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Invierno por Emile Brojen

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Notas del fanfic:

UHm...este oneshot lo inicié en el invierno pasado y apenas hoy lo terminé tras recordar que lo tenía XD es una cosa rara, creo que lo más gay que he hecho...a ver si les gusta, estaba medio enferma cuando lo inicié. Advertencia de spoiler si no has leído el manga.

 

Ojalá les guste.

-Sasaki, si quieres pide otro café.

Miré el vaso entre mis manos. Sabía bien y resultaba agradable el frío interior, pero algo me hacía tenerle más apego a las bebidas calientes.

-Gracias Akira, pero así está bien.

Di otro sorbo. El tintineo de los hielos era mínimo incluso en la calma de una cafetería casi muerta. Quizás fuera el frío, el caso es que la mínima cantidad de clientela hacía que me sintiera más cómodo. Mi acompañante (o debía decir “a quien yo acompañaba”) también terminó su bebida y el tazón de ramen que pidió, me dio curiosidad el saber a qué sabría eso que tanto gustaba a la gente. Muchas cosas me daban curiosidad…si pudiera mi rezón perderse con sólo mirar la lejanía hace mucho que mi mente hubiera abandonado este cuerpo, aunque a decir verdad a veces eso no era muy diferente a la realidad. Sentí la mirada de la rubia en mí, a través de sus ojos pude contemplar la necesidad inquietante de hacer preguntas, me escudriñó como si buscara saber algo pero se mordía la lengua para no hacerlo.

-Sasaki… ¿qué miras de nuevo?-al final no pudo enmudecer.

-¿Eh? Hem…nada-bajé la vista. No era la primera vez que me lo preguntaba, hacía un año ya fue lo mismo…

 

“-Sasaki ¿qué miras?

-Nada-bajé la vista.

-Te noto raro ¿qué sucede?

-No…no lo sé, me siento extraño-sentí mi vista apagarse-Akira ¿qué día es hoy?

-20 de diciembre ¿Por?

-…-mi labio inferior tiritó. No sentía los músculos de la cara, veía borroso como si me hubiese vuelto una clase de cadáver en rigor mortis-no es nada, es solo que siento que algo me falta…algo pasaba este día y no sé qué era eso.

En todo ese día estuve ido, estando sin estar, andando sin ver pues sólo pude enfrascarme en la cabeza estropeada. Pude ver que mi superior se incomodó, y lo que su rostro esbozó me pareció un gesto cercano al que provoca la tristeza, no entendí por qué pero desde entonces dejó de hacerme muchas preguntas.”

La investigadora se puso de pie, dejando en la cuenta el precio a pagar. Insistí en que era mi turno de pagar mas ella se negó rotundamente quitándome la oportunidad de cualquier prórroga. Al salir anduvimos a paso lento, recorriendo toda la plaza. Ella miraba cada aparador mientras un brillo felino le iluminó, era como si deseara comprarlo todo. Suspiré. Todo ardía en cálidos colores tan vivos, todo se rodeaba de una clara luz proveniente de las luces que adornaban los locales. Desde que tengo consciencia, mi actual consciencia (por ser la única que conozco) estuve al tanto de que no conozco muchas cosas. Tal vez debí vivirlas y verlas después de todo he nacido y de algún modo pude crecer…así que debí conocer todo lo que ahora no… Estoy seguro sin importar que ahora no tenga el fiel-y a veces triste-sustento de la memoria. Nos dirigimos al cuartel de mi escuadra y al creer que era el fin del día me despedí de ella. Pero no se fue. Le dije que quería telefonear a Arima y para sorpresa mía se apresuró en tirarme dentro de la casa.

-Deja tus cosas y lleva la tarjeta, iremos a hacer compras especiales.

-¿Qué? Pero necesito hablar con…

-Luego será, igual me notificó que estaría ocupado. Vámonos ya que tengo algo planeado.

No pude reprochar aunque me dejó bastante desconfiado el tono de su voz. De igual modo ella siempre planeaba cosas que parecían de mala pinta. Volvimos a la plaza, entramos a cuanta tienda ella eligió y adquirimos algunas cosas, básicamente fungí como su cargador personal.

-Sasaki ¿no le darás nada a tus subordinados? Con lo que les pagan alcanza y sobra para que les des regalos bonitos.

