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Ojos Bonitos -En Edición- por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Capítulo inspirado en Sacrifice de t.A.T.u.

Taesung terminó de vestir a Yoogeun, riendo con las cosas que su hijo le estaba diciendo. No podía entender ni un poco de lo que el niño le comentaba, pero era bastante expresivo. Señaló al televisor, indicándole que su programa favorito había iniciado.

 

-Si cariño.- Le pellizco la mejilla. Definitivamente, amaba su gordura de bebé, aunque sabía que poco a poco empezaría a perderla. Desde que comenzó a gatear, a Taesung le aterraba que su bebé dejara de serlo.

 

Le dolía ser tan consciente de que las cosas cambiaran. Así como las estaciones del año, su hijo también lo hacía. Pero, ese tipo de cambios eran buenos. Tenía que aceptarlo y superarlo. Si tan sólo no siguiera dolido aun. Su pecho todavía dolía de haber visto a Minho para despedirse de él. Había tratado de evitarlo, pero como si hubiese sido el destino, aquel día respondió a su llamada. Y entonces no pudo seguir negándolo, las cosas tenían que cambiar. Esta vez de manera definitiva.

 

Había sido tan difícil. Le amaba, pero no podía seguir con él. Llegaron hasta ese punto, donde todo en Minho le lastimaba, y no de manera física. Sino peor. ¿Cómo se supera esto? Talló sus ojos, deshaciéndose de las lágrimas que atrevidamente querían correr por su rostro. Jamás había llorado por alguien, hasta haber conocido a Minho. El hombre de sus sueños. Sueños frustrados que ya no serían. Porque tenía mejores sueños ahora, que lamentablemente se tendrían que completar lejos de él.

 

La alarma que había colocado en su celular le avisó que era hora de partir para encontrarse con el dueño de una librería a la que ya había ido antes, y que por obvios motivos dejó de asistir. Después de todo, volver serviría también para avisarle a todos aquellos contactos que hizo en la ciudad, que por motivos personales ya no estaría yendo a la ciudad. Y que si querían continuar con el servicio de rastreos de libros sería a través de correo electrónico.

 

-Vamos amor, nos tenemos que ir.- Se levantó, apagando el televisor. Yoogeun le esperaba con los brazos alzados, pidiéndole que le cargara, mientras decía repetidamente, tratando de imitar la palabra “ir”. –Puedes decir ir, pero te niegas a decir papá, ¿eh? Pequeño diablillo.- Rio, tomándole en brazos. –Vamos a trabajar, ¿quieres ir a trabajar? ¡Sí!- Animó, haciendo reír al niño. Su hijo le daba fuerza, y la suficiente distracción como para alejarse del tema Minho lo suficiente para sobrevivir día a día.

 

No era un lugar muy lejos del hotel donde estaba. Así que decidió que podían llegar caminando perfectamente.

 

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Minho empujó la puerta de la librería, escuchando ruido de la campanita que estaba atada en la esquina superior de esta. Estaba de nuevo en modo automático, así que todo ruido se escuchaba lejano. Sus pensamientos normalmente eran lo suficientemente fuertes como para dejarle ver el mundo exterior.

 

Pero esa voz le sacaba de sus pensamientos.

 

Alzó la cabeza al escuchar la voz de Taesung. El chico asentía, repitiendo los datos de un correo electrónico que al parecer le había sido dado. Lo anotaba en su celular con su mano derecha, mientras que con la izquierda sostenía a su hijo, que estaba sentado sobre el aparador. Del otro lado, el vendedor de hecho estaba jugando con el niño para hacerle reír.

 

Sea lo que fuera que estaban discutiendo, no importaba. Minho sólo pudo quedarse inmóvil, observando al chico. No pensó que fuera a quedarse más días después de aquel en que terminaron. Sintió que su mundo se sacudía, cuando Taesung guardó su celular y tomó al niño en brazos, haciendo un gesto de despedida hacia el vendedor. En un breve instante, en el que Taesung se giró para dirigirse hacia la puerta, sus miradas se cruzaron. Minho sintió que su cuerpo vibró de pies a cabeza. Le dolía verle, porque no podía aceptarlo aún: habían terminado.

