Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Quieres un café? (Maze Runner) por Firefly

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, esto es un regalo para una amiga que me lo vien pidiendo desde hace mucho.... lo termine en cinco horas, asi que sean piadosos con mi falta de contenido y trama! 

PoV´s Dylan


-¡Accion! –gritó el director. Instantáneamente el silencio se hizo. En esa escena Thomas me convidaba un trago, que era tan fuerte que me hacía toser. Lejos, tras nosotros podía escuchar el fuego crepitar. Mi compañero me miró y sonrió, causando que me carcajeara.


“Su sonrisa es tan brillante” pensé, aunque con la velocidad con la que apareció ese pensamiento lo guardé en una zona de mi mente a la que nunca volvería. Yo era un hombre, salía con mujeres. Pero ¿porque no podía apartar mis ojos de él?


Volviendo a rodar la escena, ni bien giré mi cabeza, quedando cara a cara con él, mi vista fue hacia sus labios. ¡Jesús, esos labios! Finos, de un ligero color rosado. Cuantas ganas tenía de besarlo…


Thomas pensó que era una broma, y luego de acercarnos tanto que podía sentir su respiración sobre mi cara, nos alejamos riendo. Grité mentalmente. ¿Qué hubiera ocurrido si no pensaba que era una broma? Abría quedado grabado que había visto sus labios. Pero parecía que la suerte estaba de mi lado.


Al terminar de filmar todos nos fuimos a cambiar. Yo me quedé sentado, con mi ropa cotidiana, en los bancos junto a los cambiadores. Todos se habían ido ya, pero Thomas fue el último en llegar. Hizo una seña con la cabeza para saludarme, tomó su ropa del lugar en donde estaba colgada y se metió en un cambiador, cerrando mal la cortina. Dejando una rendija por donde podía ver su costado derecho y parte del espejo en el cual se reflejaba su frente. Instantáneamente me paralicé mientras él comenzaba a sacarse la ropa, quedando solo en bóxer. Nunca me había pensado en que los músculos ligeramente marcados en su cuerpo se verían tan bien.


Necesitaba irme, pero seguía ahí, mirándolo. Sin saber lo que hacía me paré, llegando hasta el vestidor, siendo separado de él solo por la cortina. Miré su espalda, blanca y larga, tenía tantas ganas de repartir besos en ella mientras me hundía en su trasero que se veía tan ajustado en su bóxer negros, o de morder su cuello al alcanzar un orgasmo enterrado hasta las bolas en Thomas. Mis ojos viajaron a su pecho, reflejado en el espejo, notando que a pesar de ser blanca su piel, sus pezones eran morenos. Bajé la vista, notando como sus abdominales se marcaban levemente, hasta sus muslos pensando en cuanto quería lamer sus muslos, subiendo hasta poder oler su entrepierna, y lamerla y chuparla y hacerlo acabar y probar su semen.


Mi pene comenzó a pulsar en mis jeans, y mi boca se inundó de saliva pensando en todas las cosas que deseaba hacerle.


Repentinamente sentí como si fuera observado, levanté la cabeza y mis ojos se encontraron con los de Thomas, que me veía sorprendido. Antes de que pudiera pensar siquiera en huir él me había tomado del brazo, arrojándome contra el espejo con tanta fuerza que pensé que se rompería. Y cerré los ojos con fuerza aguantando la respiración, esperando el puñetazo en el estómago o la cara, pero no ocurrió. Solo sentí el peso de su cuerpo contra el mío, y sus labios. Sus dulces labios por algo que debía de haber comido.


No podía creerlo, necesitaba razonar. Estaba besando a un hombre, un gran hombre del que no había quitado los ojos desde el día en que lo había conocido. Y quería más, mucho más. Mi lengua se apresuró a adentrarse en su boca. El beso rápidamente se convirtió en algo demasiado apasionado. Podía oír mis dientes y los de él chocar. Pero no quería parar. Quería más. Mucho más.


Al separarnos, su cabeza se apoyó en mi hombro derecho, donde respiro con dificultad, dejándome sentir su húmedo aliento sobre mí.


-¿Quieres follarme? –preguntó agitado.


-¿Que? –chillé alarmado, haciendo que mi voz sonara muy aguda.- No-no podemos. Somos dos hombres…


-¡Oh por favor! ¡Estamos en el siglo veintiuno! Y todos han visto como me miras. –Declaró acercándose a mi cara para darme otro beso- No iba a intentar nada, pero al ver cómo me follabas con la mirada recién, no pude resistirme.


