Capitulo VII
“Nostálgica melodía”
Esta vez Akira se dejó llevar envuelto por aquel aire meloso y de forma tímida e infantil empezó con lentitud extrema a repartir besos en la cara de Kouyou, de sus labios paso a su mejilla, su mentón, subió por sus pómulos, besó sus ojos cerrados, su frente, lo hacía con paciencia y delicadeza, el castaño se quedó quieto suspirando, recibiendo gustosamente aquella atención carente en su día a día.
Volvieron a unir sus labios, esta vez de forma húmeda, abriendo sus bocas y acariciando sus lenguas, Kouyou cambió sus manos de lugar agarrándose del cuello del rubio, se besaron largos minutos en los que sin saberlo habían cambiado de un beso tímido a uno totalmente fogoso, las manos de Akira se deslizaban por el pecho y la espalda de Kouyou que por su lado también introdujo sus dedos entre el cabello rubios, despeinado y acariciando su nuca provocativamente, casi sin darse cuenta, la situación se iba convirtiendo en un despliegue de erotismo y excitación donde sus besos expresaban todo lo que sus palabras no podían.
Sin decir ninguna palabra Kouyou se movió lento incorporándose más, hasta que se encontró de rodillas, a horcajadas sobre los muslos de Akira, lo abrazó con fuerza y este se quedó atónito, pero antes de que pudiese reaccionar, el castaño dirigió sus labios al cuello contrario, lo beso y lamió ocasionando que Akira se estremeciera, con algo de precaución empezó a desabotonar la camisa azul marino que traía el rubio,
-Shima, espera…- dijo preso de la excitación pero aún sin salir de la sorpresa,
- Akira, por favor… lo necesito- habló contra su oreja para después morderle el lóbulo de forma lasciva,
-no creo que esto sea correcto…- respondió intentando resistirse, empujando levemente el pecho de su compañero que se detuvo y separó su rostro, molesto, soltó su agarre, ocultando sus ojos,
-bien…- se bajó del sofá de un salto inesperado y caminó por la sala de un lado hacia otro destilado enojo, y preocupando a su compañero para después detenerse dejar ir una risa nerviosa, -soy un idiota ¿no?, ¿Cómo creí que ibas a querer acostarte con un drogadicto como yo? - se le quebró la voz,
Akira apretó el entrecejo con un gesto preocupado, intentó explicarle -no, no es eso Shima, lo que pasa es…- fue interrumpido,
-dijiste que no tenías miedo de mí, ¿acaso te doy asco?- dijo de pie y mirándolo con los ojos cristalinos y desorientados,
-¡no!, por supuesto que no, es decir, ¿Cómo te explico?, somos amigos y pues nunca…- pero sin haber terminado interrumpió un molesto timbre, atrayendo la atención de ambos, Akira sacó su celular de su pantalón, miró a Kouyou y contestó,
-Hola Takanori-
-¡Akira!, ¿Qué pasó contigo?, desapareciste después del almuerzo-
-sí, tuve que hacer algunas cosas, me tuve que retirar- respondió sin dejar de mirar los ojos de Kouyou que había desviado su mirada justo antes de esa llamada,
-oh entiendo, oh ¡y se me olvidaba!, ¡tengo que contarte algo!-
-jaja, ¡que chismoso Takanori!, ¿Qué paso?-
-¡ves, ves!, bien que te interesa, pues hoy en la tarde me ha llamado la directora de la facultad y me ha dicho algo increíble sobre Shiroyama-san-
-¿de verdad?, ¿Qué cosa?-
-pues al parecer no se accidentó, lo detuvieron, me pareció un asunto delicado ya que al parecer estaba preso antes de viajar hasta acá y descubrieron que llegó buscando a alguien, no estoy segura la verdad, no me contaron todo, dudo que ella sepa que pasó en realidad ya que se veía muy alarmada-
-¡oh diablos!, ¡qué fuerte noticia!- exclamó Akira de verdad sorprendido, Kouyou se había retirado de la sala de estar y se fue hacia su habitación,
-¡siiiii! Es increíble, habrá que seguir investigando… - dijo y soltó una risilla detrás del teléfono,
- está bien te encargo eso Takanori, nos hablamos después- se despidió mientras se levantaba,
-¡nos vemos Akira!-
