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Save me! por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

--Editado--

 

Aquí el siguiente capítulo.  n.n

 


 


Save me!


VII


Misión I “Las estaciones”: Invierno


 


 


 


Eso fue sencillo. El que la atención de los guardias esté dirigida a la puerta principal y a las calles en su búsqueda permitió que la seguridad de la parte detrás del castillo fuera nula, el que todos en The Black Order pensaran en este bosque como peligroso e impenetrable era un punto a favor. Con la vida que tuvo, esto lo consideraba un juego de niños. Noah despertará pronto para alimentarse, debía buscar dónde descansar un poco y su bebé reposara, la falta de ejercicio en estos meses y la pelea contra Kanda sí que le afectó.


En un claro, ya bastante lejos de la muralla del castillo, Allen se permitió descansar. Tendió una manta para recostar a Noah, sacó un poco de agua de la bolsa que alcanzó a llenar con cosas necesarias y esperó a que Noah despertara, bebía del líquido vital mientras pensaba en lo ocurrido, ahora, sólo le queda vivir como fugitivo, él podría vivir así el resto de su vida pero, ¿podrá Noah? ¿Aceptaría una vida en la que siempre tendría que estar escapando? ¿Podría vivir sin tener un hogar fijo?


El movimiento de Noah le sacó de sus pensamientos, miró a lindo bebé y se prometió que pase lo que pase, siempre lo protegería… aún si llegara a odiarlo por la vida de fugitivo que le otorgaría poco después de haber nacido.


 


 


Noah acababa de volver a quedarse dormido, era hora de comenzar  a moverse. El distintivo sonido de pisadas cerca de donde estaba le hicieron parar todo movimiento. Alguien se acercaba. Agudizó el oído para determinar la dirección exacta de ‘los intrusos’… cinco personas, soldados tal vez, venían del castillo. Con sigilo, sin hacer ruido, tomó a Noah en brazos, ocultó la bolsa que llevaba consigo y se deslizó detrás de los arbustos junto al árbol en que estaba resguardado.


 


 


--Capitán… ¿Por qué seguimos haciendo estas rodas? Nadie en su sano juicio entraría a este bosque. –decía uno de los guardias.


--Silencio, no cuestiones las órdenes del consejero real. Es por él que debemos familiarizarnos con este bosque, la razón no es de nuestra incumbencia. –respondía el capitán.


--Sí capitán. Aunque, me pregunto qué era lo que estaba causando alboroto cuando salimos de The Black Order. Espero que sea otra guerra. –continuaba quejándose el soldado.


--Guarda silencio, deberías estar rezando para que te elijan para ir al frente de batalla, en un honor pelear por el Rey y es una gran dicha luchar al lado del Rey. Si no lo entiendes, no  comprendo cómo es que llegaste a ser soldado. –respondía otro soldado más experimentado por lo que Allen pudo deducir.


 


 


La patrulla siguió de largo el claro en el que Allen se ocultaba, Allen se sitió observado por lo que se volvió con cuidado, tras él, a un par de metros, le observaba una creatura de mirada feroz, grandes colmillos y con sus ojos puestos en él y su bebé.


Sin pánico, esperó a que la patrulla se alejara lo suficiente como para que él pudiera hacer algunos movimientos y poder deshacerse de la creatura que lo acechaba. Desafortunadamente la creatura no pensaba lo mismo, se preparaba para saltar… Allen se preparaba para interceptar el ataque… la patrulla volvía por el rumbo que había tomado, al parecer su perímetro de reconocimiento no era muy amplio, las cosas se complicaban… la creatura saltó.


Antes de cualquier movimiento, Allen logró ver cómo la creatura era embestida por algo más, la embestida logró que la creatura saliera a la vista de los soldados quienes asustado arremetieron contra ella. Mientras los soldados hacían lo suyo, Allen observó al causante de su salvación… causantes, eran dos personas: un hombre de baja estatura quien embistió a la creatura y seguía rezagado para no ser visto por los soldados y un joven más alto que su acompañante, un par de ojos verde azulados le contaban historias de tenacidad, historias matizadas de tristeza y una petición de confianza; el joven estaba acuclillado frente a él con el gesto universal de ‘guarda silencio’.


Sin moverse, los tres jóvenes esperaron a que la patrulla se alejara, luego de no escuchar ruido ni ver señales de un posible regreso, se permitieron relajarse un poco. Allen siguió sin bajar su guardia, después de todo aun no conocía las intenciones de quienes estaban frente a él.


