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Ojos Bonitos -En Edición- por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Segundo capítulo ^º^

Espero que lo disfruten :B Ya la historia se empezará a ir rápido, o al menos eso es lo que quiero x)

 

Taemin se levantó de su cama, corriendo entró en el uniforme y bajó a la cocina, donde vio a su madre preparar el desayuno...Ella seguía en casa...Eso significaba que...Se giró sobre sus talones, para encontrarse con la imagen de su primo en el marco de la puerta, con brazos cruzados y sonrisa socarrona. Lo había hecho, le había cambiado el horario al despertador.

-Buenos días, pajarito.- Donghae le saludó, revolviéndole el cabello. Entró a la cocina, dándole un beso en la mejilla a Chaerin, y poniéndose a ayudarla con el desayuno. -Chaerin, ¿a qué hora sales hoy? Estaba pensando en que fuéramos a ver esa película sobre ardillas.

-Oh, Hae...No lo sé...- Chaerin revisó su celular. -Supongo que si podré salir temprano...- Suspiró, como extrañaba estar con su hijo, y con su sobrino. Ambos eran los hombres de su vida, vivían juntos desde que Taemin tenía tres años, y tener que trabajar todo el día era lo único que podía mantenerla alejada de su familia.

-Yo no quiero ver esa película.- Taemin refunfuñó desde su lugar en la mesa. -Quiero ver la película de terror que salió hace poco.

-¿Estas loco? No dejaré que veas eso, después no podrás dormir, ergo, no te levantarás.- Donghae le regañó. -Yo quiero ver esa película, iremos a ver la que yo quiera ver.

-¿Quién es el adulto aquí?- Se quejó Taemin. -¡Mamá! Dile a Donghae que no puede ser egoísta.

Chaerin puso los ojos en blanco, no, ninguno de los dos era el adulto.

-Taeminnie, deja que Donghae escoja la película esta vez, ¿si? Él, después de todo, nunca escoge las películas.- Le sonrió tiernamente, para convencer a su hijo. -Mira como vas, ¿quieres arreglarte la camisa? Y por favor, recógete el cabello.

-Si mamá...- Taemin se acomodó el cuello y terminó de cerrar su corbata, gracias a Donghae, tenía tiempo de sobra para acomodar todo en su lugar.

                                   

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Clase tras clase, era lo mismo, Minho terminó de anotar en la pizarra lo que sería su primer proyecto. Afuera había un sol imperioso, que hacía que la mayor parte de sus alumnos se distrajeran. Eran como hormigas, el clima cambiaba y ellos empezaban a comportarse de diferente manera. Dejó la tiza en su lugar, la campana había sonado y los alumnos empezaban a retirarse. El cambio de clases no duraba más que unos minutos, cortos minutos en los que los alumnos cambiaban de aula.

-Buenos días maestro.- Le saludó el primer alumno en llegar. Era Taemin. Ese niño, siempre parecía aparecer en los momentos correctos. Le sonrió, porque Taemin había llegado sonriendo, parecía estar de buen humor.

-Buenos días, Taemin ah. Hoy no vienes con tus amigos...- No, usualmente eran de los últimos en llegar, ese trío de alumnos que fuera de clases lo único que hacían era molestar gente. De cierto modo, Taemin era el único que realmente resaltaba entre ellos. -Te ves de buen humor.

-Estoy de buen humor...Por eso no quise perder tiempo con Jongin y Wonsik...Debo de portarme bien.- Sonrió en lo que se acercaba a su lugar. -No haré enojar a Donghae el día de hoy.

-Vaya, eso si que es una sorpresa.- Y entonces, el único día en que sus alumnos se encontraban alborotados, Taemin, él estaba tranquilo, con esa bonita sonrisa que le hacía verse totalmente adorable. -¿Recompensa y castigo?- Colocó sobre la mesa aquella duda.

-Él por fin se dio cuenta que la parte del castigo no funciona conmigo.- Se apoyó sobre sus puños, mirando directamente al profesor. -Maestro, ¿qué hace después de clases?

