"Café Cappuccino para tí, Café cappuccino para mi hermoso amor."
"Sólo endulza tu corazón".
Capítulo 1.
—Un Café Cappuccino para la mesa siete.— Se alcanza a escuchar una voz desde la zona de cajas para pedir la orden de los clientes.
Son las ocho de la mañana y ya el trabajo es arduo y basto en aquella cafetería de renombre en la ciudad de Seúl.
¿La especialidad de la cafetería?
Por supuesto el café cappuccino, y es que gracias a esa esquicitez, ahora la cafetería es conocida en todo el país.
Y sólo uno de los empleados de allí, es el único con el don de hacer tan esquicito café.
—¿Dónde está HanGeng?— Cuestiona el gerente del lugar casi a gritos a todos los empleados de allí.
Todos se muestran nerviosos, pues ese hombre no es precisamente la amabilidad personificada.
—Debe estar en el servicio, señor. Ya sabe... Han hyung siempre trata de cuidar su higiene antes de comenzar a trabajar.— Dice Hyuk Jae con una sonrisita nerviosa, acomodandose la gorra, parte del uniforme de aquel café.
El gerente sólo entrecierra los ojos, observandolo, y resopla. —Dígale que por favor haga eso en su casa.— Y dicho esto se retira.
HyukJae suspira pesadamente, sintiendose liberado de que su jefe haya dejado todo por la paz.
Lee HyukJae, uno de los empleados de dicha cafetería.
Es nervioso, ligeramente inseguro, pero siempre tratando de mantenerse optimista y con una gran sonrisa.
Es un universitario de 23 años, estudiando el último semestre de su carrera, por ello su empleo en esa cafetería, ya que sin ese trabajo, no podría pagar su universidad.
Los empleados de la cafetería escuchan un fuerte ruido detrás del local, y HyukJae sale corriendo a revisar.
Y era de esperarse. HanGeng estaba tirado en el suelo, aún sujetandose del manubrio de su bicicleta, habiendo chocado con los botes metálicos de basura.
Pues es que de nuevo se le hacía tan tarde, como siempre, que salió casi volando de la habitación que renta en la ciudad.
HyukJae de inmediato al verlo lo ayuda a levantarse, con cuidado, moviendo la bicicleta a un lado.
—Maldición, espero que mi bicicleta no se haya dañado.— Dice HanGeng con ese notorio acento chino en su vocabulario hangul.
—Mírate nada más. Quedaste hecho un desastre.— Le dice Hyuk ignorando completamente aquel comentario, sujetandolo del brazo.
—Eso no es importante, EunHyuk. ¡Mira mi bicicleta! ¡Mírala!— Exclama al contrario llamandole como sólo él lo hacía.
Pues HanGeng y HyukJae son mejores amigos.
Compañeros de habitación y de carrera universitaria.
HanGeng es chino, con 25 años de edad, y apenas hace unos meses que llegó a Corea para poder finalizar sus estudios de gastronomía allí.
Sus padres habían gastado mucho dinero en mandarlo al extranjero, fuera de China; de hecho gastaron más de lo que pueden, pero pensaron que era lo mejor para sus estudios, ya que igualmente se sentían culpables por haberlo hecho perder dos años de estudio debido a su escases económica.
Pero HanGeng jamás se quejó de ello, él siempre ha querido que la preocupación de sus padres disminuya y dado a eso, bien agradeciendo aquel esfuerzo de ellos en mandarlo a Corea, él les prometió que encontraría un trabajo y él solo pagaría sus estudios, su último semestre.
Y agradeció infinitamente cuando al llegar a Seúl se encontró con HyukJae, pues él con su escaso coreano y poco conocimiento del lugar, HyukJae lo ayudó.
EunHyuk mira la bicicleta, con la cadena salida de su lugar y la llanta trasera completamente chueca. Resopla y niega. —Descuida, después lo arreglaremos.—
—Pero EunHyuk... ¡Costará mucho dinero! ¡Dinero que no tengo!— La expresión de HanGeng cambia a una de angustia.
—Hyung, después veamos eso. El jefe está como loco buscandote.—
HanGeng resopla y asiente, levantando su bicicleta para colocarla cerca de las de los demás para después adentrarse a la cafetería, acomodandose la gorra, yendo de inmediato a colocarse el delantal.
—HanKyung, que bueno que llegaste. El jefe te busca y un cliente histérico está desesperado por su cappuccino, y ni diez minutos han pasado.— Dice en voz baja el menor y más tímido empleado de allí, RyeoWook.
HanGeng sonríe y asiente. —En un momento lo preparo.—
—Joder, ¿¡Dónde está mi café?!— Se escucha un fuerte grito en la zona de las mesas, causando a HanGeng darse la media vuelta, pero el empujó de EunHyuk guiarlo hacia la cocina evita que se de cuenta de aquel quejumbroso que deshace la paz en el lugar.
—Ya, Ya, ve a prepararle el café.— Le dice HyukJae ahora de pie justo en la puerta de la cocina.
—Pero es que EunHyukkie, su manera de pedir las cosas no es correcta.— Dice HanKyung frunciendo el entrecejo.
—Inclusive yo lo sé.— Contesta Hyuk encogiendose de hombros, teniendo los brazos cruzados. —Hasta trató muy mal a RyeoWook, pero el jefe dice que es una persona muy importante.— Prosigue y dirige la mirada a su mayor. —Así que es mejor que te apresures a preparar el café.—
Geng crea una mueca y acomodandose el flequillo sobre su frente, resopla y asiente.
HyukJae forma una sonrisa y se retira de ahí.
