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Los Hijos de la Oscuridad. por mariangel chan

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Capítulo 23: ¿A pesar de todo me seguirás amando?

 

-Estás listo para el trabajo de este noche- Orochimaru bebía una taza de café sentado en su despacho como de costumbre, su postura era tranquila y su mirada desafiante ante su adoptado. Naruto mantenía la mirada vacía sin señales de vida, no había dicho ni una palabra desde que entro en la oficina.

 

¿Qué podía hacer en ese momento? ¿Cómo podía reaccionar una vez más? Apretó los puños con fuerza, ya no podía negarse… Orochimaru tenía todo calculado según sus emociones, cuando intento rechazar el “trabajo” una sola palabra hizo que cayera el abismo “Matare a tus hijos y a Sasuke” no entendía porque estaba tan aterrorizado cuando ya su mente se acostumbro a la amenazas de ese ser. Pero en ese juego estaban las personas que más amaba y no podía huir porque lo encontrarían, a pesar de su poder aun no era suficiente.

 

-Aun no comprendo ¿Qué te hizo el hombre?-

 

-Quiso sobrepasar mis órdenes e intento colocar el personal en mi contra- sonrió             -Nunca se enteraran de que fuiste tú… Recuerda que te estoy vigilando así que   cualquier paso en falso costara la vida de los pequeños y de mi querido-

 

-¿A qué hora?- lo miro con odio.

 

-Mis hombres te estarán esperando alrededor de las doce- Naruto se retiro de la oficina tirando con fuerza  la puerta. Orochimaru sonrió de gran satisfacción; su plan iba acorde a lo planeado.

 

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Dos niños jugaban alegremente con sus figuras de acción dentro de la mansión, pero unos sollozos hicieron que se detuvieran y prestaran atención; venían del cuarto de su padre. Llamaron a la puerta pero no hubo respuesta preocupándose casi de inmediato. Antes de que decidieran abrirla un rubio con los ojos rojos salió con una sonrisa falsa; los niños no eran tontos y lo abrazaron.

 

-¿Te sientes mal papa?- pregunto uno de ellos abrazando su pierna.

 

-Me duele el estomago- su mentira fue tan obvia, se agacho quedando a la altura de ambos para darle un beso en la frente -¿Creen que papa es malo, niños?-

 

-¡CLARO QUE NO!-

 

-Eres el mejor papa del mundo- lo miraron confundidos. El rubio los abrazo con fuerza y les dijo que lo dejaron un tiempo a solas, cuando volvió a la oscuridad de su habitación se derrumbó.

 

Miro cuantas horas faltaban para el anochecer y su reloj marco las “2:30” un mensaje en su móvil lo saco del trance; era Sasuke que lo citaba a algún lugar. Sus sentimientos volvieron a vencerlo y respondió de forma afirmativa. No podía creer que aun así, tuviera la consciencia limpia para encontrarse con Sasuke después de lo que haría unas cuantas horas más; de alguna manera debía mantenerse tranquilo.

 

Se tapo el rostro con sus manos ¿Cómo rayos vería a Sasuke? ¿Con que fuerza sostendría su mirada sin quebrarse? ¿Cómo aún se mantenía? Era desgarrador, pero no tenía elección… Si tan solo, si tan solo… recordó las palabras que mencionaba mucho de pequeño, si tan solo las cosas hubieran sido diferentes, si tan solo hubiera muerto, si tan solo nunca hubiera conocido a Sasuke. Ese nombre le quemaba la cabeza, le envenenaba la existencia pero también ese nombre causaba sus mejores y anhelos.

 

“Que injusta era la vida” y lo fue desde un principio.

 

Sus lágrimas eran amargas llenas de odio, su móvil anuncio la respuesta devuelta y decidido tecleo… “Lo siento, Sasuke” fue lo último que pensó.

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La vista del azabache se paseaba asombrado por el lugar, la casa de Naruto era muy grande. Dos niños jugando corrieron entre las piernas de los mayores a modo de saludo.