¿Qué clase de pregunta era esa? Minho se quedó sin palabras, sabía que Taemin siempre hacía ese tipo de preguntas, sobre todo por su familiarización con los maestros. Pero...¿por qué su interés? En realidad no hacía mucho, terminaba de arreglar su casa, porque debido al trabajo, no había podido acabar de pintar las paredes...Otras veces iba y hacía la despensa, nunca en realidad hacía algo más que trabajar.

-Yo iré hoy al cine.- Taemin interrumpió de manera infantil antes de que Minho respondiera, emocionado. Así que esa era la razón de su pregunta. Después de todo Taemin era un adolescente que se emocionaba por ese tipo de cosas. No pudo evitar sonreírle, era bastante adorable.

Poco a poco los demás estudiantes empezaron a llegar, y no pudieron continuar con su conversación. La clase fue trivial, tal vez incluso algo insípida. Fue igual que con los demás salones, a excepción que en este grupo se encontraba Taemin. Minho no quería creer que era presa del favoritismo, pero si así fuera, Taemin era su alumno favorito. Siempre contestaba correctamente, solía estar atento, sonreír en clase. Además, en la tarde, le ayudaba en lo que podía. Y sus bonitos ojos...

No había vuelto a resaltar esa mirada alucinante que tenía el chico, porque no quería volver a ofenderlo, si es que la última vez le hubo ofendido. Aunque Taemin había sido cortés y de cualquier forma contestó a su pregunta. Le encantaba verle a los ojos, esos extraños, bonitos, tiernos ojos, que miraban de la forma más transparente posible. No ocultaban ni un poco de malicia, no tenían perversión, sólo inocencia.

Terminó la clase, más rápido de lo que parecería que iba a terminar. Taemin fue de los primeros en irse, revoloteando con su buena actitud, probablemente tampoco quería llegar tarde a su siguiente clase.

                      

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¡Por fin! Minho había acabado de habituar su casa. Las paredes estaban pintadas, los muebles en su lugar y sinceramente, era tal el cansancio, que ya no pensaba hacerle nada más. Se recostó en el césped del patio trasero, mientras sentía la brisa correr. Eran un bonito sábado, debería de salir, ir a ver cuánto había cambiado el lugar. Se puso de pie, decidido a darse una ducha y salir a ver la ciudad. Daría un recorrido por varios lugares que antes frecuentaba, para volver a familiarizarse con ellos.

Había dado varias vueltas, por colonias, barrios, donde antes vivían sus amigos, algunos seguían ahí, otros ya se habían ido. Era increíble, parecía no haber cambiado mucho, pero del mismo modo se sentía tan diferente. Decidió ir al centro comercial, ese sí tenía ya bastante tiempo, pero de igual modo era concurrido, no importara la generación.

Había mucha gente, también había locales nuevos, en donde solían estar otros que equivalían a su infancia. Vaya, esos momentos ya se habían ido, ¿no? Ahora que veía en retrospectiva, añoraba tanto esos tiempos, llenos de muchas buenas cosas. Tal vez ya se estaba sintiendo viejo, aunque no lo fuera aún... Decidió ir a comprar un helado, para despejar la mente de esa extraña sensación.

De entre varias opciones no sabía cuál escoger, heladerías que daban sabores algo extraños, o no...Quería algo más tradicional. Recordaba la heladería de un señor, ya estaba grande en aquel entonces, si tenía suerte, su hijo habría tomado el mando. Recordaba donde estaba, así que siguió el camino de memoria.

Ahí estaba, un pequeño local, en una esquina, con algunas mesas y un aparador blanco con líneas rosas. Sólo había cambiado en los colores, fuera de eso, estaba igual. Entró al local, esperando encontrar aquella vieja pancarta enorme que contenía la lista con los sabores que manejaba. Se llevó una mejor vista, Taemin, su cabello colgando sobre su hombro, recogido en una coleta, hacía que se viera más delgado de lo que era. Taemin estaba distraído, platicando con alguien que se encontraba -probablemente- dentro de la bodega. En cuanto se giró para atenderle, su bonita sonrisa desapareció. En un acto casi mágico, Taemin se escondió detrás del aparador.