-¿Qué? Regalos…-me extrañó mucho que ella dijera eso, hasta donde la conocía no era precisamente una persona dadivosa ni detallista. Ella me miró severamente y entendí que iba en serio. Me metí a una tienda (claro, dejándole a ella toda su mercancía) y me puse a buscar algo. Regalos….regalos ¿por qué era tan difícil? Sólo debía pensar en lo que les gustaba o algo así. Miré unos videojuegos y de inmediato Saiko me vino a la memoria así que los tomé. Llamó mi atención un set de béisbol y supuse que podría ser para Shirazu. Salí de allí y me pasé a más lugares hasta que terminé; estando así iba a donde Akira mas me detuve en seco. Me faltaba alguien. Me apresuré a buscar el último regalo y cuando lo hube encontrado pude regresar con ella. Caminando a su par fui consciente de una pequeña sonrisa formada en mi rostro, no me di cuenta del momento en que esbocé dicha sonrisa pero…estaba bien, iba acorde a como me sentía. Torpemente me di cuenta de que esas raras compras pre-navideñas me habían entusiasmado bastante, el poder hacer cosas normales como cualquier persona me otorgaba una extraña alegría que incluso escapaba para alguien como yo. Quizás no entendiera muchas cosas pero esto me motivaba. Al llegar a la casa que fungía casi como “cuartel” mi superior me echó encima todo cuanto traíamos y me pidió esperarla. Desde donde me quedé escuché claramente su fortísima voz llamando a la escuadra, me asomé y pude ver que ella se los llevaba a saber dónde. Aproveché y entré casi corriendo sin perder nada rumbo a mi habitación, allí podría ocultar los regalos hasta que el día de darlos llegara. Dentro solté un sonoro suspiro y me dejé caer en la cama…el techo siempre blanco fastidiaba mis pupilas así que le di la espalda….y divagué por completo. En esta vida que poseía muchas cosas escapaban de mi comprensión, no por falta de razón si no por falta de vivencias. Sabía que debí tener familia, amigos, una vida diferente a esta…muchas veces he agradecido el no saber pero en momentos como este me pesaba profundamente no poder recordar nada. Cual espectador de una obra siempre he mirado, he estado sin estar, buscando vivir a través de algo que no era mío. No es que me amargara ni que tuviera ideas pesimistas, simplemente desconocía. Llegó el silencio absoluto, fui incapaz incluso de escuchar mis propios latidos; la carnosidad de mi boca se curvó no precisamente  hacia arriba, siguió el curso de la gravedad como un puente colapsando. Empañándose los cristales del alma el brillo propio de quien se deshace a través de ellos me robó la visión, los pesares al parecer irracionales que se arremolinaban en torno mío buscaban salir por esos ojos que a veces no sentía como míos. Incapaz de respirar inhalé con fuerza llevando consigo un canto, el canto con forma de sollozo. Miré el calendario y me llené de ira.

Odiaba que fuera de este modo, odiaba recordar ese vacío angustiante producto de algo que existió pero que no recordaba conocer, y me resultó tan patético que terminé de cabrearme. Molestia mutada en frustración, descontento, melancolía, cansancio, temor y finalmente en…dolor. Hacía unas cuantas horas un júbilo fuerte me llenó por completo y ahora…me pudría en este agujero que tengo por recámara.

-Tú…siempre con esa sonrisa perfectamente dibujada y ese andar tuyo propio de alguien que desborda lucidez…parece ser parte de ti sin importar que tus compañeritos humanos te vean como el bicho más raro de la CCG. Nadie sabe lo mentiroso que eres, ni tú lo sabes.

Sujeté mi cabeza con fuerza y oculté la faz en la mullida cama. Aquí donde estaba no tenía que mentirle a nadie, ni a mí mismo. Abrí los ojos; me pregunté cómo sería tener una familia, cómo sería estar en paz, viviendo en calma, sólo preocupado por respirar.

-Nunca lo dices, pero sólo quieres aquello que cualquier ser desea en lo más profundo de su ser-aquel ser siniestro deslizó sus pálidas manos hacia un cuerpo que se encogía sobre sí mismo, y le rodeó por completo, combinaba la negrura de sus uñas con la negra cabellera de quien se retorcía en ese abrazo gélido.

-No quieres estar solo-dijo el que era apresado por la bestia.

-Cállense-mi felicidad no dependía de otros y lo tenía muy claro, era simplemente que ser el único así…así como soy, me llevaba a la marginación injusta bajo un rechazo porque nadie comprendía…

Nadie…

No, alguien entendía.

-Arima-susurré. Mi primer y verdadero maestro, la primera persona que vi al “despertar”; él quitó las vendas de mis ojos. Fue el hilo de la estabilidad, me sujeté de él con fuerza para levantarme y en cuanto pude lograrlo anduve por mí mismo. Aún siendo su pupilo había mucho que no sabía de él. Con él pasé totalmente el primer año, y jamás entendí la causa de la famosa “Arimapatía”; recordé la vez le dije que era como mi padre…la sonrisa que él plasmó en su cara quedó en mi mente para siempre, siendo uno de los pocos y más valiosos recuerdos que tengo ahora. Nunca le he temido ni mucho menos me inquieta, le agradecía cada hora de entrenamiento y esfuerzo de su parte…y…si había alguien más “solo” que yo, era el mismo Kishou, ni siquiera sabía cuándo era su cumpleaños. Tomé el móvil y lo mensajeé. Al poco rato la calma fue desplazada por explosivos sonidos, era la escuadra completa y entre ellos Akira; salí hacia donde ellos.

