Una silueta delgada parecía caminar sin rumbo fijo en la oscuridad de la ciudad, aun no podía asimilar lo que su amigo había dicho hace una hora.
Flashback
-No bromearía con algo así.- Refutaba con algo de resentimiento Shinra mirando el rostro desconcertado y pálido de Izaya que parecía no reaccionar.
-Pero... pero...- Musitaba como fuera de sí mientras se sentaba en un sofá cercano para no caer, pues la noticia sí que lo había tomado por sorpresa, ni en sus más locas fantasías se hubiera imaginado algo así.
-Es raro verte alterado... debería tomar una fotografía de tu rostro ahora- Comentaba extrañado el joven doctor sacando su celular para tomar una foto a su amigo que frente a él lo miraba con odio, pues era muy serio el asunto para andar con estúpidas burlas.
-Lo siento, esto debe ser duro para ti...- Dijo arrepentido su amigo guardando el celular en su bolsillo, se prestaba a servirle un vaso con agua.
-¿Cómo pudo pasar?- Murmuró Izaya aun tratando de encontrar lógica a lo que le habían dicho minutos atrás, esos resultados de los exámenes no podían ser ciertos, debía haber una equivocación, pero el mismo verificó que eran correctos además con los síntomas extraños de esos días, todo parecía ser cierto.
-Bueno la respuesta es sencilla... ¿Quieres que te explique con detalles?- Respondió el médico con una sonrisita traviesa mirando la mala cara del otro. -Aunque si son dos hombres no sé cómo explicarlo bien.- Terminaba de decir con un poco más de seriedad y un aire algo pensativo, ambos se quedaron en silencio largos segundos.
-Shizuo se pondrá contento... de eso estoy seguro.- Habló Shinra tratando de animar a su amigo que aun parecía exhorto con toda la inesperada situación, pero en lugar de animarlo solo logró que su malhumor aumentara.
-¿qué te da la certeza de asegurar de que él tiene que ver con esto?- Aclaraba molesto Izaya mirándolo mal mientras apretaba sus puños con coraje y frustración.
-Es lógico, tu no hubieras dejado que otro hombre te tocara sino fuera él- Dijo sinceramente el médico sentándose a su lado.
-Eso no es cierto- Se escuchaba murmurar al otro que no levantaba la mirada, era como una confirmación de lo que su amigo médico insinuaba.
-Pero yo estaba ebrio esa noche- trataba de justificarse Izaya con coraje, teniendo el vago recuerdo de esa noche de pasión desenfrenada que vivió junto a ese a quien pretendía odiar, recordaba vagamente también como lo había disfrutado y solo fue la bebida una excusa para dejar aflorar su necesidad y sentir.
-¿No me digas que te embarazó con solo una noche juntos?- Cuestionaba sorprendido el médico con una enorme sonrisa entre sarcástica y burlona, eso solo mortificaba más al ahora embarazado, pues generalmente era el quien usaba el sarcasmo y la burla para otros, la vida le estaba dando una probada de su propia cucharada como suelen decir, y eso lo frustraba más.
-Lo siento... de nuevo- Se disculpaba Shinra al notar el malestar de su amigo con los comentarios que le hacía, estaba haciendo todo lo contrario a animarlo. -Entonces dices que el abusó sexualmente de ti, deberías denunciarlo ahora que tienes evidencia...- Volvía a decir con aparente seriedad Shinra pero en el fondo era otra burla indirecta que entendió perfectamente el embarazado con molestia.
-Deja de decir tonterías- Le gritó el embarazado con enojo, y se disponía a marcharse ya estando en la puerta el médico le preguntó si iba a contárselo, esta interrogante lo enmudeció, ahora debía afrontarlo y no quería precisamente decírselo, la verdad no sabía qué hacer.
-Tal vez... algún día- Murmuró entre dientes Izaya. -Ni se te ocurra decirle a alguien más de esto- fueron sus últimas palabras con un tono amenazante y se perdía por el pasillo a paso lento.