Minho rio, ¿qué clase de reacción había sido esa? Caminó hacia el aparador, apoyándose en él, para poder ver del otro lado. Taemin cubría su boca, haciéndose chiquito.

-Hey, ya te vi.- Minho evitó reír, asomándose por encima del aparador.

El chico se descubrió su boca, para dejar ver esa sonrisa traviesa, culpable. Se mordió el labio, en lo que salía de su escondite.

-Maestro...- Sonó a quejido. -¿Qué hace aquí?

Minho alzó una ceja, ¿en serio? Ahora quería saber que era lo que Taemin estaba escondiendo.

-Quiero un helado. Vine a comprar uno.

-Si...- Taemin hizo un puchero. -Por favor, no le mencione a Donghae que estoy trabajando aquí.- Rogó, con un puchero en los labios y ambas manos juntas.

No pudo evitar sonreír, Taemin era adorable. ¿Por qué escondería eso? Le miró, dubitativo, decidiéndose si acatar lo que Taemin le pedía, o ser un adulto como los demás, que no esconderían el secreto de ese niño. Señaló el sabor de helado que quería, indicándole que compraría un barquillo con una bola de helado. Taemin esperaba, nervioso, queriendo saber si Minho escondería su secreto.

-Está bien, pero entonces tendrás que decirme por qué no quieres que le diga.- Accedió, ganándose la enorme sonrisa del menor.

-Gracias.- Hizo varias reverencias, necesitaba conservar aquel empleo.

Minho pagó el dinero y se retiró, haciéndole saber a Taemin que esa conversación había quedado pendiente.

                   

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Andar de vagos, eso era lo único que Taemin, Jongin, y Wonsik, hacían todo el día. Entre clases era común verlos por los pasillos, haciéndose bromas entre ellos y riendo todo el tiempo. A la salida, usualmente, Jongin y Wonsik solían quedarse un rato, acompañando a su amigo, hasta que se volvía demasiado tarde como para poder seguir ahí. Entonces volvían a su casa, donde ya les esperaba un regaño por no llegar a tiempo.

Esta vez, todavía no era tan tarde, Taemin caminaba sobre la jardinera que delineaba los límites del instituto, Jongin y Wonsik le seguían desde la acera. Discutían sobre cuál era el mejor día para ir a ese concierto al que, según ellos, proclamaban, tenían que ir. Se presentaría dos días, e iban a ponerse de acuerdo para ir los tres. Parecían muégano, siempre juntos. Era de ese tipo de amistades, que inicia desde pequeños, y que se sabe durará por siempre. Habían ido a la escuela juntos, casi siempre quedaban en el mismo salón (para mala suerte de los profesores), aunque, con el tiempo, sus actitudes habían empezado a mejorar.

Wonsik había dicho un mal chiste, haciendo que los otros dos se rieran, era realmente había sido patético, y eso era lo que les causaba gracia. Entonces Taemin se fijó, en la entrada estaba aquel maestro que había descubierto donde trabajaba. Suspiró, tendría que ganarse la confianza de Minho.

-Chicos...Tengo que irme.- Se bajó de la jardinera de un brinco, haciendo una mueca.

-¿Qué pasa, Tae?- Jongin se extrañó.

-Tengo que saber si podré seguir en la heladería, o si Donghae se enterará.- Explicó a medias.

-Suerte, Tae.- Wonsik le dio un ligero apretó en el brazo. -Vamos, Jongin, vamos a comer en mi casa.