-nos vemos- y cortó la llamada para ir detrás de Kouyou, iba caminando lentamente por el pasillo y lo escuchó, el sonido deleitante del violonchelo de su compañero pobló toda la casa en cuestión de segundos, -*hermoso Bach-, suspiró cautivado por aquel brillante y expresivo sonido, claro como el agua, altamente contrario a la personalidad de su interprete, sonrió al pensar en Kouyou quién se lucía como nadie personificando a la complejidad y el caos mismo, a paso lento llegó a la habitación y se asomó por la puerta abierta, queriendo no interrumpir su obra. El castaño se encontraba sentado en una silla en dirección al ventanal, dándole la espalda a la puerta, su enorme cama estaba con las sábanas revueltas y el piso estaba repleto de ropa y partituras, sin pedir permiso entró y empezó a recoger la ropa del suelo, se acercó al armario para comenzar a colgarla, el sonido de Kouyou se detuvo,
-Akira… discúlpame por lo de hace rato, fue… una idiotez de mi parte-
-no Shima, no tienes por qué disculparte- respondió mientras se acercaba al castaño y lo abrazaba por la espalda, - te quiero Shima- susurró, -y estoy para ayudarte… pero no me pidas que acepte las migajas del amor que no sientes…-
Kouyou hizo una mueca queriendo llorar. –yo no…-
-tu no me amas- interrumpió Akira, - por lo menos no de la forma que lo hago yo, y si me vas a corresponder quiero que lo hagas estando bien-
7/marzo/2007
-Hola Kouyou, ¿Cómo estás?- se lanzó sobre mí de manera sorpresiva justo en el momento en el que abrí la puerta y me abrazó de forma aprehensiva, yo me quedé quieto, no lo rechacé a pesar de que era lo único que deseaba en ese momento, Shiroyama-sensei era una de las personas que más se preocupaban por mí desde la muerte de mi madre, estaba siempre pendiente de mí, me llevaba comida, me llamaba todos los días,era esplendido conmigo pero horrorosamente asfixiante,
-¿cómo has estado?, ¿estás comiendo bien?, te vez más delgado...- me dijo ya una vez que me separé de él, no le respondí nada, por el contrario esquivé su pregunta y me dirigí a la cocina, el me siguió,
-¿quiere algo de tomar sensei?- le pregunté mientras abría la puerta del refrigerador,
-si gracias, te he traído algunos víveres- respondió mientras dejaba la bolsa sobre el desayunador, y se sentó al lado contrario al que me encontraba yo,
-no era necesario- respondí en un susurro,
-claro que sí lo era, ¿te molesta que fume?- dijo sacando el paquete de cigarros del pantalón junto con un encendedor,
-adelante- dije y le dejé un vaso con jugo de naranja sobre el desayunador para sentarme frente a él resignado, hubo unos segundos de silencio mientras encendía su cigarrillo y tomaba una bocanada,
-Kouyou...- habló cuando me vio con la cabeza gacha y la mirada apagada, -cuéntame, ¿qué tal ha estado tu vida?-
Sinceramente era un insulto esa clase de preguntas que las personas no reparaban en hacer una y otra vez, lo cierto es que la vida se me había acabado desde el día en el que alguien decidió arrebatarme a mi madre, estaba solo, triste, destrozado, ni siquiera había cumplido los catorce años pero me debía hacer cargo de mí mismo como si supiera hacerlo, así estaba mi vida,
-normal...- respondí cortante, molesto por la increíble carencia de tacto de las personas,
-no mientas...- dijo de manera brusca, ciertamente puedo decir que no no tenía idea de lo que él quería escuchar, así que no respondí,
-vamos pequeño...-agregó ya con el tono más bajo que el anterior, -cuéntame, puedes confiar en mí-,
Sin pensarlo se me salió una risa nerviosa y lo miré a los ojos sin tener intención de responder, él me miró desconcertado y sonrió,-de acuerdo, hablaremos de otra cosa, ¿te parece?- asentí,
-¿Qué tal te ha ido con los trámites de tu viaje a Rusia?, ¿estás emocionado?-
-no iré-
-¿¡Qué!?, ¿¡Por qué!?, debes de estar bromeando, es una gran oportunidad-
- supongo, pero… no me siento bien para viajar- intenté contener los insultos que surgían ante la falta de humanidad y condescendencia de aquel hombre, ¿es que acaso era idiota?,
-además todavía no han arreglado lo de la custodia, apenas cumpliré 14 en abril, se supone que no puedo viajar sin un permiso-
-Es verdad…- comentó desconcertado, -heeey, yo podría ser tu tutor, y acompañarte en tu viaje- agregó ahora sonriendo, -¿Qué te parece?-