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Adagio enamorado por Tsundere Chisamu-chan

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Notas del capitulo:

Que taaaaaal? 

Pus no tengo como disculparme por demorar tanto, la verdad he estado super ocupada y esta crisis existencial que me deja el escribir un final no es muy llevadera jejeje pero volví! con toda la fuerza que me quedaba y la ayuda de mi CrimCrim, he vuelto con el primer capitulo del último movimiento de esta sonata de mi corazón. (por amor a Jesús, cállate Chisamu, te estás poniendo cursi). Lo que quise decir es que ya es el inicio del final, será un final denso y semi largo, así que prepárense para seguir leyendo, eso sí, no prometo nada acerca de los días. Subiré el día que pueda y tenga tiempo, lo lamento pero no puedo llevar un mayor control.

Sin más que decir, espero que lo disfruten.

 

 

Capitulo XXX

 

“Elígeme a mí: Parte I”

 

Con la cabeza dándome vueltas y mi cuerpo entumecido por el dolor abrí los ojos desconcertado y en este momento me pregunto, ¿Qué sucede aquí? ¿Por qué tantas personas y ruidos, patrullas y ambulancias? Cuestiono mi ubicación mientras avanzo en los brazos de alguien que se mueve en cámara lenta entre las personas que se encuentran allí. Mi mirada perdida busca un rostro conocido entre aquella multitud, para así poder enterarme de lo que sucede, pero no encuentra ninguno. Volví mi visión hacia arriba buscando el rostro de la persona que me cargaba. Analicé su gesto agrio; su rostro herido y casi desfigurado me recordaba a alguien que, lamentablemente, no lograba reconocer.

 

En medio de aquel movimiento pausado y sutil, nuestras miradas se conectaron, me observó con delicadeza y misticismo, fue entonces que lo reconocí.

 

-¿Sensei…?- Hablé lo más fluido que me fue posible, sin embargo mi voz sonó más bien nasal y escabrosa; como si el aliento escapara de mis pulmones con cada sílaba, hasta ahogarme por completo.

 

Él sonrió, pude ver lentamente como sus ojos se llenaban de lágrimas y su sonrisa se quebraba tornándose en una mueca de completo dolor. Me pregunté, entonces, el por qué se encontraba tan triste. Caminó hasta una ambulancia, donde otras personas me tomaron y me dejaron sobre una camilla con una rapidez casi irreal, diversos aparatos fueron colocados por todo mi cuerpo; me introdujeron vías y me pusieron una mascarilla.

Aunque todo aquello pasó a segundo plano para mí, ya que no podía quitar mis ojos de Shiroyama-sensei; aquel hombre al pie de la camilla en la que me encontraba, que me admiraba sin mover un solo músculo, con sus profundos ojos aceitunos convertidos en abismo de la más pura preocupación. Miré como por detrás suyo se acercó un hombre uniformado y le dijo algo que no logré comprender, para después esposarle las manos detrás de su espalda. Shiroyama me sonrió justo antes de que cerraran las puertas del vehículo donde me encontraba. Antes de que ambas puertas se cerraran por completo, pude leer en sus labios aquellas últimas palabras que me hicieron estremecer “Adiós, príncipe”.

 

Desperté de un salto; alterado y con el corazón acelerado. No estaba seguro de si  todo lo que había ocurrido había sido un sueño o un episodio real. Cerré mis ojos intentando calmar mi acelerada respiración, y varias imágenes veloces e irreconocibles pasaron por mi cabeza de manera abrupta. Sangre, dolor, agresión, droga ¿Amor? ¿Esperanza?  ¿Decepción? decenas de sentimientos perforaban dolorosamente mi cabeza; todas difusas y contradictorias; como un torbellino que arrasa con todo a su paso, sin darme a entender lo que realmente había sucedido, o el orden de los hechos.

 

 

Y lo cierto es que no puedo asegurar qué fue lo que pasó después de todo. Por algunos momentos, mi consciencia fue tan débil que realmente las escenas aparecen en mi cabeza como fragmentos extraviados de una película antigua, como las imágenes del sueño que alguna vez tuve, casi no puedo recordar pero que hiere como cien puñaladas.

 

Solamente recuerdo haber despertado en un hospital, en cama, medicado y casi inmóvil por las múltiples heridas que habían en mi cuerpo. ¿Aquello verdaderamente había sucedido?  Supongo que lo más sensato sería agradecer el simple hecho de mantenerme con vida. Debería sentirme liberado, feliz, y satisfecho. Sin embargo, mi pecho mantiene una opresión constante, que me asfixia.

