Amigos.
Naruto.
No entiendo que hay de malo en mi, yo no he hecho nada para que esos niños me traten tan mal. Yo solo he entrado a clase como normalmente y todos me han mirado y señalado. Al principio pensé que era porque soy el niño nuevo de la clase de tercero A, pero cuando empezaron a señalarme y gritar cosas como: «Mira sus ropas, parece un mendigo» «¿Y ese pelo demasiado rubio» «¡Vistes como una niña!». «Tiene extrañas marcas...
Así que como era casi era la hora del recreo, salí corriendo de la clase y me escondí tras unos arbustos para que nadie más me viese llorar.
Mamá dijo que me lo pasaría muy bien aquí, que haría buenos amigos y que todos me tratarían bien... Pero no es verdad. Yo quiero volver a Los Ángeles de nuevo, a mi antigua escuela donde están todos mis amigos...
-¿Estás bien?- Me asusto al no esperar que alguien me hablase.
No respondo.
-Oye, ¿Estás bien?- Sigo de cuclillas sin llegara a estar totalmente sentado en el suelo, abrazándome a mi mismo y con mi cabeza apoyada en mis rodillas. No quiero que nadie me escuche llorar...- ¿Qué te pasa?
Después de varias veces que lo pregunta, levanto mi cabeza y abro los ojos, aunque me cuesta bastante ver.
-Todos dicen q-que soy rar-raro- Mi voz sale temblorosa, y me niego a llorar nuevamente.
-Ser raro está bien, dobe- Aquel chico de ojos negros y cabello oscuro me sonríe de una forma fría pero tierna, y causa tanto en mi que olvido mi teme como respuesta a su insulto. Parece ser más grande que yo.
-Pero nadie me va a querer cerca...- Escondo mi rostro entre mis manos, deseando desaparecer.- Nadie querrá ser mi amigo...
-Yo seré tu amigo...- Me tiende una mano y no puedo evitar sonreir.
(...)
-¡Dobe, levanta tu gordo trasero o llegaremos tarde!- Grita mi novio, exasperado. Pero es que no quiero levantarme, tengo frío porque me ha destapado, en un intento de hacerme salir de su cama, y estoy solo en calzoncillos. Entierro mi cara en la almohada que huele a colonia barata y a champú de frutas, tal y como huele el idiota de Sasuke.
-Naruto...- Hace una pausa y me mire de aquella forma en la que hace que cada parte de mi tiemble.- En serio, vamos...- Tira de mi pie, y por un segundo puedo que a pesar de estar en la Universidad, aun parecemos los niños de Tercero y Cuarto de primaria que se hicieron tan amigos.- Última vez que lo digo.- Suena como mi madre y me da miedo, porque la ultima vez que uso ese tono, yo acabe con un recipiente de agua sobre mi cabeza.
-Teme... Cinco minutos más- Suplico a pesar de que ya estoy despierto. Momentáneamente deseo que alguien apague el Sol.- Estoy cansado, y es tu culpa. Te dije que no debíamos hacer nada porque pasaría algo como esto.
-Oh, venga, ahora no te hagas la víctima...- Se mete en el baño, al ver que finalmente me siento en la cama. Niego con la cabeza, totalmente divertido, al ver como se pone el colgante que le regalé hace años. Jamás pensó en deshacerse de él, ni cuando habíamos peleado. Siempre lo llevaba con él de alguna manera, incluso ahora. Estaba bastante estropeado y feo, porque decía que era el primer regalo que le hice, y es verdad, cuando pasó a Quinto de Primaria, yo me sentía tan feliz por él, a causa de que había aprobado matemáticas, aquella asignatura que se le daba fatal en su día, que le regalé un pequeño colgante hecho por mi mismo, que tenía una especie de colmillo y es que él siempre me dedecía que tenia apariencia de zorro.
"Y si me preguntasen si querría cambiar algo, seria el no haber conocido al teme de Sasuke antes, porque a pesar de todas las dificultades que hemos vivido, no podría haber sido mejor si no lo hubiese tenido conmigo".