-Yo-yo… no sé de qué hablas –jadeé al notar que Thomas mordisqueaba mi cuello. Me di un golpe mentalmente, tenía tantas ganas de follarlo… pero, ¿Qué ocurriría después de que lo hiciéramos? ¿Significaba eso algo o no era nada?


-Quiero hacerlo contigo en mi caravana. Quiero que me hagas gemir tan fuerte que los demás lo escuchen. Quiero tener tu polla hasta el fondo en mi garganta y luego que me folles tan duro que mañana no pueda caminar –susurró contra mi oreja rozándola con sus labios- Vamos, sé que lo quieres también.


Simplemente asentí. Sentía que si abría la boca diría alguna idiotez y él se rendiría. Me soltó un segundo para ponerse su jean y su musculosa y tomó mi mano, guiándome hasta su caravana. Una vez dentro lo atrapé contra la pequeña mesada, devorando su boca como había querido por meses mientras le arrancaba la musculosa y la arrojaba lejos.


-Umm tenías un lado salvaje escondido –ronroneó al tiempo que daba un salto y se agarraba con sus piernas de mi cintura. Tomé su trasero con fuerza en mis manos, asegurando que no cayera y aprovechando a tocar la dulce carne de esa zona, estrujándola entre mis dedos.


Un gruñido fue la única respuesta que obtuve mientras caminaba a tientas hasta el fondo de la caravana, hacia la cama de dos plazas que había allí. Cuando caímos en ella, nos separamos. Thomas comenzó a gatear, escapándose mientras reía divertido de la pequeña cacería, por mi parte fui tras él, jalando de su tobillo izquierdo hasta que quedó bajo de mí, aprisionándolo con mi cuerpo. Intentó salir, pero sólo consiguió que su trasero se rozara insistentemente contra mi polla erecta. Sin poder impedirlo, lo embestí causando que gimiéramos ambos.


-Sácate la ropa o acabare con este jueguito de mierda. –ordenó mientras él se terminaba de desnudar. Yo hice lo mismo, arrojando todo lejos. Al terminar lo miré. Sus ojos negros me recorrían entero, devorándome así como yo lo hacía con él. Entre sus pálidos muslos, se erguía su pene, fino y largo, coronado por un glande de un suave color rosa, a diferencia de mi pene era más grueso y un poco más corto, coronado por un rojo furioso.


Al volvernos a mirar por un segundo, me volví a abalanzar sobre él. Desesperado por sentir su piel contra la mía. Y dios santo que su piel era lo más suave que había tocado en mi vida. Una vez sobre su cuerpo lo besé, enroscando mi lengua con la suya, generando que el roce nos hiciera gemir. Luego lamí y mordí su largo cuello, yendo más abajo, hasta sus pezones.


-¡Ah Dylan! –gimió cuando lo atrape entre mis labios al tiempo que lo masturbaba. Seguí bajando hasta tener su polla frente a mí. Humedecida con presemen. Con timidez lo miré y luego a su miembro otra vez. Saqué mi lengua y la pasé desde la base a la punta, notando que Thomas jadeaba de manera ronca y tiraba su cabeza hacia atrás. Al ver que le gustaba lo que hacía me humedecí los labios e intenté metérmelo todo en la boca, pero fallé, por lo que continúe masturbándolo mientras succionaba la punta. Era la primera vez que tenía un pene en mi boca, y aun así lo disfrutaba, chupando con total naturalidad.


Lamí hacia abajo, atrapando uno de sus testículos entre mis labios antes de repetir lo mismo con el otro, escuchando como Thomas me nombraba. Yendo más allá me atreví a pasear mi lengua en círculos por su culo, sintiendo como el anillo de musculo de contraía cada que lo acariciaba.


-Dylan, para –rogó sin aire en sus pulmones. Instantáneamente lo deje de hacer lo que hacía y me aparte.


-¿Te hice daño? –pregunté preocupado. Solo me había dejado llevar y tal vez lo había lastimado sin saberlo.


-¿Que? ¡No! Por dios, eres fantástico en esto. Pero yo también quiero hacerlo –dijo mientras se enderezaba y ponía una mano en mi pecho, empujándome hacia la cama- Desde hace mucho –agregó mientras se metía mi verga hasta el fondo de su boca. Miré asombrado como desaparecía entre sus finos labios. Y no pude frenarme, tomé su cabeza y embestí una y otra vez, sin acelerar el ritmo, sintiendo como el succionaba cada vez más. Pero eso no era lo que quería, yo quería apresarlo bajo de mi contra el colchón mientras me hundía hasta la raíz en él.


-Thomas… -jadeé con esfuerzo. Note que sonreía aun con mi miembro en su boca y como lo sacaba lentamente de ella. Él entendió y se colocó sobre sus rodillas, enseñando su apretado culo.