-No creo que tu secreto dure mucho tiempo.- Susurraba Shinra al verlo alejarse, entró y cerrando la puerta comenzó a reírse muy animado, pues sí que era excitante aquello por primera vez sería testigo de un embarazo masculino, y de la emoción reía, y llamaba por teléfono a su amada Celty para contarle la buena nueva.
Fin del flashback
-Maldito Shizu-chan…-Eran las palabras de Izaya que a paso lento caminaba por las calles oscuras de la ciudad, ya llevaba una hora vagando por ahí sin rumbo definido, aun no podía creer lo que le estaba pasando.
-Solo espero no encontrármelo- Murmuraba mientras levantaba la mirada al cielo viendo la luna llena como tratando de encontrar resguardo, cuando vio a lo lejos una silueta entre las sombras que le parecía conocida.
-La vida me las está cobrando todas…- Se dijo para sí mismo con resignación en medio de un suspiro, pero esa noche no tenía animo de pelear ni provocar a su Shizu-chan como era costumbre, solo siguió caminando directo a él con seriedad.
-¡Izaya-kun…!- Gritaba el rubio mientras agilitaba el paso pues ver caminar a su rival directo hacia él sin titubear era como un desafío y eso no lo dejaría pasar, pero cuando estuvo a escasos centímetros frente a él, no pudo golpearlo porque algo en su semblante era extraño y diferente al habitual Izaya.
-No estoy de humor para nuestros jueguitos- Murmuró muy frío y serio el pelinegro pasándole por un lado.
-¿Qué?- Cuestionó intrigado Shizuo ante esa reacción de su “amigo”, parecía que algo serio le pasaba.
-Tu no decides eso…- Dijo el rubio tomando su mano para detenerlo este roce hizo sonrojar a Izaya, que sintió como su ser se estremecía, después de todo ahora había un fuerte lazo que los unía, o ya había ese lazo y nunca lo tomaron en serio.
-Estoy hablando en serio… déjame en paz- Le habló entre molesto el pelinegro pero no volteaba a verlo, para que no notara su bochorno, soltando su mano se alejaba de él.
-Nadie me deja así- Gritó ya perdiendo la paciencia el rubio, agarrándolo de los hombros lo obligaba a darse la vuelta y verlo.
-Por favor…- Murmuró Izaya como un ruego pero aun así tenía la cabeza agachada, el otro un poco consternado extrañamente lo dejo marcharse, y él se alejó también por el camino contrario mientras encendía un cigarrillo. A la mañana siguiente a primera hora se veía a Shizuo en el departamento de su amigo médico pues sospechaba que su pulga en la noche pasada cuando lo encontró intuía que venía de allí.
-¿Qué le pasó a Izaya?- Preguntaba un poco exigente el rubio, Celty y Shinra se miraron.
-¿Por qué preguntas?- cuestionó el médico con tranquilidad, no creía ver al rubio preguntar preocupado por Izaya, pero tenía la certeza de que no sabía la noticia que sería padre así que no era por eso, entonces ¿ellos realmente se amaban?
-Lo vi anoche y actuaba raro- Trató de justificar su preocupación pero era inevitable pues fue más que evidente.
-¿Estas preocupado por él?. Preguntaba Celty a través de sus palabras escritas, Shizuo negó con la cabeza pero ya ninguno de los le creía.
-Shizuo… no sabía que tu odio se transformó en amor… ¿Cuando sucedió eso? - Decía en tono burlón el médico esto hizo que el rubio arqueara la ceja y apretara sus puños conteniéndose.
-Deja de burlarte- Le regañaba Celty acercándosele y halándole las orejas mientras lo alejaba del enojado Shizuo.
-Por primera vez lo vi así…- Decía entre dientes Shizuo mientras encendía un cigarrillo y se sentaba en el sofá.