Taemin se despidió de sus amigos, luego giró sobre sus talones para dirigirse al edificio. Vaya, ya había logrado trabajar cinco bellos días ahí, no quería tener que dejarlo. Hizo un puchero, a pesar que nadie le estaba viendo. No era justo, él quería ayudar, deberían dejarlo. Iba haciendo una rabieta, para sí mismo, en lo que caminaba por el pasillo, ni siquiera se había interesado en ir a la sala de maestros a molestar a Donghae, ahora sólo estaba concentrado en convencer a su profesor de guardar el secreto.

Llegó al aula, sabía que su maestro prefería usar el aula donde le daba clases a su grupo, para hacer su trabajo, en vez de usar su cubículo en sala de maestros. Tocó la puerta, de manera tímida, haciendo un mohín.

-Buenas tardes...- Dejó escapar el aliento.

-¡Taemin ah!- Minho le saludó sonriente y amable. -Oh, ya veo, vienes por nuestra plática pendiente, ¿no es así?- Inquirió, siendo demasiado compasivo para el gusto de Taemin.

-Si...Por favor, no diga nada sobre mi empleo.- Se acercó a él, apoyándose en el escritorio. No sabía qué más hacer que suplicar. 

-Dime, ¿por qué no quieres que Donghae se entere?- Alzó una ceja, cuestionándole con la mirada. -No tendría problema en hacerlo, pero si insistes tanto probablemente es porque él no quiere que trabajes, ¿cierto?- Minho exhaló, acomodando la pila de exámenes que estaba por revisar.

-Si. Verá...- Suspiró. -Ni Donghae, ni mi madre quieren que busque un trabajo.- Junto ambas manos, señalando con sus índices hacia un punto en un tablero invisible que estaba dibujando al aire. -Dicen que sólo debo enfocarme en estudiar.- Reajustó la correa de su mochila también. -Realmente es muy desesperante escuchar su mismo sermón todo el tiempo.

-Ellos tienen razón, Taemin ah. Deberías sólo enfocarte en estudiar.- Minho les dio la razón. -Pero algo me dices que de cualquier modo no piensas hacerles caso, ¿cierto?

-Si...- Asintió con el rostro serio. -Siempre hemos sido mi mamá, él y yo. Sé cuánto se esfuerzan ellos por darme las cosas que tengo, pero...- Miró de manera suplicante a su maestro. -He decidido irme de aquí cuando termine el instituto. Estudiaré la carrera afuera, y eso implica mucho dinero.- Hizo una mueca de lado.

Minho subió los codos a la mesa, para apoyarse sobre sus puños. Que sincero se veía, sobre todo en sus transparentes ojos. Lo comprendía, querer ayudar económicamente, sabía de esa sensación de querer algo por sí mismo, de cierta manera. Y si Taemin quería contribuir, deberían de dejarlo, siempre y cuando eso no interfiriera con sus estudios, en su opinión.

-¿Y la escuela?- Preguntó, como cualquier adulto haría.

-¡No la he dejado de lado!- Se apuró a aclarar. -Si fuese así, no estuviera aquí, tratando de convencerlo que no le diga a Donghae de que tengo un trabajo.- Parecía exaltado, mucho. -Puedo hacer ambas cosas. Sólo quiero ayudar a conseguir el dinero, que de cualquier modo yo terminaré usando. Ellos ya han trabajado mucho por mí.

-Es muy noble de tu parte, Taemin ah. No quieres que se esfuercen de más, además tienes el deseo de sentir que lo has logrado por tus propios méritos.- Sí, comprendía al chico, era parte de su proceso de crecer, para sentirse adulto. -Has venido para asegurarte que no le diré a Donghae sobre tu secreto. No te preocupes, no le diré. Aún así, te condicionaré, si me entero que estás fallando en alguna materia, tendré que decirlo. ¿Entendido?- Minho le advirtió.

-¡Sí!- Sonrió de oreja a oreja. -Además, por ahora sólo estoy yendo dos días a la semana.

-¿Es por eso que no te veo por aquí los miércoles?- Sin querer resaltó el hecho de que había notado la ausencia de Taemin.