-Oye ¿qué hiciste?

-¿Uhm? ¿De qué hablas, Saiko?

-Te ves despeinado, desaliñado…como si…como si…-empezó a reír, totalmente sonrojada-iré a ver-corrió a mi habitación.

Mierda, no había ocultado del todo los regalos y si ella entraba los vería y ya no sería lo mismo. Corrí tan rápido como pude y me interpuse entre ella y la puerta.

-¿Por qué no quieres que entre?-hizo un puchero que de inmediato reemplazó por una sonrisa perversa de tintes libidinosos-entonces mi suposición es cierta.

-¿Qué suposición?

-Pues es simple….estás todo agitado, nervioso, mal vestido y despeinado….Akira nos sacó muy a la fuerza para que te escabulleras…es obvio que te encubría.

-Ah…eso…no es lo que parece-me puse más nervioso.

-¡Ja! Mamman metió a una chica y se la tiró de rapidín-soltó entre gritos eufóricos.

-…-parpadeé varias veces, estupefacto-¿Qué?

-Aw ¡qué lindo! Y qué vergonzoso…mami Akira cuidando que no estemos para que Haise se folle a una chica linda, déjame verla-se me colgó del cuello.

-¡¡Saiko, basta!! ¡¡Dices tonterías, eso es mentira!!-batallé con ella…en efecto se había vuelto más pesada.

-¿Es mentira? Pero si destilas culpa…o acaso ¿fue con un chico? Oh por dios ¿Eres gay? Eso es todavía mejor, quiero ver-me tiró del pelo.

Tomé sus manos y la aparté, no quería ser rudo pero ella era bastante enérgica. En nuestro forcejeo (básicamente ella forcejeaba) el resonar de un par de tacones interfirió, la puerta se abrió y nos quedamos en silencio.

-Ya Sasaki, mejor que vea para que no te levante falsos-sacó una caja mediana con un moño azul-fuimos por un regalo para Arima, que fue su cumpleaños pero era secreto, por eso no quería que vieran.

-Sí, era eso-tiré a la peliazul de lado y me incorporé. Tuve que seguirle el juego a Akira, afortunadamente su seriedad hizo bastante convincente todo, aunque de cierta forma ella no estaba tan perdida. Yonebayashi parecía frustrada aún sabiendo “la verdad”. Todo el espectáculo ofrecido sin querer bastó para matar de risa a Shirazu, incluso Tooru parecía divertido, y bueno, nada qué decir sobre Kuki con su eterna cara de “los odio a todos”. Una gota, otra más, y con este compás el estridor se iba. Tomé de la mano a la más pequeña y tuve que preguntarle lo obvio.

-Saiko ¿de dónde sacas esas locuras?-le susurré.

-De mi mente-rodó los ojos-ni me creas tan pequeña como para no entender.

-Ya, eso era todo-me alejé.

-Ne…-volvió a mí-¿de verdad le darás algo al clase especial? No sabía que era su cumpleaños.

-Sí…bueno, casi nadie lo sabe-reí un poco.

-Debes ser el más cercano a él, ha de ser extraño conocer tanto de un tipo así, se ve que te quiere.

-No sé si él sienta esas cosas…

-Tengo hambre, iré a terminarme el curry-se estiró y fue a la cocina.

Cada quien quedó en lo suyo, y aunque una invisible burbuja se hubiese formado alrededor de cada uno extrañamente todo seguía en la misma sintonía, era agradable. Sostuve una charla con nuestra superior, peculiar el hecho de que estuviera tan parlanchina, alguna vez Shirazu hizo el comentario de que ella estaba falta de amigos y por eso se veía forzada a relacionarse con un híbrido blandito y sus 4 niños. Ella era una mujer fuerte (algo narcisista) a quien le tenía bastante afecto, si no fuera por las veces que se embriagaba todo sería mejor….creo. Pero nadie era comparable con él. En toda la charla la mayor mencionó un cuestionamiento, si de verdad había comprado algo para el clase especial, y mi simple, casi tonta respuesta, fue un sí; parecía satisfecha con eso. Cuando quise saber sobre si de verdad había sido cumpleaños de Arima ella se puso de pie, despidiéndose. Al parecer sería de esas cosas que tenía que saber por mí mismo. Antes de irse, en su despedida dijo algo extraño: “Urie no me da buena espina” y…no pude decir nada, en toda la tarde él estuvo muy frío, casi destilando algo similar al aburrimiento y amargura.