 

¿Qué sucede conmigo? Porque a pesar de que fui salvado, mi corazón duele.

 

La soledad me abarca, y la incertidumbre me atemoriza al desconocer lo que soy y lo que me espera. He pasado cada día en este lugar con un silencioso pánico que me advierte a gritos algo que no puedo descifrar. ¿Qué, se supone, me asusta tanto?

 

Las personas que veo día a día no me transmiten ni una sola gota de confianza; me hablan con indiferencia y se encargan de mí con desdén, como si yo fuese una carga, y es que por supuesto lo soy, pero no tengo una idea de qué hacer para evitarlo.

Todo el mundo se ha convertido en un paisaje borroso donde no puedo reconocer nada, mi vida se presenta en mi memoria de forma confusa y ambigua. Ya no sé reconocer entre las imágenes de mi memoria y de mi imaginación. No sé reconocer la realidad.

 

Me frustro al estar en este edificio tan solo, tan abrumado. Extraño poder tocar el cello, escuchar las risas idiotas de Akira, escuchar a mi alrededor una magnifica orquesta interpretando alguna sinfonía. Porque simplemente no me podría sentir más inútil e insignificante. Mis piernas fracturadas me impiden el simple hecho de caminar o hacer cualquier actividad por mi cuenta, las cicatrices en mis brazos, y la sutura que hicieron al costado de mi cabeza parcialmente rapada se unen para reflejar todas las mañanas a alguien que no logro reconocer. Todo mi cuerpo es un constante recordatorio de las agresiones recibidas en aquel lugar, de lo enfermiza que es la humanidad.

 

Cierro los ojos después de mirar mis manos vendadas. No sé si me alegra el no poder recordar todo claramente, o me asusta más el estar siendo acosado por un suceso que no recuerdo. Tiemblo de la impotencia en mi propia cama de hospital cuando escucho un golpe en la puerta.

 

-Adelante- Hablo con el volumen más alto que mi voz rasposa me permite. Y sin mucha delicadeza la puerta se abre dejando entrar a una enfermera.

 

-Buenos días, Kouyou-san ¿Cómo se encuentra?- Preguntó con amabilidad falsamente exteriorizada en su rostro.

 

Yo le sonrío haciendo mi mejor esfuerzo y le respondo en un hilo de voz.

 

-Bien. Gracias- Ella se adentró revisando la bolsita de suero que colgaba al lado de mi camilla, y que iba a dar a mi cuerpo por medio de una vía intravenosa.

 

Yo me quedé quieto y sentado mientras ella continuaba chequeando toda la indumentaria que me mantenía "bien"; revisó mis vendas, cambiando algunas, desinfectando y volviendo a cubrir. Sin nada más qué decir salió por el mismo camino que había entrado, y yo me dediqué a admirar a las personas que caminaban al otro lado de mi puerta abierta.

 

Distraído en ello me quedé unos minutos prendado de aquella energía y necesidad de salir. Cuando por fin me doy cuenta de una cabellera amarillenta que sobresale del marco de la puerta, sumado a un ojo que me observa con quietud. Me asusté al percatarme de mi falta de atención pero cuando vi cómo ese rostro familiar llegaba a mostrarse por completo no pude evitar sonreír emocionado.

Era Akira. Por primera vez, después de casi dos meses, alguien llegaba a visitarme.

 

Él me devolvió la sonrisa mientras la felicidad se me desbordaba, entró, cerró la puerta y se acercó sigilosamente hasta mi cama. Me miró unos segundos con unos ojos cargados de lágrimas y me abrazó acogiéndome entre sus brazos, igual de lastimados que los míos. Una calidez inundó en mi interior, haciendo brotar un par de lágrimas al escuchar sus dulces palabras susurradas en mi oído.

 

-Me alegra que estés bien. Te extrañé mucho- Habló con una voz ligera y quebrada tornando su agarre un poco más fuerte.

 

Yo no pude responder nada ya que me era difícil demostrar lo que estaba sintiendo en ese momento con alguna palabra que asemejara mi emoción. Temblé emocionado, su abrazo fuerte me lastimaba además de que la posición en la que me encontraba no era la más cómoda, pero eso no me importó, porque la calidez de su cuerpo me inundó de una forma enternecedora. Después de tanto tiempo pude aspirar su aroma, escuchar su voz y sentir sus latidos.