-Sip...- Sonrió, distrayéndose de la vergüenza vaga que sintió; al parecer su presencia si era algo obvia por los pasillos de la escuela. -Gracias, maestro... Espero no haberlo molestado.- Hizo media reverencia y se disponía a irse.

-¡Espera! No tienes nada que hacer, mejor, en vez de molestar a tu primo, quédate aquí, ¿si?- Le invitó a quedarse.

-Claro...- Se encogió de hombros, mientras buscaba un lugar donde dejar su mochila. Minho se veía ocupado, aún así le había invitado a que se quedara, sin importarle si le molestaba o no. Ese maestro en realidad era bueno, bueno y amable.

-Taemin ah, la verdad es que tengo gran curiosidad sobre los privilegios que tienes.- No le miró, simplemente habló a la par mientras revisaba unas tareas.

-¿Huh? ¿Qué privilegios?- Taemin giró el rostro, haciendo una mueca extraña.

-Tu cabello, es un ejemplo.- Le señaló.

-Oh...Eso...- Y como si fuera cosa del día, volvió a sonrojarse. -No es privilegio...Están evitándose un problema. Soy un terrorista- Rio, de manera traviesa, como hacía seguido. -Me dejan usarlo a mi gusto, porque saben que si me prohíben usar el cabello como quiero, puedo hacer que todos los hombres empiecen a traerlo largo.- Explicó, mientras se ganaba una mirada de seriedad de su profesor. Volvió a reír. -No lo tome a mal, mi cabello largo inició como parte de una huelga...Me acostumbré a él...

-Así que lograste salirte con la tuya.- Minho le miró de nuevo, con seriedad, sólo para esbozar después una sonrisa. -Espero que no estés orgullo de eso, jovencito.- Exhaló.

Taemin no pudo evitar reírse, por un momento pareció que Minho le iba a regañar, pero ese no fue el caso. En realidad era muy agradable estarlo con él, especialmente, porque a pesar de tener trabajo por hacer, no le dejaba aburrirse, siempre tenían algo de que hablar. A partir de ese día, Taemin empezó a hacerle compañía a su profesor por las tardes. Ahí podía hacer la tarea, sin interrupciones, podía hablar sobre las cosas que le consternían, Minho nunca le criticaba.

                    

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Taemin terminó su almuerzo y se dispuso a buscar a Wonsik, era gracioso que le hubiesen puesto un castigo por faltar con tareas, pero no era divertido cuando pasaba el mismo día que Jongin había faltado por estar enfermo. Además, no tenía ganas de ver si alguien más quería saltarse clases. Los quería, pero no entendía como podía comer en ese lugar.

Refunfuñó, tal vez debería de ir a buscar a Krystal, sabía que había vuelto de ese viaje que había hecho con sus padres, y no había tenido oportunidad de saludarla. A ella la había extrañado bastante durante las vacaciones. Así que se decidió, primero buscaría a Krystal y después ambos irían a buscar a Wonsik. Sí, era un buen plan. Dio tres pasos, para cuando escuchó que le llamaron.

-¡Taemin ah!- Una bonita voz femenina, le llamaba con familiaridad, desde la entrada principal. Se giró sobre sus talones, para ver a la señorita acercársele.

-¡Dara- Le sonrió, abrazándola efusivamente. -¿Qué hace aquí? ¿Cuándo regresó?- Empezó a cuestionarla.

-Tranquilo, Tae.- Le dio unas suaves palmadas en el hombro. -Regrese hace unos días, estoy buscando a Hae, ¿sabes dónde está?

Taemin frunció el ceño.

-Usted es muy bonita como para estar buscando al gruñón ese.- Se cruzó de brazos.

Ella no pudo evitar reírse.

-Vamos, ¿por qué hablas así? Sabes bien que él no es mi estilo.- Le guiñó un ojo, recordándole un secreto que tenían. -Anda, dime dónde se encuentra.

-Probablemente en sala de maestros.- Se encogió de hombros. -La acompaño, ¿si?

-Por favor, Tae.