 

Pasaron 4 días y cada sendero se vio cubierto de un frío velo, el sol no estaba más y el tiempo de esos días agonizaba poco a poco antes del fin. Nunca pensé que así fuera todo este asunto, quizás me daba una idea gracias a esas películas cliché y a los tantos anuncios navideños, pero jamás lo visualicé como algo “real y experimentable”.

-Sassan, Urie no quiere poner la estrella y los otros están ocupados ¿me ayudas?

Le sonreí y ayudado por una silla pude poner el último adorno en la punta del árbol. Era todo tan raro, los malos pensamientos de días atrás parecían haberse ido de momento. Definitivamente no había nada mágico ni especial, netas cursilerías de mercadotecnia…pero todo se sentía…bien.

-No entiendo por qué la consientes, ella pudo haber puesto la estrella-bufó el chico de lunares

-…-aunque con suavidad traté de mirarlo con firmeza-Es triste que lo veas de ese modo, obviamente no alcanzaba-hice alusión al pequeño tamaño de la chica-deja de amargarte y ve a ayudar a Shirazu con los adornos de la cocina-le sonreí.

-Tch, me enfermas, todos ustedes-tomó los adornos y se quedó de pie-¿Por qué haces esto? ¿Por qué hacemos esto? Pretendiendo que somos amigos o una bonita familia feliz cuando no somos lo uno ni lo otro ¿qué pretendes?

-Urie, calma-me extrañó bastante, sabía que él era arisco y bastante…frívolo, pero esto no venía a lugar-No veo lo malo ¿te desagrada todo esto? No seas aguafiestas-traté de reír un poco.

-¿Cómo puedes sonreír-arrojó los adornos-ya mucho tengo con aguantarlos diario como para rematar con esto, son todos idiotas.

-Kuki…basta…esto no…

-¡Cállate Tooru! ¿Tienes algo qué celebrar? Toda tu familia está muerta y te pones a perder el tiempo en estas mierdas en vez de entrenar o investigar.

-¡Urie!-levanté la voz al ver la expresión de Mutsuki.

-¿Qué quieres? Dije la verdad ¿es eso malo? Idiota, todos son idiotas. No somos amigos ni una familia ni nada que se le parezca. Somos ratas de laboratorio obligadas a trabajar en equipo, el experimento más sonado en la CCG. A todos nos quitaron algo o nos arrojaron aquí sólo por el dinero ¿qué quieren celebrar? Todo es una farsa-estaba iracundo, quise acercarme pero apenas me vio a través de sus ojos destiló el veneno del más profundo desprecio-no quieras sermonearme, eres el menos indicado, maldito monstruo. Sólo eres un asqueroso ghoul…no, ni eso eres; no eres humano ni ghoul, no hay lugar para ti. Tú no sabes lo que es tener una familia, no sabes lo que es el que te quiten algo amado, ni conoces la humillación ¡Tú nunca has tenido nada! Así que no finjas que nos entiendes.

Todo lo que dijo apenas pude digerirlo, punzadas atroces perpetraron en mi pecho y el dolor ascendió a la cabeza. Llevado por la herida al orgullo quise destrozarlo, de verdad quise…arrancar sus entrañas, hacer que sus palabras se ahogaran en sangre, más algo me contuvo y no supe qué fue. No podía matarlo, pero no iba a quedarme así.

-¡Urie!-mi voz sonó extremadamente áspera, cargada de una frialdad mayor a la de ese tipo-ya te desahogaste, supongo. Si eso es lo que piensas está bien pero no tienes derecho de echar en cara cosas como esas, a nadie-apreté los puños-es verdad, quizás todo eso que dices es cierto y no entiendo muchas cosas, sin embargo ¿eso te da derecho de herir a otros? Es triste que liberes tus penas buscando pisar a otros. Sólo recuerda que nadie tiene la culpa de que siempre hayas sido visto como un mediocre débil, y su humillar alimenta tu ego….hazlo en otro lado. Tus complejos narcisistas son prueba de tu miseria y de que te sabes inferior, y así siempre quedarás, hasta tu padre muerto lo sabía.

Él, siempre altivo, ahora parecía desmoronarse. Mudamente rabiaba; pateó algunas cosas y salió de allí. Si la calma que sigue a la tormenta existía entonces ahora era la excepción a la regla. Mutsuki no pudo contenerse y un par de lágrimas cayeron por sus morenas mejillas, atrapé una que casi se desprendía de su fina barbilla. Le sonreí.

-Calma, no te tomes en serio lo que dijo…esto…sólo fue una mala racha, quizás la época lo pone más susceptible-le sonreí a los demás-no creo que lo haya dicho con el afán de molestar.