Entonces HanKyung empieza a hacer lo que mejor sabe hacer, sonriendo antes de ello.
Saca la leche del refrigerador y comienza a introducirla en la lanceta.
La preparación del café cappuccino ha sido la especialidad de la familia de HanGeng desde hace años, generación tras generación. Era una receta y manera especial de preparar el café que heredaban a cada mujer de la familia, pero dado que HanGeng era el último, y aunque fuese hombre, tanto su abuela como su madre le enseñaron dicha preparación; y ¡Oh sorpresa! Pues el café cappuccino de HanGeng es el más delicioso que ha habido en la familia Han.
Ya habiendo finalizado, sirve el café en la taza de porcelana, colocandole pequeñas galletas al plato al rededor de la taza, y luego formando la figura de una taza de café con la espuma.
Suspira sonriente, él en verdad ama preparar el cappuccino.
Cualquiera diría que es conformista, que cualquier cosa lo hace feliz, pero no es así.
El café cappuccino tiene mucho valor sentimental para él.
Con el café en la bandeja, sale de la cocina.
—Mesa siete, HanKyung, ¡Apresurate!— Dice el gerente de la cafetería a Geng una vez que lo ha visto salir de la cocina.
—Mesa siete...— Murmura para sí mismo.
Y en la mesa siete alcanza a ver a un hombre alto, de torso ancho, sentado allí, con una clara expresión de desesperación, de astío.
Pero vaya, aquel sujeto en verdad era atractivo. Sus varoniles razgos, de inicio a fin, desde su cabello, sus ojos, sus labios...
Si, HanGeng es homosexual, y todos lo saben, no le avergüenza, más sin embargo tampoco lo presume.
HyukJae fue el primero en enterarse, y ambos fueron tan felices, pues los dos son de la misma manera.
—Aquí está su café cappuccino, señor.— Dice HanGeng al llegar frente a aquel sujeto en la mesa número siete, poco más joven que él, puede observar; al igual que se da cuenta de como otro chico está de pie detrás de él, cargando lo que parece ser una carpeta en ambas manos, mientras que el más alto, está cómodamente cruzado de piernas en la silla, como si estuviese en su casa.
—Ya era hora.— Responde con el ceño fruncido, y HanGeng copia su expresión, colocando la taza en la mesa.
"Así que él es el histérico". HanKyung se dice mentalmente, creando una mueca.
Y justo cuando se iba a retirar, el contrario habla.
—Veremos si es tan bueno el cappuccino de esta cafetería como todos dicen.— Dice con sarcasmo, empezando a molestar a HanGeng.
Y el contrario primeramente observa el café, arqueando la ceja. Geng ha regresado frente suyo. —Las galletas forman una flor al rededor de la taza, ¿Mh?— Y mira de soslayo al chino, con una sonrisa ladina. —Muy afeminado para mi gusto.— Agrega con una risilla burlona.
Y HanGeng se enoja cada vez más, pero no dice nada.
"El jefe dice que es alguien importante". Recuerda aquellas palabras que HyukJae le dijo, así que toma una bocanada de aire, volviendo a sonreír.
—Uh, y una tacita formada con la espuma~.— Continúa añadiendo el tono de burla, y el chico que estaba de pie atrás de ese molesto sujeto, se ríe con él.
Entonces toma la taza de café y empieza a beber lentamente. Pero se detiene, y su expresión detrás de la taza cambia a una de desagrado, pues de repente escupe el café y le avienta la taza de café a HanGeng, encima del delantal, provocando que el chino de un salto hacia atrás, y que aquella porcelana se quiebre en el suelo.
—¿¡A esto le llaman "el gran café cappuccino"?! ¡Es una porquería!— Ha comenzado a gritar, provocando que todos los empleados miren hacia esa dirección, y EunHyuk corriendo va a ayudar a HanGeng.
—Disculpe, señor, en un momento le traemos otro.— Musita HyukJae revisando si HanKyung no tenía alguna quemadura.
Geng sólo estaba sorprendido, sin habla.
¿Qué clase de actitud es esa?
—No quiero más de sus porquerías. Traiganme un café americano.— Dice con resignación y notoria molestia. —DongHae, porfavor.— Y el otro chico de inmediato acomoda la silla para que él pueda sentarse.
Pero HanGeng sigue ahí sin moverse.
Jamás nadie lo había tratado de esa manera.
—¿Y usted quien se cree que es?— Por fin se atreve a hablar, demasiado molesto, indignado, aún con el café cappuccino mojando su vestimenta.
El contrario levanta la mirada, de nuevo riendo sutilmente, mofandose. —¿Perdón?—
—Como lo escuchó. ¿Quién se cree que es para tratar a la gente de esa manera?— HanGeng empieza a alzar la voz, y el contrario nuevamente se pone de pie, colocando ambas manos en la mesa para inclinarse al frente.
—¿Quién soy? ¡Soy Choi SiWon, afeminado irreverente!— Responde Siwon con el mismo tono y cuando HanGeng iba a protestar, llega el dueño del lugar.
—Perdón, señor. En un momento yo personalmente le traigo su café americano.—
"Tan lambiscón." Piensa HanGeng, sin dejar de ver a Siwon, con molestia, y Choi vuelve a reír.
DongHae sostiene a SiWon evitando que siga la discusión o empiece una pelea, siendo conocedor de la manera de ser de Choi SiWon. —Para nada. Quiero que él sea el que traiga mi café. Quiero que aprenda a hacer las cosas como se deben.— Y le sonríe a HanGeng, quien no deja de darle una mirada retadora.
—Así será, señor.—
Y dicho esto, el gerente se retira detrás de EunHyuk ayudando a HanGeng.
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