-Usa tu saliva y dilátame, primero con un dedo, hasta que puedas meter y sacar con facilidad tres –indicó, cosa que agradecí, ya que a partir de ese punto no tenía ni idea de que hacer.


-Separa tus nalgas –ordené, notando que Thomas se reía de algo y usaba sus dos manos para separarlas. Sin darle importancia lamí los dedos de mí zurda antes de acercarme y dibujar círculos con el índice antes de presionar hasta haberlo metido entero, sorprendiéndome de lo caliente que era su interior.


Con lentitud comencé a moverlo, hasta que sentí que podía meter un segundo, acelerando cada vez más.


-Cúrvalos un poco –pidió, jaleando cuando lo  hice- Oh si… justo ahí –exclamo moviendo sus caderas hacia mis dedos. Continúe haciéndolo hasta que fueron tres y luego me detuve en seco. Cada fibra de mi cuerpo temblaba, por fin lo iba a hacer.


Tomé mi polla con la diestra y la presioné lentamente contra él, entrando con cuidado, con miedo a lastimarlo.


-Muévete de una vez.  Te dije que lo quería duro ¿No? –Jadeó sin aire, y aun así, queriendo más.


Sin darle tiempo a nada más, lo embestí con fuerza oyendo como nuestros cuerpos chocaban. Un gemido más agudo salió de su garganta, seguido de un “Más” más desesperado que los anteriores. Me recosté sobre él, besando su nuca mientras lo embestía con fuerza, marcando cada una de las penetraciones, causando que la piel de su trasero enrojeciera por los golpes.


-¿Te gusta así? ¿O quieres más duro? –gruñí en su oído sin saber de dónde venía esa faceta mía. Thomas asintió sin poder decir nada, ya que estaba mordiendo su puño, en un intento fallido de no gritar muy fuerte- Claro que quieres mas. Eres insaciable –dije mientras aprovechaba que había volteado a verme para besarlo de manera desacompasada, notando como la saliva se escurría por el lado de su boca- Y me encanta –jadeé acelerando, notando que se retorcía bajo de mi mientras se masturbaba.


-Dylan, Dylan, Dylan –gimió mi nombre una y otra vez apretándome con su interior. Con mi zurda tome su cadera y hundí mis dientes en su cuello al sentir que estaba cerca de acabar. Noté como mis nervios se sobrecargaban y Thomas gritaba. Pero no paré. Seguí embistiendo hasta que tuve un segundo orgasmo que me agotó a tal punto que casi pierdo la conciencia.  Sin mucha más energía giré, cayendo con los dos brazos abiertos de par en par, notando que él se acomodaba contra mi pecho antes de caer dormidos los dos.


 


Al despertar en la mañana siguiente noté que no estaba en mi cuarto. Estando boca abajo me apoyé en mis brazos y miré a todos lados, encontrándome con Thomas sentado contra la pared de la caravana.


-Hola… -dije con la vos rasposa. Sin caer en la cuenta de que hacia allí. Hasta que sentí que estaba desnudo. Muy desnudo.- ¡Ah, Dios! –grité pasándome las manos por el pelo. Tanto tiempo tratando de evitarlo, para descubrir que no había cambiado nada. Seguía siendo el mismo.


-Perdón… me sobrepase -susurró mirando hacia otro lado, avergonzado.


-No, no es lo que crees, no me arrepiento… es solo que pensé que algo cambiaria y nada paso. Así que solo estuve evitando, perdiendo el tiempo –admití frustrado. Él me miró, pero no dijo nada, solo asintió.


Silencio incomodo.


-Así que… te gustan los hombre –dije arrepintiéndome de escupir lo primero que vino a mi mente. Él estallo en risas y yo lo seguí. Risas nerviosas que lentamente se fueron apagando.


Otro silencio incómodo.


-¿Y ahora qué? –No hacía falta que le aclarase sobre lo                que estaba preguntando.


-Puede pasar cualquier cosa. Hay atracción, eso ya lo verificamos –bromeó, aunque se notaba que estaba incomodo- Puede ser sexo, o podemos ir a tomar un café y conocernos más… -dijo sin dejar de mirarme a los ojos.


-Mmm… ¿Quieres un café? –lo invité notando que su enorme y hermosa sonrisa aparecía en su rostro. 

Notas finales:

Bueno.... es mi primera vez escriendo de esta pareja y lo hice muy apurada tratando de satisfacer los deseos de mmi amiga de sexo duro entre ellos jajjaja Aunque no se que tal salio! Dejen reviews! 

BESOS! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).