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Ojos Bonitos -En Edición- por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Tras dos meses desde el último capítulo, ha llegado la hora. 

Taesung bajó de su auto, rodeando hasta llegar a la puerta de atrás del lado contrario. Muchos le había dicho que pusiera la sillita para niños que sostenía al portabebé de su lado, pero prefería mantenerlo del lado opuesto para poder verlo con claridad cuando mirara hacia atrás. Sacó a Yoogeun de la canastilla, escuchando sus balbuceos de felicidad al ser tomado en brazos. Era tan dulce, que no podía evitar reír de la ternura que sentía.

Lo apachurró entre sus brazos, abrazándole con mucho amor. Yoogeun reía ante la muestra de afecto, aferrándose a la chamarra que Taesung usaba. Tras un beso en la frente del niño, cerró la puerta del auto y se dirigió a la recepción del hotel. Después de que le entregaran las llaves de la pequeña casita que había rentado, se instaló.

-Bien…- Exhaló, arreglándose la ropa frente al espejo que había detrás de la puerta de un armario. –Ni siquiera sé por qué estoy tan nervioso.- Exhaló, mirando a través del espejo a su hijo. –Sigo poniéndome nervioso cuando sé que voy a ver a Minho.- Sus labios se curvaron suavemente en una sonrisa. -¿Sabes Yoogeun? Siempre que estoy con él me siento como si fuera un adolescente enamorado…- Otra exhalación escapó de su boca. Cerró el armario, regresando a la cama donde Yoogeun estaba sentado al centro jugando con unos muñecos de felpa que no había soltado desde el día que se los regalaron. –Aunque últimamente ya no sé qué pensar. Sé que lo amo, pero se siente como si hubiera una distancia enorme entre nosotros. Además de que su corazón no es totalmente mío…

Alargó su mano, acariciando la mejilla del bebé. Habían pasado, de hecho, tres meses antes de que él se atreviera a ir a visitar a Minho. Una parte de él estaba cansada de luchar por ser el amor de la vida de Minho, y otra parte de su corazón le rogaba por jamás darse por vencido. Se sentía tan dividido y contrariado.

-Él es un hombre que vale la pena…- Se resolvió. –Es dedicado, dulce, bueno…Y aunque no sea por completo mío, sé que me ama.- Torció los labios en una mueca agridulce. –Aún hace que sienta mariposas en mi estómago, y termino sonriendo al pensar en él.- Se cubrió la boca, soltando una tonta risita. –Mírame, hablando como si tuviera diecisiete años. Ah~ Yoogeunnie, ¿quieres conocer a Minho?

 

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Minho corrió por toda la casa, tratando de arreglar todo de manera perfecta. Taesung le había llamado, diciéndole que estaba en la ciudad, y que iría verle esa tarde. Había salido de la escuela mucho antes de lo normal, para llegar a casa y armar un plan.

Sí, estaba nervioso. Sí, estaba corriendo en círculos sin sentido alguno. Pero creía que era perfectamente normal, si después de todo esta era su oportunidad para que las cosas entre ambos fueran más amables, y todo volviera ser como lo era antes.

El tiempo se deslizó rápidamente, y para cuando Minho escuchó el timbre, la sensación en su estómago era una monstruosa mezcla entre nervios y temor. ¿Qué sucedería si no podía arreglar las cosas? Taesung cada vez se volvía un poco más reservado, apartándole. Estaba aterrado de que llegara el momento donde se comportaran como perfectos extraños.

Se apresuró a abrir la puerta, mirando al joven hombre frente así. Taesung siempre lucía como un ángel, aun cuando su look cambiaba, era como ver las distintas facetas del mismo ángel. Quiso sonreír, hasta que se fijó en el niño que Taesung llevaba en brazos.

Una exhalación se alojó en su pecho. No había pensado en el hecho de que Taesung viajaría con su...bebé. Aún se sentía incómodo en cuanto a eso. Y era por el simple hecho de que el chico había ampliado una parte importante de su vida, sin consultarlo jamás con él. Era la evidencia más obvia de que la brecha que los separaba era enorme ahora. Taesung había empezado una familia, y Minho sentía que no había sido requerido en lo absoluto.

-Pasa…- Sonrió un poco, permitiéndoles el paso. –Puedo ver que…trajiste al niño.

-Sí, no me pude tentar el corazón y contratar a una niñera.- Taesung exhaló, caminando hasta la sala donde se dejó caer en un sillón. Rápidamente rebotó al bebé sobre su regazo, haciéndole reír. –Tampoco me atrevía pedirle a mi padre que cuidara de Yoogeun, sólo no pude…Yoogeun aún es muy pequeñito, y no quisiera perderme ni un segundo de él.- Suspiró, acurrucando al bebé contra su pecho. -¿No es así amorcito? Hemos estado conociéndonos durante este tiempo.- Le habló a Yoogeun.