 


 


--Tranquilo, –inició el joven de ojos verdes –mi nombre es Eren, él es Levi-san –decía mientras con su cabeza señalaba a su acompañante –verás… no sé cómo decir esto pero, debemos hablar de algo muy importante contigo.


--Deja de analizarnos chico, no te haremos daño ni a ti ni a tu hijo. –habló Levi harto de que Allen no dijera palabra alguna –No venimos de parte del estúpido rey si es lo que te preocupa.


--¿De qué quieren hablar entonces? –preguntaba Allen “Y cómo sabían del rey si no trabajan para él…”


--Nosotros, fuimos encomendados a encontrarte… no por el rey, no por alguien cerca de aquí en realidad. –respondía Eren con nerviosismo.


--No es para atraparte, cazarte o hacerte cualquier tipo de daño antes que preguntes. –volvía a intervenir Levi –Y tu hijo necesita que le cambies los pañales o lo que sea que produzca ese apestoso olor.


--Levi-san… no sea tan rudo. –susurraba Eren –Allen-kun, nosotros venimos de otro lugar, en ese lugar nos informaron de ti, tu nombre, tu situación actual y, un poco de tu pasado. –decía Eren.


>>Algo muy importante para la humanidad está por ocurrir, para que eso muy importante ocurra, se necesita a ciertas personas. Entre esas personas, estás tú. Hemos venido desde lejos para decírtelo, eres indispensable para ese gran cambio. –decía Eren tentando terreno.


 


 


Allen le miraba con cautela, quienes estaba frente a él eran distintos a las personas que había visto a lo largo de sus viajes en su infancia y en los de su situación con Tikky. Era extraño que llegaran por él, era más extraño que tuvieran conocimiento de su vida, era demasiado extraño… así como las palabras de Mana en su lejana infancia. “Allen, la tribu a la que perteneces es considerada casi divina, no por lo muchos piensan, no por las habilidades, ni la desbordante belleza, ni por esa otra cosa especial… sino por lo que se dice entre sus ancianos, en su sabiduría, cuentan que fueron elegidos para un papel muy importante en la humanidad, en el universo… cuentan que un día alguien vendrá y les dirá que son necesarios… no se sabe cuándo, no se sabe quién vendrá ni por quién vendrán… sólo que un día pasará…”


 


 


--Los escucho. –dijo Allen.


 


 


Eren sonrió y empezó a contarle todo, el encuentro con Sumeragi-san, Sakurazuka-san, la búsqueda de Misaki-kun, Shinobu-kun y Hiroki-san. Le contó mientras Allen cambiaba a Noah y este despertaba, Eren se vio interrumpido en su relato para jugar un poco con Noah y señalar su parecido a ‘sus padres’.


 


 


--Es muy lindo Allen-kun, Noah parece una réplica tuya en miniatura, –sonrió Eren al bebé –ya sabes –su piel tan blanca como la nieve, con su pelusa plateada por pelo y esos hermosos ojos grises que destellaban a cada momento, y lo hacen mucho más al verte, supongo que ese lunar bajo su ojo izquierdo es el único detalle que tiene de su ‘padre’. –comentaba Eren haciendo sonrojar a Allen, esos cumplidos eran tan sinceros que le sorprendieron.


--Gracias. –susurró Allen desviando su mirada, se encontró con una advertencia en el rostro del otro viajero, Levi.


--Bien, ahora debemos planear el cómo debes ‘desaparecer’, y tememos que ver qué es lo que deseas hacer antes de dejar este mundo. –decía Eren mirando a Noah –Por cierto, ¿Planeas llevarte a Noah contigo?


--Por más que me agrade la idea, no creo ser capaz de negarle a mi hijo ‘una vida’. Me dolerá no tenerlo tan cerca pero, aceptando mi papel… podré estar con él todo el tiempo, podré cuidarlo no importa dónde esté y, seguiré estando para él en todo momento. –decía Allen con su bebé ya en brazos preparado para dormir –Quiero que viva. –susurró.


--Duerme Allen-kun, nos encargaremos de vigilar mientras duermes. –decía Eren con suavidad.


 


 


Eren se acercó a Levi, hablaron un rato antes de llegar a un acuerdo. No debían dejar cabos sueltos en la ‘desaparición’ de Allen, debían asegurarse de que Noah quedara en manos de su ‘padre’, debían cumplir uno de los estatutos requeridos para que Allen sea capaz de ‘abandonar’ este mundo


 


 


***The Black Order***


Un mes ha pasado desde el escape de Allen y Noah. Toda la población ha participado en la búsqueda dentro y a los alrededores de The Black Order. El bosque ha sido peinado más de cinco veces al día, las colinas han sido custodiadas, los caminos han sido bloqueados y pequeños grupos de patrullas los han recorrido en la búsqueda de un muchacho con un bebé en brazos, las casas han sido registradas y por más que se extiende  la búsqueda no se han hallado pistas del fugitivo. Parecía que había desaparecido. Su recuerdo se convertía en una ilusión. Los soldados que no lo habían conocido no estaban seguros de lo que buscaban. Platicaban entre ellos, un muchacho, un bebé, un niño con la apariencia de ángel, una belleza andante… cada vez se confundían más.