 

Nos abrazamos, probablemente, por varios minutos, que de todas formas se me hicieron cortos, para después separarnos lentamente y mirarnos a los ojos. Nos reímos como idiotas al notar que ambos estábamos llorando como niños pequeños. Y sonreímos sin saber qué decir. Lo miré bajar la mirada avergonzado y me conmovió.

 

-Akira- Rompí el silencio de la manera más valerosa que pude, ya que yo no era de la clase de personas que en realidad acostumbran a hacerlo.

El me miró curioso. Quise acobardarme, pero mi necesidad por decirlo era mucho mayor.

 

-Muchas gracias… por salvarme- Agregué tímido, para luego desviar mi mirada hacia la ventana.

Akira me tomó de la mano y me la besó. Sentí mi cara arder de la pena, así que bajé la cabeza e intenté tirar mi cabello hacia adelante para que él no lo notara. Lo escuché soltar una risa ligera, así que le miré de nuevo, su rostro sonriente me devolvía a la vida.

 

-Para nada- Desvió la mirada como haciendo una pausa y yo esperé a que continuara con lo que tenía que decir,  -No lo hice… Yo, de todas formas- Agregó ahora con un semblante serio, y su respuesta me dio curiosidad.

 

-¿De qué hablas?- Pregunté, y él dio un gran suspiro.

 

-¿De verdad no recuerdas nada?- Preguntó preocupado y me puse más ansioso. Él me tomó de la mano al mirarme inquieto.

 

-La verdad… Es que no estoy muy seguro de lo que recuerdo- Él me observó en silencio, impulsándome a continuar, - En mi cabeza aparecen imágenes de cosas que no sé si realmente sucedieron, o no- respiré hondo, -Por favor, Akira, ayúdame a recordar.

 

Lo miré fruncir el entrecejo y sentí su mano tensándose; sonrió levemente y dejó salir un bufido ocasionado por su nerviosismo. Carraspeó y frunció sus labios, -No creo que quieras en realidad quieras hacerlo- Susurró con desconocidos aires de seriedad, causándome escalofríos con sus palabras que presagiaban un pasado que, probablemente, yo no soportaría conocer.

 

-¿A qué te refieres?.

 

-Pues… No fue… muy agradable- Pronunció pausado, para luego reír nervioso.

 

-Por favor- Supliqué, -Al menos dime quién me rescató-Él gruñó indeciso y desvió la mirada.

 

-¿Recuerdas a Shiroyama-sensei?- Abrí mis ojos sorprendido, y sentí que el aliento se escapaba de mis pulmones. Akira esperó mi respuesta pero yo no pude articular nada. Sentí mi cuerpo helado, paralizado.

 

-¿Fue él?- Atiné a preguntar luego de unos segundos de permanecer en total trance. Akira me miró preocupado para luego encogerse de hombros y asentir con la cabeza.

 

-¿Dónde está ahora?- Pregunté aún sin lograr un comportamiento natural, pero su sonrisa amarga llegó a dejarme un poco más perplejo de lo que me encontraba.

 

-¿De verdad no lo recuerdas? Lo que sucedió con él.

 

Observé su rostro, su expresión y su postura, se encontraba inquieto y rígido. Negué levemente con la cabeza.

 

-Está en prisión- Aquella respuesta me impactó. ¿Prisión?, ¿Un maestro director de orquestas como él?.

 

-¿Por qué?- Pregunté ahora algo alterado; la historia parecía ser mucho más espeluznante de lo que me esperaba, pero no podía negarme a recordarla. Desvié la mirada, más que todo intentando recordar algo de lo que había en mi cabeza, algo que pudiera conectar con el testimonio de Akira,

 

-¿Recuerdas el lugar donde estábamos?- Cerré los ojos e invoqué las imágenes relampagueantes que habían aparecido anteriormente con la intención de responder la pregunta de Akira.

Aparecieron una vez más, poco a poco; violencia, droga, sexo, mentiras, cada fragmento de escena me hacía sentir en agonía como si estuviesen cercenando una parte de mi alma destrozada.

 

-Tenías razón- Susurré a punto de llorar, aún tenía mis ojos cerrados procesando aquella película aterradora que había dentro de mí. Akira apretó mi mano mientras pronunciaba y suave “¿Qué?”. Gemí y hablé un poco más alto -No quiero recordar-, pero aun así continué con los ojos cerrados.