 

-No sabes cuento me alegro por ti- señalo el lugar.

 

-No es para tanto- bufo.

 

-Tus cambios de personalidad me asustan, Naruto- el nombrado levanto una ceja incrédulo       –Me refiero que hace unos días llorabas como un niño y ahora mantienes una actitud fría y distante-

 

-Tú también has cambiado un poco- trato de llevar la conversación por otro punto.

 

-La vida da muchos giros, hasta volver al punto inicial- la tarde pasó sin muchos problemas, la mayoría de sus conversaciones transcurrieron normales en ocasiones el azabache tirando indirectas para conocer los sentimientos del otro. Fue un tiempo suficiente para enterarse de que Naruto ahora era un hombre ocupado, con una gran extensión de negocios por el país y fuera de él; pero aun así existía algo que no le convencía y sospechaba que faltaban muchas cosas por contar.

 

-¿Alguna novia?-

 

-Si te digo que si ¿Estarías celoso?- Sasuke no evitaba esas pequeñas insinuaciones.

 

-Lo tomare como un no- sonrió para disimular su sonrojo, al cabo de unos minutos una de las chicas del servicio informo que llevaría a los niños al parque de atracciones porque la tenían atosigada, al inicio el rubio dudo negándose pero la insistencias de sus hijos era poderosa.

 

-Tienen cierto parecido a ti- murmuro. El menor observo el reloj intranquilo “7:00”          -Están creciendo deberías ser menos protector  -  

 

-Es que son lo único que tengo, si les pasara algo yo… yo… no sé qué haría-

 

-Entiendo, también quiero que sepas que me tienes a mi; prometo nunca volver a dejarte solo- se acerco al sofá donde estaba sentado el menor.

 

-Ya te he dicho que no deberías sentir culpa- dijo mientras apartaba el rostro y se levantaba –Buscare algo para tomar-

 

Los empleados tenían el día libre ordenes de su jefe, por eso la cocina estaba solitaria ese día salvo a la chica que cuidaba de los niños. Busco un poco de té en las repisas al mismo tiempo que colocaba a hervir agua… se decía así mismo que era la peor excusa que se le pudo haber ocurrido pero necesitaba calmarse y al estar a solas con Sasuke no ayudaba mucho. Dio un suspiro mientras el otro entraba a la cocina con la excusa de en que podía ayudar.

 

El rubio se exalto al sentir la respiración muy cerca del y se alejo diciendo que buscaría unas canelas para él te. Unos minutos pasaron cuando volvió y hecho fuera al invitado, preparo la bebida caliente y la llevo para la sala donde lo esperaban.

 

-¿Me estas evitando?-

 

-¿De qué hablas?- el silencio los envolvió mientras tomaban él te.

 

-Naruto…-

 

-Ya es tarde deberías volver a casa- se levanto del sofá para buscar las llaves del auto, Sasuke se levanto molesto y lo tomo por las muñecas.

 

-Evitas estar a solas conmigo y ahora quieres que me vaya ¿Qué ocurre?- el rubio quiso zafarse del agarre pero este aplicaba más fuerza, cogió impulso y lo pego a una pared cercana para encararlo, el rubio solo bajo el rostro no soportando el peso de su mirada    –Te amo, ya te lo había dicho antes pero quiero recordártelo; aun siento lo mismo. Ya no somos esos niños que nos entregamos aquella noche… Así que, Te amo Naruto-

 

Sus palabras hicieron que su corazón se acelerara pero aun así no encontró la valentía para mirarlo a la cara. En unas horas haría algo para salvarlo y condenarlo ¿Por qué no fue capaz de rechazar ese mensaje? Quería verlo antes de que ocurriera lo peor, que lo odiara; esa parte lo entendía ¿Pero que mas esperaba, acaso deseaba que ocurriera algo más allá de simples palabras?

 

-Por lo menos mírame-

 

-Sigues…sigues siendo el mismo niño que se dio cuenta que estaba enamorado de su mejor amigo- no podía mirarlo.

