo hacía sentir en el cielo -Ashura.
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Visiones borrosas ¿Qué se suponía que eran? ¿Quienes eran los que aparecían en ella? La situación era mas o menos la misma que en la que se encontraba actualmente y por un momento se asustó.
Madara... ¿Lo había llamado "Ashura"?