En el castillo un rey fuera de control arremetía contra el pobre solado que informaba sobre los nulos avances en la localización del fugitivo. La furia del rey crecía cada día, el haber sido noqueado (por solo un par de minutos) no le cabía en la cabeza… ni siquiera en las batallas que luchó en su vida le habían propinado un rasguño, en cambio este moyashi…


--Mi rey, el plazo se ha cumplido, he venido por Allen.


Esas palabras resonaron en el salón del trono como un potente trueno. El rey estaba tan sumido en sus cavilaciones que no escuchó la aproximación de… Tikky Mikk. Lo miró, estaba ahí de pie, frente al trono, lucía agitado… acababa de llegar.


Él era un hombre alto, tenía el pelo negro, corto y peinado hacia atrás, tenía un rostro amable, su piel ligeramente bronceada, ojos dorados y con un lunar bajo su ojo izquierdo.


Al fin tenía ante él a ese que tuvo al moyashi.


--El plazo, de un año, se ha cumplido, majestad. Me llevaré a Allen.


--General, es grato volverlo a ver. –dijo Lavi aproximándose al rey –¿Podría decirme el motivo de su visita?


--He venido por Allen, excelencia. –contestaba Tikky con calma.


--Oh es bueno saberlo. Sin embargo, Allen-chan desapareció hace un mes para ser precisos. –la mirada de Lavi estudiaba cada reacción de Tikky.


--¿Un mes? –el rostro de Tikky no mostraba sorpresa. Yu y Lavi lo notaron, sin duda esperaba que algo similar pasara –Para poder llevarlo conmigo, debemos casarnos en las puertas del pueblo ¿no es así?


El rey afiló su mirada. Tikky hablaba como si la desaparición de Allen fuera de lo más normal, como si supiera con exactitud en dónde encontrarlo… No era posible. Toda la población ha estado buscándolo por un mes entero y no encontraron nada. ¿Cómo se atreve ese a pensar en la posibilidad de hacer lo que todo el escuadrón especial bajo las órdenes directas del rey no ha logrado hacer hasta ahora?


--Así es… Dígame general, sé que es imposible pero tengo la sensación que sabe cómo localizar a Allen-chan, ¿Cómo lo llevará a las puertas del pueblo para casarse? –la voz de Lavi había cambiado un poco.


--No lo llevaré excelencia, él legará por su cuenta.


Esa afirmación dejó perplejo a Lavi. El rey sintió cómo su instinto asesino crecía con cada palabra que Tikky decía. No había rastro de Allen en todo The Black Order ¿Cómo él llegaría de la nada a una boda?


--¿No quiere saber lo que sucedió en este año, no desea saber de su hijo general? –decía Lavi.


--No es mi intención ser grosero, pero Allen me lo dirá. Ahora debo llevar a alguien que valide matrimonios a las puertas del pueblo, si me tardo demasiado puede que me golpee.


--El trato no se cumplió. –La ácida voz del rey detuvo todo intento de Tikky de retirarse de la sala, Lavi se tensó. –El trato era quedarse un año a mi lado, él ha estado ausente un mes.


Todo quedó en silencio. El aura obscura del rey era casi palpable. Lavi parecía no respirar. Tikky los observó por un instante para luego desviar su mirada hacia el mismo lugar de donde Lavi había salido, su rostro se iluminó, una sonrisa se asomó en sus labios, controló el impulso de ir al encuentro de ese ser que cargaba un bultito en sus brazos.


Yu y Lavi observaron los cambios en Tikky, mandaron al protocolo muy lejos y se volvieron con brusquedad hacia donde Tikky miraba. Asombro era poco lo que sentían, avanzaba hacia ellos nada más y nada menos que Allen con su bebé. Ambos igual de hermosos que como los recordaban.


 


 


***Con los soldados***


Ocultos en la parte trasera del trono, miraban los resultados de su plan, ahora todo dependía de Allen.


Debido al flujo del tiempo, ese ‘mes’ fue apenas una semana, al estar Allen cerca de ellos y por el contacto directo entre ellos, el tiempo dejó de pasar de igual manera para Allen y el pequeño Noah.