Minho trató arduamente para no rodar los ojos. Habían pasado tres meses, y en esos tres meses realmente habían hablado poco. Él lo intentaba, pero simplemente las conversaciones no duraban mucho cuando la atención de Taesung estaba tan enfocada con el bebé. Justo ahora, la conversación iba en una sola dirección, una que no le gustaba.

-Puedo ver que has estado bien...ustedes, quiero decir.- Se aclaró la garganta. -Entonces...Ahora, supongo que es tu hijo.

-Así es, Jung Yoogeun.- Sonrió. Su mirada rápidamente se giró hacia el hombre, a pesar de mirarle como si estuviera demasiado lejos. -¿Cómo has estado Minho?- Exhaló, genuinamente interesado.

No obstante, a Minho no le gustó en lo absoluto la manera en que Taesung hablaba. Casi como si le estuviera hablando a un viejo amigo, a quien añoraba. No, no podía dejar que su Taesung se diera por vencido así de fácil. Tomó asiento a su lado, tomando la mano libre del menor.

-Extrañándote amor, mucho.- Le besó el dorso de la mano, rogando porque se diera cuenta cuánto lo amaba. -He estado pensando tanto en nosotros, en cuanto te amo. En lo que haría en cuánto te tuviera a mi lado de nuevo.

Taesung frunció el ceño, mordiéndose el labio inferior. Minho no había hecho nada fuera de lo común, aun así que ¿qué podría ser?

-¿Qué es lo que pensabas hacer?- Preguntó.

Minho no dudó en tomarle por el rostro y plantarle un necesitado beso en los labios. Sólo eso quería hacer, y sentir al chico derretirse lentamente en el beso le hizo conservar algo de esperanza. Taesung aún le quería, a pesar del abismo entre ambos.

-Tonto...- Taesung exhaló una corta risa al separarse, apoyando su frente con la de Minho. -Si querías un beso, sólo tenías que pedirlo.

-Me encantaría un beso tuyo, Taesung ah.- Minho suplicó, buscando ese pequeño hilo que aún les conectaba.

La sonrisa que recibió a cambio fue tan genuina, que por un momento las cosas parecieron correctas.

-Puedes tener un beso mío, Minho.- Le aseguró, cerniéndose hacia adelante para juntar sus labios con los del hombre mayor.

Fue un beso suave, que Minho saboreó a tientas. Se sentía que habían pasados siglos enteros desde la última vez que de hecho se demostraron algo de afecto.

Tal vez si tenían arreglo. Tal vez todo se acomodaría pronto, y volverían a ser ese tonto par de enamorados que planeaban una vida juntos, a pesar de vivir cada día tranquilamente.

 

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Minho terminó de revisar los exámenes que había puesto un par de días antes a sus alumnos. A pesar de haber pasado una semana un poco estresante, se sentía con ganas de salir a pasear. Quería invitar a Taesung a cenar, ciertamente. No lo había podido ver tan seguido como lo deseado, y eso le estaba empezando a poner nervioso.

Miró alrededor de la sala de maestros, confirmando que no hubiese nadie más. Quería hablar con Taesung sin sentirse observado. Tomó su celular y picó la marcación rápida, demostrando las ansias con las que esperaba al golpetear constantemente la mesa con sus dedos.

-¿Minho?

Escuchar la voz de Taesung siempre le era reconfortante. Sonrió, recargándose en la silla.

-Hey Tae.- Le saludó. –Acabo de terminar mi trabajo, así que pensé en que podríamos ir a cenar.

-Oh, suena bien. Pero no creo que pueda ser, Yoogeun se ha sentido mal todo el día. Prefiero no llevarlo a la calle y exponerlo al clima.- Dijoenuna exhalación. -¿Puede ser otro día? Prometo que haremos algo divertido.- Ofreció.

Minho suspiró. Debió haberlo previsto. Si no había salido tanto con Taemin, como lo usual, era por ese bebé. Ese niño ocupaba todo el tiempo de Taemin. Y sin embargo, no debía enojarse por eso. Probablemente eso le hacía enojarse más. Se talló el rostro, frustrado. Esto no iba a ningún lado, y no encontraba una salida que no fuera la que tanto temía.

-De acuerdo. Saldremos otro día.- Cedió, pasando sus dedos entre su cabello, casi a punto de jalarlo. –Me gustaría verte pronto.

-A mi también Minho.- Detrás de la voz de Taesung se escuchó el llanto del bebé. –Uh, ¿ya despertaste amor? No llores, ven aquí. Lo siento Minho, Yoogeun sigue teniendo algo de fiebre, debo colgar.

Minho apretó los labios en una mueca, soportando su frustración. Terminó la llamada, azotando con algo de fuerza el teléfono al lanzarlo contra la mesa. Las cosas no iban para nada como él lo deseaba.

