-Que sucede? Porque no dices nada, acaso los ratones te comieron la lengua?-Pregunto un joven al chico que se encontraba amarrado de pies y manos a una silla.-No es divertido si no te escucho gritar y suplicar que pare, vamos di algo!-volvio a hablar el joven esta vez tomando el bisturi que se encontraba en la pequeña mesa de metal-No diras nada?- pregunto de nuevo, esta vez haciendo una herida en la pierna del chico con el bisturi que tenia en su mano.
Pero, no hubo queja alguna, no hubieron lagrimas, no hubo suplicas, aquella persona que se encontraba atado a esa silla, parecia tan distante a lo que ocurria, su mirada era vacia,su respiracion calmada y suave, a pesar de que su pierna tenia no solo una herida abierta, tenia varias, podia ver como la sangre recorria su piel, podia verla, escuchar como las gotas caian al suelo frio y manchado, lo veia, lo escuchaba pero no lo sentia, no sentia absolutente nada de lo que aquel hombre le hacia a su cuerpo.
-Sabes que es lo unico bueno que hay en ti?-Pregunto nuevamente esa persona, encrustando mas profundo aquel bisturi en el cuerpo del joven.-Tu rostro, es demasiado lindo como para alguien como tu, es una lastima que seas hombre, pero si quieres te hago mujer-Este rio sonoramente sacando y volviendo a intruducirel bisturi en la pierna de aquel joven.
Pero quien era el? Bueno, dejenme decirles que el era Shinta Kowareta, un chico de 18 años de edad, que desde que era un recien nacido sufria del abuso familiar de su "familia", Shinta era un joven apuesto, de cabello castańo claro y ojos azules como el mismo cielo,su nivea piel blanca cubierta de heridas y sangre por todo su cuerpo, tan delgado y fragil que parecia que en cualquier momento se romperia en pedazos.
-Vamos ya deja de jugar-hablo otra persona, esta vez una chica,entrando a la habitacion-Madre nos ha pedido que la acompañemos a la cena, nos esta esperando.- Ambos jovenes salieron de la habitacion dejando a Shinta aun atado a la silla, rapidamente entraron varias jovenes con trajes de sirvientas, desamarraron al cuerpo que se desangraba en esa habitacion y con cuidado lo llevaron a su recamara,donde curaron y limpiaron sus heridas, Shinta no parecia conciente de lo que ocurria estaba ya tan acostumbrado a las miradas trsites de las sirvientas, a los constantes desmayos despues de esa hora de "juego" como le llamaban sus hermanos, todo eso, le parecia normal, inclusive no sentir absolutamente nada.
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Mientras que en en otro lado de la ciudad, se encontraba un Hombre de cabello negro con corte en capas un poco mas abajo del cuello, de ojos grisaceos y piel blanca, estaba dentro de un muy lujoso bar, esperando nuevas ordenes para su siguiente mision.
-Hasta que por fin llegas-Dijo el pelinegro al ver entrar a su amigo.
-Siento la demora- se diculpo y tomo asiento al lado de su amigo, Hazu.- y dime que tal va todo?
-Bien- respondio cortante Hazu tomando de su trago- cuales son las instrucciones para la proxima mision?
-No podemos hablar de otra cosa que no sea trabajo?-pregunto su amigo, Hazu ignoro la pregunta, su compañante resignado suspiro y le entrego un sobre con varios papeles en el.
Despues de tomar el sobre salio del bar y se dirigio a casa, la noche ya llegaba y no era un buen plan que un asesino anduviera por las noches afuera, se detuvo en la cera de la calle esperando que el semaforo cambiara para poder cruzar, al levantar su mirada a la calle pudo ver a un joven de cabellos castaño y ojos azules en medio de la carretera esperando ser arrollado por uno de los autos.