Traté de recobrar la calma perdida, sonreía a ratos y por suerte Shirazu bromeaba con cualquier cosa, los otros dos vieron el modo de integrarse. Al poco tiempo llegó Akira y me ayudó a preparar la cena mientras los otros se perdían un rato. Realmente me era raro ver todos los alimentos, cada uno olía a algo extraño y muchas veces feo, pero a ellos les gustaba.

-Hey, y el chico lunares ¿dónde está?

-Se puso un poco pesado y se fue.

-Ese tío. Ya te he dicho que no lo trago ¿verdad?

-Sí…qué te digo, es algo difícil-reí con cierto nerviosismo.

-Eso huele bien-se acercó a lo que acababa de sacar del horno.

-A mí me huele como a algo descompuesto.

-Eso me recuerda-sacó un frasco de plástico que traía en una bolsa-toma. Ellos ya te vieron en acción hace un poco, no debería de haber problema con esto.

-¿Qué? Pero…-me exalté, dentro de ese frasco había una sola cosa de dulce olor.

-Calma, ellos lo saben. No quiero que estemos cenando mientras tú sólo nos miras cual alfil. Relájate-me sonrió-Arima solicitó que se te dieran estos “filetes especiales”.

-Arima…-pensé en él de nuevo, nunca contestó el mensaje, pero esperaba verlo-Ya…lo comeré-se hizo un largo silencio-Oye Akira ¿crees que soy un monstruo?

-Hey-me tomó del hombro-no sé qué te dijo ese sujeto pero no deberías creerle nada, no seas mediocre. Tú jamás has hecho algo que te haga dueño de ese título, incluso esa carne es de un ex presidiario que se suicidó así que deja de estar de marica-me abrazó. Era la primera vez que me abrazaba y no pude corresponderle el gesto, pero sonreí. Sí, ella era como una madre. Al final el tiempo se nos vino encima y no tuve oportunidad de pensar en nada salvo en…

Miré el móvil. Nada. No había respuesta y él no parecía tener pinta de venir, me puse ansioso.

Llegó la hora de la cena y todos se sentaron salvo-evidentemente-yo. No estaba seguro de hacer eso frente a ellos. Fue nuestra superior quien llevó una charola y al descubrirla salió a relucir un corte grueso de carne evidentemente cruda, adornada con algunas hierbas y una “salsa” apenas más viva y clara que la sangre le daba el último toque. Tooru pareció ser quien más se sorprendió, pero no fue raro. El cuerpo hambriento siempre cansado de la misma “dieta” suplicó por introducir ese corte en su sistema, pero esa vieja y férrea moral que me frenada en todo me lo impedía. No podía. Fue Saiko quien habló, con esa cara suya, de travesura, me instó a unirme. Si esto iba en serio…

Fue tan extraño, el sabor de la carne no la conocía (o no tenía recuerdos de ella) y resultó deliciosa. Con los supresores y mi “dieta” jamás sentí realmente necesidad por comerla, pero tenerla ahora significaba un cambio drástico, temí sentir la necesidad de comerla siempre, eso me preocupaba; cualquier inquietud se vio diseminada a lo largo de la noche. No habían malas noticias, ni charlas sobre trabajo, todo era…ameno, sí, eso. Definitivamente todo era muy diferente a lo que se vendía, a lo cliché, pero me gustaba que fuera de este modo, incluso Akira nos ofreció su eterno show “feliz”. No fue buena idea dejarla cantar en ese estado de ebriedad. La madrugada siguió su curso, y antes de que el sueño les arrebatara la conciencia decidí que debían abrir los regalos. Fui por ellos mientras Mutsuki trataba de dejar a la rubia quieta, sobre el sofá.

-Yonebarashi-shan…tráeme mi bolso que les traje cosas bonitash…-arrastraba las consonantes y la pequeña no tuvo más remedio que ir-Sasherio leh’ trajo…cosas bonitas ¿verdad?

-Sí, sí-rodé los ojos, riendo-Bueno ya. Este es para…Shirazu-le di una caja delgada y larga-ábrelo.

-Vaya, quién lo hubiera imaginado-literalmente arrancó la envoltura-vaya…no sé jugar béisbol pero será divertido…oye Sassan ¿en cuánto te salió esto? Luce caro…

-Eso no importa, la CCG paga-me encogí de hombros-Este es para Saiko-le di una caja algo más pequeña.

-Oh sí, a ver a ver-otra que desbarató la envoltura-¡ay sí! Es justo el juego que me falta para completar la saga, gracias Mamman-me saltó encima otorgando un fugaz abrazo-apenas terminemos esta tontería marica me voy a jugarlo.