Eren continuaba observando a Noah… acababa de despedirse, no creyó que en tan poco tiempo se encariñara tanto con el bebito de Allen, suspiró, lo que él sentía no se comparaba con lo que Allen estaría sintiendo en esos momentos.


Regresó su mirada a lo que ocurría con los involucrados con Allen, debía estar alerta por si algo salía mal, nunca se sabe.


 


 


***De regreso con Allen***


--Pasé exactamente un año a tu lado Yu, el que no me hayas visto no es mi problema.


Ese salón que había permanecido en la obscuridad se iluminaba con cada paso con el que Allen se aproximaba a ellos. Parecía tan irreal. Sus plateados cabellos, sus ojos grises, su fina complexión y un pequeño angelito en brazos. Pasó de largo a Lavi y al rey, caminó directo hacia Tikky.


--Shonen… –susurraba Tikky –shonen ese… ¿es mi hijo? –decía refiriéndose al bultito que se removía.


--Idiota, ¿De quién más podría ser?


--Se ve que me extrañaste, shonen.


--Ni en tus sueños.


--¿Cómo sabes que sueño contigo, shonen?


--Maldito.


Lavi no tenía palabras, ¿Todo este tiempo Allen-chan estuvo en el castillo? ¿Cómo nadie se dio cuenta? Allen-chan y Tikky se llevaban de una extraña forma. Aunque  Allen estaba de espaldas, se podía percibir alegría en su voz. Sonrió por su amigo. Sin duda siempre lo sorprendía.


Por su parte el rey no podía moverse. No apartaba la mirada del ángel que tanto estuvo buscando y que parece siempre estuvo cerca. La soltura conque hablaba con Tikky era la misma con que trata a todos, entonces ¿Qué le impidió entregarse a él? Tal vez los ángeles como Allen solo entregaban su corazón a una sola persona en su vida. Si era así, se arrepentía el no haber sido el primero en conocerlo y ganarse su corazón, el hijo que tiene Allen pudo haber sido de él, pudieron haber sido felices el resto de sus vidas mientras su reino crecía.


--Deja de decir estupideces, repite conmigo: ya no tengas frío, ya no temas a la obscuridad, no te ofrezco riquezas, te ofrezco abrigo, te ofrezco luz te ofrezco mi corazón para sanar al tuyo.


--Ya no tengas frío, ya no temas a la obscuridad, no te ofrezco riquezas, te ofrezco abrigo, te ofrezco luz te ofrezco mi corazón para sanar al tuyo… shonen.


--Ya estamos casados según mis creencias, –Allen se volvió y se lo dijo al rey –es hora de irnos.


--¿Qué, no hay beso, shonen? –preguntó Tikky de frente a Allen.


Un golpe que hizo perder el equilibrio a Tikky hizo eco en el salón. Se disponían a salir los ‘recién casados’ hasta que el rey les llamó.


Todo sucedió en cámara lenta. El rey se abalanzó hacia Tikky con la espada en mano. Allen reaccionó primero, empujó a Tikky colocándole a Noah en sus brazos, le dedicó una sonrisa de disculpa y se volvió para enfrentar al rey. No hizo nada por esquivar el ataque. La espada del rey le atravesó el pecho.


Tikky no creía lo que veía. Su shonen le entregó su vida al rey. El dolor estuvo a punto de llevarlo a la locura, su corazón se detuvo y estuvo a punto de arremeter contra el rey pero un leve movimiento en su regazo le hizo detenerse, era su hijo, el hijo de Allen y de él. Se parecían tanto… lo abrazó con fuerza, se levantó, se dio la vuelta y salió del castillo, salió de The Black Order y jamás volvería.


Yu miraba atónito lo que tenía ante sus ojos: Allen le miraba con la determinación que le hacía destacar, no había miedo en ellos, no le recriminaba el que su espada lo atravesara por completo, no temía a la muerte.


--Moyashi…


Soltó su espada como si le quemara, retrocedió un par de pasos sin quitar la mirada del peliplateado. Simplemente eso no podía ser real. Allen no podía morir. No se lo permitiría.


--¿No te alegras Yu? Ahora te pertenezco solo a ti. –dijo en un susurro Allen.


El mismo Allen se quitó la espada que le atravesaba, su sangre se deslizaba por su esbelta figura, su respiración se hacía más pausada, sus ojos se opacaban cada vez más rápido. La fuerza le abandonó y su cuerpo se desplomó en el suelo.