-Debes hablar con él…- Fueron las serias palabras de su amigo, quien se moría de ganas por dar la noticia y ahora ver la reacción de su amigo, pero sabía bien que no era el quien debía decirle.
-Me va a hacer enfurecer y lo voy a matar antes de que me diga que le sucede- Murmuraba Shizuo pensando en que Izaya no le diría y pensar en la probabilidad de golpearlo era lo más seguro.
-Eso suena lógico- Acertó a decir la mujer ahí presente cuando el teléfono de Shinra sonó y este sacándolo del bolsillo notó quien era.
-¡Ohhh… mira quien está llamando!- Exclamó sorprendido enseñándole el teléfono a Shizuo y ver como señalaba el nombre de Izaya, así que se dispuso a hablarle.
-Justamente hablábamos de ti- Decía animado Shinra contestando su teléfono los otros dos estarían atentos a la conversación.
-Me imaginé que estaba ahí…- Habló Izaya al otro lado del teléfono estando recostado en su cama, parecía muy desanimado.
-¿Lo conoces tanto?- Cuestionó con burla el médico, guiñándole el ojo al rubio quien se dio cuenta que hablaban de él.
-Díselo tú, no me interesa…- Se escuchaba decir a Izaya con desgano y sin animo alguno, al parecer ya estaba resignado a la idea.
-¿Estás seguro?- Aclaraba algo emocionado el médico no podía creer que su deseo sería cumplido, al dar esa noticia al feliz padre, no tan feliz pero se le notaba intrigado.
-Estuve toda la noche pensando cómo decírselo… pero no sé cómo, así que díselo tú, tu mueres de ganas por contárselo y yo muero por no decírselo, así que nos favorece a ambos.- Aclaraba sabiamente Izaya al no encontrar otra forma de afrontar esa incómoda situación.
-Bien, se lo diré…- Dijo Shinra con una enorme sonrisa cuando el teléfono le fue arrebatado por el rubio quien parecía querer hablarle.
-¿Qué tienes que decirme? Dímelo tú directamente no seas una maldita pulga cobarde.- Le gritaba a través del teléfono pero un silencio de unos segundos fue lo que único que se escuchaba.
-Adiós Shizu-chan- Fueron las palabras de Izaya y la llamada fue cortada enfureciendo en gran manera al rubio que se disponía a marcharse para encararlo de una vez. -Te mataré- Murmuraba una y otra vez con enojo cuando estaba en la puerta para salir y su amigo tomando su brazo lo detuvo.
-Espera…-, Dijo Shinra mientras se disponía con seriedad a dar la buena nueva al hombre rubio que parecía inquietarse con cada segundo que pasaba.
-No sé cómo decirte esto…- Murmuraba al darse cuenta que no sabía cómo sería la reacción de quien sujetaba, pero Celty que ya sabía todo se les acercó para calma la tensión del momento.
-Celty… - Sollozaba el médico halándola la ponía de pie frente al rubio que malhumorado los miraba, entendió ella que al final su cobarde novio le dejaba ese asunto.
-Izaya está embarazado- Dijo la mujer a través de esa pequeña pantalla, al leer esas palabras Shizuo cambió su semblante notoriamente a uno muy confundido.
-Debes estar bromeando- Susurró incrédulo mirando seriamente a su amigo que con la cabeza le negaba que era una broma, y de su bolsillo sacaba una hoja que confirmaba el feliz acontecimiento.
-Pero no es broma es un asunto muy serio- Acertaba a decir él halándolo lo hacía sentarse ya que parecia estar en shock pues todo el asunto era extraño y dudoso.
-Muy serio… Sobre todo si hay abuso sexual en todo esto…- Escribía Celty con rapidez y se lo hacía leer a Shizuo que aún no salía del asombro y ante esta aclaración lo confundían más.
-¿Abuso sexual?- Cuestionó entre molesto y extrañado, acaso eso les había dicho esa pulga de mal olor, el solo pensarlo lo irritaba.