-Apuesto a que antes te gana el sueño. En fin, este es para Tooru-le di lo suyo-espero te quede…tuve que probármelo para acercarme a tu talla-confesé. Era cierto que yo era el único que sabía de su género así que nunca pensé en darle algo precisamente “femenino” sin embargo…

-¿Sasaki, es en serio?-parecía asombrada. Sacó un abrigo gris Oxford-es muy bonito-se lo puso de inmediato, supuse que una prenda de chica no le vendría mal-gracias…

-No agradezcas, espero no tengas problemas con…-señalé mi pecho y entendió el punto, se sonrojó-Akira, este es tuyo.

-Ay, tú-se tambaleó-me comprashte algo, tan mono como una dulce sheñorita, a ver pues, dame eso-abrió el suyo. Dentro relucía una peineta sencilla con incrustaciones de alguna piedra verde (no recordaba lo que decía en el aparador, creo era esmeralda)-pero qué shusha…se romperá en las misiones…es tan bonito que sólo lo usaré en ocasiones especiales…-se lo puso como pudo-gracias…tú…-tosió-a ver, a ver sha, van los míos. Tomen-los puso al frente y ya no hizo más, al parecer cada uno traía el nombre así que buscamos lo nuestro.

Nos sorprendimos al ver lo que era. Eran brazaletes aparentemente de plata, cada uno tenía una inicial que correspondía a nuestros nombres, además claro de nuevos comunicadores que falta nos hacían, estuvo bastante bien. Debió pasar un par de horas hasta que Akira quedó inerte cual si tuviera congestión alcohólica y Tooru le hacía compañía tras varias copas de diversas bebidas. Shirazu terminó dormido en el comedor y Saiko se encerró a jugar con su nueva adquisición…miré el móvil de nuevo. Nada. Al principio pensé que quizás estaba muy ocupado, pero a estas alturas ya me parecía muy raro. Quería verlo, y eso haría. Valiéndome del estado actual de los “fiesteros” me escabullí rumbo al apartamento del albino. No tardé mucho en llegar, sin embargo me parecieron siglos. El sol aún oculto a esa hora no podía dañar la vista en su choque con la blancura invernal. Ya estaba allí, frente a su puerta e incapaz de llamar a ella. “No seas cobarde” me reproché y me sentí como colegiala. Sólo debía felicitarlo, darle su regalo e irme, simple.

No, no era simple…sin aceptarlo abiertamente mi motivo para estar allí era otro además de darle un regalo. Las manos comenzaron a transpirar, al parecer mi cuerpo creí que haciendo eso se libraría del nerviosismo. Era en ese instante o nunca. Toqué y nada pasó. Estaba apenas resignándome cuando la puerta se abrió y su rostro sorprendido me robó el aliento también.

-Haise ¿qué haces aquí?

-Bueno….como no respondías al mensaje quise venir personalmente a darte un regalo-no supe cómo pero fui casi directo al grano.

-¿Me enviaste un mensaje?-no se le iba la sorpresa-

-Sí ¿no te llegó?

-No, bueno no lo sé…he tenido el teléfono apagado desde el 18

-…-ahora todo tenía sentido-pues…el motivo de ese mensaje era ver cómo estabas e invitarte a una especie de cena navideña que organizamos con la escuadra y Akira…pero ya terminó, ella está muerta entre tanto alcohol, Tooru sigue sus malos pasos y los demás ya andan durmiendo así que básicamente sólo vine a darte esto-estiré las manos que cargaban la caja azul. A mi parecer todo salió bastante natural…a mi parecer, claro.

Tomó el regalo y se quedó mirándolo. Sin levantar el rostro me invitó a pasar. En medio del incómodo silencio unas ganas frenéticas de salir corriendo fueron consideradas seriamente, mas eso era infantil.

-Arima ¿tenías mucho trabajo?

-No.

-….-teléfono apagado por una semana, sin trabajo….a veces este hombre me sorprendía bastante-uhm…

-¿Por qué haces esto?

-¿Qué?

-¿Por qué haces esto? Venir a las 4 de la mañana únicamente para darme esto y pasar un informe exprés de su loca reunión. Podrías estar descansando ahora y no era necesario que gastaras en mí.

Quedé bastante consternado, no sonó molesto pero sus palabras no fueron precisamente las que esperé y ni salió nada de mi boca.

-Disculpa si te he molestado-llevé una mano tras la nuca y desvié la vista algo apenado por ello. No fue lo mejor que pude decirle.

-No me has molestado, sólo no era necesario-me palmeó la cabeza y una calidez me embargó, proveniente de esa zona.

-Sí era necesario, es algo que quise hacer así que no lo rechaces-suspiré-Ya van a ser 3 años que te conozco, bueno, que conozco esta vida y por consiguiente a ti y…es como si apenas te conociera, creo que si sé tu nombre es  mucho.

