Era un viernes lluvioso. Dave estaba saliendo de su nuevo instituto, al cual se había cambiado recientemente, y no había sido un buen día para él. Sus compañeros de clase eran sin duda un fastidio. De alguna manera siempre lograban burlarse de él... Si no era por sus
lentes, era por sus rimas sin sentido, o por su color de pelo.
-Estos niños estúpidos... No saben con quién se meten.-
Dijo para sí mientras cruzaba la calle. Necesitaba llegar a casa, donde estaría lejos de esa gente. Necesitaba descansar.
La lluvia caía fuertemente y el pelo de Dave comenzaba a chorrear. Aún le faltaban varias cuadras para llegar a su casa cuando escuchó un silbido que lo llamaba.
-¡Hey tú, el rubio de los lentes!-
Dave se dio vuelta bruscamente. Detrás de él había una pandilla de revoltosos compañeros de clase dispuestos a armar problemas.
-Oigan... Está lloviendo y estoy cansado, será mejor que se vayan si no quieren terminar mal.-
Exclamó Dave escondiendo su temor.
-Ah miren todos, ¡Parece que el rubiecito es un cobarde!-
Entre risas y burlas, la pandilla comenzó a rodearlo hasta que quedó completamente encerrado. Indefenso. Podía sentir los latidos de su corazón como una inyección de adrenalina. No era tan rudo como él creía. En el instante en que los pandilleros estaban a punto de darle una paliza, fueron interrumpidos por el estruendo de una motocicleta en las cercanías. El ruido se hizo más fuerte en cuestión de segundos, hasta que la moto se frenó justo frente a ellos y un hombre bajó de ella. Dave levantó la mirada y vio a Bro, armado con su katana, que llegaba al rescate.
Al ver el arma filosa y la actitud desafiante de Bro, los atacantes huyeron de inmediato, dejando a Dave tirado en el piso, pero sano y salvo.
-¿Qué pasó chiquitín? Esos tipos estaban haciéndote pasar un mal rato, ¿Verdad?-
Sonrió Bro, extendiendo su mano para ayudar a su hermano a levantarse.
-No te rías - Contestó Dave un poco avergonzado. - En realidad, yo podría haber acabado con todos ellos en un santiamén si no hubieras aparecido de la nada, ¿Sabes? -
-Pfff sí, claro chiquitín.-Respondió con sarcasmo Bro- Vamos, sube. Te llevaré a casa.
Dave se sentó en el asiento de cuero, agarrándose fuertemente del pecho de Bro. Sentir su respiración cerca lo tranquilizó. Al llegar a su casa, Bro se quitó su gorra, al tiempo que le dijo a Dave:
-Será mejor que te quites esa ropa mojada... Y tu pelo está chorreando. Déjame secártelo bien.-
-P..Pero.. - Tartamudeó Dave quien ya se había sentado cómodamente en el sofá -
-Nada de peros hombrecito, no quiero que pesques un resfriado.-
Al decir esto, Bro buscó una toalla, y se acercó a Dave, para quitarle los lentes negros, dejando ver sus ojos rojizos. Luego de mirarlo profundamente, le secó el pelo, y de inmediato le quitó la remera mojada.
-¿Ves? Estás temblando pequeñín. Mira eso, tus labios están morados del frío.-
Bro esbozó una sonrisa, agarró el mentón de Dave con delicadeza y lo besó. Él lo tomó por los hombros y continuó besándolo, a la vez que el color volvía a sus mejillas y la temperatura de su cuerpo iba subiendo. Le quitó la chomba blanca, empapada y fría, dejando
al descubierto los pectorales trabajados y abdominales perfectos de Bro.
-¿Qué pasa Dave? - Le dijo Bro con voz profunda y susurrante mirando su entrepierna.- ¿Te gusta lo que ves?-
Dave respondió moviendo la cabeza con un sí, y
comenzó a besarle el cuello, bajando hasta su abdomen. Se detuvo a juguetear con la hebilla del cinturón de Bro, de una manera insinuante.
-¿Está bien si lo desabrocho, hermano?-
Preguntó con un tono tan inocente que a Bro se le hizo imposible decir que no. Bro observó a Dave desabrocharle el pantalón y bajarlo lentamente, mientras se acomodaba en el sofá.
El hermano menor sacó su lengua y como un cachorro sediento, lamió con entusiasmo. Bro se retorcía de excitación al ver a su pequeño Dave lamiendo su miembro. Le acarició el
cabello, todavía algo húmedo, y después de unos minutos le dijo:
-Ahora es mi turno de hacerte sentir bien, hombrecito.-
Tomó a Dave que estaba arrodillado frente a él, y lo sentó sobre su regazo, haciendo que lo rodeara con sus piernas. Lo besó mordiéndole el labio inferior, mientras sus manos descendían por el torso desnudo de su hermano hasta meterse dentro de su pantalón y
bajárselo con un rápido movimiento.Bro llevó una mano a la boca de Dave y le ordenó:
-Moja mis dedos.-
Él obedeció, llenándole de saliva los dedos medio e índice. Bro volvió a bajar su mano por la espalda de Dave, y sin preámbulos le introdujo ambos dedos. Dave dejó salir un grito ahogado de placer. Sus labios entreabiertos emitieron un vapor que se fundía al contacto con sus cuerpos calientes. Bro se excitaba con su expresión cada vez que hacía un movimiento con su mano para llegar más adentro.
-¡Oh... Bro! - Soltó entre gemidos Dave.
-¿Qué pasa Dave?
-Yo...
-¿Tú qué?
-Yo... Quiero...
-¿Qué es lo que quieres Dave? Dime lo que quieres. -Dijo Bro desafiante.-
-Quiero que me lo hagas, ¡Ahora!
-Haha... Si eso es lo que quiere mi hombrecito... Eso tendrá. -
Bro soltó una risa traviesa y con ambas manos acomodó a Dave para penetrarlo. Dave respiró profundamente y cuando Bro entró en su cuerpo, soltó todo el aire en un gemido intenso.
Estaban cara a cara, con sus cuerpos sudados, oyendo el sonido de la lluvia y sus respiraciones agitadas. Bro tomó el miembro de Dave con una mano dándole placer vigorosamente. Dave mordió fuertemente la boca de Bro mientras arqueaba su espalda casi de
forma involuntaria, estaba totalmente extasiado.
-Sí, hombrecito, hazlo para mí. Tú sabes que lo quieres.-
Dijo Bro, y sintió una descarga tibia de su hermano escurriéndose entre los dedos. No pudo evitarlo y también se dejó llevar, expulsando sus fluidos dentro de Dave. Ambos se
relajaron. Sus latidos bajaron el ritmo, sus respiraciones se normalizaron. Bro entrelazó sus dedos con los de Dave, y luego de besarle la frente, lo envolvió con una manta y le dijo sonriendo:
-Ay pequeñito... ¿Qué harías si yo no estuviera aquí para cuidarte?-
Dave se tapó la cara con la manta, con timidez. Sabía que Bro siempre lo hacía sentir bien, incluso en los peores días.