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What are you waiting for? por Namenlos

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Notas del fanfic:

Pequeño Navi que escribí y que gracias a los aportes de mi beta reader (@MinShuo) quedó presentable ante el público~¡Espero lo disfruten! ^^



Como proyecto personal tengo planeado subir pequeñas historias por semana. Las críticas constructias son bien aceptadas, desde luego. (:

   

   Un silencio ensordecedor inundaba aquella tan conocida habitación, y aunque afuera el sol brillaba de manera prepotente, dentro de aquellas cuatro paredes no había nada más que oscuridad.  

   Wonshik respiró profundamente, intentado alejar de él la fatiga ocasionada por aquella larga noche en vela, e inmediatamente un fuerte olor a vainilla abrió paso en su organismo, recordándole dónde se encontraba. Giró en la cama solo para encontrar a su lado una silueta que reconocía incluso en esa profunda oscuridad, y es que no era la primera vez que aquella escena se le presentaba. El castaño llevaba meses (¿o ya eran años?) durmiendo en esa misma cama, aprendiendo a reconocer cada movimiento y sonido proveniente de la adormilada persona que a su lado descansaba, emanando aquel dulce aroma que su memoria jamás se atrevería a olvidar.

 

“Esta vez es distinto.”

   

   Perezosamente estiró el brazo y con una mano hizo a un lado parte de la cortina de la ventana junto a la cama, dejando que la luz se colara de inmediato y chocara de frente contra el rostro de su acompañante. Ravi se quedó contemplando aquella agraciada imagen, y solo cuando escuchó un quejido ajeno fue cuando notó que había estado aguantando la respiración.

 

“Kim Wonshik, ¿quieres dejarme ciego? Cierra esa cortina… ”Se quejó N, entreabriendo los ojos para volverlos a cerrar de inmediato.
“Lo siento, hyung... creí que seguías dormido.”
“Lo estaba, hasta que decidiste que era buena idea derretirme el rostro con semejante luz. Cierra la cortina.” repitió el mayor, un poco más irritado.

 

   Ignorándolo por completo, Ravi acercó su cuerpo al del líder, analizando más de cerca y con detenimiento cada detalle de su delicado rostro. “No quiero”, dos simples palabras que escaparon de sus labios en un casi mudo susurro, dos palabras que fueron soltadas de manera tan impulsiva como lo eran sus acciones. Hakyeon levantó la mirada fijándola en las castañas orbes de Wonshik, quien sintió un escalofrío que subió por su espalda al ver cómo aquellos ojos negros brillaban más de lo normal gracias a la franja de luz que entraba por la ventana.

   

   Y es que sí, definitivamente esta vez era distinto. Esta era la primera vez en la que podía ver claramente aquella silueta antes oculta en la oscuridad; era la primera vez que el menor había decido pasar la noche ahí y no huir de lo que realmente sentía. Porque por muy fuerte y atrevido que él podía mostrarse en su día a día, muy en el fondo Kim Wonshik estaba realmente asustado. Asustado de cómo un simple encuentro casual de una noche se había convertido en algo que necesitaba casi con desesperación. Le asustaba el reconocer que no podía vivir sin Cha Hakyeon. 

   Esa era la única razón por la que luego de tanto tiempo e incontables encuentros en esa misma habitación con el pelinegro, luego de tantas noches en las que el líder le había dicho que se quedara con él, luego de tantas huidas en silencio cuando el mayor se quedaba dormido, por fin, después de pensarlo (no lo suficiente, en su opinión) había  accedido a despertar la mañana siguiente en esa misma habitación que olía a lo que a Ravi le parecía el paraíso.  

 

   En un rápido movimiento se posicionó sobre el mayor y sin pedir permiso alguno, dejó su rostro aproximarse de manera impulsiva hacia el foráneo, sintiendo aquel aroma calar en cada uno de los rincones de su organismo, aquel aroma que lo volvía loco, aroma que desordenaba por completo todos sus sentidos… aroma que esta vez vino acompañado de una nueva adicción surgiendo en sí desde el momento en que sus cerezos rozaron los ajenos, ese momento en que supo que no podría parar. Deslizó su lengua entre los labios ajenos, saboreando cada rincón de aquella boca que él ya conocía tan bien; con las dudas aún rondando su agotada mente pero acompañadas de una nueva sensación que no podía definir. Hakyeon respondió a esto con un suave pero audible gemido que solo animó más al menor, juntando sus caderas a las del pelinegro.

   Pero fue solo en el momento que Ravi pudo contemplar la imagen del líder bajo él, repitiendo su nombre entre gemidos ahogados mientras el sol iluminaba su rostro bañado en una ligera capa de sudor, que toda duda existente en la cabeza del menor se evaporó. Y se vio a sí mismo deseando más; deseando ver la luz de esa ventana más seguido, deseando ver a su hyung despertar cada día, deseando escuchar cómo esos labios pronunciaban su nombre con una voz aún adormilada, deseando más mañanas así.  
   Incluso el tenerlo junto a él, recostado con los ojos cerrados como yacía ahora, con la respiración errática y soltando de rato en rato suspiros cansados, le hacía querer retroceder el tiempo y aceptar cada oportunidad en la que N le pidió pasar la noche con él.

 

“¿A qué hora debes regresar a casa?” preguntó el mayor, trayendo al castaño de vuelta a la realidad.
Ravi observó una vez más aquellos ojos que ahora lo miraban atentamente, aquel rostro de porcelana aún iluminado por la luz de la ventana, ahora abierta en su totalidad.

 

“No lo sé. Quizá pueda quedarme aquí también hoy…”

 

 

 

 

 


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