-¿Qué les dijo ese idiota? –Dijo tratando de mantener la calma el rubio pues él no recordaba esa noche de esa manera todo había sido un error por parte de ambos, pero que sin dudas los dos disfrutaron.
-Que él estaba ebrio la noche que estuvieron juntos…- Contaba Shinra con la duda marcada en su rostro.
-Eso no es cierto…- Refutaba el rubio golpeando con sus pies el piso, Celty trataba de calmarlo.
-Cuéntanos y no omitas los detalles- Escribía la mujer que parecía por demás emocionada con el tema.
-¡Celty…!- Exclamó Shinra al notar la perversión de su amada e inocente novia, pero en parte el también quería saber, Shizuo se quedó en silencio tratando de encontrar palabras para contar la historia de esa noche hace unas seis semanas atrás.
- Esa noche al parecer el idiota había bebido mucho y lo encontré tambaleando en la calle…- Comenzaba su relato el rubio ante la mirada atenta y emocionada de los dos que estaban dispuestos a escuchar su sensual historia de placer.
-Cuando me vio, intentaba golpearme asi que no resistí y le di un par de golpes pero estaba tan ebrio que consideré que no era una pelea justa decidí alejarme… entonces…-Seguía narrando pausadamente sin prisa alguna.
-Entonces…- Dijeron los dos que le escuchaban atentos ya intrigados por lo que seguiría, talvez imaginando que tuvieron sexo en la calle, o en algún parque, así que querían terminar de escuchar el relato.
-El me abrazó para detenerme, eso solo me hizo enojar más y cuando iba a lanzarlo al aire se puso a llorar…- Contaba mientras le daba una bocanada a su cigarrillo.
-¿Izaya estaba llorando?- exclamaron sorprendidos los dos al imaginarse a un Izaya llorando como bebé, les parecía gracioso y patético pero sobre todo gracioso.
-Murmuraba algo como, que se sentía solo… que quería estar conmigo, que no lo dejara- Decía Shizuo con un leve sonrojo recordando las palabras de Izaya esa noche, aunque no lo admitiera esas palabras lo conmovieron y removieron algunos sentimientos en su ser, los otros dos suspiraron por la declaración romántica y más al ver el leve sonrojo del rubio solo de recordar ese al parecer romántico momento.
-No sé qué me pasó… Cuando me di cuenta lo cargaba al hombro y lo llevaba a su departamento…- Aclaraba el rubio sin darle mucha importancia al asunto aunque en su mente tenía muy presente lo que esa noche hicieron.
-Se imaginaran el resto…- Murmuraba avergonzaba Shizuo al recordarlo y ya sin querer más detalles de la intimidad que tuvieron esa noche hasta altas horas de la madrugada, podía sentir aun como esa pulga lo hizo vibrar en cuerpo y alma, y el también había provocado lo mismo en él.
-Así que fue por consentimiento mutuo…- Decía Celty convencida de las palabras sinceras del rubio, además sabía que Izaya no era un niño inocente como para que abusaran de él, así que desde el comienzo no creyó esa absurda excusa de la ebriedad.
-Debo verlo…- Aclaraba extrañamente calmado Shizuo al parecer la idea de ser padre lo alegraba aunque no lo mostrara.
-Shizuo se comprensivo, debe ser difícil para él todo esto, es decir no es normal que los hombres se embaracen- le aconsejaba la mujer fantasma mientras lo veían salir, así el rubio salió con paso firme a enfrentar al que una noche fue su amante, ahora se daba cuenta de cómo la relación con él había cambiado un poco, por lo menos de su parte no había día o noche en que no lo pensara, pero ya no para matarlo precisamente, era un sentimiento nuevo que trataba de reprimir, ahora no sabía si esa pulga se sentía igual, pero por lo pronto ya tenían un vínculo más fuerte que los unía y era ese niño o niña que crecía en el interior de Izaya, y pensar en ello lo hizo sonreír con sinceridad como no lo había hecho en mucho tiempo.