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El príncipe mestizo por CielTrancy

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Notas del capitulo:

Hola a todos.

Tal cual lo prometì, aquì està el nuevo cap. 

Es un poco corto, mil disculpas por eso, pero lo escribì en una libreta pequeña y no me percatè mucho del tamaño.

Ya no habrà nuevamente uno asì de corto.

Gracias a todos por sus comentarios y tambièn a los que leyeron.

 

Respuestas a los comentarios:

Me preguntaron si Dorea sintiò odio hacia Draco o a su familia y la respuesta es no, ella màs que todo odia la situaciòn en sì.

Me alegra que les guste este Harry aunque no creo que sea malo, creo que los niños son resultado de la educaciòn de sus padres y quise hacer un Harry que no fuese huèrfano y no sufriese de maltratos, eso lo cambiarìa bastante.

En estos capìtulos veràn como le va en Slytherin.

Cris no te preocupes tanto por Harry, al fin y al cabo èl no tiene ni una pizca de preocupaciòn por la reacciòn de su padre.

Y Cyan conforme avanzen los capìtulos se sabrà un poco màs de lo que sucediò con Lily.

Disculpen si me extendì mucho, pero querìa responderles aquì tambièn porque a veces no te percatas cuando te responden en los comentarios.

Eso es todo.

Espero que disfruten el cap.

Capítulo 3: Slytherin.

 

 

Bostezó por segunda vez en la noche intentando escribir las cartas para su padre y  su abuela.

 

 

Su compañero de habitación ya estaba dormido.

 

 

Su padre se había pasado horas contando lo grandiosa que era su sala común, sobre los dormitorios que compartía con varios compañeros y la idea le había desagradado.

 

 

La habitación era amplia y sólo tenía que compartirla con una persona, el piso era de piedra y las paredes volvían lúgubre la estancia a pesar de las lámparas en el techo, la ventana no permitía el ingreso de la luz, veía el agua y algunas algas flotando.

 

 

Estaba bajo el lago.

 

 

Sonrió, con suerte vería al calamar gigante asomarse.

 

 

 

 

 

Caminar descalzo sobre el piso de piedra enviaba escalofríos a su cuerpo.

 

 

— ¡Inútil! ¡Estúpido!. A caso no puede hacer nada bien.

 

 

Salió de la habitación tratando de no hacer ruido, tratando de no llamar la atención de  cualquier otro estudiante.

 

 

Draco Malfoy tenía el rostro rojo debido a su enojo.

 

 

Pasó la mano por sus cabellos ahora sueltos, la camisa negra del pijama de seda tenía abiertos los 3 primeros botones, sus pies también  estaban descalzos.

 

 

Él brillaba en la oscuridad a diferencia de Harry que desaparecía en ella.

 

 

La oscuridad lo tragaba.

 

 

Su padre le compraba ropas con colores claros o brillantes de más pequeño, porque los colores oscuros le daban un aspecto siniestro, casi demente.

 

 

Se subió a uno de los muebles  apegándose al rincón, mirando al fuego crepitar en el interior de la  chimenea, deseando olvidar sus pensamientos.

 

 

Entre las sombras Harry le observaba detenidamente hasta que el reloj marcó la una de la madrugada y supo que tenía que irse a dormir.

 

 

Tenía clases en la mañana y Draco no parecía tener intenciones de moverse.

 

 

Volteó sin hacer ningún tipo de ruido encaminándose a su habitación atravesando el pasillo.

 

 

Abrió la puerta con cuidado, ingresó y esperó a que sus ojos se acostumbrasen a la oscuridad.

 

 

Con cuidado avanzó hasta su cama, se acostó bajo las mantas y se encargó de bajar las cortinas para tener intimidad.

 

 

Podía oír la suave respiración de Nott al costado, Theodoro Nott como él se había presentado para luego acordar normas durante su estancia en el colegio.

 

 

Nott era alguien agradable a su manera.

 

 

Se acostó de costado mirando la oscuridad que le envolvía.

 

 

Draco.

 

 

¿Él seguiría en la sala común?

 

 

Cerró los ojos pensando que debía darle las gracias a su padre por darle la capa de invisibilidad.

 

 

Durmió con la imagen de Malfoy en su mente, sin ser consciente que en esos instantes él lloraba.

 

 

 

 

 

 

Había dejado la daga en su habitación y en medio de su desesperación usó los dientes para aliviar el dolor y la tensión que embargaban a su pequeño cuerpo.

 

 

Mordió lejos de la muñeca para que nadie lo viese ya que su piel se marcaba fácilmente, soltó el agarre y observó por unos segundos las marcas de sus dientes en su brazo.

 

 

El dolor había sido un alivio, su cuerpo se sentía laxo, relajado, casi como si flotase.

 

 

Se puso de pie, acomodó su pijama mientras terminaba de abotonar su camisa, para luego dirigirse a su habitación desbordando seguridad y arrogancia como si aquel declive nunca hubiese sucedido.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado tanto como a mì me gustò escribirlo.

Acepto comentarios y crìticas, diganme que tal les pareciò o si tienen alguna duda.

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