-Sabes quién soy y tienes mis conocimientos pues te he entrenado, eso debería bastar.

-No, no me basta-me acerqué sin apartar mi vista de la suya. Sus ojos grises poco más obscuros que los míos eran poseedores de un brillo que sólo era visible de cerca, lucía tan…humano y cálido independientemente de sus palabras.

-Siempre obstinado-acercó la caja-creo que abriré esto.

Quitó el moño y la envoltura, apenas levantó la tapa omitió cualquier movimiento. Dentro había un compendio de obras clásicas de una buena editorial y anexado estaba el reloj que alguna vez él comentó le gustaba bastante pero que no se compraba por considerarlo “un gasto ligero fácilmente factible pero innecesario”.

-Haise, de verdad no era necesario.

-Nada de eso-tomé el reloj y se lo puse, sus manos eran cálidas-mira, te queda bien… ¡ah! Y con ese libro ya no tendrás que andar gastando tu tiempo en buscarme  para que te los preste, allí vienen los que te recomendé.

-…-me miró fríamente-¿no quieres que te busque?

-No quise decirlo en ese sentido-reparé de inmediato-es decir que así no perderías tu tiempo, ves que eres muy ocupado…-callé de golpe e inspiré. Ya qué más daba, él no me daba miedo, vine a verlo y no me iría sin lograr algo. Me tomé un atrevimiento que jamás pude imaginar y lo abracé, seguía siendo un poco más alto que yo-Akira me dijo que fue tu cumpleaños mas no me dijo la fecha exacta. No viste los mensajes y por eso no fuiste a la cena, realmente quería que fueras… ¿me podrías decir el día de tu cumpleaños? Prometo no revelarlo…creo que es triste que no quieras celebrar el día en que naciste.

-Siempre igual-sonrió y correspondió al abrazo tomándome por sorpresa-realmente no me temes, no eres más que un niño buscando meterse donde no debería, incluso yo no debería hacer esto.

-¿Por qué no?-fui ocultando el rostro en su hombro.

-Hay cosas que no sabes y que no sé si sea bueno que las sepas…todo va en relación con tu pasado y lo que será el futuro-calló y tampoco quise hablar, esperé algo más que sólo eso. Pareció entender que no me alejaría tan fácilmente y escuché pasar su saliva-Nunca te das cuenta…no sé si así eras antes, es muy probable que sí. Tu ingenuidad te hace imposible el alejarte de gente que quizás sea dañina para ti.

-Lo dices como si fueras un monstruo que tiene algo oculto-negué con la cabeza-puede que tengas razón, algo me dice que esa misma ingenuidad me ha llevado a muchos problemas, pero a su vez me ha traído aquí, contigo. Tú no me das miedo, tú no me pareces un extraño que me mira con malos ojos-fui recordando las palabras de Urie y mis propias ideas-tú no me ves como un monstruo…contigo no me siento solo-casi se me quiebra la voz, logré mantenerme firme-así que no deberías preocuparte…

-De verdad…llegar a pensar eso. Me la pones difícil. Nunca tuve un “talón de Aquiles”, hasta ahora. Haise ¿recuerdas cuando despertaste?

“Todo era negro, siempre negro y frío. Miedo, un miedo primitivo me orillaba a permanecer en ese aparente rincón, alejado de lo que sea que hubiera afuera. El bajo estruendo metálico de algo que se abre me hizo encogerme más. Miedo, tanto miedo. No sabía nada, no sabía dónde estaba ni quién era yo. Muchas veces me retorcí en miserable llanto por no ser consciente ni de mí mismo. Ataduras impedían que me moviera, frías manos a veces arrancaban algo de mí, metían filos helados y robaban algo que yo poseía, me daban pavor. Pero todo cambió esa vez que la puerta se volvió a abrir.

-¿Puedes oírme?-era una voz profunda y amable-Debes escucharme ¿me entiendes? Si es así mueve la cabeza.

-…-asentí como pude.

-Bien. Mi nombre es Arima Kishou, soy un investigador de clase especial. Trabajo para la CCG.

-CCG… ¿qué es eso?-mascullé, mi voz sonó ronca a causa de tantos gritos y de falta de habla verdadero.

-Es una organización que caza ghouls.

-¿Qué son ghouls?

-…-hubo un largo silencio-son criaturas que comen carne humana gracias a un arma que poseen.

Me apaniqué, en esa descripción parecía encajar yo, muchas veces escuché a los que me tenían allí llamarme “ghoul”. Y aunque su voz era serena el que me dijera eso me mortificó, agité todo mi cuerpo en el intento de liberarme pues no deseaba morir allí bajo razones absurdas…aunque algo me decía que era mejor morir a estar vivo en esa miseria.