 

-Y tú sigues siendo el mismo niño confundido- Sasuke no pudo aguantar más y con su mano levanto la barbilla del menor para besarlo. El roce encendió sus cuerpos de inmediato, era un beso esperado lleno de suprema necesidad.

 

Era complicado explicar cómo se sentían ambos con un simple beso, se sentía como el primer beso de cualquier adolescente: Dulce y amargo, apasionado y tímido, seco y húmedo, con ganas de mas. Con ganas de cuenta lascivia podrían causar, sus lenguas entraban para profundizar e intentar apagar ese deseo creciente en sus cuerpos ya activos. Era increíble como un solo beso los podía poner de aquella manera tan llameante… las manos de Naruto fueron aprisionadas por encima de su cabeza dándole gran oportunidad al mayor para bajar a su cuello y enterarse de las reacciones. Mordió la parte baja enloqueciendo por el gemido que soltó el menor.

 

-Sas…Sasuke- oír su nombre lo llenaba por completo de satisfacción. Sus pantalones comenzaban apretar, una mano bajo a la entrepierna para acariciar –N…no- desabrocho los botones y bajo la ropa interior liberando el miembro de Naruto, Sasuke comenzó a masturbarlo, este se retorcía en la pared tratando de tapar sus gemidos.

 

“Debo pararlo, esto no puede pasar”

 

Pero ¿Cómo parar algo que deseas? Mientras era acariciado de esa forma tan erótica, su cuerpo pesaba más por la tristeza y la culpa… no podía. Retiro las manos del mayor al mismo tiempo que lo empujaba hacia atrás con delicadeza.

 

-Esto no puede pasar- se acomodo sus pantalones ¿Por qué tenía que pasar eso? En ese momento quería desgarrarse  las venas y morir para dejar de hacer tanto daño así mismo y a los que lo rodeaban. No podía negarlo, amaba a Sasuke y aunque en el pasado lo dudo mucho ahora estaba muy seguro de si; pero ahora las cosas se tornaban imposibles para ambos.

 

-Sasuke…- su puño permanecía cerrado.

 

Tomo las llaves del coche con las manos temblorosas. Su otro yo discutía con no dejarlo ir y ser feliz después de tanto tiempo aunque fuera una sola noche.

 

“Espera… Espera no te vayas, en realidad yo…”

 

-Entiendo, siempre lo supe pero no quise reconocerlo- el mayor se dio la vuelta con una punzada en su pecho –Es mejor que me vaya- el otro solo se limitó a observar cómo se adelantaba hacia la puerta… debía detenerlo y decirle que lo amaba… No, no podía hacerlo, debía dejar de ser egoísta.

 

Extendió su mano tratando de alcanzarlo pero lo único que pudo agarrar fue aire. Estuvo a punto de decir algo pero fue interrumpido.

 

-Un rechazo siempre es difícil de tratar, pero no te causare más molestias-

 

“Detente, por favor”

 

-Me iré por mi cuenta ¿Te parece? Quiero que sepas que me alegra mucho saber el que estés vivo y que estaré para ti cuando me necesites como en los viejos tiempos-

 

“Por favor no te vayas… te necesito”

 

Sasuke abrió la puerta dispuesto a irse con un nudo en la garganta y a punto de soltar unas lágrimas; no podía creer que estuviera colocando esas expresiones tan humanas, pero cuando se trataba de Naruto todo era posible. Dio unos pasos a la oscuridad de la calle resignado a que todos esos sentimientos nunca serian correspondidos… además de ser un tanto extraño de que ambos fueran hombres, obviamente que Naruto no se volvería homosexual solamente por él.

 

Tiro una última mirada por encima de su hombro confundiéndose con un débil susurro perdido en el aire, dio la vuelta mirando a Naruto con los labios entre abiertos.