Ambos se dirigieron, por los pasillos, hacia la sala de los profesores. A Taemin ni siquiera le importó tocar la puerta, sólo entró, haciendo que su amiga pasara después.

-Donghae, adivina quién ha regresado.- Entró al cubículo de su primo.

-Taemin, no debes interrumpir así aquí.- Le regañó primero, para después girarse y encontrarse con su amigo. -¡Dara!- Se levantó y la abrazó. -¿Qué haces aquí? ¿Cuándo regresaste?

Dara rio, no había duda entre el parentesco de Taemin y Donghae, además de todos los años viviendo bajo el mismo techo.

-Hace unos días; vine a buscarte, ¿no puedo ver a mi mejor amigo?- Hizo un puchero, que tiempo atrás le había enseñado Taemin.

-Y si nos vamos ya, con Dara. Sólo son un par de horas las que faltan para que se acabe el día, nadie nos extrañará.- Infló sus mejillas.

Dara rio, Donghae sólo pudo abrir la boca por tremenda tontería que había dicho su primo.

-¡Ves! Por eso no me gusta que vengas a la escuela, Taemin pierde su intelecto cuando estás cerca.- Se quejó. -Aún me pregunto si es contagioso.

-Yo pensé que no te gustaba cuando iba a tu casa, porque hago que Chaerin no te preste atención.- Hizo un mohín. -Apoyo la moción de Taemin ah, hay que irnos, vayamos de paseo, ¿si?

                          

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Minho entró a la sala de maestros, yendo directamente a su lugar. Se sentía diferente. Fue hasta que una mano se posó sobre su hombros, que salió de sus propias cavilaciones.

-Vaya, que sorpresa que estés acá. -Era Kibum, resaltando el hecho de que Minho estuviese en la sala. -Uno no suele verte muy a menudo aquí.

-Lo sé...Pero hoy los salones se sienten vacíos.- Les faltaba esa risa que les daba vida.

-Mmm...Ya sé a lo que te refieres.- Se sentó a su lado. -Extrañas la presencia de Taeminnie, ¿no es así?- Le señaló. 

Minho le miró rápidamente, queriendo y no queriendo creer lo que le había dicho. Si, era cierto, le extrañaba y se acababa de dar cuenta. Pero, debía ser por algún motivo razonable. Taemin le ayudaba a revisar las tareas y tenían conversaciones muy serias acerca de la materia. Además, el hecho de saber que no estaba solo en el salón ayuda a no volverse loco. Y bueno, su risa era muy natural, llena de un aire de verano; sin hablar de sus ojos... ¡No!

-He notado que últimamente te has hecho cercano a él.- Entonces Key daba en el punto exacto con sus palabras, provocando que Minho sintiera la espalda rígida.

-Realmente es fácil llevarse bien con él.- Lo dijo mientras esbozaba una leve sonrisa tensa.

-Y ahora que se ha ido temprano, lo extrañas.- Incluso, se limitó a reír, porque notaba las caras que Minho hacía. -Deberías de tener cuidado, si sigues así, te enamorarás de ese niño.- Kibum advirtió bromeando.

-¡¿De qué hablas?!- Se exaltó, sin querer, a la defensiva.

-Hey, tranquilo.- Le calmó. -Lo decía jugando. Sabes, Taemin se lleva bien con todos aquí, es normal que sientas su ausencia. En especial, porque son pocas veces las que no se encuentra al rededor. 

-No hagas comentarios así, por favor.- Rogó de buena manera. -Pero...

-¿Pero qué, Minho ah?- No, algo en ese pero no estaba bien. Kibum lo notó. ¿Qué era lo que su amigo iba a decir?

-No, no es nada...- Minho aclaró.

Notas finales:

Esto es todo por ahora; ya saben, pueden dejarme un rw diciendo por qué les gustó, por qué no, o tan sólo diciendo hola :P

¡Mis preguntas random volvieron!

¿Creen en los alienígenas? ºwº Yo sí xB

Los quiero ^-^ Besos n.n


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