-Calma, calma, estás a salvo-casi gritó y el sonido de pasos acercándose me paralizó-¿era necesario tenerlo de este modo?-le reclamaba a alguien-enciendan las luces y preparen la camilla-se iba acercando, lo sabía. Como pude me encogí en esa eterna esquina-calma…calma. No te haré daño, estoy para ayudarte.

Una mano cálida tomó mi cabeza, y con tacto gentil acarició mi rostro…el patético poder que tuvo para calmarme bastó para que dejara de moverme. Si de verdad él era bueno sería una esperanza a la cual sujetarme. Algo se liberó tras mi nuca y poco a poco lo que cubría mis ojos fue cayendo. Instintivamente mis párpados temblaron sin abrirse, y con esfuerzo logré separar ambos pliegues de piel. Al inicio fui incapaz de ver, no sabría decir cuánto tiempo pasó pero él nunca se fue de mi lado hasta que empecé a ver bultos más definidos…un rostro difuso…pelo blanco, gafas y una cálida sonrisa.

-Arima Kishou….-repetí sólo enfocando su amable rostro…sí, me parecía muy amable-puedo verte…¿sabes quién soy?

-Me alegra el que veas-me ayudó a sentarme-tu nombre es Sasaki Haise, Sasaki es tu apellido por si tienes dudas. Tienes 20 años y eres un investigador ghoul que fue seriamente herido, para salvarte te han trasplantado algunos órganos de ghoul. Ahora eres más fuerte y aquí estás a salvo, calma-me abrazó tras decirme eso, quizás porque sabía que era mucha información para un rato tan breve. No tenía fuerzas pero de igual modo me revolví entre sus brazos…¿tenía órganos de ghoul? ¿Entonces qué era yo ahora?  ¿Qué había pasado? Creo que grité, el miedo parecía volver y sin embargo él nunca me soltó. En un punto me cansé y todo mi peso fue sostenido por él.

-Arima…Arima…sácame de aquí…

-Tranquilo, no dejaré que nada te pase. Te hemos de rehabilitar y cuando estés listo seré yo quien te entrene. Calma ya, todo está bien, Haise.

-Haise…-repetí, creyendo sus palabras y haciendo esa identidad mía. Quitaron mis ataduras y me llevaron a una camilla pues yo era incapaz de sostenerme. Fueron semanas de rehabilitación y en cada día él estaba conmigo. Cuando sentí la necesidad de aprender me dio cuanto libro le pedí, y cuando estuve listo me hizo su aprendiz personal hasta que me relevó con Akira y aún así siempre estuvo en contacto conmigo…siempre él…”

-Siempre estuviste conmigo, jamás tuve la oportunidad de agradecértelo-me aferré más a su cuerpo-no importa qué haya pasado antes, por ahora sólo sé que deseo esto.

-¿Y si eso se termina?

-¿Temes que suceda?

-Pocas veces he sentido miedo…me preocupa que te hayas vuelto un punto débil para mí-besó mi frente-creo que es mi castigo por haberte arrancado de tu mundo.

-No hagas que todo luzca como una tragedia. No soy débil y mi vida no depende de lo que elijas hacer, sin embargo, contradictoriamente, quiero que elijas hacerme un espacio en tu vida.

-Eres egoísta, supongo que es culpa de gente como yo que ha vivido quitándote lo que es tuyo-me separó un poco para así mirarme. La expresión de su rostro fue indescriptible y una de las mejores que he visto-si un ser celestial cayera a este mundo… ¿sus alas de qué color se teñirían? Alguna vez alguien hizo esa pregunta y me la hago ahora, sólo espero que ese ser no se rompa.

Mi aliento se escapó de los pulmones y se negó a volver, el desfallecimiento propio rompió la fuerza de mis ojos que volvieron a la primitiva obscuridad. Lánguido tacto mío que se aferró al único ser que de verdad conocía, el primero que vi y algo me decía que el último que vería. Las mismas cálidas manos de esa vez me apresaron con más fuerza y la sensación que dejaron en mí bastó para que exigiera una sola cosa. Me devolvió el aliento perdido a través de aquello que sólo podía darme a mí, era un acto se sumisión mutua en la que nadie quería perder nada aunque esto significara ser parias eternos. Su lengua invadió a la mía al grado de robarle su propio espacio, el latir del músculo vital fue más grande y apenas más audible que el fluido tono de nuestras bocas jugando…y así le entregaba todo, a cambio, lo proclamaba como mío.

Sin importar lo que pasara en un futuro.

 

Notas finales:

Creo que eso fue todo...como verán bastante marica...en fin, desfasado de la época pero da lo mismo. Ojalá les haya gustado y se aceptan tomatazos


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