 

Di un respingo cuando de pronto Shiroyama-sensei apareció, vi su rostro nítido, aunque mucho más joven. Estaba sobre mí, con ojos tristes clavados en mí. Su cuerpo desnudo empujaba, penetrándome profundamente mientras yo me perdía en el tapizado del techo.

 

-¡No!- Grité mientras llevaba mis manos hasta mi cabeza, y cubría mis orejas rápidamente. El sonido de sus sollozos constantes me ocasionó náuseas y mareo. Temblé con los dientes rechinando hasta que sentí unas manos que tocaron las mías, golpee de forma automática aquel inesperado contacto y abrí mis ojos.

 

Había olvidado que Akira se encontraba allí.

 

Respiré agitado convenciéndome de que se trataba de aquel rubio que yo conocía hace tantos años. Lo miré fijamente muriéndome de miedo mientras él me tomaba de las manos intentando tranquilizarme, inconscientemente dejé salir un quejido de mis labios, sintiéndome a punto de llorar y contuve una mueca.

 

Miré perdidamente sus ojos dorados intentando contagiarme de aquella paz, pero en lugar de ellos mi memoria me traicionó sobreponiendo sobre estos, los ojos negros que me atravesaban dejándome absolutamente vacío.

Me removí por un momento sucumbiendo ante mi tormento y sacudí mi cabeza para hacer salir de ahí esa imagen, pero a cambio su voz resonó en mis oídos haciéndome perder la cordura. “Te amo, mi príncipe”.

 

Grité una vez más, y empujé a Akira. Ese susurro se había sentido tan real que me sentí horrorizado, brinqué en mi propia cama mientras sacudía mi cabeza y con mis manos golpeaba mis oídos. Aquello no podía ser cierto.

¿Era Shiroyama el causante de mis días de desasosiego, y mi suplicio nocturno? ¿Qué había sucedido? ¿Quién era él en mi vida?

 

Lloré en medio de gritos desesperados, removiéndome como un animal salvaje. Quería arrancarme la cabeza, los brazos, y los ojos para no volver a sentir nunca más, para morir y así escapar de mi desastrosa realidad. Quise vomitar aún sin haber ingerido nada. En medio de aquel desesperante momento toqué mis brazos e hice arrancar las vendas que los cubrían, despegué violentamente la vía intravenosa salpicando algo de sangre sobre la pulcramente blanca bata de hospital que tría puesta, sentí un crujido en mi cabeza indicándome que la sutura se había roto, y una sensación cálida se deslizó por mi cabello hasta caer en mi hombro en forma de gotitas rojas.

 

Quería huir, correr hasta el río más cercano en el que perfectamente podría morir y así dejar de existir. Volví mi rostro hacia la mesa llena de medicamentos que había a mi lado y con mis manos temblorosas tiré todo al piso, lo mismo hice con el aparato donde colgaba la bolsa de suero fisiológico, lo tomé con rabia y lo tiré al suelo. La sangre bullía dentro de mis venas rogando por salir, quise tener algo en mis manos para cortarme y así dejar que mi sangre fluyera libremente por fuera de mi cuerpo, y calmar el nocivo ardor en mi interior.

 

Cuando ya no hubo nada cerca qué destruir, voltee mi rostro hacia el de Akira que me miraba con un temor que nunca había visto en él. Sus ojos amarillentos repletos de lágrimas, y su diestra, temblorosa, cubriendo su boca. Le miré por unos segundos, hasta que la puerta se abrió de golpe y un gran número de personas vestidas de blanco entraron corriendo, me asusté al sentir que todos ellos me tomaban a la fuerza. Me obligaron a acostarme y sostuvieron mis brazos, que por primera vez dolieron. Supe que estaban hablando entre ellos pero mis propios gritos y quejas no me dejaban escuchar lo que decía. Forcejee con todas mis fuerzas cuando vi su intención de inyectarme, lo que creí, era un calmante.

 

-¡Por favor!- Grité suplicando tres segundos antes de sentir la aguja penetrar la piel de mi pierna.

 

Comencé a llorar una vez más, porque no quería dormir. No quería cerrar los ojos y seguir recordando aquella pesadilla. Lloré desconsolado sintiendo cómo mis parpados cada vez más pesados rogaban por cerrarse.

 

 

 

Notas finales:

Q tal?, no olviden dejar su opinión. Por cierto, hace poco se creó un grupo en facebook llamado "The GazettE [Amor Yaoi]", por si gustan entrar, estaré ahí avisando la próxima publicación y etc. 

Saludos a todos!


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