 

Abrió la boca para decirle algo, lo que fuera. No pudo, Taesung bajó la mirada, esquivándole lo más rápido posible para salir de ahí. Por supuesto, ahora debían de ser desconocidos. Pero ¿por qué tenían que ser así las cosas?

 

¿Debería ir tras él? Aun cuando lo que Taesung le había dicho era que lo mejor para ambos era separarse. Tal vez era cierto. Apretó las manos, soportando la necesidad de ir tras él. Quedarse dentro de la tienda y seguir con su vida, era el mayor sacrificio que jamás podría hacer.

         

             

                   

Taesung jadeó, apretando su mano sobre su pecho. Le costaba un poco respirar, pero trató de apurar su paso hasta llegar a la siguiente cuadra. Sólo así se sintió capaz de detenerse y recargarse sobre la pared de otro edificio. No había esperado toparse con Minho. Su pecho realmente dolía. No quería verlo, ¿por qué tenía que ser así?

 

Yoogeun le tocó la cara, sacándole de sus pensamientos. Al niño claramente le había asustado el cambio de aura en su padre. Tenía un mohín en su boca, probando que iba a llorar en cualquier momento porque le incomodaba el que Taesung estuviese tan agitado.

 

-Sh, sh, sh…- Arrulló, tratando de tranquilizarle y también a sí mismo. -Estoy bien, no llores amor.- Exhaló. Cerró los ojos un momento, rezando por poder olvidarse de Minho, para que así le dejara de doler y pudiera seguir con su vida. ¿Por qué era tan difícil? ¿Por qué tenía la necesidad de regresar y decirle que no quería que se terminara a pesar de saber que estaba mal? Tenía que ser fuerte, aferrarse a la decisión que había tomado. Este gran sacrificio que había hecho por el bien de la salud mental de ambos.

 

Respiró hondo, sabiendo que debía afrontar la realidad. Nunca espero que al abrir los ojos él estaría . Se congeló, abriendo la boca pero sin saber qué decir.

 

-¿Estás bien? ¿Se trata de una migraña?- La grave voz de Minho se deslizó por los recuerdos de Taesung, sonando dolorosamente reconfortante.

 

-…No.- Suspiró, agitando un poco su cabeza. -Estoy bien, gracias.- Torció los labios en una mueca, apartándose un de la mano de Minho que quería comprobar su temperatura. -Sólo me agité por un segundo.

 

-Lo siento.- Minho apartó su mano, claramente incómodo por la manera de reaccionar de Taesung. -No era mi intención seguirte, o molestarte. Te vi cuando salí de la librería, y pensé que tal vez necesitarías ayuda.

 

Taesung asintió, bajando la mirada para notar que Minho llevaba una bolsa de papel con lo que seguro era el libro que había comprado. ¿Cuánto tiempo estuvo hiperventilando? Recargó su frente en el hombro de Yoogeun, escuchando los ruiditos que el niño hizo como si estuviera hablándole para tranquilizarle de la misma manera en que él lo hizo antes.

 

-Gracias, pero estoy bien.- Aseguró. -Sólo necesito comer algo.

 

-¿Puedo llevarte, al menos?- Minho preguntó, siendo sincero en su interés.

 

-No creo que esa sea una buena idea, Minho.- Pero sería así más difícil para ambos. Necesitaban dejar de verse, de pensarse. Sólo así podrían superar su fallida relación.

 

-…Tienes razón.- Minho endureció su mandíbula. -Sólo quiero asegurarme que realmente estés bien. Puedo llevarte, no me quedaré con ustedes si así lo quieres.- Agitó su cabeza, señalando donde su auto estaba estacionado. -Pero no te obligaré.

 

Apretó los labios, dando lentamente pasos vagos hacia atrás, como si no quisiera irse. Se notaba que le costaba hacerlo, pero se estaba obligando.

 

Taesung mordió su labio inferior. Se iba a arrepentir tanto de esto.

 

-¡Minho! Espera…- Suspiró. -Está bien. Gracias, acepto tu oferta de ir a comer.

 

 

Notas finales:

¿Se dan cuenta cómo siempre dicen algo, pero terminan haciendo lo que se les viene en gana? ????????????????

Capítulo 3 de 4 :D♥

 


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