You Are My Sunshine
Kyungsoo puede sentir la mirada pesada de Jongin trazando las líneas de su estrecho hombro. La mitad de su cara se presiona en la almohada, la otra se quema por los rayos del sol que se cuelan a través de las persianas y los ojos cerrados, jalados con la fatiga. La mano de Jongin está estancada sobre sus caderas, el otro acostado justo por arriba de su cabeza, y Kyungsoo sonríe cuando él se inclina hacia adelante para arrastrar su nariz contra la parte posterior de su cuello.
Él está usando una camisa de Jongin, envuelto en su aroma, y es demasiado grande, deslizándose fuera de su hombro para mostrar la piel de alabastro que brilla en los primeros rayos del día. Ninguno de los cabellos ha sido cepillado, y el flequillo de Kyungsoo cae incómodamente sobre su frente, las arrugas de la almohada dibujando líneas rojas sobre su rostro. Jongin arrastrándolo a pesar de sus estados libertinos, dándose la vuelta alrededor suyo y tirando de él más en sus brazos con la mano en su cintura hasta que su cara queda en el hueco de su hombro y el cuello y sus brazos cortos encajan perfectamente alrededor del torso de Jongin.
Las cubiertas se han reunido en el lado de Jongin durante toda la noche. Hay apenas un poco cubriendo la espalda de Kyungsoo. Él ha absorbido el calor de las cubiertas desde entonces, aunque sólo esta vestido con calzoncillos sin embargo sus dedos cavan en el calor de la carne de Kyungsoo. Los ojos de Jongin están medio cerrados por el sueño, mejillas yacen espolvoreadas en rosas yuxtapuestos con los ojos marrones suaves que se curvan alrededor de las pupilas negras como la medianoche. Esos ojos están fijos en Kyungsoo, sosteniéndolo como si fuera la única persona en el mundo en este momento, trazando las curvas suaves de sus labios y la inclinación de su nariz.
Pero sus ojos, Jongin siempre le dice, son su parte favorita. Se abre una grieta para Jongin, derrama su alma a través de sus lágrimas cuando dedos temblorosos rastrean cicatrices decrepitas convertido en blancura; dicen todo lo que las palabras no pueden y Jongin ama que él pueda ver a Kyungsoo tan desnudo, especialmente cuando la luz de la mañana golpea en ese determinado ángulo donde los rayos de oro se filtran a través de soportes negros y la luz da en toda su cara.
Con su mano corriendo sobre la espalda lisa de Jongin, Kyungsoo piensa que debería levantarse para hacer el desayuno. Sólo sería cereal, teniendo en cuenta que ninguno de ellos puede cocinar muy bien, pero se sentaría en el comedor con sus piernas entrelazadas y eso es una comida de cinco estrellas para Kyungsoo.
La voz de Jongin es sonora, áspera por el sueño como las palabras derramarse de su boca, “quedémonos así todo el día, Soo”, y un tejido de telaraña de felicidad se envuelve alrededor de las clavículas de Kyungsoo y su latido es lento contra el de Jongin.
“Está bien”, Kyungsoo responde en unos susurros, porque simplemente son ellos dos conspirando contra el mundo y él quiere que Jongin tenga cada vocal y consonante en su boca para que así ni siquiera las paredes puedan escuchar.
Esto es la satisfacción: los dos enredados entre ellos, sus raíces que crecen alrededor de sus cajas torácicas de cada uno, espinas de amor punzante en sus corazones, y las flores que florecen en sus ojos. Esta es la paz, saber que tiene a Jongin en sus brazos, y que no irá a ninguna parte.
Esto es lo que jamás podría tener–
La alarma es estridente y finaliza la pesadilla que lo despierta después del sueño.
El sol todavía se derrama a través de la mitad de su cara, y la otra enterrada en medio de la fría almohada. Él puede oír el piar de los pájaros fuera de su ventana, él sabe que el mundo sigue girando, pero los brazos de Kyungsoo están muy dolorosamente vacios y su cintura malditamente fría incluso con las cubiertas tiradas sobre él apretadamente.
Sus huesos resuenan con el suspiro de Jongin, la risa de Jongin, la sonrisa de Jongin cuando se besaban en la lluvia y cuando ellos bailaban en la sala canciones de Michael Jackson. Su corazón, una vez lleno con abrazos y mariposas, ahora hace ecos con la ausencia de un alma.
Kyungsoo desearía poder volver a dormir hasta que Jongin estuviese acurrucado junto a él de nuevo, pero él no puede dormir otra vez después de ese sueño.
Ni siquiera puede cerrar los ojos porque está plagado por la gran cantidad de escenas del día que murió Jongin, una botella en la mano, y una disculpa encaramada en la lengua. Su garganta duele con las notas de las únicas palabras que pudo encontrar para ahogar el sonido de sus gritos mientras la luz en los ojos de Jongin lentamente disminuía en la oscuridad.
Kyungsoo abre sus ojos en una cama vacía, brazos vacíos, corazón vacío. Lagrimas se juntan en sus ojos, llenando sus pulmones hasta que no puede respirar, no puede hacer otra cosa que preguntarse por qué el único paraguas que había conseguido fue arrancado por el viento.
(Jongin siempre fue el único rayo de sol para Kyungsoo durante la lluvia).
Las palabras son huecas en su lengua mientras canta la misma canción que canta todas las mañanas. Su voz se quiebra por la tristeza, sus dedos se encrespan en las sabanas de la cama donde Jongin solía sentarse con él, el fantasma de Jongin es un cordón de susurros sobre su piel como una cuchilla de afeitar: cántame, hyung.
Así que Kyungsoo canta.
Eres mi rayo de sol
Tú eres mi único rayo de sol
Tú me mantienes feliz
Cuándo el cielo está gris
Nunca lo sabrás, querido
Cuánto te amo
Por favor no te lleves
A mi rayo de sol.