Aparté mi mirada rápidamente de aquel trasero enfundado en un pants verde limón, no quería excitarme más y que las fans vieran un prominente bulto en mis pantalones holgados; ¡menos habiendo tantas cámaras que podrían grabarlo! Pero simplemente no podía apartarme de Baekhyun. Llevábamos jugando todo el evento, pero no todo eran tonterías. No dejaba de perseguirlo, acosarlo y tocarlo a cualquier oportunidad que se presentara por más mínima que fuera, lo disfrazaba con juegos ridículos de niños de 5 años para que nadie lo notara más que Baekhyun, pero tampoco lo hacía. Por eso empecé a ser más evidente con él, lo toqueteaba disimuladamente en partes más íntimas apropósito. ¡Ahora sí que me notaba! Y cada vez me lanzaba una expresión que, si bien mostraba esa sonrisa radiante que amaba, su mirar me ordenaba que parara.
Ahora mismo platicaba con los chicos, hacían una pose extraña alzando los puños (probablemente idea de Junmyeon). Yo sólo quería que jugara conmigo, que me viera a mí; que me tocara a mí. Caminé hacia él y le abracé firme.
—Yo también quiero jugar —susurré en cerca de su oído. No sería tan raro vernos así de cercanos, de todas formas las fans lo pasaban por skinship o fanservice, o como sea que le digan.
Para mí en estos momentos era deseo, por eso llevaba poco menos desde que empezó el Idol Star Olyimpics susurrándole algunas frases en un tono más grave de lo normal, viendo cómo sus mejillas se teñían de un adorable rosa con cada palabra. No miraba la hora en que toda esta mierda acabara y estuviéramos solos en nuestra habitación, con Baekhyun a mi merced. Sólo pensar las cosas que podríamos hacer me calentaba.
El tiempo pasaba muy lentamente, a veces saludaba a las fans haciendo algún aegyo para distraer mi mente pero de nada me servía, cualquier cosa me llevaba a pensar en Baekhyun y su buen culito rebotando contra mi pelvis.
Sé que últimamente he imaginado escenas muy pervertidas, pero todo yo culpo a Baekhyun y a la película porno que sugirió que viéramos para desahogar nuestra tensión; a mí sólo me desató la libido. Y menos ayudaba que cierta personita intentara tocar con sus dedos las puntas de los pies y alzara su radiante culo al aire. (Peor me puse cuando vi parte de su bóxer sobresalir.)
Fui hacia él (quien saludaba a un par de fans que sostenían un cartel con su nombre), fijó su mirada en mí y me dedicó una gran sonrisa boba, muy diferente a la mía; sólo que, sonriera con las intenciones que sonriera, siempre me daba un toque maniático, según las palabras de Baekhyun.
Caminé en su dirección deteniéndome a un metro de distancia. Me miro expectante, tratando de averiguar mi siguiente movimiento para tomar precauciones por si intentaba algo con él.
Alcé mi brazo en su dirección, sin llegar a tocarlo, y le indiqué silenciosamente que eliminara la distancia. Él creyó que sería otro abrazo dedicado a las fans de hace rato con su cartel. Qué ingenuo. En cuanto tuve oportunidad lo atraje tanto como pude, susurrando en su oído antes de que sus intenciones de abrazarme se completaran.
—No aguanto —me quejé—. Cuando lleguemos a la habitación te empotraré contra la pared, penetraré tu entrada y embestiré sin control hasta que te corras las veces que yo desee. Y gritarás mi nombre.
Baekhyun gimió como respuesta. Pude sentir cómo temblaba por la incomodidad que supuso mi comentario. Con su mano derecha me empujó débilmente pero yo me aparté con el gesto. Ya no volvió el rostro a sus fans, sin embargo, pude ver el intenso sonrojo en su rostro contrastado con un atisbo de sonrisa maliciosa cuando se alejaba de mí.
Con ese último guiño que me dio supe que hoy tocaba una larga noche. Me lo confirmó cuando, al término del evento, se plantó a mi lado, se puso de puntillas y musitó con voz ronca:
—Nosotros tendremos nuestros propios juegos privados.
El resto del camino hasta casa tuve que ingeniármelas para que nadie viera el repentino aumento de volumen en mi entrepierna.
De algo estaba seguro: Baekhyun y yo éramos los más juguetones del grupo. Pero para nosotros dos, los juegos privados eran los mejores.