 

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Taesung mordió su labio inferior, sintiéndose un poco incómodo. Le había pedido a Minho que cambiará los boletos de la película que iban a ver, porque ciertamente no era una función donde muchas personas llevarían a sus bebés. Sabía que si Yoogeun se ponía a llorar en cualquier momento, molestaría a más de uno en la sala. Definitivamente se sentiría más que cómodo en una película familiar, donde hubiese más niños haciendo ruidos y que los colores y formas llamaran la atención de cualquier bebé.

A decir verdad, era un poco irritante que Minho sólo le invitaba a ir a lugar, o hacer actividades, donde no se podía estar con un niño pequeño. Era casi como si Minho no se diera cuenta de la presencia de Yoogeun, o no la quisiera ver a propósito. Estaba haciendo que Taesung sintiera que Minho no estaba tan comprometido por arreglar la situación entre ellos. Ni siquiera le había citado a platicar, en su casa, como lo hicieron tantas veces antes. Extrañaba esos momentos, pero, viendo todo en retrospectiva, a cada segundo le quedaba más que en claro que tal vez jamás se recuperarían. Que su relación no tenía tanto arreglo.

-Aquí esta, me dijeron que es la película del momento.- Minho regresó, mostrando las entradas que había obtenido.

Taesung hizo una mueca, intento de sonrisa. Tomó los boletos, asintiendo.

-Gracias.- Le besó en la mejilla. –Sé que no es lo que tenías planeado, pero…Será más cómodo de este modo.

-Sí, supongo.- Minho se encogió de hombros, siguiendo a Taesung y el bebé hasta la sala de cine donde proyectarían la película.

 

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Taesung suspiró, bajándose del auto. Tomó a Yoogeun en brazos, yendo directamente hacia la puerta de la cabañita que había rentado. Minho le seguía pisándole los talones, resoplando fuertemente de manera molesta.

-¿Vas a seguir enojado?- Cuestionó, buscando la llave dentro de su cartera.

-No lo entiendo, Tae. Sólo dejaste el restaurante así sin más, a pesar de que sabías que para ir ahí se tiene que tener una reservación.  Una reservación que no es fácil conseguir.- Se quejó, gesticulando claramente con las manos.

-Ugh, Minho, ya te lo expliqué diez veces.- Entró a la casita, con el hombre mayor siguiéndole. –Es importante que le envíe esta información a mi padre. Sino lo fuera, jamás me hubiera llamado. Papá prefiere que yo le llame, para así asegurarse que sigo vivo en mis viajes.

Minho rodó los ojos, torciendo los labios en una mueca y cruzándose de brazos.

-Por supuesto, porque todo lo que él dice es importante y verídico.- Masculló.

-Disculpa, ¿qué?- Taesung se giró sobre sus talones, mirando de manera desafiante al hombre alto.

-Vamos, ¿realmente crees en todo lo que te dice?- Suspiró. –Ese hombre sólo tiene que decir algo, y tú lo creerás como cierto, sin cuestionarlo. ¿Cómo sabes que realmente ocupa esos documentos? Tal vez se acaba de inventar esa urgencia, sólo para poder mantenerte medido, o bajo su pulgar. Y tú lo estás creyendo por completo.

-Minho, es mi padre, por el amor de dios.

-¡No es cierto! No lo sabes.- Alzó la voz. –Sólo porque te lo dijo, no significa que sea cierto. ¡Él no es tu padre! ¡Esta no es la vida que deberías estar llevando! Fácilmente podrías ser mi Taemin. ¡NO ESTE EMPRESARIO QUE SE HA ENCONTRADO A UN BEBÉ EN LA CALLE Y DECIDIDO FINGIR SER SU PADRE!

Minho dejó de hablar cuando captó la seriedad en la mirada de Taesung. La misma seriedad de aquella vez en que le había llamado Taemin por error, la primera vez que le dejó.

-Tae, yo…

-Vete Minho.- Ni siquiera exigió, sólo exhaló de manera cansada, caminando hasta la puerta para abrirla. –Estás gritando tus sinsentidos de nuevo, Yoogeun duerme y no quiero que se despierte. Tampoco quiero pelear más.- Afirmó. –No voy a gritar, y no quiero que lo sigas haciendo. Sólo vete, por favor.- Rogó.

-No, amor, déjame explicar.- Le tomó por el brazo.

-Lo puedes hacer después. Ahora necesito enviarle estos contratos a mi padre. Y para ser sincero, quisiera dormir, me duele la cabeza un poco.- Aclaró.

-Está bien. Te veré luego.- Intentó inclinarse y besarle, pero Taesung no se dejó. –Amor, yo...

-Adiós Minho.

Y la puerta se cerró.

Notas finales:

A veces uno es hiriente sin darse cuenta. Y tras repetidas ocasiones, puede llegar a ser algo tóxico. Esta relación ya está llegando a esos niveles, y me temo que uno de los dos ya lo notó.

 


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