 

-Hasta luego…-

 

-Te necesito- soltó –Sasuke te necesito por favor no te vayas-

 

Lo que vino después de esas últimas palabras de extrema necesidad no es necesario explicarlas con detalles. Ambos se arroparon entre las olas de calor corporal que desprendían sus lujuriosos y excitados cuerpos, se conocieron de forma tímida cada vez que una prenda de ropa caía al suelo sin ningún sonido, sus caricias eran primerizas tan suaves con temor que la seda de sus pieles se estropeara; todo paso muy lento pero con dolor a pesar de todo.

 

Gemidos, jadeos y sudor se volvían una sola palabra, una palabra sumada a las sabanas blancas que vestían la cama testigo de la unión de esos dos hombres, importándoles menos el igual genero, importándoles si era normal e incluso si los señalaban. Solo era amor, amor entre dos personas de carne y hueso, amor entres dos personas que no se sabía si eran del pasado, presente o futuro, si acaso existían o era una simple imaginación… solo contaba esas horas que quedaban de ese ritual lleno de movimientos que satisfacían el deseo por tomar posesión de otro cuerpo. Las gotas de sudor caían en el pecho de Naruto aferrando sus brazos en la espalda de Sasuke.

 

El orgasmo llego como corrientes eléctricas por todo el cuerpo, expulsando todo lo guardado en ese tiempo desierto. Pequeñas hormigas corrieron por sus interiores comprimiéndoles el abdomen, sintiendo ganas de morir acabando por revivir y rejuvenecido diez años. Una sensación anhelada por repetirla mil veces al día.

 

 

Sus cuerpos agotados cayeron una encima del otro, no sin antes Naruto responder ese dulce te amo que el azabache le dijo mucho años atrás.

 

-Pensé que moriría sin escucharlo- rozo sus labios con lo del otro como un beso de buenas noches. El cansancio lo hizo a un lado de la cama abrazando del costado a Naruto.

 

“Perdóname”

 

Un beso en la frente fue lo último que pudo recordar antes del amanecer…

 

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Disparos, sangre por todos lados en menos de una hora se hicieron presentes en una campo de batalla muy conocido. Orochimaru apuntaba a la cabeza a uno de los pequeños niños de Naruto mientras uno de sus guardaespaldas hacia lo mismo con el padre adoptivo de Sasuke.

 

-Pensé que eras más inteligente Naruto, no pensé que cayeras tan fácil en la trampa- las jaulas se mantenían encerradas con el mismo sonido del goteo de las tuberías oxidadas. Ese lugar era tan familiar.

 

-¡Sácame de aquí maldito enfermo!- Sasuke se aferraba a los barrotes de la jaula. Orochimaru alzo un dedo en forma de advertencia.

 

-Querido Sasuke, no te recomiendo que te expreses así o tu padre sufrirá las consecuencias-

 

-Orochimaru, ellos no tienen nada que ver, déjalos libres y haz conmigo lo que quieras-

 

-No se trata de eso Naruto, solo quiero cumplir un deseo- se relamió los labios –Y es ver una última batalla entre el Kyubi y Hebi- sonrió. Sasuke se mordió los labios para no volver a maldecir.

 

-Naruto tu…-

 

-Puedes creerlo querido Sasuke, tu Naruto iba  a matar a tu padre solo por salvarse el pellejo-

 

-¡Es mentira!-  El hombre volvió a reír por su ingenuidad – Es mentira ¿Verdad?- Naruto quería defenderse, diciendo que si no lo hacia lo matarían a él y a sus hijos, preferiría mil veces que lo torturaran a perder a sus hijos y a la persona que amaba, pero esa opción no era válida ya que si el perdía la vida no era seguro que tampoco ellos la perderían, en conclusión, su muerte seria en vano así que tendría que matar al padre de Sasuke. Solo agacho su rostro aceptando el odio.

 

-Tu respuesta ha sido contestada- la mirada del azabache no tenia precio –Bueno y ahora que todo ha sido aclarado, necesito un poco de sus odios- un disparo impacto en la cabeza del pequeño Kiba que cayó muerto al suelo. Un gran botón en su mente se encendió recordando los días destructivos y amenazantes como un niño del dolor… Las grandes bestias dieron un fuerte rugido cegados por la maldad.


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