El rey, despiadado, analítico y con los sentimientos de un témpano de hielo que fue capaz de matar a su propio padre para tomar el trono… hizo lo que nunca había hecho en su vida. Se arrodilló ante alguien más, quitó su máscara de indiferencia para mostrar dolor absoluto, sus ojos se aguaron por primera vez desde que era un pequeño niño y lloró, lloró como jamás había llorado como jamás creyó poder llorar en esa vida.


Lavi miraba esa escena desde donde estaba, no tuvo oportunidad de moverse, sigue sin poder hacerlo. Observaba cómo su rey se derrumbaba. Recordó una anécdota que escuchó en su infancia donde le contaban solamente un dios era capaz de doblegar a otro. Frente a sus ojos veía al rey con delirios de dios rendido ante un ser que él mismo lo había calificado como una deidad. Se regañó mentalmente por sacar tales conclusiones. Este no era el momento. No ahora.


 


 


***Con los soldados***


Sin hacer sonido alguno, Eren y Levi sacaban un pergamino que Sumeragi les había dado en las ‘provisiones’ para ese viaje, el pergamino serviría como ancla del alma de Allen Walker. Junto a ellos, la presencia de Allen empezaba a materializarse.


--Siento que hayas tenido que pasar por ‘eso’. –decía Eren con la mirada triste.


--No te preocupes… era necesario para dejar este mundo, aprendí más de mi tribu con ustedes de lo que pude haber aprendido en toda mi vida. –decía Allen desviando su mirada de la escena en el salón del trono. “Más te vale cuidar bien de Noah” pensaba mientras evocaba a Tikky.


--Allen-kun… ¿Puedo hacerte una pregunta? –se aventuraba Eren, ante el asentimiento de Allen continuó –¿Por qué te casaste con Tikky si era el rey a quien querías?


--Mocoso, eso no es algo que debas ir preguntando por ahí. –reñía Levi.


--Está bien. Eren, el mismo Tikky no me permitía ‘quererlo’, él temía enamorarse… yo temía entregarme por completo, algo que mi padre adoptivo se encargó de recalcarme en mi infancia fue que, los de mi tribu, se entregaban por completo a quien amaban, le entregaban su vida literalmente, Tikky lo sabía. Se hizo responsable cuando salí herido en aquella misión, mi sangre requería… bueno, un precio… de ahí es que Noah nació.


>>No me malentiendas, sí quise a Tikky, no me arrepiento de lo sucedido pues Noah es un gran regalo. Te aseguro que Tikky lo entenderá, cuidara a Noah, después de todo es su hijo. También sabía del riesgo que yo corría al estar tanto tiempo cerca de Yu… sabía que sus palabras eran falsas, pero fui consciente de lo que sentía.


>>Tikky no quería quererme porque no quería ‘tomar mi vida’… Yu me quería, y me tuvo más no de la manera en la que él quería. Espero que un día pueda entenderlo.


>>Es complicado Eren, no intentes entenderlo por completo… apenas y yo puedo hacerlo. –concluyó Allen.


--Entiendo un poco. –dijo Eren –Bien es hora de irnos.


--¿Cómo nos iremos? –preguntaba curioso Allen, entre más pronto tome su papel más pronto podrá estar al pendiente de Noah.


--Bueno… Allen-kun, es Invierno. –dijo inseguro Eren.


--¿Qué? –no pudo evitar exclamar Allen.


--Es, verás… la vez anterior, después de decir lo que cada uno representaba llegamos al Kekkai sin darnos cuenta. –trataba de explicar de Eren.


--No estás seguro que esto funcione, ¿Cierto? –preguntaba Allen.


--Cierto. –contestó otra persona.


--¡Sakurazuka-san! –casi gritaba Eren.


--Bienvenidos. –decía otra persona, un joven para ser exactos.


--Sumeragi-san, estamos de vuelta. –saludaba Eren antes de volverse hacia Allen –Allen-kun, ellos son Sakurazuka Seishiro-san y Sumeragi Subaru-san. –presentaba Eren.


--Un gusto. –decía Allen mientras hacía una leve reverencia. Notó a más personas tras Sumeragi más su intento de hablarse se vio bloqueado por la voz de alguien más.


--Allen antes de presentarte ante los demás, primero debemos despedir a Eren y Levi una vez más. –decía Seishiro con una extraña sonrisa.


--Pero, acaban de regresar. –decía Allen contrariado, miraba de los soldados a los recién presentados.


--No te preocupes Allen, el tiempo transcurre diferente para ellos. –aseguraba Seishiro para mover nuevamente su mano provocando la desaparición de los soldados.


 


 


Antes que Eren o Levi pudieran dar su opinión, se vieron en un nuevo lugar.


 


 


>>Continuará...


 

Notas finales:

Gracias por leer.


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